La puesta toma cuatro cuentos que son “El paseo repentino”, “Ante la ley”, “Buitres” y “Una confusión cotidiana”, un audiovisual que abre la puesta. Aquí, con varios lenguajes para dar forma a los cuatro cuentos, la puesta toma desde la multimedia hasta el lenguaje de sombras y música en vivo. Todo sin utilizar más lenguaje que el corporal ya que las palabras no son tomadas en ningún momento, salvo por el audiovisual.
La imaginación y el deseo de estirar los límites de los lenguajes comunicacionales son bienvenidos. Es una puesta que se arriesga en la búsqueda de nuevas formas. El maquillaje y el vestuario son partes fundamentales de la puesta asi como la participación de Ramiro Torreira con la música en vivo. El clima opresivo que Kafka dotaba a sus obras se plasman aquí, con las sombras, la música y el engranaje del tiempo, sobre el ser humano, encarnado en la piel de Marcos de las Carreras. No obstante, hay pautas a mejorar como la entrada y salida de la pantalla, que es desprolija y corta con el clima creado. Los cortes entre los cuentos son muy abruptos y obtienen el mismo resultado que el retiro de la pantalla. La iluminación, punto fundamental de la puesta en las escenas, en el intermedio, también conspira contra el desarrollo de los cuentos.