Alejandra Pia Nicolosi: «La innovación es el denominador común de las ficciones de la TV Pública».

La televisión es un campo fructífero para indagar. Por tal motivo, la edición del libro “Paisaje ficcional de la TV Pública”, compilado por Alejandra Pía Nicolosi, es revelador. Docente e investigadora, Nicolosi brinda un detalle pormenorizado sobre el estudio realizado al tiempo que planta bandera con observaciones certeras con respecto a ser agente de prensa en «Prensópolis», su otra profesión.

 

-Alejandra, ¿cómo surge el libro “Paisaje ficcional en la TV Pública”?
– Es una iniciativa llevada a cabo por el Observatorio de Ficción Televisiva en la Televisión Pública (OFTVP), un espacio de investigación académica que creamos en 2013, en la Universidad Nacional de Quilmes, y dirijo desde entonces. Desde el OFTVP, monitoreamos, cuantificamos y analizamos todas las ficciones televisivas que son ofertadas anualmente en Canal 7. En el 2021, la Televisión Pública cumplió 70 años, fecha que nos pareció propicia tanto para conmemorar su nacimiento como para pensar y reflexionar sobre su rol desde la ficción. Por eso, “Paisaje ficcional…” trae el análisis de la oferta de ficción seriada desde el año 2009 al 2019 en relación directa a lo que fue la aplicación y luego intervención de facto, de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual (Ley SCA). Además, recupera y sistematiza todo el trabajo de investigación que venimos transitando en el Observatorio hace casi 10 años.


-Lo hicieron….
-…en pandemia, durante el 2020 y el 2021. En medio del caos, con el equipo de investigación mirábamos ficciones y hacíamos cálculos. Fue una forma de estar cerca a la distancia y tener un proyecto que nos ayude a pulsar contra la desazón.
 
– ¿Por qué la elección de la palabra “paisaje” para el título del libro?
– Remite a un concepto teórico que tomamos de la investigadora italiana Milly Buonnanno, directora del Observatorio de ficción italiana. Esta idea nos invita a pensar qué dice la oferta de ficción sobre una sociedad durante determinado tiempo. No sólo las noticias narran la realidad, la ficción también lo hace. Para el libro, se realizó en el corte de una década (2009-2019). A través de distintos indicadores (temáticas tratadas, cantidad de horas exhibidas, modalidades de producción, etc.) se analizó en la oferta de ficción tanto el modo de pensar la comunicación, la industria, de gestionar un canal como la valoración de los medios públicos por parte de los gobiernos de turno en ese periodo. Asimismo, sumamos el concepto de “observar el paisaje”, siendo la observación nuestro principal método de construcción de conocimiento. De ahí, que jugamos con las metáforas.
 
-El libro tiene una estructura particular….
-Si. Se divide en tres partes que son las formas de abordar nuestro objeto de estudio: “La mirada panorámica” del paisaje, donde explicamos el contexto general de la oferta en el marco de diez años de política pública del audiovisual y de la producción de ficción seriada nacional en la televisión abierta; “La mirada en foco” del paisaje, donde analizamos la década en sí, pero también contamos la historia de la TV Pública desde su creación hasta su proceso de digitalización y consumo on demand. En esta parte, se habla de “paisaje diáfano” de la ficción en el esplendor de la Ley de SCA (del 2009-2015) y de “paisaje de tormenta” en su detracción (2016-2019). Finalmente, la tercera parte, “La mirada en prisma” del paisaje presenta distintas ópticas sobre las que se analizan ficciones puntuales (sobre problemáticas de género, producción universitaria, religión, terror, representación de la discapacidad, docudrama, ciencia, etc.).
 
– ¿Puede decirse que hay algún tipo de “marca de fábrica” de las ficciones de la TV Pública?
-Sí. Para mí, esa es la innovación. Primero, hay que decir que hay variadas formas de producción de ficción que aparecen en la pantalla pública: producción propia del canal, asociada a productoras independientes, del canal asociado a entidades públicas, producciones de organismos públicos, o producciones privadas. En ese sentido, cada ámbito tiene su impronta. Pero, la innovación es un común denominador, que es histórico: “Situación límite” en 1983 (producción propia de ATC), “Okupas” en el 2000 (producción privada de Ideas del Sur, Tinelli), “Muñecos del Destino” en 2012 (producción independiente bajo fomento del estado), “Terapia en cuarentena” en el 2020 (producción asociada). Todas estas ficciones fueron rupturistas por las temáticas que trajeron, su forma de representación estética, o su modo de producción. Al no estar sujeta al rating, la TV Pública puede ofrecer otra cosa por fuera del interés comercial y del padrón industrial. No hay riesgo económico, como el que puede tener un productor en un canal privado. Se trata de pensar e invertir en una dimensión cultural que, como canal público y de construcción ciudadana, es prioridad.
 
Mitos y prejuicios
 
– ¿Hay un público que no mira la TV Pública?
-¿Cómo sabés que hay un público que no mira la TV Pública? Básicamente, porque hay un sentido común –construido, como todo sentido común – que dice que “la TV Pública no la mira nadie”. Seguramente hay un público que no mira Canal 13. Sin embargo nadie dice “A Canal 13 no lo mira nadie”.
 
– ¿Por qué pasa esto?
– Este trabalenguas se destraba entendiendo que tenemos en Argentina un sistema de medios hiperconcentrado, en que todos los contenidos -tanto ficcionales como periodísticos y de variedades- tienen una sobrerepresentación de la Ciudad de Buenos Aires y la clase media porteña. A esto hay que sumarle que está asociada a una medidora de rating también monopolizada que sólo mide lo que ven los y las habitantes de CABA y Gran Buenos Aires. Entonces, ya partís de un problema de base en que no se sabe que se ve en el resto del país, ni cómo. La medidora Kantar IBOPE es una metonimia: sustituye el todo por la parte. Con los índices te muestra “lo que se ve en el país”, cuando en realidad no es así. Por otra parte, el rating es un indicador comercial que sirve para vender publicidad. A priori, la TV Pública no tiene esa intención por lo que el rating no es determinante, aunque hubo gobiernos que sí se lo plantearon, como los de facto; hasta hubo uno que lo propuso como slogan “ATC: Ahora también competimos”, en 1991…
 
– ¿Se pudo evaluar el alcance de las ficciones en el interior del país?
-En el 2014, se había lanzado el Sistema Federal de Medición de Audiencias (SIFEMA) justamente para democratizar la medición a lo largo y ancho del país, lo que impacta en la democratización de la pauta publicitaria y, por ende, en la sustentabilidad de producción de contenidos locales. Era un sistema previsto para saber no sólo qué cantidad de personas veían determinado programa en determinado lugar, sino también cómo, por qué y de qué modo lo veían. Conocer el consumo cultural en un sentido amplio. Era un proyecto inter-universitario nacional que de forma piloto se implementó a través de la Universidad Nacional de San Martín. Allí aparecían las mayores diferencias de medición respecto de IBOPE que eran a favor de la TV Pública. El proyecto se paró en 2017 por falta de recursos.
Ahora, frente a esta complejidad, podés tomar la medición de IBOPE para otros análisis de tipo cualitativo. Una ficción en la TVP tiene un promedio de 1,5 de rating con un pico de 3. Ahora, la 3º temporada de “El marginal” debutó con un pico de 14, ganándole a la telenovela “Tierra de amor y venganza” de Canal 13. ¿Qué tal? Quiere decir “que mucho Polka, mucho Netflix” pero ponés una ficción buena en la TVP y hay público que la mira: ¡Se mira al canal público y la televisión! Dos cosas que para muchos están muertas…
 
Casos especiales
 
– ¿Por qué las ficciones de la TV pública tuvieron más prestigio que rating?
– Al no estar sujeta a lógicas comerciales, la factura es distinta. No es una máquina de hacer chorizos. Hay otros tiempos de realización, otra inversión estética, temática, otro padrón de calidad. Hay ficciones de excelencia producidas por la TVP como “En Terapia” con actores y actrices de primera línea, que ya te dan un estándar de calidad. 
Por otro lado, la política de fomento a la luz de la Ley de SCA, permitió hacer miniseries y series con elencos locales y con alguna figura reconcida encabezando, que también son de una calidad de artesanía fílmica. Se me viene a la mente, “La riña” de Maximiliano González. Estos contenidos de fomento se pueden ver hoy, principalmente, en la plataforma Cont.ar.
 

– ¿Cuáles fueron las ficciones más importantes de la TV Pública en el período analizado?
– Hay varias. De hecho, en el libro hicimos un “paisaje visual” que es un dossier fotográfico que destaca con imágenes las ficciones televisivas que consideramos más relevantes durante esos diez años de oferta por distintos motivos. Te nombro algunas, “Combatientes”, “Las huellas del secretario”, “Según Roxi”, “La chica que limpia”, “Broder”.  Pero me quedo con “Muñecos del Destino”. Es más, soy una militante de esta ficción. La destaco porque tiene muchas capas de sentido que nos ayuda a entender el valor y las problemáticas que tuvo la política de fomento de la Ley de SCA, que fue extraordinaria, revolucionaria, aluvional aunque ese “caos fecundo”, también tuvo sus complejidades. “Muñecos…” es una especie de micro telenovela paródica hecha de títeres de manipulación de tela, programada por la TVP en 2012. Salía después de Capusotto. Era oriunda de Tucumán y discute los mandatos sociales de la comunidad sirio libanesa, que es muy fuerte en esa provincia. Hace otro tanto con el formato telenovela y el género melodrama como forma de representación de identidades características de América Latina. Va más allá al plantear hasta qué punto la representación puede construir “verdades”. Por eso, la parodia. Tuvo problemas en Tucumán para ser programada porque “Tinelli daba más rating” y la gobernación les exigía tributar cuando no les correspondía. Es una ficción que trabaja con muchas metáforas y se vuelve filosófica. Siempre que puedo hablo y escribo sobre ella (https://perio.unlp.edu.ar/ojs/index.php/revcom/article/view/7287/6290) 
 
– ¿Cómo viste el paso de “Según Roxi” de You Tube a la televisión?
– Podemos decir que es la primera experiencia argentina o, al menos, la de mayor desarrollo, de ficción transmedia. De hecho, es un formato de innovación. En nuestro libro ese pasaje está contado en detalle. No fue un producto transmedia nativa sino que se desarrolló como tal en el tiempo, y fue desplegando sus distintas narrativas, en soportes como You Tube, blog, libro y obra de teatro. En el libro la destacamos en el dossier fotográfico y con un capítulo dedicado a su análisis. ¡A leerlo!
 
Cambio de paradigma
 
– ¿Cómo fue el pasaje de la gestión kirchnerista a la macrista? Me refiero tanto a la calidad como a la inversión destinada a la ficción.
– El punto nodal de la “gestión kirchnerista” tiene que ver con la enorme cantidad de concursos de fomento para la producción de ficción que trajo la aplicación de la Ley de SCA. De hecho, del 2009 al 2019, la oferta anual de la emisora se sostuvo en promedio, con un 60% de ficciones realizadas a partir de esos subsidios públicos. Incluso, durante la gestión macrista fueron, mayormente, ficciones hechas en la gestión previa. 

En rasgos generales, el período de 2009 al 2015 fue de expansión y se expresó en los índices de horas de exhibición de producción nacional (más de 800 hs), la diversificación de las modalidades de realización (coproducción, productoras independientes, concursos, producción propia) y en la variedad de formatos tradiciones y no tradicionales (sitcom) y de géneros poco frecuentes (terror, docuficción, mocumentary). Esto hay que pensarlo también en el gran impacto que produjo en la creación de fuentes de trabajo legítimo.
La telenovela como formato hegemónico fue descentrado en pos de la minisierie, lo que permitía una factura artesanal, diversidad de temáticas y rotación de realizadores porque, al ser de corta duración, se necesitan varias para llenar la grilla.
Un aspecto relevante fue la aparición de ficciones realizadas por universidades nacionales, y lo más inédito, la programación de aquellas de otras provincias. Todas, producto de los concursos de fomento federales. Al menos, hubo una ficción representante de cada región del país. Se puede hablar de federalización de la pantalla. En términos de temáticas dominantes, sobresale el revisionismo histórico, así como un germen de temáticas de género que se va a potenciar en el período siguiente.
Lo que vino después con Macri fue el achicamiento del Estado en todas sus dimensiones, incluyendo obviamente a los medios públicos y la ficción. De 2016 a 2019, se exhibieron apenas 300 horas aprox. de ficción. Hubo una contracción, no solo en términos de oferta, sino también en términos de diversidad de contenidos, volviendo a los géneros y formatos más tradicionales y a la larga serialidad. Lo más destacado es que, en este período, a nivel de representatividad federal de la pantalla, se exhibieron el triple de horas de ficción federal en relación al periodo previo (del 5% al 15%) pero resulta que eran ficciones originarias de las provincias que coincidían con el mapa electoral de Cambiemos: Santa Fe, Córdoba y Mendoza. Para Hernán Lombardi que lo mira por TV…
 
¿Qué pasó con “Cuentame como pasó”?
-De la mano de la contraccción que te mencionaba, vino la concentración. El primer gesto fue que el Sistema Federal de Medios y Contenidos Públicos pasó a aglutinar todos los medios públicos, bajo el mando de Hernán Lombardi, en la órbita de la Jefatura de Gabinete de Ministros. O sea, dependía directamente del Poder Ejecutivo. Menciono esto porque el discurso de Lombardi siempre fue la “verdadera pluralidad de voces, des-idelogizar y des-gubernamentalizar los medios públicos”. ¡Al final, lo que hicieron fue la que la TVP dependiera del presidente!
Desde ese lugar, “Cuentame como pasó” fue la gran apuesta de Lombardi por la ficción diaria, integralmente realizada por personal de la TVP, hecho que no ocurría desde Cartas de amor en cassettes, a inicios de los años 90. Como decisión política, el producir en el propio Canal, me parece muy bien. Ahora, el problema fue que era la única ficción y acaparó una parte significativa de la grilla, representando el 45% del total de horas ofrecidas en 2017 (60hs) y el 17% en relación al total general del período 2016-2019. Según La Política On Line (2017) habría significado una inversión de 100 millones de pesos y el 70% del presupuesto artístico del canal. La prensa marcó en su momento que no tuvo una buena repercusión de IBOPE (1,9), costándole la salida a Horacio Levín, director ejecutivo de la TVP que renunció apenas se terminó de emitir el serial. 

– ¿Qué recepción tuvo el libro?
– ¡Muy buena! Lo venimos presentando en distintos eventos académicos y está despertando mucho interés. Se van enterando que el libro existe y lo piden. El guionista Marcelo Camaño, por ejemplo, se interesó con la publicación porque es docente, y se encontró con que no había materiales de este tipo para dar en las clases. También hay una importante repercusión en la prensa lo cual valoriza mucho al libro y amplía su circulación. La idea es que trascienda el ámbito académico y pueda llegar a otros destinatarios como periodistas (para insumo para notas sobre ficción), gestores de televisión y programadores de tv, a les realizadores implicados en las ficciones, y al público “común” interesado en estos temas.
 
– ¿Quedó algo afuera?
– Siempre en toda obra queda algo que no se incluye; en un momento hay que cortar ¡sino es impublicable! En este caso, me hubiera gustado hacer entrevistas en profundidad a Martín Bonaventti y a Horacio Levin que fueron los directores ejecutivos de la TVP en el periodo estudiado. No llegamos; quedará para la próxima publicación. Lo que “quedó adentro” es mucho, y ahora tiene que circular para que sea debatido, repensado y compartido. Eso es lo realmente importante.
 
La otra pasión
 
– ¿Por qué agente de prensa? ¿Cuándo descubriste tu vocación?
– Siempre tuve la idea de tener una agencia de prensa. Creo que – con y sin consciencia – fui construyendo un lugar que sintetiza de alguna manera mi formación (comunicación, ficción, teatro, investigación) y mis deseos. Antes de ingresar a Comunicación en la UNQ, pasé por la carrera de actuación en la EMAD (1995-1996). A pesar de haberla abandonado, siempre estuve vinculada al teatro de distintas formas ya sea porque soy fotógrafa de teatro, hice teatro comunitario con Matemurga de Villa Crespo y periodismo cultural para un sitio que se llamó Adondevamos.com (2000-2002). Por entonces, me llegaban las gacetillas de prensa para cubrir las obras desde las agencias que hoy son mis colegas. ¡Las vueltas de la vida!. La prensa de teatro envuelve para mí un universo sumamente atrapante. Por un lado, es de construcción vincular con el otre, tanto con la compañía de teatro como con el/la periodista, cada vínculo es una experiencia, un encuentro de comunicación y una artesanía del entendimiento. Luego, cada experiencia de prensa te trae un conocimiento sobre el mundo del teatro. Es decir, un saber nuevo sobre trayectorias, autorías, estéticas, etc., y un conocimiento nuevo que cada medio construye sobre la obra cuando la comunica, ya sea a través de una entrevista o una crítica. Ser mediadora de esos procesos es un desafío, y sobre todo un compromiso ético y político que asumo con placer.
 
– ¿Qué se le pide al agente de prensa? ¿Visibilidad en los medios más importantes, buenas críticas o la concurrencia del público? ¿Alguna en particular o las tres juntas?
– Todo eso junto o separado, y más también. Para mí, lo importante es ser clara y precisa en lo que ofrezco y el modo en que trabajo. Más allá de lo que pidan, ofrecer siempre una propuesta realista, acorde a la potencialidad que tiene la obra en su comunicabilidad. Foco en el proceso y no en el resultado, diálogo permanente y trabajo en equipo. Si estamos de acuerdo, vamos para adelante.
 
– ¿Toda obra de teatro es “prenseable”?
– Si, pero no para mí. Elijo mucho qué obras difundir porque hacer curadoría es definir una identidad propia como agente de prensa. Sólo puedo defender desde la comunicación, las obras que estén acordes a mi gusto estético, mis intereses temáticos, y mis valores y principios ideológicos. De ahí el compromiso ético y político que te mencionaba recién.
 

– ¿Qué opinas de la crítica a los agentes de prensa que acreditan a “periodistas/críticos” que no cuentan con un saber acorde?
– Cada agente es responsable por el trabajo que realiza, lo que legitima invitando y lo que produce en consecuencia para la obra y compañía. Personalmente, sólo invito a quien creo va a realizar un aporte a la obra desde algún lugar. Puede ser une periodista o critico de medio masivo, universitario, o alternativo. Tal vez, pueda ser alguien muy activo en redes sociales y atrae “me gusta” y hace circular la obra. O es une estudiante que da sus primeros pasos en su blog propio y ves que tiene mirada con criterio. Entonces, contribuís a la obra y al crecimiento de ese medio. No hay que perder de vista que vivimos en un sistema de medios hiperconcentrado. Si te quedas invitando e insistiendo sólo a los medios masivos porque son los “únicos socialmente legitimados”, te morís. Los medios masivos y sus periodistas de espectáculos también atraviesan problemas complejos y estructurales, que van desde la imposición de la agenda hasta la precarización laboral. Entonces, que existan otras voces, medios, blogs y redes contribuye a la democratización de la comunicación, donde todas las partes ganan. Por mi formación de docente e investigadora de una universidad pública, investigo muchos medios alternativos, y busco fortalecerlos invitando y legitimando otras voces. En esa búsqueda, también soy crítica, y elijo los medios con los mismos criterios con que elijo las obras para difundir.  
 
– ¿Cómo es la relación entre los periodistas y los elencos? Más aún cuando, la crítica no es buena. Al respecto, ¿la única crítica valedera es la que habla bien de la obra, sin importar quien la escriba?
-¡Hay tantas relaciones como periodistas y elencos! Lo importante es mediar de la mejor forma para que ambas partes estén cómodas. Si al o la periodista no le gustó la obra y no quiere escribir, todo bien; si quiere escribir; todo bien. Si la compañía quiere difundir la mala crítica, todo bien; si no quiere o quiere en parte; todo bien. No hay receta, hay subjetividades. Diálogo y libertad, ante todo. En el medio, los acuerdos.
La única crítica valedera para mí es la que está bien argumentada, para bien o para mal, no importa quien la escriba. Si hay fundamento, va a ser una contribución para la obra.
 
– ¿Qué sentís cuando se les echa en cara a los agentes de prensa el costo por sus servicios y el “lo que sacamos del subsidio se va en prensa” que esgrimen muchos elencos?
– El servicio de prensa es un servicio profesional que conlleva tiempo valioso de trabajo y de formación por detrás. Por ende, merece ser valorado material y simbólicamente, como cualquier otro rubro envuelto en el quehacer teatral. Si es el subsidio no alcanza, no es problema del agente de prensa. El eje de discusión es otro. En lo personal, siempre busco la manera de que el servicio sea accesible para que la “rueda teatral” gire pero nunca subvaloro mi trabajo. Defender el valor es apoyar la profesionalización y evitar la precarización laboral que, de hecho, es un punto que los actores y actrices siempre reclaman con todo derecho en el teatro independiente. El año pasado hice la prensa de “Los actores infelices”, una obra que tematizaba esta cuestión donde también la “ligaba” la prensa. Le retruqué al director y le dije “Tenés que hacer una obra que se llame Lxs prenserxs infelices´; yo te la actuo”. (risas)
 
Visión personal
 
-Tenes un formulario delante tuyo y te pregunta sobre tu profesión, ¿qué ponés? ¿Por qué?
– Tengo un vicio profesional por haberme formado con una metodóloga que hace que corrija todo formulario que se me cruza. Me divierte hacer eso. Tacharía y pondría “Profesiones”. ¿Suponer que una persona tiene sólo una profesión, cuando en el mundo moderno nuestra identidad es múltiple? Luego pondría: docente universitaria y agente de prensa de teatro. Es curioso porque no todos los que conocen mi vida académica, saben que hago prensa, y viceversa. Un formulario siempre te descuartiza, pero digamos que soy eso. Mi vida está entramada en relación a esas dos actividades.
 
– Como docente, ¿cómo ves los consumos culturales de les alumnes?
– Mis estudiantes promedian los 23-24 años y habitan en el conurbano sudeste. De las conversaciones que tenemos en clase, surge que consumen mucho podcast y plataformas globales, y un repertorio de música trap o similar que desconozco. Me traen mucha información y disfruto de eso. Pocos conocen las plataformas nacionales de contenidos como Cont.ar y Cine.ar, entonces se las milito. En Capussotto, nos encontramos siempre. A veces, me traen sorpresas. El otro día una alumna – algo mayor al promedio de edad – me habló de ¡“Juana y sus hermanas”! Dijo que lo veía de niña, y yo de adolescente. Aprovechamos y hablamos de las “perlas” en medio de la televisión basura de los 90.
 
– Si por la puerta de la UNQ entrase la Alejandra Pia Nicolosi de 18 años, ¿qué le dirías? ¿Algún consejo o recomendación?
– Sólo le diría que “el deseo no se posterga”.

1 comentario en “Alejandra Pia Nicolosi: «La innovación es el denominador común de las ficciones de la TV Pública».”

  1. Alejandra, leí la nota sobre «Paisaje ficcional de la TV pública»; me sentí muy identificado amén de agradecido… Me rompió la cabeza eso de «… ‘artesanía del conocimiento’, eso es lo que intenté cuando dictaba ‘Historia del Cine Latinoamericano’ en la Escuela de Cine de la UNT (por lo cual, fui un tanto mirado de reojos por colegas y directivos; lógico, me importó tres carajos). Gracias por tu coherencia que tanta falta hace hoy.
    Abrazos sinceros.

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