Paola Barrientos: “En la tele, aún no encuentro mi lugar”

Fue la mujer de Marcos en la serie de publicidades de un banco, dirigida por Juan Taratuto. En el 2010, encabezó en teatro, la excelente “Estado de ira” y ahora descolla en “Contra las cuerdas”, la tira nocturna de Canal 7, de la que se siente orgullosa.

Fotos: Nicolas Savine

– Paola, ¿cómo surge participar en “Estado de ira”?

-Con Ciro Zorzoli vengo trabajando de hace mucho tiempo. No es que surge la posibilidad de trabajar acá sino que el proyecto surge de un encuentro con Ciro. Es al revés. La pieza y el trabajo es el resultado del ese encuentro entre nosotros y Diego Velázquez. A Ciro lo conozco desde la época en que cursaba en la Escuela Municipal de Arte Dramático, hoy Escuela Metropolitana. Me da impresión decir que “cursaba en la Metropolitana” (risas). Ciro hacía tiempo que no dirigía y tenía muchas preguntas en la cabeza asi como materiales varios dándole vueltas, como “Hedda Gabbler”. Empezamos a trabajar y a hurgar en ciertas cuestiones relacionadas con la actuación y estaba la posibilidad de hacerlo en el San Martín. Esto fue el año pasado pero a mitad de año, el presupuesto no alcanzó.

-Qué bajón…

-Si…Una semana antes de empezar los ensayos “oficiales”, nos dijeron que no se iba a hacer ese año y pasaba para el otro. Algunos no habían buscado laburo porque tenían eso, y otros colgamos trabajos por el mismo motivo. Fue una situación muy dura.  Hoy, viendo como salió “Estado de ira”, creo que el año pasado no hubiésemos obtenido lo de ahora. Por eso, ¡Gracias Lombardi por no habernos dado la plata! Pero la única verdad es la realidad. En ese momento, nos quedamos en “pampa y la via”. Seguimos trabajando y asumimos que el proyecto va más allá de que el San Martín te produzca una obra. Hay un trabajo previo tan apoyado en los vínculos que provocaron que “Estado de ira” sea muy particular y diferente a otros.

– La metamorfosis de la señora, tu personaje, es genial. ¿Cómo fue sucediendo?

– Es responsabilidad del resto. Todo lo que le hacen y le hacen hacer. Si bien Hedda Gabler está escrita y versionada, la creación «Estado de Ira» fue construyéndose con las ideas y fantasías que tenía Ciro y las posibilidades que entregábamos nosotros. Lo que le sucede es producto de lo que pasa alrededor. Tengo la certeza de que es el resultado de tres años de haber trabajado otras cuestiones que no tienen que ver con lo argumental. Es anecdótico esto ya que lo hubiésemos logrado en tres meses. Pero el entratamado y entretejido en el que cada uno de los actores ocupa un rol fundamental, no hubiese sido posible un reemplazo en los que estudias el papel y lo haces. Hay un trabajo previo tan apoyado en los vínculos que provocaron que “Estado de ira” sea muy particular y muy diferente a otros laburos.

– Muchos hablaron de que habla del teatro pero ¿es tan asi?

– No creo que “Estado de ira” hable de los actores. Tiene una anécdota clara pero tiene varios niveles de lectura. Hay gente que se engancha más con la cosa pública o el trabajo a reglamento. Personalmente, trato o elijo no pensar y no decidir qué significa lo que hago. Construye algo el que lo ve, en relación a lo que quiere ver y a la información y sensibilidad que maneja. Entonces, ¿de qué habla la obra? Se lo dejo a los críticos y al director, al cual se le pueden escapar sus cosas. Uno construye algo en algún sentido y se lo resignifican. Escuché un montón de cosas como “me re divertí” y está todo bien. Se abren muchos lugares pero no me gusta ser yo quien decida cuales son. Prefiero no verlos para no tener que hacerme cargo de mostrar tal o cual cosa.

– Además, vos ya hiciste una obra basada en actores como “Teatro para pajaros”

– Si, es cierto. Fue hace…cuatro años. Tengo un hijo de dos y lo mido todo con respecto a él (risas). Fue muy divertido. Tampoco estaba acostumbrada –ni lo estoy- a trabajar con obras escritas. Me había llamado Veronese y era la primera vez que iba a trabajar con él. Había mucha expectativa y mucha cosa…Para mi fue un buen trabajo, con buena onda con la gente. Además, después Daniel me llamó para trabajar ahora, en el 2011.

– Si te pregunto por tu unipersonal “Elijo la soledad”…

– Fue una muy linda experiencia porque me di cuenta que podía hacer algo más de lo que suelo hacer. La intención fue muy pequeña y superó mis expectativas a lo que pude construir, en relación a que la gente lo siguió viendo. Se dio porque tengo un amigo que tiene un bar en San Telmo. Estaba sin trabajo y me dijo “Vení, hacé algo y te pago”. Ahí lo conocí a Conrado Geiger, quien es hoy mi marido. Por eso es importante “Elijo…”. Los poemas que tenía eran de hace un montón de tiempo. Los saqué y Conrado, que escribe con un humor que tiene mucho que ver conmigo….empezamos a trabajar y a hilar ese material mío. Era ver qué posibilidad tenían de hacerlos porque eran muy realistas y crudos, con poca metáfora y abiertos, escupidos. Había que estar a la altura para hacerlos.

-Puede verlo y estaba muy bueno…

-Salió mejor de lo que pensé y fue un trabajo de interés aunque haya empezado a ser por 50 pesos. Inclusive lo llevé con “Café cultura” que me dio la posibilidad de viajar. Cuando decidí que era el final, después de una temporadita, lo sumé a Gabo Ferro e hicimos un “cualquierismo” de esos momentos, con su guitarra y sus canciones. Terminó a todo lujo “Elijo la soledad”. Empezó con un guióncito y terminó con un marido e hijo.

Intermedio: Café El Galeón, justo enfrente del Botánico y la comisaría. Este es el punto de encuentro con Paola. Puntual como pocas, llega justo a la entrevista y se pide un cortadito que acompaña la nota. Después Vamos a hacer las fotos detrás del teatro Sarmiento, justo para el lado que da el Zoológico. Interrumpimos a dos perritos que hacían el amor y a una familia de patos caminando. Paola posa para las fotos con naturalidad.

– Estas filmando “Contra las cuerdas” para Canal 7. ¿Cómo viene todo?

-Muy bien. La verdad es que no tengo mucha experiencia de trabajo en tele. Lo que escucho de la gente que conoce el grabar una tira, dice que se está trabajando con mucha tranquilidad, alegría y falta de presión inusual. Eso lo percibo. No se si en otras circunstancias será diferente. Intuyo que si. Me parece que está buena. Hay un intento estético particular y jugado. Después podremos decir si nos salió bien y si nos convenía pero en ese sentido, hay una apuesta y una decisión. Lo que se percibe en esta tranquilidad y alegría, es que no hay gente corriendo afuera o gritando. También tiene que ver con que sea la televisión pública y no se este mirando el minuto a minuto.

-Eso es importante…

-Si. No se trata de competir con Tinelli desde el lugar que él lo hace porque obviamente no es posible. Digo, si querés hacer otra cosa. Se tiene la intención bien clara de hacer esto sin tener que mecharle alguna cosita que queda como de más. Me da mucho orgullo además, estar en el 7 en este momento. Antes era menos que un canal de cable. Le decías que estabas en Canal 7 y era como estar en la lona pero hoy hay un proyecto de algo. No se como saldrá pero es positivo que exista ese intento.

– ¿Sos de mirarte después de haber grabado?

-Lo estoy intentando porque tengo plena conciencia del minuto uno que es parte del trabajo. Me cuesta un horror y también tiene que ver con el ego porque lo primero que digo es que “estoy linda o no”. Pero hay un montón de cosas que comprendo desde otro lugar, como que es trabajo. En determinadas cosas me cuesta un montón. Vi los primeros capítulos y me soporté; el 3, en el que tuve un montón de escenas, no pude porque tuve teatro. Quiero conseguirlo y verlo. Ya que puedo trabajar en un tira con continuidad puedo estudiar este tema. Me lo estoy tomando así ya que en la tele todavía no encuentro mi espacio como si lo encuentro en el teatro.

– Son dos mundos diferentes…

– Si…y uno me es propio. Me arriesgo, sintiendo que hay algo, mientras que en la tele me siento a merced de todos y de cualquiera. Mientras estoy grabando, estoy más ocupada pensando en no equivocarme. Hay gente que me pregunta “¿no te da miedo el teatro con la gente encima y si te da miedo esto, que se puede volver a hacer y editar?”. El teatro me da un nervio lindo y no esa sensación de la estoy pasando mal. Para esta tira, me convocó Alejandro Maci que también está en la dirección de actores. Es como un nexo con los guionistas. Que haya un director de cámaras pero también alguien ocupado de la escena. Acá hay una intención de buscar más.

– La última, si por esta puerta, entrase la Paola que estudiaba en el EMAD, qué le dirías?

– Últimamente venía pensando en lo que fui haciendo. Tengo la sensación de algo bien hecho en el sentido de saber cual era mi interés. Me banqué un montón de momentos difíciles a nivel económico y profesional. Elegí un camino que estaba relacionado con el teatro y lo sostuve. Estoy feliz con las asociaciones que hice. Este año, con Ciro dábamos clases dos veces por semana y ensayábamos seis. Un montón. Hay algo muy individualista en esta carrera en relación con la fama y el éxito. Siento que el camino que hice fue consecuente y muy tranquilo, armónico. Le diría “Bancatela y seguí eligiendo lo que elegís. Aunque salga mejor o peor, seguramente vas a ser felíz que hacer cosas que uno no sienta y tenga que hacerlas”.

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