Guitarrista de renombre, tocó con todo el mundo. El 2011, lo encuentra con la edición de “Al Limiti del Mondo”, grabado en dupla con Fernando Samalea y la colaboración de Tony Levin. Fernando Kabusacki le cuenta a ECDL los pormenores de la grabación así como su participación en “Kill Gill”, de Charly García, su relación con Robert Fripp y su lugar como músico.
– ¿Cómo surge la posibilidad de hacer “Al Limiti del Mondo”?
– Hace años que con Samalea somos hermanos musicales en muchos proyectos. Siempre toca en mis discos y yo toco en los suyos. Hace años que teníamos el sueño de hacer un disco entre los dos, que sea Samalea-Kabusacki. Todo surge cuando fuimos a tocar a Ushuaia, que es un poco el límite del mundo, a un Festival de Cine de Montaña. Hace veinte años que toco en la “Nacional Film Chamber Orchestra”, que es música en vivo para películas mudas. Fuimos a tocar, y ahí surgió la idea de hacer el disco. Nos pusimos las pilas y gracias a la buena organización de Samalea y su perseverancia, logramos que se lleve a cabo sino hubiese quedado como una especie de proyecto, una buena idea, que no llega a convertirse en un disco.
– ¿Y las canciones? Fue uno con el tema o se juntaban los dos en el estudio…
– El germen de cada tema vino por parte de Samalea, que ya tenía unas bases y unas ideas. Vino a mi estudio y me dijo de grabar sobre esto y esto y fuimos armándolo. El puntapié inicial lo dio él, con sus ideas previas. Después, con respecto a lo que yo hacía, me dio libertad para hacer lo que me parezca y en general, le gustaban las cosas que proponía.
– ¿Por qué, si bien colaboraron en sus respectivos discos, recién ahora se dio esto de grabar juntos?
– El tema es que nunca tenemos tiempo. Las ganas las teníamos desde siempre. Yo estoy con un montón de proyectos, Samalea también. Creo que tardamos un montón de tiempo para encontrar ese espacio en que podamos decir “tenemos este tiempo. Aprovechemos y hagámoslo”. Las grabaciones fueron…en el verano, aprovechamos para sacarlo directamente. Fue eso, la falta de tiempo. Los dos estábamos con falta de tiempo. Samalea estuvo en la gira de Cerati que lo consumió mucho y yo, estuve también con Charly. Además, con todos los proyectos en que estuve involucrado, fue un adicional que me consumía muchísimo tiempo. Como me liberé de todo eso y Sama de lo de Cerati, nos quedó el tiempo libre para poder hacer el disco. Creo que ese fue el único problema.
– ¿Y Tony Levin?
– Tony es amigo nuestro desde hace años. Lo conocemos de la primera vez que vino a la Argentina con King Crimson en el 94. En esa época, trabajé como asistente de King Crimson y estuve todo el tiempo con Tony con quien nos hicimos amigos. Ahí también lo conocí a Samalea y desde ese entonces, Tony participa de invitado en todos los discos de Sama. Era obvio que iba a estar en este disco. Era “el” invitado obvio. Tenía que ser. Además, como bajista, da justo para el trío. Se complementó perfectamente con nosotros. Le gustó el proyecto y se involucró desde el primer momento.
– En el disco, está el agradecimiento a Ramón Ortega. Por qué?
– Palito fue súper amable con nosotros. Primero, con Charly que es nuestro amigo. Le puso una onda que no se puede creer. Nunca vi algo así de alguien que abra su casa y diga “yo me hago cargo”. Por un lado, eso y por otro, siempre que nosotros fuimos a visitar a Charly en su rehabilitación, nos trató súper bien. Además, nos prestó su estudio –que está buenísimo-, para grabar. Fue muy generoso con todos. La verdad es que no lo conocía y fue muy amable.
– Imagino entonces que te cayó mal lo que dijo Migue, el hijo de Charly….
– Migue, muchas veces dice cosas desde un lugar que…que se yo. No estoy de acuerdo. Desde mi experiencia, el tipo se portó diez puntos.
–Contanos un poco sobre tu relación con Robert Fripp.
–Desde el año 89 que participo en distintos proyectos suyos, en el marco de Guitar Craft (NdR: seminarios de guitarra fundados por Fripp). Después, integré la League of Crafty Guitarists y ahora estamos con un proyecto llamado The Orchestra Craft Guitarists, que es más grande. En vez de la Liga, que éramos doce guitarras, ahora vamos a ser cincuenta o cien.
–¿Es como un seleccionado internacional?
–Liga es el término más exacto. Seleccionado suena a que somos los mejores. No sé si es así, aunque, es cierto que no entra cualquiera.
–También compartiste escenarios con Fripp, tocando con los Gauchos Alemanes.
–Cuando Fripp quiso reformar King Crimson, nosotros veníamos trabajando con él en la Liga. Entonces decidió que ésta cesara y quedamos en el aire. Ahí fue cuando con Hernán Núñez y Martín Schwutke decidimos armar un trío de guitarras, que al principio fue un cuarteto, con un holandés. Lo llamamos Los Gauchos Alemanes y, en la Argentina, compartimos presentaciones con Fripp en el Cervantes, en el Goethe y en Prix D’Ami. De esa banda salieron los Electric Gauchos, pero sin Hernán Núñez y con un baterista que era, generalmente, Samalea, a quien nos lo llevamos a tocar a Estados Unidos. También estuvo Bill Rieflin, baterista de REM.
Los Fernandos unidos: Kabusacki y Samalea |
– Si te pregunto por “Luck”, tu disco solista.
– El disco va a salir en Japón, a principios de junio. Es el disco con el que quedé más conforme una vez que lo terminé. Con los otros quedaba con alguna duda pero con este no pasó en ningún momento. No hubo dudas y está buenísimo. Tiene voces de Barbara Togander, Vicky Zotalis, Maia Mónaco y Mariana Pereiro. Cuando empecé a hacer el disco, quise hacerlo invitando a los más capos para que graben conmigo. Quise darme el gusto. También grabó Paula Schocron y Santiago Vazquez.
– Tocaste con todos, por decirlo de alguna manera, pero ¿con quien te gustaría grabar que no se pudo dar, en algún proyecto futuro?
– De Argentina, con Spinetta. Es el músico con el que más me gustaría tocar o en algún momento, hacer algo. Tiene una sensibilidad terrible, al igual que el mono Fontana. Una sensibilidad fuera de lo común, que tendría que ser común en un músico pero no lo es! Jajaja. No es tan fácil encontrar músicos tan sensibles.
– ¿Y de afuera?
– No se…..
– ¿Con Vernon Reid? Habló muy bien de tu disco!
– Si. Ahora, por ejemplo, conocí a Tricky, de Massive Attack, que me invitó a poner unas guitarras en su disco nuevo y estoy con que ya me quiero ir a Inglaterra. De hecho, en octubre tengo que ir a Europa y estoy pensando de ir a su estudio en Londres a ver si puedo hacer algo. Massive Attack, terrible banda. Pero si sueño con tocar con alguien, puede ser Dylan, Bowie o Morrissey.
– Recién dijiste que notás cierta falta de sensibilidad en los músicos ¿por qué pasa esto?
– (Piensa) Por la forma en que estudiaron. Por lo general, aprendieron “reglas de la música” siendo que la regla principal es oir, responder y ser sensible. Entonces, en general, se dio más importancia a cuales son las reglas que rigen la ejecución musical que el desarrollar una sensibilidad, una escucha y una apertura.
– ¿Puede ser una búsqueda de virtuosismo interpretativo afecte la libertad creativa?
– Si, seguro. Hace varias semanas hice una nota en Japón y vino un periodista muy importante de allá para hacerla. El tipo me ponderaba muchísimo y de repente dijo “aunque se nota que no tenés mucha técnica”. Le dije “No no. Tener, tengo técnica. Puedo tocar Paganini rapidisimo”. No lo digo para hacerme ver pero lo puedo hacer. Para mi, es secundario pero no es lo que más me interesa. Me interesa que la música sea expresable, no que mi técnica esté por delante de todo. La técnica tiene que estar al servicio de la libertad. Lo que tiene que escucharse es música y no un tipo que toca bárbaro. Para mi, es asi. Hay músicos que uno dice que son bárbaros pero bueno…
-….como los guitarristas que pareciera que tienen seis dedos para tocar…
– ….si si, por eso.
– ¿Crees que la música instrumental es música para músicos, para aquellos que siguen a un artista determinado?
– No creo que sea asi. No tanto porque, muchas veces, toqué después de sacar una nota en un diario muy importante o para algún músico muy capo, y uno piensa “tendrían que venir 200 estudiantes de música” y no es asi. Parece que no les interesa tampoco. Me parece que, lo que vos decís, se da para músicos como Scott Henderson, que muestran más la técnica. Yo no muestro la técnica. Me parece que esos otros músicos viven para ver como lo hacen. Es más, si me van a ver estudiantes de música después se van a decir “no entiendo como hace esto”. No tiene técnica! Es más para gente que para músicos.
– ¿Qué tal estuvo la experiencia con Charly y “Kill Gill”?
– Fue una experiencia inigualable, al igual que todas las que tuve con Charly. Hubo momentos de una energía altísima en los que pensaba “Después de esto, todo me va a parecer aburrido”, jajajaja. Una intensidad y una maestría en su música que no se puede creer. Un virtuosismo….pero no virtuosismo de millones de notas sino de experiencia y sensibilidad. Ahí hay mucha sensibilidad que creo que su gran sensibilidad es algo que, asi como le jugó a favor, también le jugó en contra. Es una persona muy sensible y por lo tanto, también muy vulnerable. Eso le hizo las cosas difíciles al ser una mega estrella de rock y ser sensible. Creo que si sos una mega estrella de rock, tenés que ser como un gladiador, que no te importe nada, no? Y ser sensible y estar en ese lugar, es muy difícil. Me parece que para él fue muy difícil esa combinación. Pero mi experiencia fue muy enriquecedora. Siento que me nutrí y me enriquecí muchísimo aunque hubo momentos en que la pasé bien y otros que la pasé mal y no lo disfruté tanto con algunos escándalos. Charly es una muy buena persona y lo quiero muchísimo. Como músico, es un gran maestro. Se que es una redundancia decirlo pero es uno de los grandes maestros de la música argentina. También lo hubiese sido de la música internacional con una proyección internacional mayor. Para mi, está al nivel de Lennon. Una vez, Charly mismo me contó que Andrew Loog Oldham le dijo que estaba al nivel de los Stones y después me preguntó “¿Cómo hago para vivir con esto?”. A veces, es preferible no decirselo pero bueno, es un nivel altísimo. Por eso, me siento muy afortunado al respecto.
– ¿Te gustó como quedó “Kill Gill”?
– La verdad, no soy muy objetivo al respecto ya que estuve muy metido ahí adentro, años ahí adentro, grabando y que no se terminaba nunca. Escuché tantas versiones, que a veces me gustan más algunas versiones anteriores que esta. La cosa fue mutando tantas veces que…no soy objetivo ni puedo juzgarlo. Es un disco que, dentro del rock nacional, tiene una creatividad….Hay un error que se ha instaurado aca en Argentina es que el rock tiene que ser prolijo. Entonces al rock se lo ha despojado de toda creatividad y genialidad. “Kill Gill” es un disco de rock muy desprolijo pero que tiene una creatividad y una genialidad que ningún otro disco tiene. Dicen que canta desafinado, o está fuera de tiempo y esa no es la forma de apreciar el verdadero rock. Por otro lado, hay que tener en cuenta que hizo este disco cuando, hablando mal y pronto, estaba totalmente loco. No podemos hablar de un tipo que estaba bien y fue al estudio y grabó. Fue el cierre de una etapa. “Kill Gill” es un disco de un músico genial en un estado de genialidad extrema.
ECDL agradece a Enrique Colombano su colaboración para esta nota.