
Por Cecilia Inés Villarreal
Hasta Trilce es un espacio en el barrio de Boedo que respira arte. Allí confluyen distintas expresiones artísticas de gran calidad. Tal es el caso de “Aquellas mujeres de fuego”, un espectáculo de música y baile flamenco, único e irrepetible, que fue declarado de interés cultural por la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires. Esta creación conjunta de Erica Gigena y Soledad Bustamante, visibiliza el rol de la mujer en la Segunda República y en la Guerra Civil española (término ampliamente difundido cuya deconstrucción es vital). En “El Laberinto del Fauno”, uno de sus personajes decía que “el mundo es cruel”. ¡Vaya que lo es!
El fuego escénico y las llamas que se encienden están sabiamente ubicadas. El cuerpo de baile compuesto por ocho bailaoras junto a los músicos: Esteban Gonda (Guitarra y dirección musical), el cante jondo a cargo de Claudia Montoya y Carlos Soto López, y la percusión de Marcelo Aronson. Recordemos la etimología de la palabra “flamenco” porque permite comprender cabalmente las entrañas de sus orígenes andaluces de fines del siglo XVIII. Este género musical está compuesto por dos vocablos del árabe morisco: felah menkub (campesino errante, marginado, excluido). Inicialmente se refería a un sujeto y luego, en una vuelta metonímica, se trasladó al canto y al baile. Ahora, es toda una cultura.
Cada uno de los cuadros ejecutados por las bailaoras, con pasión y exactitud, son seguidos en silencio por el público. La hipnosis es total. La guitarra, el taconeo, el sonido ronco y ancestral de los cantos nos conducen a callejuelas y a memorias familiares. Recuerdos que no existen en fotografías pero que recorren cada fibra íntima. Intuiciones que conllevan un nudo en la garganta de antepasados sufrientes y fuertes. Entre las sombras y la luz, esta mezcla de cultura judía, cristiana, árabe y gitana, se percibe en la atmósfera cautivante de la sala.

Todo el espectáculo se lleva a cabo con fluidez y dinamismo, con los momentos de aire precisos. Esto es fundamental para detectar los temperamentos narrativos. El diseño lumínico acompaña y realza tanto a las bailarinas como a los músicos. La danza como exorcismo, el cuerpo como creador de música a través de las manos y de los pies mientras se pisa fuerte. Uno se endurece como el hierro y se dobla como junco en un ida y vuelta entre la tierra y el cielo.
El escenario es totalmente despojado. El telón negro y las luces dibujan siluetas al tiempo que el público, con su imaginación, completa lo que acontece en las tablas. No hace falta añadir más, la jarana y la farra se despiertan en los espectadores que no dudan en canturrear y hacer palmas, acallando sus manos en los instantes exactos.
“Aquellas mujeres de fuego” es un ejercicio poético de reflexión sobre el ayer y el hoy, sobre todo cuando soplan huracanes de horror. En la actualidad, el aire se torna denso con el avance de las derechas a nivel mundial y el retroceso de derechos conquistados. No es casual que las mujeres sean las marginadas, las felah menkub.
Ficha técnico artística
Idea y dirección general: Érica Gigena y Soledad Bustamante. Coreografías: Érica Gigena y Soledad Bustamante. Baile: Soledad Bustamante, Érica Gigena, Yanina Martínez, Cintia Molina, Daniela Alífano, Rosaura Buenaventura, Floriana Berardi y Patricia Jones. Guitarra y dirección musical: Esteban Gonda. Cante: Claudia Montoya y Carlos Soto López. Percusión: Marcelo Aronson. Diseño de iluminación: Roberto Contreras. Asistente de producción: Patricia Jones. Duración del espectáculo: 50 minutos
“Aquellas mujeres de fuego”. Hasta Trilce. Maza 177. Domingos de marzo, a las 20 h.