El Método Grönholm (Teatro)

El trabajo ¿libera?

Autor: Jordi Galceran. Con Marina Bellati, Rafael Ferro, Martín Slipak y Julián Cabrera. Dirección: Ciro Zorzoli. Versión: Pablo Kompel. Diseño De Escenografía: Cecilia Zuvialde. Diseño De Iluminación: Eli Sirlin. Diseño De Vestuario: Amelia Coral. Asistente de dirección & Stage Manager Toqui Doumecq. Jefe Técnico: Jorge Perez H. Mascali. Supervisión de sonido: Pablo Abal. Comunicación Visual: Gabriela Kogan. Comunicación Digital: Bushi Contenidos / Andra Papini & Damian Armocida. Producción Gráfica: Romina Juejati. Fotografía: Estudio Alejandra López. Vestidora: Sandra Aquilante. Realización Escenográfica: Mauricio Moriconi. Productor Ejecutivo: Damian Zaga. Director De Producción: Ariel Stolier. Productor General: Pablo Kompel.

Paseo La Plaza. Miércoles y jueves 20.15 h, viernes 20.30 h, sábados 19.30 y 21.30 h y domingos 19.30 h .

Las normas de la sociedad actual tienen como uno de sus principios fundamentales al trabajo. Más aún, cuando éste permite acceder a una ocupación estable y de buena remuneración en una importante empresa. La manera en que se obtiene es el tema en cuestión, más aún bajo el amparo de normas que permite un “vale todo” en los procesos de selección. Todo esto (que no es ajeno a buena parte de la clase media aspiracional) es el ADN de “El Método Grönholm”, -puesta catalana del 2006-, que mantiene una vigencia para nada sorpresiva en esta nueva versión.

Cuatro candidatos al “empleo soñado” llegan a una empresa multinacional de tecnología para la entrevista final que decidirá quien queda seleccionado. La cuestión es que no hay entrevistador alguno. Solo recibirán distintas consignas que deberán llevar a cabo, combinando juegos de rol para ver la actitud que toman frente a distintos desafíos. La “selección natural” se abre a un darwinismo del siglo XXI en que sobrevivirá el más apto. Una vuelta al estado de naturaleza con el signo $ como la zanahoria que tracciona las acciones. El interrogante es ¿hasta dónde podés llegar para conseguirlo?

Será en el intercambio entre los cuatro participantes donde se ve como los límites de la lealtad y la dignidad comienzan a borrarse. Maquiavelo diría que “el fin justifica los medios” haciendo que las analogías vayan a todos lados y hacia diferentes direcciones en tanto esta puesta se presentó en gran cantidad de ciudades. Que este tipo de globalización sea bueno, es tema de debate, pero la caída de ciertos valores en el marco de la publicitada –y exclusiva- sociedad capitalista, es una molestia que –pareciera- no puede curarse…..al mismo tiempo que se lo fomenta. Son las paradojas del capitalismo reinante.

Cada aspirante refleja diversas posturas frente a lo que acontece. De ahí que cale hondo lo que se está presenciando. La imposibilidad de hacerse el/la distraído/a roza el cinismo frente a personajes reconocibles en diferentes aristas. Si bien el recorte es alto en cuanto a la escala social, el egoísmo y la falta de escrúpulos es similar para todas las clases sociales. Más aún si hay un método de por medio que será el encargado de seleccionar al más apto para el cargo requerido. ¿La solidaridad es una aptitud valorable? ¡Qué gran duda! La frase “¡No buscamos un buen tipo que parezca un hijo de p*#@. Lo que necesitamos es un hijo de p*#@ que parezca un buen tipo!” impacta de varias maneras. Ni hablar del signo de interrogación que surge frente a las risas de los espectadores que no se sabe si es por complicidad o nerviosismo.  

La iluminación es clara, en consonancia con lo que brinda la multinacional a su futuro empleado. La dirección del reconocido Ciro Zorzoli es precisa. Marina Bellati, Rafael Ferro, Martín Slipak y Julián Cabrera llevan adelante a sus respectivas cre (i) aturas con solvencia. Dependerá de cada espectador la proximidad hacia alguno de ellos en particular, con todo lo que esto implica.

Pasan los años y el contexto de empresas esclavizadoras se acentúa con la complicidad de quienes buscan un empleo, poniéndose ellos mismos el grillete. Aquí es donde “El Método Grönholm” mantiene una espeluznante vigencia. Todo en el marco de un consumismo salvaje.

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