¿Quien es el Sr Schmitt? (Teatro)


Cuestión de identidad

Dramaturgia: Sebastien Thiery. Versión: Federico González Del Pino y Fernando Masllorens. Con   Gabriel Goity, Laura Oliva, Carlos Defeo, Fabian Minelli y Mauricio González. Diseño de vestuario: Analía Markarian. Diseño de escenografía: Alicia Leloutre. Diseño de luces: Matías Sendón. Stage Manager y asistencia de dirección: Laura Brangeri. Fotografía: Estudio SIsso Chouela. Diseño gráfico: Johanna Wolff. Asistencia de escenografía: Jose Escobar. Asistencia de iluminación: Sebastián Francia. Producción ejecutiva: Damián Zaga. Producción general: Pablo Kompel. Dirección de Producción:  Ariel Stolier. Supervisión de sonido: Pablo Abal. Dirección técnica: Jorge H Pérez Mascali. Dirección: Javier Daulte.

Paseo La Plaza. Miércoles y jueves, 20.45 hs; viernes, 20 hs; sábado, 22 hs y domingos, 21 hs.

La identidad y la memoria. Ser o no ser será la cuestión con la que deberá cargar Juan Carlos Piscis desde el momento en que suena el teléfono en su casa, aunque él afirme que nunca hubo uno en su domicilio. Más aún cuando su esposa Mariana percibe la misma extrañeza frente a una situación en la que se les imputa una identidad (el Sr y la Sra Schmitt) que –dicen- no corresponderles.

El texto está muy bien planteado a partir de la vorágine de hechos y palabras que se suceden, primeramente, a través del suspenso. Se planteará con humor situaciones de un hondo contenido dramático, de modo tal que el equilibrio es fundamental para mantener la tensión sobre las tablas. Porque Schmitt/Piscis dice que no es quien pero ¿será de esa manera?

El rompecabezas planteado a partir de la situación de Schmitt/Piscis será con la que, automáticamente, se identificará el espectador. De esta manera, la confusión será la compañía en el desarrollo de la puesta que incomodará a aquél que haya ido a ver una comedia blanca. ¡Craso error! Bienvenidos a un frenesí en el que la relación de un hombre con su propio ser –extensible a su propia familia y entorno general-, está muy bien armada, con precisas dosis de suspenso y dinamismo. Los interrogantes intentarán ser resueltos de a poco, sin prisa pero sin pausa. Un policía, un psiquiatra y el hijo de la pareja en cuestión intentarán clarificar la situación, cada uno con su particularidad.

Será el desarrollo de la búsqueda de la identidad donde el humor  -sin caer en la carcajada- tiene sus momentos pero que en, cuestión de segundos, corre esta velo para dar paso a la tensión de lo desconocido, con cierta sordidez al respecto asi como aspectos inquietantes. El monólogo que hace Schmitt/Piscis con el psiquiatra, respecto a sus gustos y preferencias con respecto a la raza, la religión y las etnias, en relación con su propio ser, dejan estupefacto a más de uno. ¿Por qué aparece otra persona donde estaba uno? ¿El individuo sabe lo que es y se resigna al designio de su propio ser, sin intentar cambio alguno? ¿Será posible dicho cambio?

A medida que transcurren los minutos, los interrogantes serán mayores pero también las respuestas asi como la contundencia y claridad de las mismas. La comunicación en la familia Schimitt/Piscis también será abordada con sutileza pero sin que esto implique que pase desapercibida. Es más, su efecto desde este punto de vista, será una bisagra en la puesta.

Inquieta y disfrutable, la puesta cuenta con un elenco que ha captado la esencia de lo planteado por Sebastien Thiery. Gabriel “Puma” Goity es el Sr Schmitt/Piscis en cuestión al que dota de gracia y oscura tensión de acuerdo al momento. Su presencia escénica junto con el trabajo realizado para llevar adelante un personaje complejo, combinando la tensión, el humor y el suspenso, es atrapante de principio a fin. La dicotomía de Schmitt/Piscis le cae como anillo al dedo.  

Por su parte, el trabajo de Laura Oliva es de alta calidad. Conforma una pareja con Goity muy buena, en la que se aprecia la química que tienen. Su tono de comedia muta cuando es necesario, ubicándose en el lugar preciso, requerido por la puesta. Carlos Defeo (que se había destacado en “Estado de Ira”, “De mal en peor” y “La Pesca”) y Fabián Minelli (pieza vital en “Conurbano I”) conforman un policía y un psiquiatra que serán vitales en la puesta, con sapiencia y exactitud. En cambio, Mauricio González será el hijo de la pareja cuya aparición marcará un quiebre en la puesta. Su presencia será corta pero relevante y bien desarrollada.
Para finalizar, la dirección de Javier Daulte se aprecia en personajes que tienen un marco propio, sin dar lugar a excesos que, en una obra como esta, puede ser una tentación tan grande como erronea.

“¿Quien es el Sr Schmitt?” es de esas obras que te permiten, en un primer momento, disfrutar de un buen momento de teatro pero que, a medida que pasen los días y vaya decantando, atrapará a un espectador que disfrutará aún más cada momento vivido, con la resignificación –y enriquecimiento- pertinente.  

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