Con una larga trayectoria en teatro y televisión, Ana Padilla no para. Tiene una obra en cartel (la divertida “Amor sin barreras, lo conocí en el Roca) al tiempo que piensa volver con su unipersonal “Cornea” y prepara dos obras, una en el Cervantes. En medio de tanta vorágine, Ana charló con ECDL.
– La posibilidad surge porque es el mismo Héctor Presa quien me llama para trabajar en la obra- Lo primero que me contó en la reunión que tuvimos fue la historia que ya desde el primer momento me pareció muy divertida. Después me mandó una sinopsis y en la primera reunión con todo el elenco, me entregó las primeras escenas escritas. Creo que hasta la semana anterior al estreno ¡no tuve el libro completo!
– ¿Cómo fue ponerte en la piel de María de las Mercedes Cárdenas y darle vida?
– Fue y es muy lindo. Crear, pensar y ver nacer a este personaje tan inocente, puro y “Blanco” fue muy gratificante. Descubrir cómo se movía, cómo baila y canta. Encontrar hasta el perfume que usa, fue un recorrido muy placentero. Los zapatos color blanco son una buena síntesis de su ser.
– Tengo entendido que hacia tiempo que no cantabas. ¿Costó mucho dar este paso?
-Si!! Mi primer respuesta a Héctor Presa fue decirle que No!! Que hacía 20 años que no hacía un musical arriba del escenario. Sí los hacía como directora, pero no como actriz. Tuve un problema personal muy doloroso y me quedé muda. Cambié el registro y durante años no canté. Me operé las cuerdas y muy lentamente volví a cantar con un registro de contra-alto cuando antes era soprano ligera. La que logró el milagro fue Susana Peralta que con su amor, paciencia y su forma tan delicada y sutil de darme confianza hizo que yo hoy esté parada cantando desde la actriz que soy y no desde la cantante.
– «Amor sin barreras, lo conocí en el Roca», más allá de la comedia, toca el tema de la poligamia. ¿Qué te dice la gente cuando termina la obra?
-Es genial porque te encontrás con mujeres que te dicen que a ellas les pasó!! La realidad supera a la ficción! Más allá de que todos salen con una sonrisa y te agradecen porque la pasaron muy bien.
– En los reestrenos, ¿sos de cambiar algunos aspectos del personaje?
-Cambiar no, soy bastante respetuosa. Lo que pasa que al correr de las funciones uno a veces descubre nuevas cosas que sirven y enriquecen al personaje y las situaciones que vive. Si sirven y no molesta a los compañeros , ¡bienvenido sea!
– Hablando de reestrenos, volves con «Cornea». ¿Cómo vivis esta vuelta?
– Feliz! Reestrenamos el primer sábado de Abril a las 19 hrs en Elkafka Espacio Teatral. Vivo la vuelta con mucha felicidad y con un compromiso mayor.
– Imagino que debe haber sido uno de los personajes más dificiles que te tocaron en tu carrera, ¿no? ¿Cómo fue el proceso de composición del mismo?
– Difícil por el riesgo. Pero tengo que decir que gracias a Dios no fui muy conciente. Me tiré a la pileta. Me preocupaba la mirada ya que no quería usar anteojos oscuros. Para lograrlo trabajé con la mirada de mi madre que sufrió una enfermedad neurológica y al final de sus días tenía la mirada perdida. Ella me acompaña todas las funciones ya que es en lo último que pienso antes de comenzar la obra mientras estoy en el camarín preparándome. Me acuerdo de su mirada.
– Sos una actriz de larga trayectoria pero «Córnea» es tu primer unipersonal. ¿Fue por algo particular la demora?
-Por nada en particular. Nunca había pensado en ello. Es más, al principio me costó mucho ya que estoy acostumbrada a la palabra, la mirada y la escucha de otro actor. Un tiempo antes había comenzado a pensar en la posibilidad, pero como un sueño. Creo que el deseo fue muy fuerte porque aparecieron Pehuén Gutierrez y Nery Mucci con la propuesta de Córnea.
– Tanto en «Amor sin barreras» como en «Cornea», ¿no hay una búsqueda de la felicidad deseada/perdida?
-Totalmente. Son dos personajes que en definitiva están solos y buscan y necesitan el amor para vivir. Ya sea por el recuerdo de un amor perdido o por la posibilidad de encontrar el amor que nunca tuvieron. Me gusta hablar de los vínculos. Para mí el teatro es sanador y estos personajes “curan” algunas zonas oscuras que tengo yo.
– ¿Cómo es la Ana Padilla «directora»?
-Creo que por suerte la vida me ha enseñado mucho y soy más manejable y permisiva. Antes era muy insoportable y exigente. Lo soy con mi persona y con el resto. Lo mismo me encanta dirigir y poder plasmar las cosas que están en mi cabeza. Amo todo lo que tiene que ver con el teatro, tanto arriba cómo debajo de él-
– ¿Habrá chance de ver a una Ana Padilla dramaturga?
-Lo dudo! Y no porque no escriba, lo hago, pero para mí. Me gusta el mundo mágico y escribo sobre duendes, hadas, gnomos. Cuentos cortos. Lo mismo hace mucho que no lo hago.
– Si Ana Padilla no era actriz, ¿qué hubiera sido?
-Veterinaria. Amo los animales y hasta los 15 años me iba a dedicar a los caballos. Ahora tengo dos gatos, Felipe y Olivia. No concibo la vida sin un animal cerca.
–¿Cuales son tus próximos proyectos?
-Tengo dos proyectos muy queridos. El 23 y 24 de Abril estreno en el Teatro Nacional Cervantes dirigiendo un texto de Patricia Suarez que se llama “Marcela” con Roxana Randón y Alejo Mango. Es teatro semi-montado para el ciclo “Autoras”. Cómo actriz, me llamó Edgardo Dib para hacer junto a Mónica Buscaglia “Casi Tennessee”, una obra de su autoría basada en Tenneesse Williams. Un lujo y un desafío muy grande.
– Si por la puerta del Larreta entrase la pequeña Ana Padilla que recién empezaba a estudiar actuación, ¿qué le dirías? ¿Algún consejo? ¿Alguna recomendación?
-Que no baje los brazos. Esta es una profesión muy bella y difícil. Que se prepare. Que no deje de entrenar, de leer, de estudiar y estar alerta. Te pueden cerrar muchas puertas en las narices pero de verdad hay ventanas que se abren trayendo nuevos vientos. El teatro es sanador, es vida. O por lo menos, es mi vida.
“Amor sin barreras, lo conocí en el Roca”. Teatro Larreta. Cuba 2150. Jueves a sábados, 21 hs; domingos, 20 hs.
«Cornea». ElKafka Teatro. Lambaré 866. Sábados, 19 hs.