Hace poco más de un mes, recomendamos un libro basado en la vida de Marcelo Bielsa, escrito por Román Iucht. Hoy tenemos su palabra en el Caleidoscopio para que nos cuente no solo sobre Bielsa, sino sobre su imagen y pensamiento tanto en los medios como en la gente y también sobre el hacer periodismo y Víctor Hugo Morales.
– Román, ¿por qué Bielsa?
– Porque me parece un personaje diferente dentro del futbol, para tomar al micromundo del fútbol aunque extensible al mundo general también. Sabemos que es un tipo que mantiene una línea de conducta y coherencia tan firme y tan evidente que se preocupa tanto porque quede claro eso y a lo largo de toda su vida, lamentablemente no abundan en esta sociedad argentina. Mejor dicho, no se si no abundan pero al menos en lo que uno ve como personajes públicos, no abundan. Seguramente dentro de los anónimos debe haber muchos Bielsas pero dentro de los públicos, escasean mucho.
– En la presentación dijiste que el libro lo pensaste a pensar en el 2001. ¿Pasó algo en ese momento que te decidiste a hacerlo?
– No pasó nada. En realidad, pasó que a mi me pareció que era un tipo sobre el cual valía la pena escribir un libro. Además, a mi, por sus características profesionales y personales, me invitaba al menos a pensarlo. Durante ocho años y monedas, la idea quedó embargada. En algún momento, a partir del trabajo que realizó en Chile y que yo sentí que, bueno no se si decir que estaba preparado porque uno no lo sabe hasta que lo intenta y no cuando lo empieza sino cuando lo termina al libro. Pero por lo menos que valga la pena el intento. Más que nada tuvo que ver con eso ni con cuestiones futbolísticas o institucionales como país sino como Bielsa como técnico de la selección. Viendo quien era el personaje en cuestión, pensé que en algún momento (esta era la idea) en algún momento sería interesante para mi encarar un desafío como este.
– Generacionalmente, ¿tomaste a Bielsa por algo en particular? Porque si es por la obsesión lo tenemos a Bilardo o si es por el lirismo, lo tenemos a Menotti.
– No se si tan matemático pero creo que….en realidad, básicamente, no hay personajes fundacionales. Se habla mucho de Menotti y de Bilardo porque ganaron Mundiales. Si los que vinieron después hubiera ganado, probablemente se terminaría de identificar con los dos pero a esta altura del partido y aún entendiendo el contexto en el cual surge esta dicotomía, afortunadamente muchos periodistas trataron en el tiempo, no se si tanto de separarse al respecto pero si trataron de entender que el fútbol va más allá de Bilardo y de Menotti. Se pueden encontrar elementos reconocibles en los equipos de uno y de otro pero también hay terceras posiciones. Diría que lo de Bianchi, un sabio…lo dijo Christian Bassedas pero no me lo dijo a mi sino a la revista Un Caño donde dijo que “Bianchi era un sabio y Bielsa un científico”. También me dijo al respecto de los entrenamientos de Bielsa que era como ir a la universidad. Esto lo charlaba con gente a propósito del libro que Bielsa es una fusión de Menotti y Bilardo 2.0. Una versión recargada y adaptada a estos tiempos.
– ¿La prensa fue injusta con Bielsa?
– Si. Me animaría a decir que fue injusta y hoy, en muchos casos, es hipócrita. En su momento fue injusta porque la lógica de los medios no reparó en un tipo como Bielsa. En realidad es volver a tu primera pregunta porque Bielsa es un antisistema. Trata de pelear desde adentro del sistema mientras pueda pero no responde a lo que el sistema manda. Es un contracultural. En función de esto y a partir de sus convicciones, la prensa fue injusta porque nunca pudo aceptar que, a partir desde que asumió como técnico de la selección nacional, dejó de dar notas exclusivas. O sea, el mismo tratamiento a todos los medios y los que son dueños y poderosos creen que ellos deben tener una prioridad. Que el mundo, en tanto y en cuanto, ellos como poderosos lo maneja, creen que a todos se los puede manejar asi y la lógica de las personas es así. Y la de Bielsa no fue asi lo que resultó muy molesto. Muy molesto. A tal punto que lo esperaron todo el tiempo que fue necesario porque mientras le iba bien, no le dijeron nada pero cuando le fue mal desde los resultados, le pegaron desde estos resultados y por todo lo que no le pudieron pegar antes. Y del resto, te diría que el público en general, en cualquier ámbito, hoy, repite lo que consume, lo que ve y lo que escucha. Un tipo que daba conferencias de tres horas, manejaba un nivel en cuanto vocabulario que iba por encima de la media, que se expresaba de otra forma y con una personalidad fuera de lo común, era ideal para los medios como para decir que “está loco” o no responde a la lógica. Y la gente lo escuchaba y lo repetía. Por eso fue injusto e hipócrita, lo cual es bien argentino, porque hoy todos son bielsistas. Todos se subieron al barco del bielsismo ahora que el barco no solo que está firme y fuerte, ha llegado a distintos puertos sino que, además, está políticamente correcto manejar los valores del bielsismo.
– En un momento de la charla, dijiste que te gustaría ser mosca para escuchar una conversación entre Bielsa y Valdano y que Valdano dijo que “A la Argentina le haría falta muchos Bielsa”. ¿Se bancaría la Argentina muchos Bielsa?
– Y….es una pregunta muy buena. No creo, difícilmente. Es por eso que hay poco. En realidad no pareciera la Argentina (con lo crítico y provocador que lo diga), ser un país muy contenedor de esa clase de personalidades. Dije que me gustaría ser mosca en una reunión así porque Valdano y Bielsa son dos tipos que pueden expresar a la perfección casi, partiendo del ejemplo concreto, lo que implica la frase “construir desde el disenso”. Cada uno con su punto de vista y su opinión, son tipos que se escuchan, se nutren de lo que el otro le dice, pensando si lo que el otro le está diciendo no puede llegar a ser un punto de partida de una visión distinta y no equivocada. Por eso, no hay que destruirla ni subestimarla. Pero si, creo que es difícil pensar una sociedad argentina con muchos Bielsa. Probablemente nos iría mejor. Tampoco estoy hablando como si Bielsa fuese “EL” paradigma de ideal de país. En todo caso, es un tipo que se esmera en tratar de ser consecuente entre lo que dice, lo que hace y lo que piensa pero nada más ni nada menos que eso. Porque además está ese otro tema que Bielsa siempre decía, “si a mi me elogian por mi honestidad no me gusta porque es, para mi, un valor inherente, pero al mismo tiempo, parece que yo valgo solo por ser honesto. Trabajo y hago una gran cantidad de cosas más allá de mi honestidad.” Pero digo que la Argentina, para muchas cosas, es un país muy impulsivo –los argentinos somos muy impulsivos- y para otras, muy expulsivo. Entonces, expulsamos directa o indirectamente a mucha gente, con una tendencia que fue muy de los 90, y que en algunos casos, se haya podido revertir. Ojala que, si esta tendencia existiera, se afirme. Tal vez algunos sienten que pueden volver pero me parece que en general somos para algunas cosas muy impulsivos y para otras muy expulsivos. Lo que generamos es que, para que mucha gente pueda desarrollar lo suyo, tenga que irse afuera.
– Me sorprendió entre los testimonios la ausencia de Juan Sebastián Verón y Fernando Redondo. ¿No se dio?
– No es que no se dio ni que no los consideré. La realidad, como conté en la presentación, es que siempre uno va a querer tener un testimonio más y que va a tener algo que lo va a transformar en valioso. El de Verón siempre lo manejé. Podría ser interesante pero en función de acotar el libro, pensé que había otros que podían ser igual de útiles y que podían servir igual a los efectos que quería. El de Redondo también hubiera sido importante. Hay una cuestión que puede parecer demasiado cruda pero tiene que ver con los tiempos. Hay personajes que pueden ser más accesibles y otros que no son tan sencillos de encontrar. Verón hubiera sido de los accesibles pero coincidió con Estudiantes jugando la Copa, el campeonato y los tiempos tampoco son tan sencillos. Uno tiene que ser respetuoso de los tiempos del otro cuando uno quiere que sean respetuosos de los tiempos de uno. Con Redondo, la realidad es que ni siquiera me tomé el desafío de ver cuan inaccesible podía ser. Pero en estas situaciones uno piensa que puedo ganar y cuanto perder, teniendo en cuenta el tiempo que se dispone. Uno termina diciendo “voy por otro lado” y por más que sean testimonios interesantes, lo trato de resolver desde otro lado. Te podría agregar una lista de diez tipos más que me hubiera gustado que participen del libro pero también se hubiera incrementado la extensión del libro. Hubiera implicado diez páginas que se hubiera tenido que bajar porque la editorial le pone un límite o esos diez testimonios nuevos hubiesen bajado a los que ya estaban. O sea que estamos hablando de lo que podían haber dicho diez testimonios (que no lo sabemos) y diez testimonios que si sabemos que dijeron. En la hipótesis de que diez más hubiese sido mejor, es válida, pero uno no podría terminar nunca.
– En tiempos de periodismo independiente y periodismo militante, ¿cómo ves esa dicotomía?
– La veo peligrosa…la veo, a ver, en algún punto, desenfocada. A eso me refiero. En un punto, un periodista puede tomar posición. No veo mal eso pero creo que volvemos a lo que dijimos antes de Valdano y Bielsa. El riesgo es perder el origen, lo medular de un periodista. Podés opinar y expresar un punto de vista pero esta dicotomía llevó a que parezca que te tengas que ubicar en una vereda y necesariamente esto implica que lo que dice el otro está en otra vereda. Me parece que esto no es la mejor manera de ver las cosas, el estar conmigo o en contra mío. Esa oposición, ese choque tan abrupto no ayuda. Llevado a lo global, no le hace ningún favor a ninguno de los dos lados. Me parece que parte de la esencia del periodista –aún sentando posición y opinando, porque si está capacitado, es interesante escuchar una opinión bien fundamentada-, parte aún, así y todo del ejercicio del periodismo, no perder el espíritu crítico para todo. Para mi, en mi manera de escuchar como ciudadano, de interpretar e identificarme o separarme de un periodista, lo legitima mucho más a alguien que tiene sentada una posición en un momento, ser crítico de esa posición que defiende. Eso significa que aún identificado con una idea, no es un fundamentalista. Esto, trasladado al fútbol, para trazar una idea, si vos sos un jugador y tirás un caño, en la primera, te lo van a ovacionar, en la segunda, te aplauden, en la tercera que genio y en la cuarta, no llama la atención…
– Y en la quinta, te insultan…
– Claro! No digo que no tire un caño y que la tire a la tribuna. No es eso. Como dice el Indio Solari, “el lujo es vulgaridad”. Se pierde el efecto de lo que realmente vale pero parece que no vale tanto porque es vulgar y se repitió.
– Recién dijiste la palabra “esencia”. ¿Está perdiendo su esencia el periodismo?
– No puedo ser absoluto y decirte que se está perdiendo. Creo que son tiempos en los cuales es complicado ejercer la profesión del periodista en tanto los elementos que tiene que tener el periodista. Hay una realidad y que si la negás, estás haciendo apología de la ingenuidad, que es la lucha entre el Gobierno y un par de los medios más importantes que forman opinión. Todo eso enrarece un poco el clima. Ni que hablar de la Ley de Medios en el medio, valga la redundancia. Yo estoy a favor de la Ley de Medios, apoyo esa Ley. La incorporación y la aplicación de esta ley pero volvemos a lo de antes. Perfecto, apoyamos a la Ley de Medios pero es una ley de Medios que debió existir antes. La pregunta es (y mi respuesta es NO) ¿se puede despegar la Ley de Medios del conflicto entre Gobierno y Clarin? Creo que no. Algo que en si, debería ser genuino y debería existir por su esencia, se transforma en algo que no sabés si tiene que ver con lo esencial o si tiene que ver con esta esencia más otras cuestiones. Ante ese conflicto y esa tensión permanente, los periodistas –y esto es lo más grave-, terminan quedando como rehenes de situaciones. Se me ocurre que es complejo lo esencial dentro del periodismo.
– La última, dos palabras sobre Víctor Hugo y su posición actual. Más como referente tanto de periodistas como de oyentes.
– Me parece que Víctor Hugo eligió una postura y la defiende como todo lo que hace Víctor Hugo, jugándose un pleno en cada bola de la ruleta, justo sobre el fleje. En ese sentido no me sorprende. Lo conozco desde hace veinticinco años y siempre fue igual. Se podrá compartir o no su postura, con lo que él piensa. Además, a esta altura, negar lo que puede expresar Víctor Hugo desde lo dialéctico es como querer tapar el sol con la mano. Me parece que la suya es una postura muy jugada y que a esta altura me parece muy cristalina y muy sincera. Frente a eso, podrá generar distinto tipo de opiniones en la gente pero estoy absolutamente seguro que es sincera y que tiene que ver con su forma de pensar. Nada más que con eso.