Aguafuertes porteñas: Marcha #NiUnaMenos

En Buenos Aires pasan cosas. A veces uno se entera por circunstancias relacionadas a su actividad o simplemente porque la casualidad metió la cola. De esta manera y con esta impronta, se relatarán historias y hechos varios dignos de mención.



En general, las crónicas tienen un principio y un fin. En esta ocasión, se complica la ecuación. Porque la convocatoria a la marcha #NiUnaMenos quedó atravesada por un reclamo original respecto de los femicidios que se fue derivando en un “El Estado es responsable” de la situación.

Concurrir a una marcha siempre tiene ese no se qué hermoso que implica la participación en un hecho que, podrá llegar a ser histórico, amén del justo reclamo de la convocatoria.
Desde el comienzo del día, se percibía la importancia de la marcha. Cuando alguien pregunta “¿Vas a ir?, sin necesidad de aclarar a donde, es porque ya se sabe a qué se apunta. Se instaló entre la población la necesidad de una marcha por la implementación de la ley 26485 y reclamos de variada índole respecto de la situación de las mujeres y la violencia de género.

Empezamos a recorrer la calle Independencia y lo que más llamó la atención –con suma alegría- era la participación de jóvenes y adolescentes. Much@s había salido del colegio y/o se autoconvocaron para ir juntos. Rostros sonrientes y frescos que salían a la calle en pos de una lucha que nos toca a tod@s.

Doblamos a la izquierda por Entre Ríos y llegamos a la esquina de Belgrano. Ahí, como no podía ser de otra manera, no faltaron los bocinazos que pedían pasar “como sea” para ir con destino al Bajo. Es en ese momento cuando se aprecian las diferencias pero no de la tan mentada “grieta” K o anti K sino de quienes se quedaron con ideas anquilosadas en el tiempo y atrasan años, ofendiéndose cuando no se les brinda un respeto que dicen tener pero que no merecen en absoluto.


Banderas políticas en columnas que van hacia Congreso. El camino se hace un poco más lento porque hay un coche más adelante que va a paso de hombre. Veo fotógrafos y pregunto “¿Quién estará?”. Me acerco y veo el rostro de Estela de Carlotto. Símbolo de las Abuelas de Plaza de Mayo, no puedo dejar de sentir un soplo de aire fresco con su presencia.

Llegamos al Congreso y vemos participamos lúdicas, con niñ@s. Un jardín de Lugano hace una murga con maestras y chic@s cantando y bailando. Más adelante, se puede ver otros chicos pintando sus propias banderas. Con una brocha, pincel y mano en un tarro de pintura, Micaela pinta su remera.  El “basta de violencia” se incorpora como parte de lo que es la crianza y el respeto y se corporiza en una remera, cartel o bandera que, simbólicamente, es muy poderoso.
Carteles de diversa índole y mucha emoción. Parejas de la mano, un chico besa a una chica y viceversa en una esquina. Encuentros de amig@s y compañer@s en un mar de gente para saludarse dos segundos y saber que están en el mismo barco.

Recorremos todo Congreso. Mercedes Ninci da una entrevista cerca de la esquina de Rodriguez Peña. Se escucha a un grupo de mujeres que dicen “nosotras somos radicales, pero del Doctor Alfonsín”.

La inmensa mayoría de jóvenes participando es conmovedora. Es un soplo de aire fresco. Un bálsamo. También destaco la cantidad de hombres jóvenes participando. Hubiese esperado –quizás- una mayor cantidad de aquellos que superan los 40 años. Lamentablemente, no se dio tanto. Lo que si se pudo ver es madres e hijas. Padres llevando a sus niñ@s en los hombros. Ver como se le explicaba el porqué de la convocatoria del día de la fecha. 

Gente que llegaba y otra que partía, pero participaba. Esa es la cuestión. El participar, debatir, ver como no hay fin de ideologías y se producen cambios de paradigmas. El cambio implica riesgo pero también crecimiento como sociedad. 

Hubo padres, amigos y familiares de chicas asesinadas que iban con las fotos y pancartas que las recordaban. Una esquina albergaba a un grupo de jóvenes que gritaron el nombre de una adolescente y replicaban con el tristemente célebre, «Presente!», «Ahora y siempre».

Se leyó un texto dividido en tres partes, leído por Érica Rivas, Juan Minujín y Maitena. Junto a ellos, estaban algunas de las organizadoras de la marcha como Ingrid Beck, Hinde Pomeraniec, Florencia Etcheves, Marcela Ojeda y Valeria Sampedro, entre otras. Había una cifra espeluznante dando vueltas por ahí «En 2008 mataron a una mujer cada 40 horas; en 2014, cada 30». 

Por otra parte, no pude dejar de reflexionar sobre algunas cuestiones.


La lucha es social y cultural en todos los aspectos. Si no hay cliente, no hay trata. La concepción y crianza de lo que debe ser un hombre debe replantearse en todos los aspectos. A los que van a limpiar sus «conciencias» y ser politicamente correctos al ir a la marcha ‪#‎NiUnaMenos el trabajo es diario. Mucho no les va a servir la selfie del día. Las caretas se caen rápidamente por el peso de su propia mentira. 
Erica Rivas puso el dedo en la llaga cuando dijo que «el femicidio no es un asunto privado» siendo un producto «de una violencia social y cultural que los discursos públicos y de los medios vuelven legítima cada vez que alguien le dice puta a una mujer porque ejerce su sexualidad libremente. Cada vez que alguien la juzga por las medidas de su cuerpo. Cada vez que alguien la mira con sospecha porque no quiere tener hijos. Cada vez que alguien pretende reducirla simplemente al lugar de la buena esposa o la buena madre, destinada a un varón».

Los medios de comunicación deben hacer su propia autocrítica no con respecto a las noticias propiamente dichas sino a la forma en que titulan o realizan una tapa. Con fuerte tinte ideológica -que no es lo mismo que partidario aunque, en la mayoría de los casos, lo incluye-, hay revistas llenas de hipocresia que dicen que no hay democracia (y publica estas tapas sin que nadie les diga nada) y llaman por la violencia de género con tapas y editoriales que dan vergüenza, o tod@s los que siguen comprando el verso que les vende esta publicación. La contradicción es más que obvia y palpable para tod@ persona que desee ir más allá de comer un lenguaje obvio al respecto. Una tapa de este calibre es violencia y va más allá de si es CFK, Victoria Vanucci en Caras, etc.

La Iglesia quemó mujeres acusandolas de brujas y la denostación constante –sin plantear temas como el aborto- pero….adhiere a #NiUnaMenos
Marcelo Tinelli cosifica a la mujer todas las noches en el programa más visto de la televisión pero….adhiere a #NiUnaMenos
Susana Gimenez atrasa años con su pensamiento y pregunta a Victoria Vanucci hizo «algo» para que su ex pegue pero….adhiere a #NiUnaMenos. (no olvido el tratamiento que hizo/hace Mirtha Legrand de estos temas como fue la más que desafortunada pregunta a Laura Miller sobre su caso de violencia de género)
Mauricio Macri cerró la oficina de Atención de Víctimas de Violencia de Género pero…….adhiere a #NiUnaMenos (tampoco olvido que Macri dijo «En el fondo, a todas las mujeres les gusta que les digan piropos. Por más que te digan alguna grosería como «¡qué lindo culo que tenés!»».)
Tomando un concepto de Bourdieu y haciendo una frase para una remera, sería una especie de “Menos hipocresía y más reflexión. Cambiemos de habitus”.

Si fuiste a ia marcha de #NiUnaMenos y después…..


– seguis mirando a Tinelli y aceptando sus «contenidos»
– repetis que si a una chica la violan y la matan es porque «se lo buscó», «pero…mirá como estaba vestida»
– no cambias el chip de persona que atrasa años con lo que piensa, al estilo Mirtha


…replanteate, aunque sea un poquito, la hipocresía que te atraviesa. Porque ayer fue el día de la convocatoria. Ahora es cuando comienza el verdadero cambio.

Llegué a mi casa a la noche y los ecos de la marcha seguían dando vueltas tanto en el cerebro como en mi corazón. 
Sentí, recordé y pensé a muchas mujeres. En mi madre y en mis parejas. Amigas, conocidas, confidentes. Madres, hijas, hermanas, cuñadas, suegras, primas y mucho más. Maestras, periodistas, actrices, abogadas, amas de casa, directoras, militantes por la vida, la igualdad y la justicia y siguen las firmas.
Las que están y las que partieron a otras latitudes. Risas y llantos compartidos, viajes de aventura, cenas inmortales, caminatas invencibles, llegadas tarde, baja presión, helados dulces, sermones buenos y de los otros, cervezas intensas, caminatas eternas, charlas enriquecedoras, alergias varias, miradas de complicidad, lagrimas de alegría y tristeza.
Besos, discusiones, abrazos, caricias, gestos, desencuentros, peleas y reconciliaciones.

Escucharlas, observarlas y obviamente, emocionarme. 

Todas y cada una de ellas.

Simplemente…mujeres. 

#‎NiUnaMenos

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