José María López: «Con Alterio, barrimos el piso del teatro».

Su cara es más conocida que su nombre. Si bien hizo mucha televisión, su pasión es el teatro, al que retorna con “El Ex alumno”. José María “Pepe” López reivindica la composición del actor, dice que la televisión está en su peor momento y recuerda su paso por “Telescuela Técnica”.

– ¿Cómo surge la posibilidad de participar en “El ex alumno”?
– La posibilidad surge porque Luis Saez, el adaptador y el director de la obra, me llamó y me pidió que haga el personaje del profesor. Con Somigliana, el autor, tengo una relación maravillosa a pesar de que murió hace casi veinte o veinticinco años. Trabajé en una obra de él, en el segundo Teatro Abierto, que se llamó “Oficial Primero”…

– En el año 80 y pico, no…?
– Uy, Dios…el tiempo que hace. Fue en el año de la Guerra de Malvinas y esta obra, que era corta, contaba sobre el tema de los desaparecidos y los habeas corpus. Tuvo mucho éxito. Hicimos temporada en el Margarita Xirgu y después fuimos al Festival Latino de Caracas, con dos obras de Teatro Abierto. Fue una especie de bisagra en mi…me da no se que decir carrera…como si fuese muy importante, jaja. Asi fue que se me empezó a conocer en el medio. Bueno, esa obra era de Somigliana y ocurrió una cosa muy curiosa. El personaje lo iba a hacer Ulises Dumont o Jorge Rivera López pero Beatríz Mata había venido a ver, durante la Guerra de Malvinas, una obra que hacíamos en el Teatro de San Telmo, “El esplendido cornudo” de Maeterlinck. No venía nadie a verla y ella vino invitada con su marido. En aquél momento, Beatriz Mata era muy conocida. Cuando salí, era pleno invierno y hacía mucho frio. Ella me esperó y me dijo que le había gustado mucho mi trabajo. Pasó. Ese año había que inscribirse en Teatro Abierto para estar y me mandé. Total, nadie me conoce y fui. Al poco tiempo, me llama ella y me preguntó “¿Estás inscripto en Teatro Abierto?” y terminamos haciendo en ese ciclo, la obra en el mejor teatro y en el mejor horario, en el Teatro Odeón, que desgraciadamente lo tiraron abajo para hacer una playa de estacionamiento y los sábados, a lo último. Fue maravilloso. La gente respondió de una manera..! Estaba totalmente asombrado y nunca había trabajado en un teatro tan grande. Ese fue mi punto bisagra y ahora espero que “El ex alumno”, también lo sea! Jajajajaj

– ¿Cómo fue hacer la composición, si es que se puede hablar de composición, para el personaje?
– No se si conocés una anécdota de Lopez Lagar…sabés quien es ,no? 

– Si si.

– Sos joven… 

– Aparento menos de lo que tengo…, tengo 37

– Igual sos joven. Pedro Lopez Lagar era un gran actor. Mi maestro Agustín Alezzo es muy exigente. Estuve siete años estudiando con él y me había contado que había ido a verlo…no me acuerdo si fue con “Panoramas desde el puente”, que Lopez Lagar había hecho y que fue a verla como siete veces. Para que Alezzo haya ido a verla siete veces, con lo exigente que es…y que no le gusta nada…jajajjaa. Yo nunca la vi y hay una anécdota en la que un periodista le pregunta “Maestro, como hace usted para componer un personaje?” y él contestó “Me pongo la gorra y salgo”. No es que yo te conteste lo mismo, eh! El mio es un personaje muy lindo porque es un viejo muy complejo. Es un viejo profesor del Nacional Buenos Aires, colegio al que había ido. 

– Las cosas de la vida… 
– Si…y que ahora han pasado 30 años de que se jubiló y ahora viene a visitarlo un ex alumno. Este viejo profesor es muy complejo y es lo lindo que tiene. De repente pasa de ser…me cuesta mucho explicar a los personajes…pasa a ser de un hijo de puta y tiene cambios. Eso es lo lindo, en componer algo, en arriesgar. En general, los actores, ahora, con la televisión y eso, arriesgan poco.


– Me ganó de mano porque le iba a preguntar sobre esa queja que hay de que los actores jóvenes hacen de ellos mismos.
– Es cierto pero es porque la televisión no pide otra cosa. Saber la letra, decirla con naturalidad pero el teatro es otra historia. Acá es una sala chica y está pegada al público. Los actores recibimos la energía del auditorio y la devolvemos. En cambio, en una sala como la del San Martín, te tienen que escuchar y en la televisión tenés el micrófono por lo que podés susurrar y se te escucha igual. Los actores se arriesgan poco y a mi me gusta arriesgar, sabiendo el riesgo que corro, de hacer el ridículo, de hacer una maqueta de sobreactuación. Hay que arriesgar. El teatro es un arte y hay que arriesgar en el arte. Poner todo, las tripas, el cerebro, todo!

– Más allá de los recursos técnicos, ¿a usted le resulta diferente un papel para teatro, para televisión o para cine?
– De alguna manera si aunque últimamente no estoy trabajando en televisión. Hubo una época en que trabajaba bastante. Es más simple la cosa porque solo hay que aprender la letra. Es lo que te estaba diciendo recién y de pronto, cuando en teatro te toca un personaje como este, que empieza a tomar vino y termina borracho, decís “¿lo estaré haciendo bien?”, “¿será creible?”, “¿no estaré sobreactuando?”. Ahí tenés que componer y el componer un personaje es arriesgar. Sino te sale un borracho sobreactuado. Eso se verá.

– Fuera de micrófono, le pregunté por la obra de Federico en el San Martín.
– Si…funcionó muy bien con la gente…

– Es cierto pero hubo ciertas críticas negativas al respecto… ¿Usted como se siente que a la obra le peguen y a usted lo elogien?
– Lo ideal es que si te alaban sea dentro de un trabajo en el que todo esté bien. Igualmente, se agradece eso.

Intermedio: Llego al bar en que quedamos con Pepe López un par de minutos tarde. Veo su rostro y recuerdo a muchos malvados que hizo para varias tiras. Le pido disculpas y risas de por medio, comenzamos la charla.Pepe López responde contando anécdotas que podrían estar en cualquier libro. Gesticula, piensa y habla. Es afable y tiene muchas cosas para decir.
– ¿Cómo ve usted el desarrollo que tuvo la televisión en estos años? 
– ¿Que querés que te diga? Me parece muy mal como está todo ahora. No se si hubo evolución o involución. El otro día estaba escuchando que el programa de Tinelli le dedicó 90 minutos a Fort y sus novias o lo que sea, con un rating de 30 puntos. O sea más casi más de tres millones de personas lo vieron. Al mismo tiempo, Carlos Rottemberg decía en un reportaje que le hacía Gelblung, que la cantidad de público que va al teatro en Buenos Aires, es de cuatro millones de personas aproximadamente, en un año. Casi la misma cantidad de gente que tuvo Tinelli con la historia de Fort la otra noche. Por favor…Y bueno, ¿que querés que te diga? Es muy triste eso. 

– La televisión tuvo la involución que, al revés tuvo el cine argentino con una evolución muy importante. 
– Si, el cine independiente, comercial y todo. Me parece maravilloso. Lo de Campanella, lo de Trapero. Las cosas van cambiando y quizás este momento de la televisión sea el más bajo en cuanto calidad artística.


– ¿Cómo es el segundo después de bajar de escena? 
– Cuando se trata de obras en las que estoy muy exigido, como esta, o como “Batterby”..la viste? 

– No. 
– Bueno, ahí tenía un monólogo de una hora y media, el segundo después de bajar de escena (que por suerte casi siempre salía muy bien) era de placer y de tranquilidad. El decir “Me lo saqué de encima y lo hice bien”. Es muy lindo. Es como que descargaste mucho cuando salen bien las cosas y el personaje es rico, para desarrollarlo.


– ¿Con toda la gente que trabajó, se quedó con ganas de trabajar con alguien en especial?
– A ver…hay muchos. Acá en este mismo teatro, hicimos “Mil años de paz” y trabajé con Marta Degracia. En general, con la mayor gente con la que trabajé, me gustaría volver a trabajar.

– Y con quien no trabajó que le gustaría?
– Muchos…Con Leonor Manso por ejemplo. Hay muchos actores argentinos que son bárbaros como Jorge Marrale con quien trabajé en “Los compadritos”, de Tito Cossa. Que se yo…Me encantaría trabajar con Norma Aleandro aunque no se si a ella le gustaría trabajar conmigo..jajajajjaajja. Las ganas de trabajar están siempre

– Muchos actores hablan de un “retiro” de la actividad y demás. Me tomo el atrevimiento de decir que no hay retiro en sí pero quería saber su opinión…
– Coincido con vos sino yo tendría que estar recontra retirado. En el teatro pueden participar personas de cualquier edad. Grandes, chicos, jóvenes, viejos, cosa que en la televisión no. Hoy parece que los abuelos en la televisión no pueden tener más de 45 años. Todos son pendejos, lindos y rubios.

– Si por esta puerta entrase el pequeño José María López que recién empezaba con el teatro, ¿qué le diría?
– Nene, dedicate a otra cosa! jajajajajajajajaja. Conseguite un empleo de bancario, cumplis un horario y no hacés problema con nada. Jajajajjaa. Yo estudié en el Buenos Aires y despues la facultad de Arquitectura. Me recibí y todo pero siempre tuve en mi cabeza la cosa de actuar. Y después, siendo arquitecto, vi en el diario un aviso que decía que estaba abierta la inscripción para entrar en Nuevo Teatro, el teatro independiente importante de aquella época, con Alejandra Boero. Hice el curso de tres meses, que era como un filtro para ver quien era más disciplinado. Después era un régimen terrible, de 8 a 12, todas las noches, haciendo acomodador, limpiar y eso. Me acuerdo que estaba limpiando el hall de la sala Planeta, que se inundaba con porquerías que salían del baño y lo hacía con Hector Alterio. Me acuerdo de haber acomodado a Lola Membrives, muy viejita, caminando que la llevaban de atrás para que no se caiga…

– ¿Nunca tuvo la duda de seguir con la actuación?
– Nunca dudé de la actuación. En la escuela primaria, era el que recitaba en los actos pero en la época del Buenos Aires…”había que tener un título universitario” (imposta una voz seria). Lo que tendría que haber hecho era a los 15 años, meterme en el Conservatorio pero igual, después le di para adelante y me metí igual en el teatro! Jajjajaa

– ¿Llegó a ejercer la arquitectura?
– No pero si la docencia gracias a mi título de arquitecto. Por eso estoy jubilado como docente. Fui profesor de secundaria. Te acordás de un programa llamado “Teleescuela técnica”?

– ¿Era en Canal 7, a las 9 de la mañana, los sábados?
– No, cuando yo entré era en el 13, a las 9.30 de la mañana, todos los días. Estuve trabajando ahí durante cinco años.También daba clases de dibujo técnico, porque estaba con la mesa y tenía dos cámaras, una para mi y la otra para la mesa. Alfredo Casero hace una parodia bárbara al respecto con un delantal y agarra un vaso de agua y le dice a la cámara “esto es agua”. Un genio, Casero.

“El Ex alumno”. Teatro del Pueblo. Av. Roque Sáenz Peña 943. Viernes, 21 hs.




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