En Buenos Aires pasan cosas. A veces uno se entera por circunstancias relacionadas a su actividad o simplemente porque la casualidad metió la cola. De esta manera y con esta impronta, se relatarán historias y hechos varios dignos de mención.
Tras un día efervescente, yendo al Congreso a acompañar el debate por la despenalización del aborto (de más está decir que apoyamos el “educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar, aborto legal para no morir”) y presenciar el estreno de “Incendios” en el Teatro General San Martín.
Una vez finalizada la función, salimos rápidamente con rumbo a Once para tomar el tren. El frío y la música de mi celular hicieron que el paso fuera más veloz que de costumbre. Llegamos a la estación de Once para tomar el tren con destino a Floresta. Compramos unas papas y dos alfajores. Nos sentamos en un vagón que estaba ocupado por varias chicas que recién llegaban de Congreso. El clima era de alegría y compañerismo. Se cantaba con entusiasmo por la ley en el marco de un clima de fiesta. ¡Hasta pudimos sacar alguna foto que retrató el momento! En ese momento, llega un tren del cual se escuchan diversos cánticos respecto a la marcha. Las chicas del vagón se unen a las recién llegadas para cantar al unísono. La ola verde se había instalado en los andenes del Sarmiento.
De repente aparece quien dice ser el guarda. Con gesto y tono enojado, increpa a las chicas por los cánticos quienes responden a la agresión verbal. El maquinista pide la intervención policial y por el altavoz del andén se informa que el tren no saldría si continuaban los cantos. Desde nuestro lugar, empezamos a mandar mensajes de voz por whatsapp al chat de colegas periodistas para que estén atentos a los acontecimientos. Recordemos que en el Ferrocarril Roca habían detenido un tren en el que viajaba un grupo de mujeres para participar de la marcha #NiUnaMenos. Lo mismo ocurrió pero en Pilar con ntegrantes del SUTEBA por cánticos en contra de Mauricio Macri y María Eugenia Vidal.
Se acercan dos agentes de policía con el guarda en cuestión, iniciándose un intercambio de palabras en el que se notaba la intransigencia y el maltrato del guarda. En ese marco, agarramos el celular, prendimos el grabador y nos metimos en el desarrollo del diálogo.
Chicas: Estábamos cantando alegremente. También nos queremos ir a casa. Son las 23.17 y ya tendría que haber salido el tren. Nadie estaba haciendo bardo, solo estábamos cantando.
Policia: Estoy esperando que autoricen para salir…
Yo: ¿Por qué no autorizan a salir?
Policia: Lo dijo el maquinista.
Chicas: Vino y dijo “si no se callan, el tren no sale”. Me imagino que a las barras bravas le dice lo mismo.
Yo: Soy periodista. Te pregunto por qué no sale el tren.
Policia: No hay autorización para salir.
Guarda: Todo lo que vos quieras pero la gente quiere viajar tranquila. Sin disturbios y sin gritos.
Yo: Yo soy pasajero y no he visto a ninguno que se haya quejado. Tampoco están haciendo disturbio las chicas.
Guarda: Que canten cuando bajen del tren.
Yo: Personalmente, como ciudadano, no me molesta en lo más mínimo que canten.
Maquinista: Tengo gente que viene de trabajar, cansada y quiere ir a la casa a dormir.
Yo: Te cuento que yo también vengo de trabajar.
Guarda: Si gritan y hacen disturbios….
Yo: No están haciendo disturbios. Si cantar es hacer disturbios…(el maquinista se retira…)
Policia: Subí…
Yo: Largalo al tren y que no hinche las pelotas.
Más allá de pedir las disculpas por mi exabrupto final, las chicas me hacen notar el pedido del nombre del guarda, detalle que se me pasó por alto en medio de la discusión. En ese instante, se escucha por el altavoz “Tren, despachado”.
El policía se queda en la puerta. Por tal motivo, me acerco a charlar con él sobre lo acontecido. Lo primero que le manifiesto es que todos venimos de trabajar. Que el manifestarse es un derecho y que no estaban causando ningún disturbio. Es ahí cuando se acerca el guarda y le dice a una chica que está prohibido tomar cerveza. “Lo dice el cartel”. Mi pregunta al policía y al guarda fue si esa misma observación se le realizaba a las hinchadas que viajaban en tren para ver los partidos. El guarda se marcha nuevamente y el diálogo con el policía continúa. Afirma que se concentra en “el buen regreso de todos a casa” pero le digo que “si el guarda no venía a prepotear, las pibas no saltaban. ¿Para que viene copar la parada si nadie estaba haciendo quilombo? Date cuenta que si en vez de perder tiempo haciéndose el capanga, sacaba el tren al toque y no pasaba nada”.
Me acerco a charlar con las chicas que todavía estaban enojadas. “Vino el guarda y dijo que nos comía en un pancho pero después llamó a la policía. Cuando viniste vos, se fue. Un cagón!”. Razón no le faltaba. Como tipo me di cuenta perfectamente de la prepotencia del guarda. Como bien dijo la chica, prepotente y cobarde.
Queda mucho trabajo por realizar al respecto. Gente que atrasa años, educación que deja bastante que desear y, por sobre todas las cosas, un verdadero deseo de abrir los ojos y ver que los tiempos han cambiado. Las mujeres salen a la calle a luchar por sus derechos, los cuales fueron bastardeados por años, con muchas muertes en el medio. Los hombres debemos estar a la altura de las circunstancias, acompañando a nuestras madres, abuelas, hermanas, novias, amigas en esta lucha, asi como hacer una profundísima autocrítica sobre la crianza machista que hemos tenido. La verdadera evolución y progreso se logra cuando se la visibiliza, combate y derrota. Aunque cueste amistades (algo que me ha pasado y de lo cual no me arrepiento en absoluto) e inclusive noviazgos (idem punto anterior), hay que hacer una gran cantidad de replanteos. El machismo también afecta a los hombres.
Antes de bajar en Floresta, me acerco al policía y le muestro la foto con las declaraciones de la diputada Estela Regidor de Belledone. “Cuando una perrita queda embarazada, no pedimos un aborto, regalamos los perritos”. “¿Ves? Contra eso están luchando las chicas”. Me sorprende su respuesta. “Hay cada uno que está sentado ahí y nos representa…”. Cuando me bajo, me dice “Ojo, cuidate!”. “Vos también”.
Llego a casa y escribo estas líneas. No dejo de pensar sobre esa frase que dice “No es tanto lo que los malos hacen sino lo que los buenos dejan de hacer”.
Estamos en tiempos en los que es menester el participar, levantar la voz y argumentar con solidez lo que se dice, dejando de lado esos slogans vacios que se repiten como un mantra. Participar, debatir y acompañar las luchas con el cuerpo, el corazón y el alma y no amparándose en la tan mentada posverdad que permite decir cualquier cosa sin argumentar nada.
En todo caso, busca en You Tube, «Woman is the nigger of the world» o «Police on my back», temas muy acordes a los tiempos que corren.