Cine: “Jinetes de Roca”: Todo el mal

Por Cecilia Inés Villarreal

Analizar la toponimia de las calles de una ciudad es muy significativo. Desde el punto de vista semiótico, están las huellas de batallas, próceres, militares y escritores. En suma, de personajes trascendentales que quedaron grabados en la memoria colectiva. La masculinización y la patria, recorren todo el ancho y alto del mapa político. Solamente en el barrio (?) de Puerto Madero, como si fueran migajas, se aprecian mayoritariamente los nombres femeninos para las calles. El relato es eminentemente patriarcal.

Otro rasgo del paisaje son las estatuas que, con su imponencia y antropomorfización, dialogan entre sí. Ni hablar de los edificios, cúpulas y monumentos. Sólo basta caminar por Avenida de Mayo en CABA y observar que la Casa Rosada y el Congreso se hallan en línea recta. Ambos poderes- Ejecutivo y Legislativo- se controlarían mutuamente, ya que ambos -dicen- son independientes entre sí, pese a los resultados nefastos por la aprobación de la ley Bases, entre tantos.

“Jinetes de Roca” es la nueva creación de Sebastián Diaz, recientemente estrenada en el cine Gaumont. El largometraje completa la ‘Trilogía del Desierto’, junto a sus filmes «La Muralla criolla» y «4 Lonkos», formando así un minucioso corpus documental dedicado al genocidio de los pueblos originarios en La Pampa y la Patagonia. El nombre sugestivo del filme nos conecta con una Argentina que se recorta en base a los homónimos del Apocalipsis: conquista, guerra, hambruna y muerte. Parafraseando una canción de Pilsen, “la historia se escribe con tierra, se escribe con sangre”. ¡Y vaya que este fluido se derramó a borbotones!

El propósito del documental es desmonumentar a Roca  y reinvindicar a los pueblos originarios. Hay una búsqueda en pos de desenterrar la historia de los habitantes de la tierra y señalar a los perpetradores del genocidio. La figura se encuentra en la Diagonal que lleva su nombre dentro del Casco Histórico y en cercanías a la Manzana de las Luces. Forma parte del patrimonio histórico.

Las estatuas merecen un capítulo aparte: son colosos, testigos mudos y elocuentes de la Argentina vencedora. Son Golems modernos, ídolos con pies de mármol, que el statu quo refuerza con la repetición de fórmulas de sentido común. La alianza inquebrantable con las redes sociales es otro engranaje que fortalece los prejuicios. Funcionan como un recordatorio cotidiano y naturalizado de los protagonistas de una nación, de un proyecto positivista que eligió, seleccionó y exterminó a los considerados indeseables.

La conformación de la argentinidad (blanca, con inmigrantes europeos bajados de los barcos y católica) con la invisibilización adrede de los indígenas y de los afroargentinos, es muy curiosa. El padre del aula, Sarmiento inmortal, despreciaba a los propios paisanos, siendo él mismo provinciano, específicamente de San Juan. Para él, argentino era un anagrama de ignorante. La París de Sudamérica tenía que estar a la vanguardia y su población debía ser inmaculada. Este desprecio implicó una articulación deliberada, coherente y sistematizada de distintos discursos (científico, político, audiovisual). ¿El objetivo? Justificar las operaciones militares.

Las gestas denominadas patrióticas como la deleznable Campaña (o Conquista) del Desierto, es explicada exhaustivamente. Se realiza una deconstrucción profunda a través de un corpus de fotografías y pinturas de la época, por las voces autorizadas de historiadores y arqueólogos. La vuelta del malón de Ángel Della Valle es un ejemplo paradigmático. La Patagonia no era un desierto. En realidad, Roca y sus secuaces querían que lo fuera. Era arrasar esas tierras valiosas, Que toda una inmensidad a dominar quede vacía de salvajes. La racionalidad técnica aparece representada por la cámara de fotos, el ferrocarril y el fusil Remington. Modernidad y barbarie.

La elección de los planos, la fotografía y el ritmo de la película es, por momentos, abrumadora. Es demasiada información y mucho dolor para digerir. Pero es necesario realizar este camino porque ayuda a desarticular al monstruo que posibilitó la matanza, el odio a un sector y el desprecio que persiste hasta el día de hoy.

Los paralelismos trazados con el Proceso de Reorganización Nacional (nombre rimbombante para la dictadura cívico-militar) son muy llamativos. Han pasado cien años desde la era del roquismo hasta Videla, Massera y Agosti. La historia se repite. Los desaparecidos padecieron el mismo calvario que los indígenas: secuestro, despojo de tierras, de la dignidad, silencio, abusos de todo tipo, humillaciones y reducción a la servidumbre, entre varias calamidades. El complejo de superioridad de los nuevos dueños de la tierra (los usurpadores) locales y foráneos, cimentó aun más el terror y la violencia estatal. Vale mencionar que los habitantes originarios que pisaban este suelo (que aun no se llamaba Argentina o Chile) residían antes de los estados-nación.

La fotografía policial lombrosiana al servicio de la ciencia y de la antropología, ejerció una violencia simbólica que cala hondo en el documental. Las expresiones de tristeza y humillación son innombrables. Una imagen vale más que mil palabras. Deshumanización y cosificación van de la mano: la tortura y la degradación no concluían sino que continuaba el castigo tras la muerte. La exhumación de los restos mortales de determinados caciques y la exhibición de los cráneos y esqueletos es un momento cumbre de la película. Es puro ensañamiento y odio, como si no les bastara con esa conducta criminal. No pudieron con esa mujer y las manos del General. Es el miedo a los líderes y aquellas figuras importantes que el pueblo no olvida. En la actualidad los cuerpos de indígenas fueron recuperados y restituidos a los descendientes para ser sepultados con todos los honores y rituales.

“Los jinetes de Roca” es de visión obligatoria para revisar nuestras raíces, valorar la diversidad cultural y rescatar el patrimonio con toda la potencia política. No olvidemos que el sentimiento de vergüenza y de miedo ha paralizado a estos pueblos. Han internalizado el silencio y reprimido su lengua natal. Los rituales, costumbres, son riquezas ancestrales que, afortunadamente, se están recuperando gracias a una toma de conciencia y a políticas públicas. No permitamos bajo ningún concepto que los jinetes del mal continúen arrasando con la memoria. Convirtámonos en colosos de carne y hueso, con sangre y principios para impedir estos atropellos.

Ficha técnica.

Dirección, Guión y Producción: Sebastian Diaz. Testimonios:M arcelo Valko, Danae Fiore, Carlos Masotta, Marta Penhos, Fernando Pepe, Adrian Moyano y Pablo Orcajo. Dirección de Fotografía: Manuel Muschong. Cámara: Mauro Braga, Julian Olmedo, Ignacio Domínguez y Sebastian Dalmolin. Post de Sonido: Matias Olmedo. Montaje: Sebastian Diaz. Música Original: Daniel Bugallo. Motion Graphics: Juan Martin Fourcaud, Mauro Braga, Vfx  y Juan Camardella. Título original: Jinetes de Roca. País: Argentina. Año: 2023. Duración: 71 mins. Género: Documental. Calificación: ATP. Distribución Independiente.

Cine Gaumont – Av. Rivadavia 1635. Del Jueves 13/6 al Miércoles 19/6. Funciones: 19 hs

Cine Select La Plata. Funciones Jueves 13, Viernes 14 y Sábado 15 a las 18:30hs

Cipolletti, Rio Negro. Miércoles 19 de junio. A las 20.30 hs. Sala Lorenzo Kelly

Estreno en Cine.Ar. Del Viernes 21/6 al Jueves 27/6. Gratuito, en todo el país

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