Culpa, familia y desdicha
De Armando Discépolo. Adaptación y dirección: Adrián Canale. Con Martín Urbaneja, Mariela Acosta, Sylvia Tavcar, Ileana Peralta, Tian Brass, Silvina Katz, Natalia Fanucchi, Federico Gonzalez Bethencourt y Leonardo Odierna. Iluminación: Adrián Canale y Sergio Costessich. Ambientación, Diseño de vestuario y Espacio escénico: Gabriela Delmastro y Paula Jmelnitzky. Música original: Tian Brass
Puerta Roja. Lavalle 3636. Sábado, 22.30 hs.
Adrián Canale vuelve por sus foros de revisitar un texto de antaño. Ahora le toca a uno bien escondido de la obra de Armando Discepolo con una temática que es muy moderna en tanto y en cuanto al rol de la familia, la lucha entre el ser felíz y la culpa con los demás asi la manipulación que conlleva aquella.Aquí, Amanda está casada con el veterano Camilo pero no es felíz con él. Su belleza hace que se le acerquen inescrupulosos millonarios como el joven Leonardo pero su corazón tiene dueño: Eduardo, casado con Elena. Punto fundamental en la puesta y lo que la hace muy actual es el discurso de Doña Flora, la madre de Amanda, consumista y codiciosa por más que tenga que poner en juego la felicidad de sus hijos.
El entramado dramático de la puesta varía desde la culpa, el deber ser y el querer ser, con personajes muy bien delineados en el que, los que tendrían que ser los “malos”, como los esposos engañados, no lo son. Por el contrario, son los que brindan un rasgo de humanidad y dignidad frente lo propuesto por los intereses de Leonardo y Flora. Intereses que hoy en dia se ven muy claramente en varias situaciones ligadas al status porque “pertenecer tiene sus beneficios”. Otro gran acierto de la puesta es que no se queda solo en lo que sería «el grotesco» sino que se le brinda un trabajo muy importante en todas las aristas que puede tocar. Además, lejos de ser complaciente, la identificación con situaciones fácilmente reconocibles y más aún, con un final fuerte, hace que la creación de sentido sea aún mayor.
Muy bien Martín Urbaneja y Mariela Acosta en los roles principales, encabezando un elenco por demás sólido en sus interpretaciones. La música en vivo, muy bien ejecutada, brinda una atmósfera de calidez y es atrapante en la concepción de las escenas. La iluminación es parte fundamental en la puesta con excelentes climas que, junto con el muy buen trabajo realizado en la puesta en escena y disposición del espacio con entradas laterales a lo que sería el escenario. El vestuario también impone su impronta con un trabajo importante y no considerándolo como una parte menor de la puesta ya que ubica y crea sentido desde un lugar a tener muy en cuenta.
«Amanda y Eduardo» es una puesta seria y muy bien realizada en su totalidad. Para ver y volver a ver asi el disfrute es completo.