En Buenos Aires pasan cosas. A veces uno se entera por circunstancias relacionadas a su actividad o simplemente porque la casualidad metió la cola. De esta manera y con esta impronta, se relatarán historias y hechos varios dignos de mención.
El olfato no miente. Más aún cuando la coyuntura da pié para que sucedan algunos acontecimientos como el que será relatado a continuación.
La Usina del Arte fue el lugar elegido para la presentación del 18° Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente (BAFICI) que iba a contar con la presencia de Dario Lopérfido, Ministro de Cultura de la Ciudad, Javier Porta Fouz, Director Artístico del Festival, y Alejandro Cacetta, Presidente del Instituto Nacional de Cine y Artes Visuales (INCAA).
La conferencia de prensa estaba pautada a las 11 hs pero el horario era para la llegada de los periodistas acreditados para tal fin. Nos dirigimos al segundo piso donde se aprecia un escenario con la pantalla omnipresente del BAFICI. Las sillas, prolijamente acomodadas, se ubicaban por delante de un escenario con tres sillones que iban a cobijar a las mencionadas autoridades. A los costados, sillas y mesas altas con chocolates con el logo del Festival. Nos sentamos junto con dos colegas con las que charlamos amigablemente. La pregunta era con respecto a la presencia de Darío Lopérfido tras sus últimas y “resonantes” apariciones en los medios de comunicación.
Eran las 11.20 hs cuando se inició la conferencia de prensa. El ministro Lopérfido fue el primero en tomar la palabra. Al momento de destacar que el Cine Gaumont va a ser parte de la programación del BAFICI, Lopérfido tira una frase provocadora…a cuento de nada. “Estoy deslumbrado que Alejandro Cacetta este acá. Es raro que tengamos que destacar que el director del Instituto del Cine este en la presentación del Festival. Pero, la verdad, que Alejandro esté acá y que la apertura del BAFICI se haga en el cine Gaumont, me parece un milagro. Me da la sospecha que pasamos de estar manejados por una secta a comportarnos por un país normal y civilizado”. La frase fue respondida por una silbatina importante mientras Lopérfido continuaba describiendo algunas cuestiones del Festival. Parece que el ministro disfruta de la provocación a través de su aguda verborragia para después, hacerse el desentendido por lo dicho y acusar a los demás por lo acontecido.
Tras las exposiciones de Porta Fouz y Cacetta, fue el turno de la conferencia de prensa propiamente dicha. Abrió la rueda de preguntas María Daniela Yaccar, de Pagina 12 con una pregunta doble para el ministro Lopérfido. El primer interrogante era con respecto a las manifestaciones que hubo el 24 de marzo, en el marco de la marcha del 40 aniversario del Golpe de Estado, de un colectivo de artistas pidiendo su renuncia. La segunda pregunta fue cómo pensaba desarrollar su gestión en relación con la falta de diálogo con un amplio sector de la cultura que lo declaró “persona no grata”.
Sorprendido por los aplausos que despertó la pregunta de la periodista, Loperfido respondió “A usted no le interesa mucho el cine, parece pero bueno….”. En ese momento, se escuchan algunos silbidos. “Le respondo concretamente. ¿Cómo me siento con que me pidan la renuncia? Ya lo dije varias veces. Incluso lo dijo mucha gente valiosa de este país como Luis Alberto Romero, Tomás Abraham o Pablo Sirven. Por un lado, siento que fui víctima de una operación política pero, por el otro, defiendo a los que piden la renuncia. Porque yo, lo que tengo, es un profundísimo sentido republicano. De los que pidieron mi renuncia, muchos están acá…Hola, ¿cómo están? Otros están programados en el Centro Cultural San Martín, programación que acabo de apoyar. No les mandaron la AFIP, no les quitaron subsidios, no los echaron de sus lugares de trabajo (Se escuchan aplausos de los presentes). Puedo no estar de acuerdo con usted. Seguramente no estaré de acuerdo en casi nada pero daría mi vida por defender su derecho a expresarse y a preguntar. Creo que esto fue lo que cambió en la Argentina”.
Continuó su respuesta diciendo que “respecto a lo que dice del sector cultural, le confieso que, en los últimos quince días, no hice más que estar con gente del sector Cultura. Ese es mi trabajo. No soy representante de la cultura como en un acto de incultura escribieron en el pedido de renuncia alguna gente del espectáculo. El ministro de cultura es el representante del Estado. Intermedia entre los sectores de la cultura y los ciudadanos. No soy representante. Es un pensamiento un poco estalinista el que los representantes del Estado representan sectores. El representante del Estado representa al Estado”.
Retoma esta idea diciendo que “también estuve con actores. Con algunos de los actores y personas que firmaron mi pedido de renuncia, me comuniqué telefónicamente o por mail para confirmarles que estaban programados. Porque también, en otro impulso de pensamiento estalinista, se instaló hace un tiempo la idea que no se los iba a programar o se los iba a dejar afuera. Y están todos los que están. Me parece sano el ejercicio. Piden mi renuncia, yo no renuncio. Yo los respeto. Ustedes deberían respetarme”.
Tras la respuesta de Lopérfido, se escuchó nuevamente aplaudir a parte de los presentes. Sorprendió no tanto el aplauso sino la manera en que se hacían palpables las diferencias. Unos silban, otros aplauden, con Lopérfido en el centro de la escena.
Por otra parte, es inentendible como puede Lopérfido decir que fue una “operación política”. Más aún en un espacio coordinado por Luis Majul, periodista que uno no consideraría como muy opositor al Gobierno. El ministro no se percató que fue su propia verborragia la que lo hizo decir lo que dijo, sin contar la ola de repudios que aparecieron por sus desafortunadas declaraciones. Recordemos que Lopérfido viene de protagonizar una importante polémica por negar públicamente la existencia de 30 mil desaparecidos y decir que la cifra había sido “arreglada” para “conseguir subsidios”.
Además, termina victimizándose con un “ustedes deberían respetarme” cuando él no tuvo el respeto acorde con los desaparecidos. La realización de analogías con el estalinismo llamó más la atención por su –intento de- golpe de efecto que por su contenido en sí.
Respondida la pregunta de la colega de Página/12, quisimos realizarle una consulta porque nos había quedado una frase dando vueltas en la presentación que había realizado Lopérfido minutos antes.
Tras tres intentos fallidos -en el que inclusive nos preguntaron de qué medio éramos- tuvimos la chance de hacerle llegar nuestra inquietud al ministro. Primero le preguntamos al director artístico Javier Porta Fouz acerca de la elección del cine Gran Rivadavia para cerrar el Festival ubicado en la zona de Floresta, no Flores -esta es una diferencia importante y no para caer en el chiste fácil y básico conocido por todos-. La otra pregunta era para el ministro Lopérfido si declaraciones como las que dijo en su momento o la realizada en la misma conferencia, que “estuvimos gobernados por una secta”, no contribuyen a mantener abierta la tan mentada “grieta” en vez de cerrarla.
Loperfido respondió que “no hablo con slogans. No sé que es ‘la grieta’. No tengo la más pálida idea. Creo en un mundo de ideas y las ideas se expresan. Tengo una opinión del mundo. Me considero una persona que opina. No me parece malo. Me parece genial. Nunca llamé a periodistas ‘asesinos’. No hice esas cosas. Decir, digo de todo porque creo, fundamentalmente, en la libertad. Este es un concepto que muchas veces parece abstracto pero cuando se aplica a algunos les llama la atención.”.
La aparición de la tan mentada “grieta” que -según la perspectiva de Lopérfido- es un slogan, lo dejó con ganas de hablar del tema. “Usted tiene derecho a pensar que yo profundizo la grieta. No sé que es la grieta. No tengo la más pálida idea. Creo en la inteligencia de la gente; en un mundo donde se discute cara a cara. Creo que usted opina diferente que yo pero no es mi enemigo. O sea, no tengo una lógica de amigo-enemigo por pensar distinto”. Finalmente, terminó diciendo “Y me alegra que usted, en una conferencia de prensa, pueda decir lo que se le da la gana. O la señorita Yaccar pueda decir lo que se le da la gana y mañana no le caiga la AFIP ni la llamen o la despidan por algún tipo de presiones. Usemos la libertad que está buena. La grieta sería si yo me enojo con usted o con la señorita Yaccar, a quien puedo invitar a tomar un café mañana para charlar de políticas. Que no haya grieta es no entrar en la lógica estúpida del fanatismo que divide a la sociedad en una sociedad binaria, amigo-enemigo. A todos los tipos que firmaron la carta para la renuncia, no les tengo ningún desafecto. Al contrario, les sigo teniendo el mismo cariño de siempre”.
Un nuevo aplauso acompaña el final de la respuesta de Lopérfido quien combinaba esa facilidad para la victimización junto con la creencia de estar más allá de cualquier tipo de cuestionamientos. El complejo de “conciencia limpia” es un mal que atraviesa a gran parte de los políticos argentinos. Otro punto a tener en cuenta es el hincapié en la palabra “slogan”. ¡Que alguien me diga cuando el PRO se dedicó a plantear slogans en vez de ideas en una campaña electoral! ¡Je!
Terminó la conferencia de prensa y nos acercamos a la querida María Daniela Yaccar, de Pagina/12 a quien conocemos y respetamos desde hace mucho tiempo. Todo, bajo la atenta mirada de colegas que se apartaron de nosotros, como si fuéramos «extraños». Sólo habíamos hecho lo que ellos no hicieron: ser periodistas y preguntar. Tomamos algo con la cronista de una agencia y se aproxima una cineasta que nos cuenta que no le habían confirmado si su corto iba a formar parte del Festival. “Me dicen que subamos información pero no nos confirmaron si estamos en la programación” cuenta un tanto angustiada mientras los comensales departían entre tragos y comida.
Caminamos algunas cuadras hasta la parada del colectivo 8. Tras lo relatado, nos surgió la siguiente reflexión. El periodista tiene que honrar su profesión (u oficio) preguntando lo que corresponde en el lugar que sea. Solo María Daniela Yaccar y quien esto escribe le preguntamos a Darío Lopérfido con respecto a sus polémicas opiniones. Es una pena ver a colegas que les interesa más ir a ver el catering que honrar su profesión.