Los documentales que toman el momento determinado de un colectivo artístico siempre tienen algo que ofrecer. Desde la mirada atenta y curiosa de quien quiere adentrarse en la creatividad del mencionado combo hasta el placer morboso de ver las rispideces que todo grupo humano tiene. Hay de todo en la viña del Todopoderoso. En el caso de “El fantasma de la familia Rampante, el mismo título es revelador pero vayamos por partes.
Leandro Tolchinsky realizó un recorte por demás interesante de la historia de “El Escuadrón Volante”, grupo de teatro de varieté, dueño de un humor y creatividad por demás particular. En una primera parte de la historia del grupo, la lente se posa en “La tragedia de la familia Rampante”, obra de ocho capítulos con las que consolidó su propuesta artística así como su propia identidad. Actores y actrices en pleno desarrollo de su arte que, en un relato en primera persona, dan cuenta de cómo eran esas primeras experiencias en las tablas y las expectativas en el futuro. Con un viaje en el tiempo a la primera década del siglo XXI, se aprecia una forma de hacer teatro y cierta conciencia que, con el correr del tiempo, parece haber cambiado. Más aún, con la pandemia de por medio. La frescura de Matías Bassi, Malena Medici, Julián Lucero, Manu Fanego y Carmen Tagle se reflejan en los rostros y en la impronta con que encaran cada función.
Tal como suele ocurrir con todos los combos que viven a partir de un motor creativo, encara un nuevo desafío tal como hacer un clásico como “Ubu Rey”. Es a partir de ese momento que el Escuadrón Volante comienza el replanteo en tanto a su rumbo. La incorporación de Alejando Schiappacasse, un director –con todo lo que esta figura implica en tanto “toma de decisiones”-, es un momento clave. Allí es donde Tolchinsky, con sabiduría, refleja los pormenores de los acontecimientos. Discusiones y posiciones contrapuestas son visibilizadas con precisión y buen gusto, alejándose de, por ejemplo, “Some kind of monster” de Metallica.
El devenir de la relación artística y las búsquedas que van más allá de la relación personal, forman parte de una segunda parte a la que se ingresa de a poco, casi como sin que el espectador se de cuenta. Espacios como la fábrica IMPA forman parte de la geografía de los hechos. Es la visibilidad de situaciones que suele atravesarse en el camino teatral. La confianza en los proyectos, la situación personal frente al mismo, la autenticidad y la creatividad, el orden de la dirección y la anarquía creativa de la decisión colectiva. Siempre con el recuerdo de lo que había sido ese pasado cercano en contraste con un presente incierto y un futuro que siempre da revancha. La perlita es quedarse hasta el final, cuando los títulos muestran quienes formaron parte del grupo. Desde Juan Isola o Pablo Mikosi hasta Javier Drolas, pasando por una actriz de una reconocida tira juvenil….
En un documental que se destaca la sensibilidad del montaje, da cuenta del amor por el teatro y por los propios valores. Las fuertes identidades que tiene un grupo con ideas claras, las mismas que tiene un director en su propuesta. “El fantasma de la familia Rampante” es un buen reflejo de lo que ocurre, puertas adentro, de artistas unidos en pos de un deseo. La creatividad como estandarte para encarar el futuro, aún por fuera de los cánones oficiales y un “deber ser” que no suele ser tal.
Ficha técnica.
Dirección, Producción y Montaje: Leandro Tolchinsky. Con Matías Bassi, Malena Medici, Julián Lucero, Alejando Schiappacasse, Manu Fanego y Carmen Tagle. Producción ejecutiva: Nicasio Fernández. Cámara: Julieta Bilik y Leandro Tolchinsky. Sonido directo: Bruno Canossa. Dirección de sonido y Mezcla: Pablo Orzeszko (ASA). Color: Lucila Kesselman (AAC). Diseño gráfico: Nicolás Castelo. Música: Club Artístico Libertad, Bombin Band y Andrés Reboratti. Compañía productora: Eukarya. Calificación: PG+. Argentina, 2023, 74 minutos. Sonido 5.1 y Stereo 16:9 – DCP.
Cine Gaumont. Av Rivadavia 1635. Del jueves 27 de junio al miércoles 3 de julio. A las 19 h.