Andrea Castelli: La danza homenajea a Sandro en su castillo.

Este domingo 20 de marzo, se estrena “Sandro, los días más felices”, último trabajo de la prestigiosa coreógrafa Andrea Castelli, que recorre la obra del gran Roberto Sánchez a través de la danza en su Castillo, en el barrio de Boedo. Café de por medio, Castelli analiza su reciente creación, la trascendencia del ídolo popular al tiempo que recuerda algunas de sus propias creaciones como “Barroco en Barracas” y “Eva un recorrido”.

Fotos: Cecilia Inés Villarreal

-Andrea, se viene “Sandro, los días más felices” este domingo…
– ¡Si! Es una intervención a la fachada del Castillo de Sandro. Se diferencia de “Así”, mi anterior trabajo en tanto es un lugar distinto. No es dentro del Castillo sino afuera. Es una danza in situ, que da cuenta del diálogo de los cuerpos con el espacio público. El público va a estar en la calle, viendo lo que sucede delante suyo.


-¿Qué período de la historia musical de Sandro vas a tomar?
-Agarramos toda su carrera. Empezamos con los covers y la música de Los de Fuego. Mucho rock and roll, trayendo el furor del baile de aquellas épocas. Trabajamos lo coreográfico desde ese lugar, con los cuerpos atravesados por esa locura y ese delirio que eran sus presentaciones.
Después se recorren sus éxitos más importantes. Sandro es un artista que tiene muchos hits. La primera lista de temas que hicimos era gigante. Más larga que una ópera de Wagner. La acortamos y tratamos de tomar los hitos de su carrera así como canciones que resuenen en los espectadores, más allá que hayan sido sus seguidores o no. También habrá algún tema menos conocido y una versión que hizo, en el final de su carrera de “Honrar la vida” de Eladia Blazquez, que incluye un recitado suyo. Obviamente hay un espacio destinado a su repertorio melódico. Por todo esto es que el abordaje coreográfico es muy ecléctico, tal como su obra. Apelamos a la danza contemporánea, al rock and roll, el tango. Además, desde lo musical, se reversionarán dos de sus clásicos, a cargo de Lidia Borda.
 
– ¡Una grande Lidia!
-Tenemos una muy buena relación y además, ama a Sandro. Lo escucha desde los cinco años y sostiene que es el mejor cantante popular que hubo. Lo equipara a Mina, la reconocida artista italiana. Dice que hay notas que van a la cabeza pero que, en muchos interpretes, pierde fuerza. En cambio, en Sandro y en Mina, no ocurre eso. Sigue con la misma energía sin necesidad de trabajar con el falsete. Sandro es una voz que tiene todos los registros. Por eso puede cantar todo lo que cantaba. Ahora el sonidista se está volviendo loco porque le estoy llevando algunas versiones viejas suyas y tiene que trabajar con ellas en su masterización. La grabación no se hizo en stereo sino en mono para que se tenga toda una perspectiva sonora respecto de lo que era. Se jugó mucho con eso porque en un tema se lo escucha a Sandro solo…
 
-Al respecto, ¿cómo fue el trabajo con los bailarines en la forma de encarar su música?
-El primer contacto con el elenco, para hacer “Los días más felices”, fue en el mismo Castillo. Había seleccionado tres temas de Sandro bien distintos en rítmica. Unos muy punks y otros más tranqui. Les pedí que se conectaran y se movieran con eso. Que llevaran a su cuerpo lo que les pasaba. La música me gusta o no; me pasa o no. La selección de la música para las obras tiene que ver con eso.
 
-Esto va más allá de la técnica que Sandro la tenía y además, te sacudía todo el cuerpo.
-Exacto. Lo que hace en “Honrar la vida”, es genial. Lo escucho y me conmueve. Pienso en su vida profesional y personal. Lo cuidadoso que fue con su intimidad, la relación con sus “nenas”. Tanto amor tiene que ser mutuo. No hay amor no correspondido que se sostenga por tanto tiempo. Las “nenas” protegen su obra y la difunden. Si hay alguna inauguración de algo, ellas van. Son las amazonas de su legado. Fíjate que, con solo decir el nombre de su club de fans, tenes el relato de la historia de un artista: “las nenas”.
Otra perspectiva que me gusta es su relación con los músicos. La manera en que lo respetan y lo admiran. El otro día, me llamó el Tata Cedrón y me preguntó qué estaba haciendo. Un poco temorosa, le conté de este proyecto y le pregunté sobre Sandro. Me respondió “Me encanta. Un gran cantante”. Me dejó con una alegría enorme. Daniel Godfrid hizo el arreglo de la música que va a interpretar Lidia. ¡Los arreglos que tenían las canciones de Sandro!
 
– ¿En qué momento de tu vida artística te llega Sandro?
-En uno en el que tengo ganas de hacer lo que quiero. Tengo plena conciencia de eso y quiero hacerlo. Tengo sabiduría respecto de mi deseo. Venía de hacer “Barroco en Barracas” y un trabajo sobre Piazzolla en diciembre pero me siento con mucha libertad de poder elegir lo que quiero hacer. Tengo la suerte de estar acompañada de artistas que respeto mucho y una crítica que ayuda y difunde lo que hacemos. Más aún después de los años pandémicos. Fue todo muy difícil, más allá de los subsidios que obtuvimos.
 
– ¿Cuánto tiempo llevas de ensayo?
-Venimos trabajando desde hace rato, con algunos retrasos con motivo de la pandemia. Hubo una precuela, por llamarlo de alguna manera que es “Asi”, todo un recorrido que se va a repetir el 27 de marzo y el 3 y 10 de abril.
 

– “Asi” tuvo una muy buena repercusión….
– Sí, Me sorprendió mucho pero también lo hace Sandro todo el tiempo, de manera constante. Escucho su música y la pongo a alto volumen para poder bailarla y así, crear la obra que vamos a realizar. Sentirlo en el cuerpo. Sandro te hace mover…Mirá, en “Así” me encantó la forma en que la música pasaba por el cuerpo del público a medida que iban haciendo el recorrido. Veíamos cómo se movían. Ni hablar el final que era a puro baile, algo que no estaba previsto y que se dio naturalmente. Había gente que bailó eso, ¡en vivo! en sus presentaciones en bailes, clubes y recitales. Va más allá del recuerdo de juventud porque hay gente que no fue “su público” y también la atraviesa, tal como es mi caso. Los bailarines –algunos son muy jóvenes-, no tienen un “recuerdo” ni nada y, sin embargo, lo llevan adelante con amor. Es algo que solo los genios lo generan. Es inexplicable. Te ataca al cuerpo.
 
– ¿Qué te dijo la gente cuando terminó “Asi”?
– Me dijeron cosas preciosas. Una de las que más me gustó fue de un grupo de “las nenas” que estaban ahí. Al término de la función, se acercaron y me dijeron “Esto es Sandro”. Estaba un poco temerosa de su mirada. Quería darle una impronta de erotismo, algo que también busco en “Los días más felices”. Sandro era eso. Les decía a los bailarines que “a este castillo le tenemos que encontrar el centro, que fuera una pelvis moviéndose. Hay que hacer bailar el castillo”.  
 
-Si te pregunto por “Barroco en Barracas” y su repercusión con su  reciente streaming.
-Fue un trabajo bisagra en tanto su repercusión. Tuve algunos momentos, como “Eva, un recorrido”, una bomba que pudimos hacerla en teatro, en su museo y en Cosquín. Otro fue “Arrabal salvaje”, con el Tata Cedrón y estuvimos un par de temporadas. Ahora se vienen los 70 años de Eva y algo quiero hacer al respecto….
“Barroco” fue la posibilidad de hacer algo a gran escala. Sentí que estaba dirigiendo una ópera. Era tanto lo que había que hacer que, si bien eran las de siempre, estaban sobredimensionadas por el espacio. La iluminación, el vestuario, etc. Era todo enorme.
Ahora, con lo de Sandro, pasa un poco lo mismo al hacerlo en la calle, lo cual es inabarcable. Hay cuestiones que nos exceden. Me gustaría, en algún momento, despojarme de esa tarea para poder dedicarme solamente a lo artístico. Más allá que, eventualmente me quiera meter en todo, el factor económico es muy importante.
 
-La previa del estreno….
-Te soy sincera, en un punto, me gustaría no estrenar nunca. El proceso de investigación y búsqueda, de entender con les artistas y les performers a esos cuerpos en tanto lo que pueden decir y crear al respecto, son los momentos de mayor felicidad. Después, tras el estreno, es como decía Borges en tanto la obra ya no es más tuya; es de los otros. Ahí tenes que confiar y dejar hacer. No me puedo meter en escena y decir “era por acá”. Es el riesgo, el confiar. Es como el amor. En los “site specific”, las intervenciones, suceden cosas que no están planeadas, tal como la vida misma. Compartís el espacio escénico con el público por lo que tenes que trabajar con la respiración y la mirada de la gente a 10 cms. En “Barroco en Barracas” dejaron un par de botas en el medio del paso de una bailarina. Las vio, las corrió y siguió con su danza. Hay que estar muy atentos a todo, trabajando con lo propio y con el contexto. Es una integración completa.
Ahora, Sandro toma la calle… ¡Qué lindo! Es hermoso poder hacerlo en el Castillo que él mismo diseñó. Más allá de su presencia física, la devoción por su persona se mantiene. Lo de Sandro es impecable y único.
 
– “Sandro, los días más felices”. Domingo 20 de marzo. Intervención en la fachada del Castillo. Participación especial: Lidia Borda. Acceso libre y gratuito. A las 21 hs.
 
– “Así”. Domingos 27 de marzo y 3 y 10 de abril. Visitas guiadas al Castillo de Sandro a través de la danza. A las 20 hs.
 
Castillo de Sandro: Avda Pavón 3939 – Boedo. Ciudad de Buenos Aires

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