El deber ser y el hacer
De Juan Carlos Gené. Con Daniela Catz, Maia Francia, Camilo Parodi, Leonardo Díaz, Ariel Guazzone, Agustina Iparraguirre, Silvina Katz, Pablo Oubiña, Mario Petrosini y Silvia Trawier. Músicos: Leonardo Díaz, Agustina Iparraguirre y Pablo Oubiña. Diseño de vestuario y escenografía: Carlos Di Pasquo. Diseño de luces: Fernando Díaz. Realización de escenografia: Justo Noetinger y Darío Tarasewicz. Música: Camilo Parodi. Asistencia de escenario: Verónica Caminos. Asistencia de dirección: Eugenia Palioff. Producción ejecutiva: Lorena Carrizo. Dirección: Eduardo Graham.
Andamio ´90. Paraná 660. Domingos, 18 hs.
El tiempo, juez inexorable e insobornable de la trascendencia del quehacer de los artistas, permite resignificaciones que, a la postre, terminan siendo una nueva vuelta de tuerca respecto del original. En el caso de “Golpes a mi puerta” se aprecia lo dicho al comienzo. Originalmente estrenada en los años 70, fue concebida por Juan Carlos Gené en Caracas, en momentos de su exilio tras el Golpe de Estado ocurrido el 24 de marzo de 1976 en nuestro país.
La historia relata la forma en que se ven afectadas las vidas de Ana y Ursula, dos monjas viven en un barrio donde se lleva a cabo un procedimiento policial, que busca a un fugitivo de la justicia. El reo, como no podía ser de otra manera, busca refugio en la casa que habitan estas servidoras del Señor. Solo Ana se encontraba en casa y lo descubre, para entablar una relación que cambiará la vida de los dos personajes en cuestión y su contexto. El país en el que se desarrolla la acción se encuentra ubicado en Latinoamérica. ¿Qué ha ocurrido? Ante un gobierno que ha impulsado reformas de variada índole –favorables a los intereses sociales de la mayoría de la población- , ocurre una invasión desde un afuera enojado con estas reformas y aliados internos, que apoyan intereses foráneos en detrimento de los de su propio país. El despertar de Ana –y de Ursula- ante lo que ocurría frente a sus ojos y la relación de dicho contexto con su investidura y con los valores proclamados con la Iglesia, juegan una partida intrincada de ajedrez dentro de la joven monja.
Lo que fue escrito en los 70, vuelve a adquirir trascendencia no tanto en el texto –de alta calidad- que atraviesa la obra sino en pequeños y trascendentales momentos. El papel de Dios en los hombres, el creer o no creer, lo que hizo (o no) la institución Iglesia ya sea por acción u omisión, son ideas macro que llaman a la reflexión. No obstante, hacemos hincapié en los momentos más pequeños como el “hacer lo que se tiene que hacer” de quienes lo hacen desde una posición egoísta y acomodaticia (cualquier relación con frases tristemente célebres como “Yo? Argentino!”, “Algo habrá hecho” o “Por algo será” no son pura coincidencia); la reflexión sobre si el Todopoderoso se hará eco de las plegarias de Ana y haga brillar la justicia de su “reino de los Cielos”, pero en la Tierra o la posición de Ursula –y sus variaciones- a lo largo del tiempo.
Lo que antes era a nivel social, ahora llama a la reflexión apelando al individuo, a sus creencias y hasta su propia crianza, basada en valores que, en algunos casos, dejan bastante que desear ante una realidad que no se acomoda a ellos. Esta nueva versión de “Golpes a mi puerta” resignifica el gran texto del maestro Juan Carlos Gené para poner en autos a los que, al día de la fecha, se hacen llamar “defensores de la democracia”, solo para darse cuenta que están en el bando equivocado, con gente que no comparte ningún interés con ellos, salvo su propio egoísmo.
La puesta abre preguntas de toda índole las cuales serán respondidas de manera interna y personal por cada espectador, al tiempo que dichas respuestas serán guardadas con el celo de un secreto de confesión (para bien o para mal…).
El espacio se encuentra dividido en tres escenarios distintos en los que se irán desarrollando las acciones aunque con un exacto diseño que permitirá pasar de una casa hasta una cárcel, previo paso al púlpito de una iglesia o una sala de diálogo. La iluminación será fundamental para la construcción de aquellos.
El elenco es sólido en todas sus actuaciones, denotando un gran trabajo de dirección de actores. Daniela Catz y Maia Francia serán Ana y Ursula, las dos monjas de decisiones tomar. Catz estará en escena casi todo el tiempo, llevando sobre sus hombros el peso de la obra, con sapiencia. En cambio, Francia transita por todos los estados posibles en una Ursula que ve como se corre el velo frente a sus ojos. Su actuación es gran valor. Parrafo aparte para Camilo Pardi que es Cerone, la autoridad civil, encargada de detener al “subversivo” y que se haya entre la disyuntiva de hacer lo que le corresponde pero sin llegar a contraponer estos intereses con los de la Iglesia en tanto la participación de algún eclesiástico en estas operaciones. Pardi dota de credibilidad a ese Cerone cínico, obediente y servil a sus superiores, con una “obediencia debida” que asusta.
De visión obligatoria para apreciar la riqueza de un texto y su resignificación a través del tiempo, “Golpes a mi puerta” mantiene la vigencia en una puesta ajustada a los tiempos que corren, con una gran calidad.