Porteña de nacimiento pero entrerriana por adopción, Susana Ratcliff rompe varios moldes dentro de la música nacional. Bandoneonista, cantante y compositora, todavía hay algunos que miran con sorpresa que una mujer toque el bandoneón y su repertorio vaya desde el tango hasta el chamamé, pasando por el folklore.
Con su disco “Vere de verte”, editado hace unos pocos meses, Ratcliff va navegando por distintas vertientes musicales, con respeto, manteniendo su esencia pero dotándola de su toque personal. El disco abre con una milonga de Alfredo Zitarrosa, “Milonga pájaro” en que la voz dibuja melodías junto con el sonido del bandoneón. Esa impronta de ciudad y campo en la que vivió será una constante a lo largo del disco, con un sonido que bebe de ambas fuentes y las combina con sapiencia. El candombe dice presente con el tema que da título al disco, como paso previo a “A Frida Kahlo”, uno de los temas de Ratcliff de la placa. Aquí, con ritmo de tango, y alusiones a la muerte y al dolor, la figura de Frida es palpable en la voz de la bandoneonísta. “Bajada de Paraná” es otro tema con letra de Ratcliff y cuenta con un sonido litoraleño, en el cual la letra homenajea el paisaje paranaense. “Ahí viene la solapa” y “Romance entre dos orillas” son también de Ratcliff pero el primero es un chamamé melódico instrumental que va ganando ritmo a medida que va transcurre la canción mientras que el segundo es una milonga de esas que, más que para bailar, da para escuchar con la tranquilidad de la noche.
La elección de los temas es fundamental en cuanto letra y sonido. Asi desfilarán canciones compuestas por Homero Manzi y el mencionado Alfredo Zitarrosa
El sonido del disco es interesante ya que la formación de trío (Ratcliff en bandoneón y voz, Osvaldo Burucuá en guitarra y Ángel Bonura en contrabajo) es sólida y versátil de acuerdo al invitado de cada tema, en el caso que este lo tenga. Los instrumentales son oasis de buen gusto en su interpretación y en sus arreglos.
“Pampa gringa” es uno de los mejores temas del disco, con un excelente arreglo de guitarras y contrabajo, que pone la voz de Racliff en un primerísimo plano mientras que el bandoneón se entremezcla con los instrumentos de cuerda.
El tango tiene su lugar para el final del disco con “El Pescante”, de Manzi y “El pollo Ricardo”, de Luis Fernández –otro instrumental-, que ponen al disco en el empedrado de las calles de “barrio adentro” de Buenos Aires. La fusión de tango y candombe se aprecia en “Negra María”, de Demare y Manzi, donde se lucen los arreglos de percusión y de bandoneón, manteniendo su identidad de dos vertientes, sin que se convierta en un híbrido.
El disco cierra con un tangazo como “Canción de Puerto Sánchez” en el cual certifica la capacidad de Susana Ratcliff para experimentar con distintos géneros, con altura y personalidad, enriqueciéndolos con su impronta y su calidad interpretativa.