Pilar Ruiz: «El arte es uno de los caballitos de batalla en la lucha por el cambio social»

Actriz, directora y dramaturga, Pilar Ruiz concibió «En el fondo», una puesta fuerte sobre la trata de personas y violencia de género. Recientemente declarada de «Interés para la defensa y promoción de los Derechos Humanos» por la Legislatura de Buenos Aires, la joven directora charló con ECDL. Pasen y vean.

– ¿Cómo surge «En el fondo»? 
– Surge por un deseo; unas ganas enormes de hacer, hacer teatro. Siempre me gustó escribir y ya había escrito una obra sólo por impulso, sin tener realmente las herramientas y la metodología. Así que, en el 2011 decidí hacer el curso de dramaturgia con Mauricio Kartun y el taller con Ariel Barchilón. No falté ni una clase. Durante este taller, nace la imagen disparadora y las escenas madres de “En el Fondo”. Fui muy constante con la escritura y de a poco, en el transcurso de un año y medio, fue tomando forma. Luego de haber trabajado tanto la dramaturgia, me la jugué a dirigirla. La dirección fue otra etapa de mucho trabajo y constancia, siempre con disfrute. Lo bueno de los ensayos es que es un juego con otros, en este caso, los actores Verónica Cognioul Hanicq y Fabricio Mercado. 

– Desde el mismo momento que tuviste la primera imagen de la obra,¿era tu intención llevarla hacia una historia de violencia de género y prostitución? 
– Desde muy chica me involucré en cuestiones sociales. Soy bastante idealista y en un mundo tan desigual siempre encuentro cosas que quisiera cambiar. Además, soy una mujer-joven viviendo en una sociedad patriarcal con estructuras de pensamiento y conductas que hoy deberían estar obsoletas y erradicadas; pero no, siempre están los invisibilizados. Los que son negados o colocados en desigualdad porque sirve al sistema que así sea, por ejemplo: la mujer. Pienso que todo esto se filtra, siempre en la escritura. No trabajo sobre la información, sino sobre imágenes que surgen de mi universo personal que es mi memoria compuesta por todo lo que veo, leo, escucho, siento, conozco, aprendo, transito, vivencio. La memoria arma asociaciones remotas, junta una cosa con la otra y ofrece una imagen nueva, totalmente desconocida pero a la vez propia. Cuando logro darle canal a esa imagen surge, por ejemplo “En el Fondo”.
En síntesis, no me sorprende que haya aparecido aquella primera imagen que dió lugar a la historia de Flora y Pedro, ya que la problemática me venía interesando a mí personalmente para reelaborarla, pensarla y cuestionar. Esto me hacía leer mucho al respecto. Escuchar historias y sobre todo, observar situaciones en otros. Todo eso fue quedando archivado en algún lugar de mi cuerpo, mi memoria. Sumado a que mi lenguaje por excelencia es el teatral, sabía que, de algún modo, hablaría de eso en una obra de teatro. El asunto es que no sabía cuándo y cómo sucedería eso. Apareció la imagen y comencé a improvisar dramatúrgicamente, en la escritura. Hice interactuar a los personajes y ellos me fueron develando de qué estaba hablando en cada una de las escenas. Después sí, tuve una instancia que me hice cargo de que el material hablaba de la violencia de género y la trata con fines de explotación sexual y terminé de investigar para darle forma a las escenas. Pienso que el modo en que fue surgiendo la obra, es lo que la hace tan singular. De haberla escrito desde el momento cero con la intención sumamente consciente de hablar de eso, me imagino que hubiese ido a zonas más conocidas, con más cliches en relación a la problemática tratada.

– ¿Cómo fue la elección del elenco? ¿Llevó mucho tiempo de ensayo? 
– Elijo trabajar con personas que conozco, es decir con artistas que me he codeado en alguna que otra situación. Cuanto más los conozca, cuantas más experiencias tenga con ellos, mejor. Eso fue lo primero que me llevó a convocar a Verónica y Fabricio. Nunca pienso en la posibilidad de hacer un casting con gente desconocida para elegir a tal o cual personaje. Nosotros nos conocemos mucho, de compartir momentos de aprendizajes como momentos de actuar juntos. Los conozco mucho en su forma de trabajar, manejamos los mismos códigos, queremos y pensamos lo mismo del teatro y a la vez conozco lo grandes y excelentes actores que son. Sabía y sé que trabajar con ellos siempre es bueno, el saldo siempre da positivo.
Ensayamos durante todo un año, horas y horas de ensayos. Contamos con el privilegio de ser apadrinados por LugarOtro Estudio Teatral. Eso significa que teníamos un espacio sólo para nosotros para ensayar cuando quisiéramos las horas que necesitáramos –eternamente agradecida por eso-. Además de poner el cuerpo en los ensayos, Verónica y Fabricio también investigaron sobre la temática: vieron películas, leyeron casos. Particularmente para mí la etapa de ensayos es maravillosa. Es la etapa de abrir, explorar y buscar con otros. La escritura en soledad tiene su encanto. Es un espacio sagrado para mí; pero nada más maravilloso que sociabilizar el material y ver cómo los actores le dan cuerpo. Nada más maravilloso que pasar horas buscando con otros porque de eso se trata el teatro. Pienso que el teatro es el arte colectivo por excelencia

El dibujo de los personajes siempre tuvo la idea de la incertidumbre? Digo….son personajes contradictorios y no son fácilmente calificables de «buenos» o «malos». 
Los personajes se configuraron complejos y contradictorios desde la dramaturgia. Luego, Verónica y Fabricio reforzaron eso en la actuación; fue algo que buscamos específicamente en los ensayos. Por suerte tenemos la misma forma de entender a los personajes, mejor dicho al ser humano. Creo que el ser humano es complejo, está lleno de contradicciones y eso es lo que le pasa a Flora y a Pedro, viven su aquí y ahora como pueden con sus miserias y sus virtudes. Todo convive en ellos, sobre todo en Pedro y eso es lo que hace que un personaje no sea un estereotipo, sino que sea muy humano. Lo importante es que sea el espectador quien los juzgue y saque sus consclusiones. Ellos, Flora y Pedro, están ahí viviendo su historia la imperiosa necesidad de resolver sus conflictos de supervivencia más inmediatos

– ¿Cómo fue el cambio de sala? ¿En qué se modificó la obra? 
– El cambio de sala fue hermosamente vertiginoso. Nosotros bajamos de Espacio Polonia y a los diez días teníamos que reestrenar en Timbre 4. Cambiar de espacio, ensayar…todo. Tuvimos que construir cosas para la escenografía; el espacio escénico es más grande y por ende tuvimos que adaptar algunas cosas. Sin embargo, en la sala de Boedo de Timbre 4 también contamos con la posibilidad de jugar con los adentros y afueras; Pedro es el personaje que siempre sale y era importante que eso se mantuviera, como sucedía con la puesta en Espacio Polonia. De todas formas, pienso que “En el Fondo” es una obra que puede adaptarse a un espacio de caja negra, inclusive en un teatro clásico a la italiana. Claro, hay cosas que se pierden con los cambios de espacios, pero también siempre hay algo que se gana. De hecho ahora que pasaron varias semanas del reestreno en Timbre 4, miro la nueva puesta y creo que se armó más y mejor en, por ejemplo, el universo de la habitación infantil. El patio es más abierto, por lo que se visualiza mucho más la acción de Pedro cuando sale.


– Te sorprendió la repercusión en la prensa? No son muchas las obras que toque estos temas.
– Si, claro. Me sorprendió mucho. Es la primera obra que dirijo y jamás esperé tanta repercusión. Siempre supe con el nivel de responsabilidad, compromiso y hasta obsesión que trabajamos cada uno de los que somos parte de “En el Fondo”, tanto los actores como el asistente –Teo Ibarzabal- y la productora –Rocío Pérez Silva- . Eso me hizo confiar mucho e imaginar una buena proyección, sin embargo nunca imaginé que fuera así, sobre todo tan rápido y positiva. Ahora, además de la repercusión, falta que realmente se acerque gente a ver la obra. De alguna forma hemos tenido aprobación de la prensa, maestros, compañeros, el público que sí la vio y hasta la Legislatura (N de R, «En el fondo» fue nombrada «Obra de Interés para la Promoción y Defensa de los Derechos Humanos»)-, pero lo que me pregunto es qué debe suceder para que el número de espectadores se sostenga función a función y no fluctúe tanto…Pienso que hay mucha gente que ni siquiera sabe que existe esta obra y otras tantas que son excelentes y están en cartel. Esta es una de las cuestiones que más me inquieta de la etapa de estar en temporada. Buenos Aires tiene muy buen teatro, de excelente nivel, pero no sé porqué la gente elije quedarse mirando la televisión o ver una película pochoclera en el cine. El teatro se merece muchos más espectadores de los que tiene… “En el Fondo” y el resto de las obras en cartel hoy deberían estar a sala llena. 

– ¿Qué te dice la gente cuando termina la función? 
– El público tarda en reaccionar. Queda conmovido y de hecho tardan un poco en levantarse de las butacas y salir de la sala. Noto que tampoco conversan enseguida al salir de la sala. Hay un tiempo en que cada espectador procesa la historia por dentro. Luego, al rato o unos días después nos llegan comentarios acerca de lo que han visto. Nos dicen que se quedan pensando a lo largo de los días, que la obra los movilizó mucho y que se van con la mezcla de haber visto una historia terrible pero a la vez un espectáculo bello. También destacan mucho las actuaciones; así como me preguntan mucho cómo hice para escribir una historia así, de dónde lo saque. Cada vez que un espectador nos dice algo así, mostrando su interés, nosotros agradecemos mucho porque ese es el motor para seguir adelante.

– El público que va a ver «En el fondo», ¿es netamente femenino o es más equilibrada la proporción? 
– El público es bastante equilibrado en “En el Fondo”. Lo que sucede es que a hombres y a mujeres la obra les modifica de diferentes maneras. Por lo general las mujeres enseguida se identifican con Flora y los hombres transfieren la imagen de Flora a su hija, sobrina…Es decir, piensan “esto podría pasarle a mi hija». 

Es una puesta que habla de temas de género y DD.HH, ¿la llevaron a escuelas o ONG’s? ¿Recibieron alumnos de escuelas? 
– Todavía no la llevamos ni a escuelas ni a ONG’S. Recién van a ser seis meses del estreno. Pero hicimos una función especial en el Centro Cultural Centeya con el fin de que la entrada sea libre y gratuita para que la historia que cuenta “En el Fondo”, la pueda ver gente que no tiene posibilidad de pagar una entrada en otro teatro. La experiencia fue muy enriquecedora. Siempre estamos bien predispuestos a hacer esto. Por ejemplo, ya tenemos agendado participar de una jornada de concientización, llamada “Teatro por la No Violencia hacia la Mujer” el 26 de noviembre, en la Manzana de las Luces. Esta actividad se desarrollará en el marco del Día Internacional de la Lucha contra la Violencia de Género (25 de noviembre). Habrá más de una obra de teatro participando y luego habrá un panel con charla debate acerca de la problemática. Todo será de entrada libre y gratuita.

Durante algunas funciones tuvimos jóvenes espectadores, alumnos de escuela, y es muy interesante escuchar la mirada que dan acerca de la obra. Por lo general, y como sucede en la adolescencia, se enganchan mucho con la historia de amor y analizan lo patológico en la relación de Flora y Pedro: el maltrato, la violencia, la cosificación de la mujer, los insultos. Me gusta que, a través de “En el Fondo”, los jóvenes puedan reflexionar acerca de esto, dado que hoy en día (hace poco salió un informe en Página/12) el vínculo entre los adolescentes hombre-mujer está atravesado por todo esto, pero naturalizado. Hay mucho maltrato de los “novios”. Mucho celo y posesión. De hecho la mayoría de los femicidios son de relaciones patológicas entre jóvenes. Ojalá ver “En el Fondo” les sirva para pensarse en una relación sana y no enfermiza.

Con el reestreno de la obra en Timbre 4, ¿hiciste algún tipo de modificación a la dramaturgia? 
– No. No hubo cambios en la dramaturgia al pasar a Timbre 4. De hecho, nunca hubo cambios. Tal vez alguna que otra palabra. Antes de empezar los ensayos le presenté el texto terminado a los actores. Lo trabajé durante mucho tiempo y sabía que, en términos dramatúrgicos, estaba cerrado. Luego exploramos con los actores, todo lo que fue la puesta en escena para que se llenara de significación y terminara de completarse ese texto escrito.

– ¿Cuales fueron tus sensaciones, qué sentiste con la declaración de «Obra de Interés para la Promoción y Defensa de los Derechos Humanos» por parte de la Legislatura?
La verdad es que estoy muy feliz con que algo así suceda y más feliz aún que suceda con “En el Fondo”. Creo que el arte es uno de los caballitos de batalla en la lucha por el cambio social, pero el arte sólo, lamentablemente, no puede. Se necesita también de los medios de comunicación, de los cambios en los programas escolares y el apoyo de los diferentes aparatos del Estado para que una problemática social se resuelva. Por lo tanto, que el espacio donde se legisla ponga atención y haga un nombramiento a una obra artística que denuncia la Violencia de Género y a la Trata de Personas con fines de explotación sexual, es un indicio de que estamos todos en el mismo camino, en búsqueda de ese cambio. Falta mucho, claro…pero es bueno saber que somos más de uno en la lucha.

Sos profesora de teatro. ¿Qué buscan los alumnos que van a tomar clases? ¿Desarrollar su sensibilidad, ser «estrellas»? 
– Lo que cada estudiante va a buscar a una clase de teatro es muy singular. Hay de todo. De hecho no es algo en lo que me meta como docente. Yo doy clase que corresponde, que planifico para el grupo y cada uno hace un tránsito individual. Algunos estarán en una búsqueda y otros en otra, por ende las clases que dé le servirá más o menos a cada uno en búsqueda de su objetivo. En teatro no existe 2+2= 4. El proceso es único para cada uno y no hay un solo objetivo ni resultado y el docente acompaña en el tránsito y en la construcción, pero cada uno termina haciendo su camino sólo, según sus objetivos.


 – ¿Te consideras actriz, directora o dramaturga?
Las tres cosas. Académicamente tengo un título de Profesora de Artes en Teatro y ahora estoy a mitad de camino de ser Magister en Dramaturgia, pero pienso que laboralmente no somos solo lo que dice un título universitario, somos aquello que hacemos. Para mí EL TEATRO es mi profesión, mi oficio…mi vida. Creo, en este caso, que me defino por lo que hace y hago todo eso: a veces estoy en el rol de actriz, a veces en el rol docente, otras estoy dirigiendo y otras tantas estoy escribiendo teatro. Mi rol a lo largo de las horas del día, de la semana y los meses del año va cambiando, pero nunca estoy fuera del campo teatral. 

– Si Pilar Ruiz no era actriz/directora, ¿qué otra vocación tenía? 
– Docente seguro. Me gusta mucho la historia. Creo que sería Profesora de Historia. A los 15 años dudaba si hacer el Profesorado en Teatro en el IUNA o el Profesorado de Historia en el Joaquín V González; y a los 16 años decidí que mi carrera sería la del IUNA definitivamente. El año pasado me dieron ganas de hacer alguna Licenciatura  o Maestría en Historia, de hecho averigüé programas en diferentes Universidades. Finalmente terminé eligiendo la Maestría en Dramaturgia, otra vez en el IUNA. No hay dudas, siempre termino eligiendo el teatro.

¿Estas preparando alguna nueva obra? ¿Tenes planes al respecto? 
– Estoy escribiendo, pero sobre todo entrenando la pluma. Tengo escenas interesantes y algunas ideas que me dan vueltas por la cabeza. También, estos últimos meses incliné mi “lectura por placer” hacia material que tiene que ver con lo que me gustaría abordar en alguna obra futura. Pero en concreto, no hay nada…y lo que vale es que esté en concreto. Porque obras en la cabeza, tenemos todos –y más de una seguro-, pero el desafío es llevarla al papel y luego llevarlas a escena. Eso implica muchas horas de trabajo, mucha dedicación…ahora no estoy haciendo eso realmente con un material nuevo; todavía “En el Fondo” me ocupa mucho trabajo realmente.

-Si por la puerta de Timbre 4 entrase la Pilar que recién empezaba a estudiar teatro, ¿qué le dirías? ¿Algún consejo o recomendación? 
– Le diría que entre con todo; que eso que no sabe bien qué es, será la pasión de su vida. Que el teatro le dará una visión particular del mundo y una comprensión estética de las cosas y la vida. Que el teatro le servirá para poner en juego su cuerpo, su mente y sus emociones. A través del teatro conocerá la diversidad en el ser humano y aprenderá a trabajar en colectivo. Aprenderá a ser flexible a través de la improvisación y los imprevistos, pero a la vez aprenderá a ser constante, perseverante, detallista y singular para generar proyectos. Conocerá mundos a través de la lectura de obras y a través de la composición de personajes. Entenderá cuándo hay que adaptarse a la propuesta de un otro o cuándo el otro necesita que sea ella quién genere la propuesta. Comprenderá la complejidad de los vínculos y las contradicciones del ser humano transitando escenas, siendo varios personajes, compartiendo la construcción con compañeros y leyendo a grandes dramaturgos que supieron plasmar lo humano. Valorará el esfuerzo, el riesgo y el amor por el hacer, de los otros y el propio, más allá de los resultados y descubrirá que la mejor forma que tendrá para aumentar su capacidad respiratoria será con cada proyecto hecho a pulmón. Vivenciará “mariposas en el estómago” antes de cada función, teniendo el privilegio de sentirse enamorada siempre. Se enamorará del trabajo que eligió y eso le permitirá amar el resto de su vida y a cada persona que se cruce y encuentre en su camino. Y por sobre todas las cosas será una mujer-niña todos los días a través del juego, porque de eso se trata el teatro, de jugar.

«En el fondo”. Timbre 4. Domingos, 19 hs.

0 comentarios en “Pilar Ruiz: «El arte es uno de los caballitos de batalla en la lucha por el cambio social»”

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Translate »
Scroll al inicio