Alan Robinson: «Los lenguajes artísticos son salud mental comunitaria».

El arribo de Javier Gerardo Milei al sillón de Rivadavia ha cambiado a la sociedad argentina. Más aún con el tan «mentado» DNU y la llamada “Ley Ómnibus” que se está debatiendo en el Congreso. El teatro y la salud mental han caído bajo la guadaña del ajuste, con el deseo de vaciar instituciones enteras. Alan Robinson, de amplia experiencia en ambos campos analiza la situación actual y abre el debate a propuestas futuras.

-Alan, ¿cómo ves el tratamiento que se está realizando, a nivel salud mental, el gobierno de Javier Milei?

– Veo una distopía desde la pandemia. Si tomamos la idea de “tratamiento” como si fuese el de un guión, te diría que lo veo como una película de terror. Si lo tomamos, desde la medicina, como una mala praxis.

-Crees que el gobierno, con los planteos realizados, ¿estigmatiza a quienes sufren problemas en tanto salud mental?

– Creo que sí. A partir de que empiezo a tener memoria social, aproximadamente 1994, todos los gobiernos han estigmatizado a quienes sufren problemas de salud mental. Esto es por el prejuicio o sesgo de peligrosidad que fundamenta las internaciones compulsivas para quienes sostienen las ideas sanitaristas, cuerdistas y capacitistas.

– ¿Qué opinión te merece que se esté apoyando, por medio de la Ley Ómnibus, las internaciones “involuntarias”?

– Estoy en desacuerdo porque padecí varias. Como se dice “el que se quema con leche, ve una vaca y llora”. Tal vez las quieran ampliar, porque deben ser un buen negocio para la industria del trauma. No conozco los números de los prestadores de servicios en salud mental pero repudio el prejuicio de peligrosidad en salud mental.

– Al respecto, y perdón por el ejemplo que pongo y por más ley que haya, ¿crees que a Chano se lo hubiera internado «contra su voluntad»? Digo, es un músico blanco, de clase alta….

– No te perdono… (risas). A Chano lo internaron contra su voluntad, después que la policía le dispara en su domicilio por un supuesto brote psicótico, del cual nunca más se volvió a hablar. Lo internan de urgencia para operarlo con una cirugía para sacarle el bazo y el páncreas. ¡Hasta estuvo con respirador artificial! Le salvaron la vida en una clínica privada. Es un tema muy delicado y grave, por diversos motivos. Uno de ellos es que la opinión pública no condenó el hecho. Incluso tengo entendido que a la mamá de Chano le parece mejor que haya más internaciones involuntarias para su hijo y las personas que tienen ese «estilo de vida».

Reitero, las internaciones involuntarias son siempre desastrosas. Fijate lo que pasó con el poeta fascista Ezra Pound. Lo internan en Estados Unidos y formó una generación de escritores neoliberales porque lo iban a visitar al loquero. A Pity Alvarez, en vez de condenarlo por homicidio lo encierran. Le hacen un trueque de drogas ilegales por drogas legales y ya no compone más música. Después, si querés, podemos charlar sobre el peso de la identidad blanca y de doble apellido en la industria musical o la descomposición subjetiva de la que escribía Rodolfo Kusch, que era filósofo, docente y dramaturgo

– También hay una idea de propiciar la construcción de más manicomios….

– Si, y eso se tiene que debatir en el Congreso. Propone más instituciones y comunidades “terapéuticas” como les dicen en la Ley Ómnibus, pero son lugares para la segregación, el disciplinamiento, y la cancelación cultural. Me hacen acordar al apartheid de los negros en Estados Unidos y en Sudáfrica. También a los primeros ghettos judíos en Alemania nazi.

– Te juntaste con el bloque del PJ hablando sobre los tratados internacionales que se violan con el DNU y la Ley Ómnibus.

– Si. El problema es muy largo porque el Estado argentino recibe plata del BID, FMI y Banco Mundial que deben usarse para políticas públicas, entre las cuales se encuentran las de discapacidad. En Argentina, la Convención de los Derechos de las Personas con Discapacidad tiene jerarquía constitucional desde hace 10 años. Esto significa que el Estado argentino, independientemente de quien lo gobierne, asumió compromisos internacionales para garantizar los derechos de las personas con discapacidad. O sea, tiene obligaciones por cumplir. En marzo de 2023, el Comité de los Derechos de las Personas con Discapacidad de la ONU le recomendó a nuestro país que tenía que avanzar de manera urgente en la desinstitucionalización de las personas con discapacidad psicosocial hacia la vida independiente en la comunidad, con apoyos y ajustes razonables.

– ¿Y ahora…?

-…el nuevo gobierno argentino, está haciendo lo contrario. En vez de cerrar los loqueros, promueve que haya más instituciones para las internaciones compulsivas. Entonces, me pregunto qué explicaciones va a dar la canciller Diana Mondino si tiene que responder ante Naciones Unidas sobre este tema.

La cultura en tiempos liberotarios

– ¿Cómo tomas el posible cierre del INT y el FNA?

– Pésimo. Me deprime. Quieren imponer el realismo capitalista.

– Estuviste con la gente del INT para acondicionar las salas para personas discapacitadas…

– Se usa decir “personas con discapacidad social”. De nuevo. es el problema de la identidad. Desde el año 2021, el INT viene haciendo un trabajo impecable en materia de inclusión de las personas con discapacidad en las salas teatrales, ya sean como creadoras o espectadoras. El concurso “Teatros accesibles” es un círculo virtuoso porque genera más espectadores, más venta de entradas, y nuevas estéticas de creadores que antes no tenían lugar. Además de transparente, es muy bueno porque, con muy poca plata y alta creatividad, ha acondicionado muchos teatros independientes en todo el país. Estuve asesorando ese proceso que, en el largo plazo, podría beneficiar al 12,9% de la población argentina, que es el porcentaje registrado de personas con discapacidad.

– Ante el probable cierre del INT, FNA, INCAA, etc y el desamparo al que quedaría gente en relación con la salud mental, ¿por qué la población se muestra tan indiferente?

– Tal vez haya un factor importante que tenga que ver con las medidas de shock. Es lo que pasa después de un electroshock, que quedas paralizado sin poder reaccionar. O tal vez no interesa el arte independiente con financiación estatal. El año pasado viajé a México porque gané un concurso de Cancillería en el que me pagaban el pasaje. Para mí, fue un orgullo. En el cine argentino, cada vez veo más y mejores obras películas en el Gaumont, al que prefiero –por lejos- a Netflix. Al Gaumont llegan producciones de menor presupuesto y de mayor riesgo en lo estético. Nunca me clavo porque, aunque vaya solo, comparto un momento con otros.

Tal vez lo que preguntas, tiene que ver con que los propios artistas no viven con orgullo la financiación que reciben y ponen más el orgullo en su identidad. En definitiva, todo se reduce a que no se pueden reconocer las relaciones que existen entre el arte y la locura. O, en términos sanitarios, las relaciones que se dan entre la salud mental individual con ir a un teatro, al cine, a un recital, una biblioteca popular o que un amigo pueda viajar a leer poemas a otro país. Si querés, los lenguajes artísticos son salud mental comunitaria.

Participación e ideología

– Soy de la idea que demasiada gente del sector de la Cultura votó a Milei, aún sabiendo que iba a hacer esto….

– Ni idea. Tal vez quieren ganar la batalla cultural. O les gustan los dólares estadounidenses y lo votaron porque quieren ganar contra el peso argentino. Probablemente, quieran vender obras en NFT pero no saben cómo hacer un NFT.

– Las marchas en defensa de la Cultura no son “multitudinarias”. ¿La militancia se hace en redes sociales únicamente?

– Algunas personas con discapacidad psicosocial de la cultura, pueden tener dificultades para salir a militar a la calle, sobre todo en este contexto. Acordate que la plataforma de La Libertad Avanza prometió para la seguridad nacional facilitarle a las fuerzas de seguridad, internar en “Lugares de internación” a personas con “problemas psiquiátricos”. El contexto actual, para algunas personas con discapacidad psicosocial, es muy parecido al miedo a salir y que “te chupen” como en la última dictadura. Además, la militancia en la calle tiene muchos estímulos, que pueden ser expulsivos para éstos. Por ende, el único entorno de activismo que queda es el virtual.

-¿Entonces….?

-Pienso que una buena idea sería una marcha del silencio. En la pandemia, decidí dejar de pelear la batalla cultural en redes sociales, pero no renuncio a los valores de la cultura popular y comunitaria. La poeta Marisa Wagner, que si se consideraba militante, en la crisis del 2001 le leía poemas a los piqueteros en los cortes de ruta. Esos poemas, los tengo. Todavía están inéditos.

– A veces pienso que hay una buena cantidad de “desclasados” en este ámbito…

– Hay demasiada gente en la industria cultural, que quiere tener éxito, fama y sobre todo visibilidad. Puede ser que haya desclasados en la cultura que, por ejemplo, te hablan de Grotowsky y ni saben quiénes fueron Peralta Ramos o Bonino; citan a Stanislavsky y ni leyeron a Serrano; retoman a Virginia Woolf pero no a Alfonsina Storni o la Pizarnik o alaban la obra de Mark Fisher pero desconocen la de Rodolfo Kusch. Vivo en el barrio en el que me crié. Pero repito como un loro lo que decía Peralta Ramos: “A mí me gusta acá” (risas). Qué se yo… tampoco los juzgo.

– Veo tantos así…

– Me pregunto si alguien elige desclasarse o es un proceso que le excede, como decía Marx con la Teoría de la Alienación en el trabajo. Hace poco, en el Congreso Mundial de Salud Mental en el CCK, escuché a una actriz de la cultura y un actor de netflix que parecían desclasadas… Ella de nombre Mariela que está con el Ministerio de Salud y el de nombre Santiago, que está con la productora K&S del Grupo Insud. Decían cada cosa sobre aceptar la enfermedad mental, que me daba miedo. Parecían juglares dando las noticias de la inquisición en la plaza pública.

Loco un poco, nada más….

– ¿Cómo ves la resignificación de la palabra “loco” que hacen tanto los medios como el propio Milei para definirse?

– Hay gente que, en su “social media”, o sea en sus redes sociales hace chistes y re publica memes de forma compulsiva sobre la «locura» de Milei. Para mi, son bromas de mal gusto. No me causan gracia. Se están riendo de un supuesto delirio. Al hacerlo, se ríen del miedo y sufrimiento que le provocan a gente con discapacidad psicosocial, por ejemplo, el miedo a que la policía le dispare por un supuesto brote psicótico, como le pasó a Chano. Que nos podamos reír de todo, no garantiza que los chistes sean buenos.

– Son dos cosas diferentes…

– Si. Además, no creo que socialmente se haya resignificado la palabra “loco”. Eso implicaría un proceso de cuestionamientos y debates, que ignoro. El grupo editorial Planeta, que tiene como 70 sellos editoriales, publicó el libro “El loco” sobre el presidente. El significado hegemónico de la palabra “loco” no cambia en ámbitos progres o conservadores. En los gobiernos anteriores se usaba de la misma forma. A Cristina Kirchner también la tachaban de loca y de bipolar. Me hace mal es la cancelación de la conciencia crítica.

– ¿De qué manera se ubicaría Javier Milei en tu idea de “Derecho al delirio”?

– Buena pregunta. Mi opinión es que Milei no delira, porque hay una coherencia entre la Ley Ómnibus y el liberalismo de la escuela económica marginalista que él defiende. Delirio es salirse del surco cuando estás arando la tierra para sembrarla. Hasta ahora en las políticas públicas, para el agro no hay una propuesta de sembrar para el bien común, sino de vender para el lucro de unos pocos. Milei no te habla de la economía seminal de Rodolfo Kusch. Cita gente que quiere vender los ríos y las ballenas. No es delirio, es codicia sin límites. Ahora, si querés forzar un poco la interpretación, podría pensarse que, cómo hace más de 200 años no se implementan las ideas económicas marginales del presidente en ningún país del mundo, efectivamente el presidente argentino delira. Te doy la derecha en eso.

Por otra parte, si decís que hay que respetar el “derecho al delirio” de Milei, estás reforzando el prejuicio de peligrosidad que es un problema moral, y nos hace creer que los locos son peligrosos para sí mismos y para terceros. Aquí, el delirio de Milei sería peligroso para terceros. Es decir, que pone en riesgo la vida de un porcentaje importante de la población argentina. En todo caso, el delirio de Milei implicaría que esté ejecutando una purga social, que sobreviva el más apto, como reza el darwinismo social. Algo, también repudiable en mi opinión. Quiero ser muy claro en esto.

– Queda claro

-Perfecto. El “derecho al delirio” implica una ética de la locura, en este caso en el sentido de tomar entre todas las decisiones, la mejor para el pueblo. Claramente no es el caso de Milei, quien está tomando entre todas las decisiones la peor para el pueblo que es el DNU y la Ley Ómnibus. Milei cree que la estética capitalista, es la mejor de todas. Incluso la defiende, creyendo que es superior. Eso lo hace un supremacista. También te doy la derecha en eso, y pregunto si es un delirio. No lo es sino un error conceptual básico porque Milei no tiene formación artística, estética o poética y eso que actuó en un teatro comercial (risas)

-¡Es cierto!

-Me lo tomo un poco en chiste para hacer catarsis porque creo que la gente de a pie estamos sufriendo mucho. Hay un fuerte malestar y padecimiento colectivo. Parecería que quieren imponer un presente sin historia ni porvenir. Es muy angustiante, al menos en Buenos Aires no poder planificar lo que voy a hacer la semana próxima por estar a la expectativa de qué pasa con el dólar ilegal, con los despidos, a cuánto escala la inflación o si los legisladores dicen a, b o c.

Pero hablando en serio. Es un tema muy dramático, porque los delirios de la locura no son errores o desviaciones en la percepción de la realidad convencional. Ya lo dijo Urdapilleta “La locura puede ser lucida, incluso puede ser un camino de conocimiento”. Yo le agrego que un delirio es la posibilidad de conocer otra realidad.

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