Actuación, dirección y dramaturgia: Marcelo Mazzarello. Diseño de Escenografía: Liza Gieco. Música: Eduardo Blacher. Diseño gráfico: Ignacio Vázquez. Fotografía: Paula Vázquez. Maquillaje: Camila Berthier. Redes sociales: Santiago Henriquez. Estudio de Grabación: La Pirada. Producción: Flor Argento.
Teatro Columbia. Av Corrientes 1537. Viernes, 20.30 hs.
Marcelo Mazzarello vuelve a incursionar en el unipersonal, luego de “Quien son vó”, del año 2003. Al igual que éste, “Mazzarello no chilla” toma retazos de la realidad y del inconsciente colectivo para crear un texto tan rico como corrosivo. El resultado es un unipersonal ácido donde el humor y la ironía se conjugan en el histrionismo de Mazzarello. En esta ocasión, dará vida a un hombre que parte de la dicotomía hamletiana del «ser o no ser» pero trasladada a los tiempos del siglo XXI. Será la televisión todopoderosa la que plantea el “prender o no prender” a un individuo que quiere escapar al yugo de la caja boba –la imagen del actor con el control remoto como si fuera la calavera shakespereana es una gema a nivel creación de sentido- ¿Podrá? Lo bueno del personaje al que da vida Mazzarello es su fácil reconocimiento. Será esta un arma de doble filo ya que podría plantear un análisis serio a través del humor o dispersarse en discusiones que se diluirán en esa misma comicidad para no cambiar nada. Pero esta decisión quedará a cargo del espectador…
No, no se sorprendan. Quedará a manos del espectador el completar lo planteado a través de personajes tan “conocidos” en sus matices. Un economista que bien podría ser un amigo del barrio al cual la suerte le ha guiñado un ojo por más que los “códigos” sean su materia pendiente y, a la postre, un “crédito incobrable”. O un rey Inca que plantea ideas tan fuertes como reales en medio de una sociedad donde el que no corre, vuela y la justicia mira para otro lado porque, “en la tierra de los iguales, hay algunos que son más iguales que otros”. Su diatriba respecto de Europa y las atrocidades cometidas en nombre de la “civilización” se relaciona directamente con la cuenta que hizo con respecto al “préstamo” realizado a Europa.
Los textos son directos y con múltiples aristas a descubrir. La risa como expresión de cierto descontento que atraviesan a una sociedad de la que todos somos responsables. Se apela, a través de la risa, a navegar en aguas tan propias como la cultura y los valores con los que hemos crecido a través del tiempo. El mismo Discepolin tendrá su momento para decir lo suyo para establecer ciertos nexos entre pasado y presente, del cual las preguntas quedarán en eso. Cualquier tipo de esbozo de respuesta será perjudicial para el propio “ser” (¿nacional?)
Un Hamlet paraguayo –desopilante-, una maestra y un psicoanalista desfilarán por una galería de personajes que denotan la creatividad de Mazzarello asi como la sensación que tenía “ganas de decir algo” pero siempre con el humor de su lado.
«Mazzarello no chilla” es un unipersonal que te permite el doble disfrute de la risa y la reflexión a través de un actor que domina el escenario con naturalidad y con un texto rico en los planteos realizados.