Música y (micro) teatro, en dosis exactas
Con Romina Fernandes, Lisandro Fiks y Julieta Zeta. Músicos: Lisandro Fiks, Daniela Horovitz y Analía Rosenberg. Asistencia general: Daniel Caceres. Dirección general: Lisandro Fiks. Duración: 90 minutos.
Strummer Bar. Godoy Cruz 1631. Martes, 20 hs.
Ir al teatro y ver más de una expresión artística es motivo de aplauso. El riesgo de encarar un desafío que apunta a varios frentes es algo que se agradece. Al fín y al cabo, como dice un refrán futbolero, “solo erran los penales aquellos que los tiran”. Algo de esto hay en “Mala vida”, que retoma al viejo y entrañable «café concert» junto con obras cortas (microteatro) e intermezzos musicales por demás destacables.
Desde el mismo inicio del espectáculo, se capta la atención de quienes han llegado al Strummer Bar. Desde aquél que va a pasar un buen momento hasta el desconfiado del formato “pocket” para ver teatro (como quien esto escribe).
La organización es precisa en tanto siempre está pasando algo arriba del escenario. El orden música-obra es aceitado y potencia la totalidad de la propuesta. Ese ritmo armónicamente veloz –no rápido- le brinda dinamismo logrando un clima de recital pero con la atención necesaria y requerida en las puestas teatrales. Si bien ocurre el mismo ritual de “espacio-para-consumir-mientras-veo-una-obrita-breve”, no se escucha ese murmullo –insoportable- de fondo, tan molesto para el teatro pero común en este tipo de espacios y ofertas “mini”.
Las historias son por demás divertidas y eficientes, con un trasfondo crítico a cierto machismo que atraviesa las relaciones. Los límites del deseo y la complacencia del otro que bordea con un egoísmo por demás reconocible. Tal es el caso de “Leia” (unipersonal con la participación de Julieta Zeta), de Romina Fernándes, “El mal menor” de Lisandro Fiks y “Encuarentenados” de la dupla Fernándes-Fiks siendo ambos quienes protagonizan a las dos últimas. Con un humor bien dosificado y actuaciones acordes, el guiño constante con el “inconsciente” que nos atraviesa pone el acento tanto en la resignificación de actitudes nocivas como en la exposición de las mismas. El cambio de perspectiva y de paradigmas exige revisitar todo aquello que, en su momento, era “parte de la relación”.
Por su parte, el Trío Tripolar lleva adelante el “intermezzo” musical al cual dota de creatividad y depurada técnica. Las “impertinentes” Daniela Horovitz y Analía Rosenberg unen talentos al del propio Fiks en contrabajo, para dar rienda suelta a diversas versiones de clásicos del rock que se combinan con otros ritmos. El cruce de Camilo Sesto con John Lennon o Astor Piazzolla con Led Zeppelin da cuenta no solo de la originalidad para llevar adelante estas versiones sino la excelente interpretación. La participación del público es la cereza del postre en tanto diversión y, llegado el caso, catarsis incluída….sin perder la sonrisa.
Teatro y música se conjugan en “Mala vida”, un espectáculo de calidad que permite un preciso mix de humor y reflexión. Una opción por demás válida para un día como el martes en el que recién se está llegando a la mitad de la semana.