Copa rota.
Autores Thomas Vinterberg y Claus Flygare. Adaptación teatral basada en la película Druk (“Another Round”) de Thomas Vinterberg y Tobias Lindholm, Dirigida por Thomas Vinterberg. Presentada por acuerdo con Nordiska Aps – Www.Nordiska.Dk. Traducción: Ricardo Hornos y Pablo Kompel. Versión y dirección: Javier Daulte. Actuación: Pablo Echarri, Juan Gil Navarro, Osqui Guzmán y Carlos Portaluppi. Diseño de escenografía: Julieta Kompel & Gonzalo Cordoba Estevez. Movimiento: Veronica Pecollo.Diseño de vestuario: Ana Markarian. Diseño de iluminación: Matías Sendón. Asistente de dirección y stage manager: Juan Maria Finazzi. Vestidora: Verónica Ayame. Fotografía: Estudio Alejandra Lopez. Comunicación Digital: Bushi Contenidos. Comunicación Visual: Romina Juejati. Productor Ejecutivo: Mano Szereszevsky. Productora Ejecutiva Principal: Carla Carrieri. Director de producción: Ariel Stolier. Productores generales: Pablo Kompel y Ricardo Hornos.
Teatro Metropolitan. Miércoles a viernes, 20h; sábado 19 y 21 h; domingo 19 h.

Educar y educarse. Aprender y conocerse. El paso del tiempo suele ser cruel, más en una sociedad que exige jovialidad y sabiduría, la cual se adquiere con el paso del tiempo. Algo de esto le ocurre a Nicolás, Tommy, Martín y Peter, cuatro amigos que son profesores de la escuela secundaria. Ante el cumpleaños 50 de Nicolas, se reúnen no solo para celebrar su onomástico sino para pasar un buen momento y exorcizar algún que otro fantasma.
Ante los parámetros establecidos por la sociedad moderna que vive de exigencias basadas en el axioma de la “sábana corta”, los encuentra en una etapa de joven adultez y plenitud puertas afuera pero… ¿qué ocurre dentro de cada uno de ellos? El aburrimiento y la abulia se imponen por encima de pergaminos y situaciones valoradas como el amor y la estabilidad laboral aunque esta, todavía, sigue teniendo alguna pulsión especial en tanto el vínculo con los alumnos. Es allí cuando aparece la controvertida teoría del psiquiatra noruego Finn Skårderud. La misma sostiene que el ser humano nace con un déficit del 0,5 % de alcohol en la sangre, por lo que necesitaría beber esa cantidad para incrementar sus potenciales. De más está decir que los cuatro profesores se embarcan en la experimentación de esta teoría en pos de salir del “agujero interior” en que se habían convertido sus vidas.
El alcohol, como no podía ser de otra manera, tendrá las dos caras de la moneda: lo bueno y lo malo, dependiendo siempre de la cantidad de envases ingeridos. Es la marcha sin freno en esa autopista llamada vida. La emoción y la plenitud en el desarrollo de sus talentos, con una luz roja que indicará peligro según se presione el acelerador.
Al respecto, emergen diferentes aristas a analizar. La llegada de los 50 años como fecha bisagra en la vida del individuo frente a diversos desafíos tales como la pareja, los hijos, y su deber como docentes en tanto profesión y vínculo con los alumnos. Todo, con la amistad como reducto íntimo e inquebrantable donde manifestar las virtudes y miedos.
Por otra parte, hay una forma diferente de ver la masculinidad. Se visibiliza una vulnerabilidad pocas veces vista -y hasta oculta- propia de quienes son los encargados de mostrar hombría y fortaleza en un 24×7 constante. Sacarse el traje de «Superman» con el que uno fue criado para acercarse a una realidad plagada de kriptonitas varias. Hombres que dan pie tanto a la sensibilidad como a la forma de afrontar los problemas.
Javier Daulte realiza una atrapante versión teatral de la película ganadora del Óscar del 2021, realizada por Thomas Vinterberg y Tobias Lindholm. No solo mantiene la esencia del film sino que cuenta con un preciso acercamiento a la idiosincrasia argentina. Los diálogos y las vivencias, propio de un típico grupo de amigos, se vuelve próximo a los afectos de una platea que vive con atención cada momento. Ni hablar cuando los docentes toman a los presentes como parte de su alumnado, con alguna evaluación que podrá dejar algún «bochazo» por las elecciones realizadas (je!).
El cuarteto actoral se luce con personajes tan diferentes como reconocibles. Estos “fabs four” que son Pablo Echarri, Juan Gil Navarro, Osqui Guzmán y Carlos Portaluppi, dan vida a cuatro hombres bien reconocibles, logrando una proximidad inmediata. ¿Quién no se ha juntado a tomar algo para departir sobre la vida? Pero cuando se corre ese velo que oculta ese tipo de encuentros, permite una aproximación tan rica como curiosa. Alguna lágrima caerá por ese vínculo tan sano como íntimo que se establece con lo visto. Más aún si hay un linkeo con la música final.
Tras poco más de ochenta minutos, un sentido aplauso corona la función de “Druk”. Es teatro en estado puro. Aquél que te deja pensando y sintiendo, que necesita verbalizar las impresiones vividas. La cena posterior, y la consabida charla será la cereza del postre de lo vivido.