Teatro: Algunas apostillas que quedaron del 2016…..

El pasado año 2016 tuvo momentos y situaciones que fueron más allá de obras propiamente dichas y que no podíamos dejar de mencionar.
La Runfla en el GETI. Cuando el teatro toma la calle.

Tal fue el caso de ciclos y festivales de calidad que se han desarrollado durante el año. El año se abrió con la cuarta edición del festival “Temporada Alta” con sede en Timbre 4. Allí, se pudieron ver algunas propuestas destacables como “Está escrita en sus campos”, puesta multimedia mexicana en la que da cuenta, con lujo de detalle lo acontecido en los últimos cien años en lo referido al tráfico de drogas y como se fue gestando todo lo que ocurre al día de hoy con este tema o la intrigante “Groenlandia”.
El Festival Cambalache se mantuvo a pesar de los recortes que hubo –algo que terminará siendo moneda corriente-, con su novena edición. 
Otro momento fue el Festival Brie 2016 que tuvo la presentación de dos obras de César Brie, tal como “La Voluntad” y “Te duele?” asi como el regreso del reconocido director a la Argentina. 

A mitad de año, -junio para ser exactos- se realizó la segunda edición del Festival Internacional de Dramaturgia Europa + América, especializado en el montaje de literatura dramática extranjera. Once directores de la escena teatral argentina estrenarán once obras de los más destacados autores del panorama internacional. . En esta ocasión, se destacaron “Pieza Plástica” y “No daré hijos, daré versos”.
En julio, se realizó la primera edición del ciclo “Mujeres de Brasil”, por el Corredor Latinoamericano de Teatro y el Grupo Dos Dois de Brasil. La sede fue el Teatro El Crisol, en Scalabrini Ortiz 567. La idea del ciclo fue poner el foco en la integración latinoamericana, fomentado la colaboración y el intercambio entre artistas siendo el teatro un vehículo de transformación social. En este caso, mujeres brasileñas toman la voz y se posicionan en Buenos Aires profundizando los lazos más allá de las barreras idiomáticas y las fronteras políticas, propiciando la unidad latinoamericana. El ciclo tuvo tres unipersonales femeninos. Fueron “Talvez eu me despeça” de Beatriz França, “No me rindo”, con Ludmilla Ramalho y “Carolina, de Lorca” con Carolina Correa. Los espectáculos tomaron temas de candente actualidad como la política, el embarazo, el matrimonio, la muerte y el trabajo. Es un mix que investiga el teatro performativo y la autobiografía en escena.
El Ciclo Invocaciones en el Centro Cultural San Martín tuvo a “Pasolini” como una puesta de lujo, de las mejores del año. 

Cooperación argentino-brasilera en pos del teatro

A fín de año, hubo una gran actividad a nivel festivales de teatro. Primeramente, se realizó el Tercer Encuentro de dramaturgia Internacional Estudiantil, también organizado con el Corredor Latinoamericano de Teatro, en El Crisol. Este encuentro generó un cruce con Brasil, Colombia y Chile participando realizadores y dramaturgos de los países involucrados.
Después fue el turno del 1er Encuentro y Los Grupos Estables de Teatro Independiente (GETI), que se realizó en Hasta Trilce. Este encuentro de teatro, clown, títeres, circo y música buscaba reafirmar los lazos entre los grupos de teatro independientes así como expandir las fronteras de las búsquedas y la comunicación, siempre en relación directa con la coyuntura con la que se vive.
Las Reinas Chulas brillaron en el 1° Festival de Cabaret de Argentina
Finalmente, llegó el 1° Festival Internacional de Cabaret en la Argentina, que recibió a más de noventa y cinco artistas nacionales e internacionales que se presentaron en los nueve días que duró este encuentro. Seis compañías extranjeras y trece compañías argentinas reverdecen los laureles de un género que tiene toda una rica historia detrás.
Es menester decir, al respecto, que el género de teatro denominado “Cabaret” es multidisciplinario por donde se lo mire. Es una exquisita combinación de música, humor, sátira y crítica político-social. Hubo una resignificación con respecto al término “cabaret” ya que siempre estuvo asociado a «lo masculino» y al placer relacionado con lo prohibido y lo sexual pero en este caso, hay un giro hacia lo femenino, la transgresión y a la crítica social respecto a la coyuntura en la que se vive.

De alguna u otra manera, estos festivales terminaron transformándose en un oasis de resistencia artística frente a la guadaña de Cambiemos que tiene especial encono contra la cultura. Recordemos que en mayo se realizó el Apagón Cultural en el marco de la Emergencia Cultural contra los tarifazos. Los aumentos de las tarifas en la luz, el agua, el gas y demás servicios afectaron a toda la población. En el caso de los teatros, este incremento puso/pone en tela de juicio su existencia. Por tal motivo, se lanzó la campaña Emergencia Cultural, por Cultura Unida.

El teatro, movilizado contra los aumentos
En julio, se realizó el Festival en Defensa del Arte Callejero, organizado por el Frente de Artistas Ambulantes Organizados (FAAO). El motivo del reclamo era el rechazo al proyecto de ley 2538/15 al que consideran de carácter restrictivo y penalizador al tiempo que atenta contra el acceso gratuito a la cultura y ataca la independencia y autogestión de los artistas callejeros.
Para octubre, distintas organizaciones y personalidades de la cultura de la ciudad realizaron un festival en repudio a la ola de clausuras y en defensa de la cultura autogestiva. Desde las organizaciones sociales, centros culturales, teatros, y personalidades de la cultura de la Comuna 15 nucleados en la Red Cultural, denuncian un ola de clausuras y explicaron que «la Agencia Gubernamental de Control realiza una suerte de persecución efectuando clausuras por los más extravagantes motivos, lo cual deja entrever la intención de no permitir el desarrollo de las culturas barriales».
Justamente, en noviembre se desarrolló el 2° Festival de Teatro Independiente de la Comuna 15. Se verán producciones independientes en espacios culturales de los 6 barrios de la Comuna 15: Villa Crespo, Chacarita, La Paternal, Villa Ortúzar, Parque Chas y Agronomía. Hubo charlas debate con la participación de figuras del mundo del teatro, reconocidas a nivel nacional, residentes de la Comuna 15, con la presentación 18 obras.

En esta sintonía, hubo puestas de marcado corte político como “Biblioclastas” –con debate incluído-, “Eva Perón resucitada” y “Líder brujo bailarina”.
Al respecto, no olvidemos que este año marcó el fín de la gestión del inefable ministro de Cultura de la Ciudad, Darío Lopérfido con una activa participación de buena parte de la comunidad teatral. A veces, es difícil ver como algunos referentes teatrales, íntimamente ligados con la cultura, terminaron haciendo la “vista gorda” frente al negacionismo del ex ministro. Negar la relación de la cultura con la coyuntura político-social es un completo despropósito.  Igualmente, recordamos que el Pérfido continúa a la cabeza del Teatro Colón.

Szuchmacher volvió con dos gemas bajo el brazo

Hubo creadores que tuvieron un prolífico año 2016. Tal es el caso de Andrés Binetti y Pablo Bellocchio. El primero sacó de la galera cuatro proyectos  como “Proyecto Garage”, “Ya nadie nota tu dolor”, “Sainete radiofónico” y “La rascada”. Más allá de la subjetividad con respecto a cada una a la cercanía y gusto respecto de cada una de ellas, es innegable la búsqueda de Binetti con sus alumnos. Para algunos, “Sainete radiofónico” (con dirección de Martín Ortíz) y “La rascada” estarán un paso más adelante, mientras que “Proyecto Garage” profundizaba la búsqueda esbozada con “Proyecto Posadas” y “Ya nadie nota tu dolor” es el resultado de improvisaciones de variada índole que le permitió sacar a las “divisiones inferiores a la cancha”.

En el caso de Bellocchio, su año con el Colectivo “Los Lascia” lo llevó a cabo con el estreno tres obras como “Otra vez lunes”, “Dos, una desconexión” y “Antes que abras los ojos”, las tres –sobre todo la primera de las mencionadas-, por demás interesante. 
Párrafo aparte para Ruben Szuchmacher que volvió con el estreno de la gran «Todas las cosas del mundo» y brindó un excelente momento con la vuelta de la genial «Decadencia». 

Por otra parte, “Psssikiatry” puso su granito de arena en el trabajo para la inclusión de minorías emergentes. La puesta de Valerio Cocco obtuvo su reconocimiento en los Premios Luisa Vehíl. Tampoco olvidamos que Alan Robinson realizó su aporte a través de “Daría mi memoria por volver a verla” donde el texto planteó un espacio donde la locura convivía con el amor, la amistad y una sociedad que percibe como ese otro latente  (¿y hostil?) al que mira y con quien actúa, atravesado por las actitudes del “deber ser” que inculca a los individuos. La forma en que el texto abordó el tratamiento de la locura es poéticamente contundente. Le permite llevar un mundo por demás desconocido -y puesto fuera de foco por los «bien pensantes» de la sociedad- a un público que se sorprenderá con lo visto sobre tablas.

Un prolifico Binetti tuvo un muy buen 2016
El 2016 trajo consigo el regreso de una muy buena cantidad de obras de probada calidad. Tal fue el caso de “Decadencia”, “Comunidad”, “Hamlet está muerto. Sin fuerza de gravedad”, “Niños del limbo”, “El Bululú”, “Velada Fantomas” y “el Diario de Adán y Eva”.
Esto da cuenta que, a pesar del paso de los años, no solo mantienen una vigencia que dialoga con una coyuntura absolutamente nefasta (“Decadencia” y “Comunidad” son buen ejemplo de esto) sino que pone de manifiesto que el 2016 ha sido un año de menor calidad que los anteriores.  

En esta línea, diremos la proliferación de historias que son, en realidad, anécdotas largas aptas para la digestión fácil, terminan siendo nocivas por su sensiblería y por la forma en que su superficialidad termina siendo un «todo» aplaudido y consumido. En este revival noventoso que vivimos socialmente, éstas recuerdan a esa idea que atravesó dicha década infame de apuntar a “lo micro”, vaciándose de contenido cualquier tipo de expresión que no responda a la “sensibilidad” , dejando de lado una reflexión profunda. Si esto va de la mano de gran parte del periodismo que está más cercano a un fan que cuenta lo que ve, se podrá apreciar su predicamento y visibilidad en los medios formadores de opinión como las «imperdibles del año». 

No vamos a dejar de nombrar a salas con una muy buena programación como lo son el Elefante Teatro, Timbre 4, Espacio Polonia, el Popular y el Teatro Nün, entre otras.
En plena sintonía con el tema de las salas de teatro, muchas de ellas, cortesía de la política cultural del Gobierno de la Ciudad, empezaron a cerrar. Una vergüenza absoluta. Pero a veces, sucede alguna buena noticia. El Crisol estaba por cerrar y se llenaron los muros «facebookeanos» de solidaridad «cibernética» frente a esta terrible situación. Finalmente, esto no va a suceder y mantendrá sus puertas abiertas. Desde este lugar, sería genial que todos y todas los que manifestaron su pena y su repudio ante el cierre, ahora se hagan presente concurriendo al Crisol a ver sus obras. Es muy fácil enojarse y después poner un «me gusta» solidario. Estaría bueno que la militancia vaya más allá de la pantalla de la PC y el muro del Cara-libro para ir a poner el cuerpo de aquello que se dice. Si se pudo en el tema Lopérfido…¿cómo no se va a poder concurrir a los distintos teatros de la ciudad para apoyar su trabajo?
También abogamos por politicas culturales que fomente la concurrencia del público. Que la gente vaya al teatro implica realizar campañas serias al respecto, utilizando los medios a disposición. Por más buena intención que haya en que la casa de un vecino albergue una obra de teatro, esto no deja de ser un placebo. Más aún cuando se han cerrado teatros por «contravenciones». ¿Acaso una casa no tiene más inconvenientes al respecto asi como una menor capacidad para albergar al público? Es muy «simpático» como noticia de color de un medio pero no es más que eso.
«Psssikiatry» abrió el teatro a minorías emergentes

En este 2016 tuvimos el privilegio de participar de reportajes y mesas de discusión con respecto al rol de la crítica. Igualmente, volvemos a hacer mención que, si hay una crítica que no es tal, también deberíamos preguntarnos si la única crítica valedera es la que habla bien de todos los espectáculos, quedando bien con la “sensibilidad” del artista. Porque….quienes la validan son los propios artistas que no toleran una opinión que no pueda dar cuenta de su talento inconmensurable y algunos agentes de prensa que legitiman a “megusteadores seriales”. Éste es otro punto a cuestionar porque estos obsecuentes disfrazados de periodistas solamente levantan una gacetilla para adornarla con algunos adjetivos y difundirla por todas las redes sociales. Si hay un chancho, es porque también hay alguien que le da de comer.

Para el final, y hablando de complicidades de variado índole, ocurre lo mismo con los jurados de diversos premios. Algunos tienen más integrantes que el Senado o el Politburó –sabe Dios como será una votación para una terna….je!-, otros son obedientes cumplidores de las órdenes del mercado, premiando bodrios de la calle Corrientes y estrellas de la Televisión y finalmente, los jurados que atrasan años en sus evaluaciones. Todo esto, sin contar con algún que otro miembro de jurado eternizado en sus cargo, impidiendo cualquier tipo de renovación en los cargos. O jurados que no se “animan” a salir de zonas determinadas como el centro, Abasto, Boedo y Palermo. Sean respetuosos del cargo que tienen y vayan a ver  teatro a TODOS lados donde amerite.
Al día de hoy, debe haber un serio replanteo en cuanto a categorías como “Mejor actor” o “Mejor actriz”, cuando hay una mayoría de elencos corales. Por este motivo, elencos de obras como “Tarascones” o “La Denuncia” no ingresan en las ternas, y si ingresan, hay que ver dónde. No olvidamos el papelón que fue, en su momento, la nominación de Paola Barrientos como “Actriz de Reparto” cuando protagonizaba “Estado de ira”. Por favor, abandonemos esa lucha eterna y perdida contra el paso del tiempo… Ah! Tampoco está bueno nominar (y menos aún) premiar obras que incluyan a algún miembro del jurado.

Pedimos que este nuevo año nos traiga calidad y coherencia para este ámbito que tanto amamos que es el teatro y por sobre todas las cosas, libertad para que los artistas se desarrollen en su tarea, sin clausuras arbitrarias por parte de un gobierno que no entiende lo que significa la cultura.

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