Conduce mi auto
Texto y dirección: Manuel Santos Iñurrieta. Con Clara Barreira, Marina García, Luciana Vieyra, Diana Kamen y Lucía Salatino. Música original en escena: Pepo Migliori. Llevada a escena por Los Internacionales Teatro Ensamble. Diseño y realización de Vestuario: Marina García. Escenografía y utilería: Diego Maroevic. Diseño de imagen: María Eugenia Summa. Fotografía: Agustina Haurigot. Diseño de peinados: Lucía Salatino. Producción: Alejandra De Luna. Asistentes: Diego Maroevic y Valeria Rellán.
Teatro El Crisol. Malabia 611. Domingos, 20:30 hs
Allá por el año 1965, cuatro chicos de pelo largo cantaban “Nena, conduce mi auto y probablemente, me enamore de vos”. ¡Y como no enamorarse de las cuatro -¿o cinco?- chicas que, hoy en día, a cincuenta y dos años de esa canción, se presentan en una de las salas del CCC? Ataviadas con ropa de época (¿Cuál de todas?) tienen un objetivo bien determinado: se quieren matar. Literalmente, ¿o no? Será esta una de las paradojas absolutamente deliciosas que atraviesa a “Buenos Aires Épica”, una puesta que es un homenaje tan sentido como corrosivo a la tan mentada “ciudad de la furia”.
Pero no se queda solamente en el guiño sino que es la punta de un iceberg de ideas y conceptos a descubrir. Cuatro mujeres realizan su gira no tan mágica ni misteriosa en la que abordan no solo la historia argentina sino que hacen extensivo su relato a las cuestiones de género. Todo, con una mezcla de humor absurdo y mordaz, concebido a partir de la precisa pluma de Manuel Santos Iñurrieta
Con una estructura dramática que tiene resabios de lo que había pergeñado, en su momento, para ese combo maravilloso llamado El Bachín Teatro, Santos Iñurrieta encara este nuevo desafío en el que se sumerge en el mundo femenino sin ningún tipo de inconvenientes. Al respecto, es la primera vez que adopta esta variante en su escritura. Si bien estuvo presente la preocupación con anterioridad, ahora se hace palpable con una puesta tan disfrutable como emotiva. Igualmente, el personaje denominado “Prólogo” podría ser una especie de alter ego al que el resto de las chicas defenestra por su cercanía al autor (y por el nombre que elige para que la llamen…)
Al mejor estilo Thelma y Louise pero siendo cuatro (o cinco), en lo que termina siendo una “road movie” urbana, cada una de las chicas tendrá un dibujo claro respecto a su personalidad y sus deseos. Las diversas situaciones se suceden de las formas más disparatadas y significativas que pueden enlazar –literalmente hablando- a la muñeca Barbie, con el incendio de una fábrica, pasando por la alusión directa a distintas formas del teatro. La reflexión, no exenta de humor e ironía, opera como un motor constante que hace chispa en cada uno de los espectadores. Quien quiera ponerse el sayo, que se lo ponga y se divierta o empiece a trazar líneas con una realidad que nos toca de manera constante. Más aún cuando lo dicho se combina con todas esas mujeres que viven en un pasado y presente vigente al tiempo que referentes de las luchas por los derechos, no solo femeninos, sino de los pueblos y la justicia de los mismos. Amor, capitalismo, mujeres en lucha constante por sus derechos, la reproducción de la fuerza de trabajo y mucho más. Porque la vida es esto y mucho más. Palabras y hechos que combinan a todas esas mujeres que se conjugan en un pasado y presente vigente al tiempo que referentes de las luchas por los derechos, no solo femeninos, sino de los pueblos y la justicia de los mismos. Desde Rosa Luxemburgo hasta Norma, Estela y Hebe, pasando por Isadora Duncan, Maria Curie o Mercedes Sosa, sin olvidar a Diana Sacayan o Angela Davis, conforman un collage de emoción y regocijo.
Llega el final de “Buenos Aires épica” y un aura de emotividad invade la sala. El aplauso tarda un segundo en llegar porque está quien continúa con una risa en los labios o quienes se limpian las lágrimas. De visión absoluta y necesaria, es una puesta atrapante con un texto actual y actuaciones acorde a lo planteado.