Cobra Kai: Reivindicarse a partir del retorno a un estado de naturaleza

El revival siempre tiene un público cautivo con respecto a eso de la melancolía y la añoranza de esos tiempos que han pasado y no volverán. Más aún si se llena a ese significante vacío de un contenido que podrá hasta ser apócrifo, de acuerdo a quien lo retome.

Algo de eso hay en “Cobra Kai” (Netflix) , que vuelve a poner sobre el tapete la historia de “Karate Kid”, treinta años después del éxito de Daniel Larusso sobre Johnny Lawrence en la final del torneo de karate de Reseda o como se llame.
La acción pone el foco ahora en la historia de Lawrence la cual es un absoluto desastre. Solo en el mundo, sin trabajo, con una ex esposa de malos hábitos y un hijo problemático que lo desprecia, debe rehacer su vida. Para colmo de males, su némesis Daniel Larusso, es un empresario exitoso que continúa usufructuando la gloria pasada.
Como si fuera un fantasma que lo atosiga, Lawrence vive un fuerte rencor hacia Larusso y –como es obvio en estas series- se lo va a encontrar más de una vez en su camino.
Pero no vamos a contar aquí la historia de la serie sino un aspecto que nos llamó la atención: el comportamiento de los adolescentes que forman parte de la misma.
 
¿Por qué este recorte en los adolescentes? La respuesta es simple: porque pareciera que todo aquello que se postulaba en la saga del Karate Kid (sobre todo en la primera entrega), ha quedado enterrado en sus buenos deseos en el marco de una sociedad que se vanagloria de ser “abierta” y “respetuosa”, con la tecnología como aliada pero que….no es así.
Veamos, lo que parece ser una extensión de la historia del Daniel Larusso adolescente en el joven Miguel, termina abriendo una serie de preguntas por demás molestas a responder. Miguel es tímido, latino y no encuentra su lugar en el mundo. Hijo único de una madre bondadosa, es molestado por sus compañeros “populares”. Cuando la relación que entabla con Johnny como “sensei” le empieza a brindar sus réditos en tanto puede defenderse de las agresiones y derrotar a sus rivales, es cuando surge el primer interrogante. Al día de hoy, en plena etapa de aceptar las diferencias y postulados en pos de una integración, ¿hay que apelar a la violencia para ser “aceptado”? ¿La forma de ganarse el respeto es la misma que hace treinta años?


Otra cuestión es que quienes terminan concurriendo a la academia “Cobra Kai” de Johnny son los amigos –en ese momento- de Miguel. Un combinado de “perdedores” que serían quienes, paradójicamente, encarnan las ideas más progresistas y abiertas. Inclusive, uno de ellos se presenta con una remera que dice “el futuro será femenino” que despierta la ira y la sorpresa de Lawrence. Nuevamente, “los buenos” deben apelar a la violencia para ser escuchados y respetados y los “malos” son los que se quejarían de ser víctimas de la agresión….cuando fueron quienes han despreciado y humillado a los ahora “fuertes”. La famosa frase de “cuando la verdad sea demasiado débil para defenderse, deberá pasar al ataque” es cierta pero no apta para romper el statu quo. Pero ¡mirá que interesante!
 
Aquí es donde retomamos ese “estado de naturaleza” en tanto condición natural del hombre en la que hay varios caminos a seguir. Hobbes diría que, en el marco de una igualdad entre los seres, se hallan en un estado de guerra de todos contra todos. La salida de este estado de naturaleza es por medio del Contrato Mutuoque se establecen los hombres en tanto política, sociedad y gobierno. O sea, volvemos atrás en el tiempo del desarrollo del hombre en tanto dirimir diferencias por medio de la violencia. ¿Me explico?
Esto, más allá de quien haga uso de la fuerza y los justificativos que puedan tener al respecto, que es todo un tema en sí mismo. Ni hablar si uno fue el que estuvo en ese lado…
 
Un caso interesante es el de Hawk –personaje que merecería un spin off-, un chico que sufría un bullying constante pero que, a través de su pertenencia al círculo Cobra Kai, obtiene respeto, fama, carácter y novia. O sea, le sale todo bien pero ¿qué ocurre cuando se olvida de lo que fue? O, lo que es peor, se convierte en eso que él mismo sufrió. Es la fortaleza de la debilidad o la debilidad de la fortaleza. En este punto es cuando, a partir de un problema que tuvo en su momento de “hazmerreir” del colegio, un compañero lo acompaña en ese dolor del cual Hawk reacciona con violencia tras unos segundos de duda. Como si fuera Venom, Hawk  bebe de su odio y rencor para seguir adelante pero ¿a costa de qué? Es en ese momento que estamos a un paso de la famosa frase de Padme respecto de Anakin cuando decía que “todavía hay algo de bondad dentro de él”.
 
El caso de Johnny Lawrence, desde esta perspectiva, es también atrapante. Debe resetear su disco rígido de los años 80 y ubicarse en el 2020, en un mundo que ha cambiado y no lo esperó. Mafalda diría “paren al mundo que me quiero bajar”. Johnny está en esa sintonía pero desde un lugar de añoranza de un momento en el que fue felíz y todo parecía estar claro. Craso error. El mundo gira y no espera a nadie. Si no me creen, pregúntenle a los dinosaurios que no supieron adaptarse a los cambios. Pero Johnny intenta desde sus limitaciones. El tema es ese miedo a ese porvenir “que ya está por venir”. Como decía Jorge Valdano, “el miedo a ganar” y dejar atrás eso que uno fue. Justamente, será su maestro Kresse el que encarne todo eso. Lo “bueno” con un lado por demás oscuro y negativo. En un punto, es Kresse el que representa toda esa violencia de los años 80 a la que, paradójicamente, se recurre hoy en día para obtener cierto reconocimiento. La gran diferencia es que en los 80, quienes daban vida a “Cobra Kai” eran los “populares” y ahora, no. Son los que aquellos despreciaban.
Johnny, eventualmente, debería “deconstruirse” para seguir adelante, ¿podrá? ¿El contexto lo ayuda para lograr tal fin? En todo caso, ¿en qué se “beneficiaría” de una eventual deconstrucción? Estas preguntas son extensibles a buena parte de la población que va desde los treinta a los sesenta años, que tienen la posibilidad de resetear su disco rígido y, paradójicamente, son los más duros al respecto.
 

Al mismísimo Daniel Larusso tampoco le va muy bien. Su buen pasar exitoso se siente amenazado por un pasado que no es tan pisado y se hace presente de manera contundente. Esa necesidad de “continuar” el legado del señor Miyagi termina encontrando eco en la persona menos esperada.
Aquí es interesante ver la conformación de la familia de Daniel en tanto su esposa y sus dos hijos. La metamorfosis de la hija (ver sus vaivenes en su relación con su amiga Aisha y los motivos de diferencias) y los deseos de su hijo. El vacío de quien se crió en pos de objetivos y deseos determinados y, una vez llegada a la adultez, las dudas de antaño se mantienen igual que a los quince años.
Es en este punto donde Daniel y Johnny ven cómo sus expectativas no encuentran su correlato en la actualidad. Ahí hacemos la pregunta, ¿Qué tan diferentes son, en este año 2020? También vale la pregunta de por qué terminan siempre enemistados por terceros, más allá del vínculo que haya con los mismos.
 
Tomamos una referencia ineludible de los 80, reflotada en el 2020 desde otra perspectiva. Vimos y disfrutamos “Cobra Kai” pero, a medida que veíamos las temporadas en Netflix, no podíamos dejar de reflexionar sobre estas cuestiones que van más allá de “lo televisivo”. Más aún cuando se viene la tercera temporada y está lista la cuarta. Por ahora, viene interesante. Espero que no la extiendan demasiado….
 
Ficha técnica:
 
Duración: 30 min. País: Estados Unidos. Dirección: Josh Heald (Creador), Jon Hurwitz (Creador), Hayden Schlossberg (Creador), Jon Hurwitz, Josh Heald, Hayden Schlossberg, Jennifer Celotta, Steve Pink, Michael Grossman, Lin Oeding. Guion: Josh Heald, Jon Hurwitz, Hayden Schlossberg, Stacey Harman, Luan Thomas, Michael Jonathan Smith (Personajes: Robert Mark Kamen). Música; Leo Birenberg, Zach Robinson. Fotografía: Cameron Duncan, Paul Varrieur, D. Gregor Hagey. Con William Zabka, Ralph Macchio, Courtney Henggeler, Xolo Maridueña, Tanner Buchanan, Mary Mouser, Jacob Bertrand, Gianni Decenzo, Martin Kove, Nichole Brown, Vanessa Rubio, Rose Bianco, Hannah Kepple, Griffin Santopietro, Diora Baird, Randee Heller, Ed Asner, Dan Ahdoot, Bret Ernst, Joe Seo, Annalisa Cochrane, Kwajalyn Brown, Bo Mitchell, Jonathan Mercedes, Owen Morgan, Ken Davitian, Candace Moon, Vas Sanchez, Peyton List, Paul Walter Hauser, Aedin Mincks, Khalil Everage, Nathaniel Oh, David Shatraw, Kim Fields, Rob Garrison, Ron Thomas, Tony O’Dell, Cameron Markeles. Productora: Sony Pictures Television, Overbrook Entertainment, Hurwitz & Schlossberg Productions. Distribuida por YouTube Red, Netflix. Género: Serie de TV. Comedia. Acción | Artes marciales. Karate. Secuela



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