Eugenia Guerty: “Ser exitoso es vivir de la profesión”

Actríz de teatro de pura cepa, retorna con la excelente “Tarascones” en el Teatro Cervantes. Eugenia Guerty abre nuevos rumbos en su carrera como actriz al tiempo que es madre tiempo completo. Simpática y de ideas firmes, cuenta como es este regreso a los escenarios, su paso por el fenómeno “Toc Toc” al tiempo que recuerda otras puestas de gran calidad como “No me dejes asi” o su unipersonal “Llorando me dormí”.


Entrevista realizada junto a Azucena Ester Joffe (Luna Teatral)

-Eugenia, ¿cómo surge trabajar en “Tarascones”?

– Según cuenta la leyenda, Gonzalo Demaría la había escrito…no sé si pensando en Alejandra Flechner o si eran amigos, pero se la acerca y le dice que era para que ella la haga. Alejandra la lee y le encanta pero queda ahí. Luego en un encuentro casual en Villa Crespo, entre Alejandra y Claudio Gallardou, éste le dice que le gustaría que venga al teatro. Tienen una reunión y Alejandra le dice que tiene la obra. Pasa el tiempo y la llaman para hacerla. Ahí surge el nombre de Ciro Zorzoli para dirigirla porque el teatro quería trabajar con él. Susana Pampín ya había trabajado con Gonzalo en una obra del Cervantes hace un tiempo. En mi caso, a Ciro lo conocía pero nunca había trabajado con él algo que sí había hecho Paola. Se terminó de armar todo un poco a los apurones porque el teatro venía atrasado con la programación. Nos juntamos a hacer la primera lectura en el estudio de Alejandra, tres semanas antes de empezar a ensayar. Estuvo preciosa. Ahí nos empezamos a dar cuenta que va a estar bueno todo el proceso. Ya el hecho que te llame Ciro Zorzoli para decirte que vas a trabajar con estas actrices en el Cervantes es un lujo. Le dije que si a todo.

Hicimos esta primera lectura y ya tenían la maqueta con el dibujo de la escenografía y el vestuario. La vestuarista nos mostró unos fotomontajes muy buenos, con nuestras caras con las propuestas de peinados. Los trajes estaban hablados con respecto a quien iba con vestido. Detrás de cada boceto, estaba un corte de tela para que lo pudiésemos ver.  Ahí podía ver la seriedad con que se encaraba el proyecto.

Me había imaginado a Estela, mi personaje, con un pantalón palazzo, super elegante, que pareciera una pollera y con pelo corto. Todo muy fino pero con un aire sofisticado. Sin embargo, era pollera y traje. Quedó lo del pelo corto. ¡Las pelucas son un lujo!


-El proceso de creación y de ensayos fue muy ameno…

– Si. Tenía muchas ganas de trabajar con Ciro, y superó lo que era el deseo con la realidad. La verdad fue muy agradable el trabajo. Quizás venía de experiencias un poco duras a nivel de comunicación. Es una persona muy tranquila. Fue un proceso muy lúdico aunque el hecho que el texto sea todo en verso, era todo un tema. Era la primera vez para varios de nosotros el trabajar con un texto asi, incluído Ciro. Había una zona a explorar para todos, que lo hicimos con entusiasmo y valentía. El único que sabía bien al respecto era Gonzalo que venía a los ensayos y le preguntábamos las dudas. Le pedíamos algo para cambiar y lo hacía para el día siguiente. Un tipo con una rapidez y una visión, increíbles.

El trabajo con Ciro fue asi…tranquilo, con sus idas y vueltas propios de un trabajo pero para nada costoso. Hubo un momento en que yo estaba…un tanto perdida ya que no sabía si estaba bueno o me estaba mandando cualquier cosa. Además, no es de los directores que te dicen “esto está bueno! Dejalo!” y yo estaba acostumbrada a otra cosa. Por eso, como no decía nada, hacía algo y lo sacaba. Ahí me preguntaba por qué lo había sacado. “No te reprimas. Para eso estoy yo”.


-Te dejaba total libertad para crear.

– Claro! Cuando era no, te lo decía pero eso ocurrió pocas veces. Estaba muy abierto y nosotras estábamos muy conectadas. Eso sí, nos pidió que vayamos con la letra sabida a esa primera lectura que hicimos. Era la primera vez que lo hacía esto pero consideraba que era necesario. Nos juntamos diez días antes, para ver como estábamos, en la confitería del hotel Savoy, que es muy paqueta. Había unos sillones individuales muy lindos. Al final terminamos el equipo contra la pared, en una butaca larga y nosotras cuatro en esos sillones individuales. Pero a Ciro le gustó algo de las cuatro apoltronadas en los sillones. Esa quietud para todo. Fijate que ellas se mueven mucho pero no hacen nada. La otra vez, en la función, se cayeron unos sándwiches y nadie los levantó aún sabiendo que había sido Paola la que los tiró. Nadie levantó el plato! Pero ya había algo de los sillones que le había gustado a Ciro. Por esto fue muy importante entrar el primer día con la obra casi sabida. Arrancamos un sábado, con los sillones que –creo- son los mismos. El ensayo salió perfecto. Hicimos la pasada el primer día y quedaron muchas cosas de ese día. El texto hace que sea una red de la que no podes salir. El verso no te permite agregar nada ni decir cualquier cosa salvo alguna “morcilla gestual” como algunas caritas. Hubo un momento del proceso en que el verso se nos ablandó demasiado.  El riesgo era que termine siendo solemne o aburrido (que no lo es) pero en un momento, parecía prosa. Ahí fue cuando Ciro paró todo y empezamos a valorar cada una de las palabras. Su puntuación, acentuación y cadencia. Nos hizo mucho hincapié en las consonantes y en la rítmica.


-También es importante el trabajo de los silencios…

– Hicimos un trabajo muy importante con Juan Branca a nivel físico para ablandar los cuerpos y entrar en otras dinámicas. Con Ciro hicimos unos trabajos de rítmica para entrar a tiempo, ni antes ni después. Estuvo buenísimo este trabajo aunque no daba pie con bola. Ciro me decía “no quiero que te salga bien sino que entiendas lo otro”. Ahí entendí como iba esto que me terminó cambiando todo. Fue fundamental para el trabajo con la palabra. Ciro nos hacía mucho hincapié en separar algunas palabras en una frase, con silencios y tonalidades en la voz que estaban para desarrollar. Es una forma de articular la frase que le da otra vida. Hubo que trabajar en algo que nos ayudo Gonzalo fue en los encabalgamientos, esos versos partidos en los personajes, distribuidos entre varias. A veces, una palabra dicha por cada una. Sobre esto hubo que trabajar bastante.



-Imagino que fue una sorpresa para el público el escuchar el texto…

– Los que sabían que era en verso –incluido mi marido- pensaban que iba a ser un embole.  “¿Qué voy a ver?”. Hubo amigos que no me reconocieron entre los personajes. A la gente le encanta integrar el espectáculo. Se sientan en la butaca y ya se siente cooptados por la puesta. Les gusta la dirección el texto, las actuaciones y la escenografía  es atrapante.


-¿Qué te dicen del texto en si?

– Gusta mucho. Le encanta a la gente por como está escrito y que ha cobrado una feroz actualidad en su planteo. Es muy político y actual pero creo que el disparate que hay, trasciende más allá de esto. Vimos gente de clase social más cercana a los personajes o con cierto acartonamiento que, al principio, miran de costado pero después terminan divirtiéndose.

El verso se da que tiene una adrenalina que, si no estamos conectadas, es un recorrido de zonas muy difícil. Requiere mucha atención. El trabajo con Ciro fue tan tranqui que uno no siente “Ahora tengo el verso y tengo que hacer tal cosa…”. Terminamos la obra y estamos muy cansadas por todo lo que se realizó en el escenario. Tenemos muy internalizado el texto, con un ritmo muy aceitado.


-Improvisar no se puede…

– No, para nada. En “Toc toc” habían surgido algunas cosas que se iban recortando. Podía surgir algo, un día, de manera espontánea, que al resto le gustaba y lo dejábamos. Después, el director decía que no y volvíamos atrás; otras las defendíamos. La obra ya tenía su duración pero iba surgiendo un recambio en el tono y la intencionalidad. No era “morcilla” pero se le deba otro cierre al mismo texto. De eso había bastante para mantener vivo todo y no se convierta en una especie de mantra.


-¿Te costó salir del ritmo de “Toc toc” para meterte en el de “Tarascones”?

– Fue difícil y renovador ya que en el medio tuve una licencia por maternidad. Tenía muchas ganas de actuar al tiempo que no sabía como iba a ser esta vuelta, pero fue maravilloso. Igualmente creo que hubo un crecimiento y maduración en la vida que se plasma en el escenario o en la forma en que se encara el trabajo. Se te acomoda el balde más rápido. Además, en “Tarascones” va a haber pocas funciones en relación con los años que tuve con “Toc toc”.


-Al día de hoy, y después de haber trabajado años en la puesta, ¿te sorprende el fenómeno de Toc Toc?

– Si y no…En su momento, Carlos Rottemberg había dicho que podía andar hasta diez años. Y ya van seis. Le queda mucho todavía. En la época que estaba yo, hacíamos ocho funciones semanales. Pensá que pueden bajar el número de funciones e inclusive ir a una sala más chica. Se irá achicando pero tiene vida por mucho tiempo. Lo tremendo y loco es que estuve cuatro años…..¡Es casi una carrera universitaria o una pareja! (risas). Pasó volando el tiempo porque es un vértigo muy fuerte. El haber hecho tanto te da una dinámica muy importante. Las funciones de “Tarascones” son de jueves a domingo y el miércoles ya quiero ir porque son pocas. Lo veo a la distancia y estuvo buenísimo. Además en “Toc Toc” entré con la obra ya estrenada. Me subí arriba de un toro. Con “Tarascones” se dio algo que extrañaba mucho como era el proceso de ensayo en pos de un estreno. Laburar desde el minuto 0, de base. Desde “Agosto”, en el 2009, que no estaba preparando un estreno.


-Te tengo que hacer la pregunta de siempre. ¿Vas a hacer otro unipersonal?

– Tenía alguna idea por ahí, ahora con la maternidad se me agregó una posibilidad de personaje. Con el embarazo y el nacimiento de mi hijo, en un momento lo pensé y le tiré a mi hermana si me lo quería redondear. Pensaba que este era el momento y ser mi propia patrona….Justamente, la otra vez mi hermana me dijo de volver con “Llorando me dormí”, mi unipersonal. Me dice “Aggiornalo” pero pienso que ya fue. Uno piensa que lo que se hizo en otro momento…no da para hacerlo de nuevo pero bueno, veremos.


-“Llorando” siempre tuvo vigencia. Esa preceptora, el secundario…

– Bueno, te cuento que en el comienzo de “Tarascones”, me viene “Llorando…” a la cabeza cuando digo “En latin y media res, que no es decir media vaca”. Ahí miro al público y me acuerdo de “Llorando…”. Me lo dijeron hasta algunos amigos que habían visto el unipersonal. En ese momento estaba medio durita. Tuve que aceitarme porque Ciro nos hizo trabajar primero el segundo y tercer acto. El motivo era porque estábamos todas juntas y quería formar el grupo de amigas. Recién después hicimos el prólogo. Por eso, cuando lo encaré, al final de los ensayos, tenía otro estilo. No había cuarta pared y medio que me costaba. ¡Pero si yo hacía el unipersonal! Lo hice en todos lados, con una dicroica. Ahí lo traje de nuevo para sacarlo adelante.


-¿Tenes planes para hacer cine?

-Me encantaría. Me llamaron para unas pruebas pero ojala se de. Hice varias cosas como “Nosotras sin mamá” y “Norberto, apenas tarde”, la ópera prima de Daniel Hendler asi como un par de participaciones en “Chiquita, un amor” y “La suerte en tus manos”. Pero no sé si ahora es el mejor momento. Se hicieron muchas “opera prima” pero no se sabe que va a pasar al respecto. Ojala que eso no se corte.


-¿Tele?

– Tuve alguna propuesta pero justo estaba en el proceso de ensayo de lo que es teatro oficial. Seis veces por semana, cinco o seis horas. Una era una miniserie web de la UTREF, que era sobre vampiros. Se la veía muy interesante, con trece capítulos pero eran dos semanas de grabación a full, que coincidían con el preestreno de “Tarascones”. Con un bebe y tanto ensayo, se complica. Capaz que a la noche no dormis bien, ¿cómo encaras doce horas de trabajo? También hubo una propuesta para Telefe, pero era también arrancar con los ensayos en ese momento. La experiencia te da eso. Te dicen “es solo los martes” y después estas como loca, corriendo para todos lados, con el nene y llegando tarde. Por eso…


– ¿Qué tenes en cuenta para elegir los proyectos que encaras?

– Lo primero es que me divierta y eso, en el teatro, es muy importante. Ahora cumplo veinte años viviendo de la profesión lo cual me produce mucha alegría. Para mi, eso es el éxito. El poder vivir de lo mio. Cuando era chica pensaba “si yo pudiera vivir de esto….”. El tema económico, obviamente está pero también me tiene que gustar. Tiene una entrega muy importante al igual que una constancia muy grande. En una película, por ejemplo, vas a hacer tus partes aunque no te parezcan….pero las haces. Después se editará y te quedas con que, al menos, hiciste el esfuerzo, etc. En el cine, tenes que irte todos los días a hacer algo que no te convence…ahora no puedo, más con un hijo. En el teatro independiente, hacer algo que no te gusta, no tiene mucho sentido y en el teatro comercial, son muchas funciones. Una vez me pasó, de estar ensayando en el San Martín,  no la estaba pasando bien en los ensayos y tenía un trabajo en tele que lo levantaron. Me quedó solo el teatro y me terminé yendo porque la estaba pasando mal. Venia corriendo, desde Martínez a La Boca, y llegaba diez minutos tarde después de cruzar la capital. Me decían de todo a pesar que les gustaba tener actores de televisión en los elencos. Tampoco me sentía cómoda con el material y a la mitad me fui. Cuando se hacen las cosas solo por plata o prestigio… Cuando uno está opaco en el escenario, no la pasas bien ni tampoco te trae más trabajo. Por eso, tengo que pasarla bien con lo que estoy haciendo.


-Igual en teatro tenes varios obras de gran reconocimiento. Desde “No me dejes asi” hasta “Toc toc”, pasando por “Agosto”, el unipersonal “Llorando me dormí” y “La noche canta sus canciones”. Ahora “Tarascones”…

– Si, pero eso tiene que ver con las elecciones. También recuerdo “Pasado carnal” que hicimos con Jorgelina Aruzzi, que estuvo muy buena. Pero también tiene que ver con gente que arma buenos equipos y el clima de trabajo, como el caso de Tolcachir o ahora Ciro. Con “No me dejes asi”, si bien hubo olfato, fue una creación colectiva. Surgió y lo hicimos. Lo mostramos a alguna gente con el riesgo de saber que era algo bueno o una porquería que no se podía ver. Al final, terminó siendo un fenómeno terrible que no lo podíamos creer. Al día de hoy, es como de culto. Hay gente joven que me dijo “Te fui a ver a ‘No me dejes asi’ cuando era pendeja y estudiaba teatro”. Debutó en el Piccolino y después fue por el Beckett, el Teatro del Pueblo. También hicimos mucho por el interior del país. En realidad, no hice tantas obras como pocas obras, muchas veces. Eso pasó con “Toc toc” y “No me dejes asi” lo mismo “Llorando me dormí”. No tengo tantas obras en mi haber pero son muy intensas.


Tarascones. Teatro Cervantes. Libertad 815. Jueves a sábado, 21.30 hs. Domingos, 21 hs.

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