Más allá de Congreso
Dramaturgia y dirección: Andrea Garrote.Con Pablo Bronstein, Gaston Filgueira Oria, Juan Fiori, Mercedes Najman, Jennifer Sztamfater y Marinha Villalobos. Vestuario: Romina Cariola. Escenografía: Santiago Badillo, Pedro Piana. Diseño de luces: Matías Sendón. Música original: Federico Marquestó. Diseño gráfico: Guadalupe Marín. Asistencia de dirección: Manuel Iglesia. Coreografía: Manuel Attwell.
Beckett teatro. Guardia Vieja 3556. Viernes, 21 hs
Escenario a oscuras. De a poco se empieza a ver a unos hombres y mujeres que dialogan. Ellos están dentro del Congreso, donde se percibe un clima de incertidumbre. Algún diputado quiere hablar por algún tema “particular”, de su incumbencia, dos legisladoras se disputan a un hombre mientras que los asesores de una de ellas hablan sobre el devenir de acontecimientos que no pueden manejar. Un congreso donde los encargados de crear las leyes que se basaría un estado, son tan humanos como sus yerros le permiten y aún más, abusando de dicha permisividad. La serie de desatinos no está exenta de un guiño a una realidad que, en ocasiones, supera a la ficción.
Será la construcción de un “adentro” pero con un afuera hostil, más allá de los motivos de dicha hostilidad a lo que ellos –eventualmente- representarían. Un exterior lleno de gente en silencio. Una muchedumbre donde el ruido es expulsado a partir de un reclamo mudo de sonidos pero contundente en su significación. Pero también hay otro espacio donde se desea realizar una revista política en pos de plasmar sus ideas para el bien de la Nación –porque esa es la intención, ¿no?, aunque escriban con errores de ortografía….-. Siempre teniendo en cuenta las calles que delimitan el Congreso de la Nación, como Combate de los Pozos y Rivadavia pero también, ubicando a los hacedores de la revista en la calle Riobamba, justo de la vereda de enfrente de…Combate de los Pozos.
Andrea Garrote creó un contenido de alta calidad donde habrá alusiones varias, con la burocracia política –no en el sentido weberiano- atravesando la puesta. Transita por un camino donde el humor se da la mano con la ironía abriendo el horizonte en la creación de sentido que propone. Inclusive, a través de la forma en que los actores se ponen a ambos lados del mostrador, también da la pauta de como uno, como individuo, podría ocupar diversos lugares de acuerdo a una coyuntura tan inexplicable como caprichosa. No en vano, será un teléfono el que ponga en contacto ambas realidades, dando cuenta que la comunicación es vital en estas fechas.
Cada personaje tendrá su propia cruz con la cual cargar por más que alguno haya decidido cargarla por “motu proprio”.
El texto es atrapante de principio a fín, constituyéndose en una vorágine importante de ideas y conceptos. Quizás, con algunos minutos menos, lograría una contundencia mayor. Las actuaciones son correctas respecto a lo requierido. Con una economía de elementos pero con buena utilización del espacio, y una iluminación acorde, la puesta es de calidad. Mover una silla, cambiar el diseño y el contexto para seguir con el desarrollo de la acción. Simple, fácil y con imaginación para su propia creación.
“El combate de los pozos” perturba e incomoda al tiempo juega con una sonrisa cómplice e irónica de un espectador complacido por lo visto sobre tablas.