El día no ayuda. Está pesado y lluvioso pero la gente no se amilana. Con una buena concurrencia, las funciones del BAFICI van tomando color a medida que pasan los días.
ECDL sigue con la recorrida por varias pelis que aquí recomendamos.
Si je suis perdu, c’est pas grave
Travelling band
Con Marion Aeschlimann, Christelle Carlier, Nicole Mersey, Elisa Lebon y Marc Schweyer. Guión y dirección: Santiago Loza. Fotografía: Eduardo Crespo. Edición: Lorena Moriconi. Sonido: Nahuel Palenque. Producción: Eduardo Crespo
Un documental que tenga pocos datos pero que diga tanto, ¿es posible? Si, y lo concibió Santiago Loza. Con el nombre de “Si je suis perdu, c’est pas grave” – Si estoy perdido, no es grave-, Loza busca narrar el encuentro de varios actores en una ciudad francesa para un workshop pero partiendo de varias certezas. Primero, se acepta como un director “extranjero” en relación al lugar de los acontecimientos, con actores que, en algún caso, también lo son pero sin querer cambiar esta mirada para filmar. Por otra parte, la cámara pone el acento tanto en los actores como personas asi como en los personajes que serían. Las pruebas en las que un primer plano les toma el rostro y sus reacciones frente a los comentarios del director y los traductores son risueñas y atrapantes.
La cámara también se da tiempo para retratar a los actores en pequeñas historias que también sirven para viajar por la ciudad. Mientras una de las actrices baila al compás de Sandro, otra recuerda a su abuela por un viejo coche. Las pequeñas historias se desarrollan con sutileza, permitiendo escarbar en cada uno de los actores.
Palabras, climas y diálogos en blanco y negro brindan tanto una proximidad para quien desee internarse en un mundo nuevo pero con algunas reminiscencias al cine francés. En esos cruces de palabras, el amor, los recuerdos y la amistad serán piedra fundamental para cada uno de ellos aunque, también hay que decirlo, con diversos resultados. Asi como algunos serán realmente interesantes, habrá otros que tengan algunos minutos de más. Esto no invalida el deseo (y el resultado final) de Loza por seguir buscando nuevos rumbos para su cine.
La fotografía es muy buena y es uno de los puntos altos de la película asi como el clima onírico que se logra, junto con una ciudad que se presta para estos fines.
“Si je suis perdu, c’est pas grave” atrapa desde una sutileza excelsa en la que el talento de Santiago Loza muestra que está en su plenitud.
Jueves 10 de abril. Village Caballito. A las 13.30 hs.
Carlitos
Lo invisible a los ojos –y al sonido-
Guión y dirección: José Antonio Guayasamín. Fotografía: José Antonio Guayasamín y Caridian Niama Pontim. Edición: Anabela Lattanzio. Director Asociado: Andrée Ménard Marleau y Lilian Granda. Sonido: Felipe Reinoso Carvalho. Música: Natalia Guayasamín Producción Ejecutiva: André Ménard-Marleau y José Antonio Guayasamín Compañias Productoras: Fundación Arig, La Verité Films, Humo Films. Con Carlos Ailla, Noemí Ailla, y Marco Ailla.
Trabaja en una fábrica de salchichas. La cámara lo toma desarrollando esa actividad y enseguida, posa su lente sobre su rostro. Es imposible verlo y no dejarse atravesar por esos ojos oscuros pero llenos de vida. Carlitos es un joven de veintiún años, discapacitado, que vive una vida sencilla. Este documental va más allá de la observación pura y exclusiva del protagonista para ser extensivo a su familia y a sus propias acciones.
José Antonio Guayasamín logró captar la vida de Carlitos y la de su entorno. La relación que mantiene con su madre y su hermano asi como con su profesora particular es una parte de todo un mundo personal y silencioso que le pertenece. La comunicación con el mundo exterior atraviesa el relato. Los logros que va obteniendo son caricias al alma de una familia que lo apoya en todo momento pero no desde la sobreprotección sino desde la plena conciencia de su estado. La independencia para desenvolverse en su vida a medida que pasan los años, lo ponen a Carlitos frente al desafío del crecimiento.
Ubicada la historia en la ciudad de Guápulo –de la cual, Guayasamín también es oriundo-, el documental refleja la vida de una ciudad en momentos de festividad, donde la religión y el deporte se cruzan en el mundo de Carlitos. Guayasamín mete la cámara en el seno de una familia en la que el dinero no sobra. Las particularidades de la misma se reflejan en la interacción con su mamá, el hermano y su abuelo. El papel de la madre es fundamental y más aún, cuando cuenta la historia de Carlitos, en el marco de una sesión de equinoterapia.
Emotiva y conmovedora pero sin caer en golpes bajos, “Carlitos” es un documental sensible, que da cuenta de la vida de un joven con una sensibilidad y una visión del mundo por demás especial.
Miércoles 9 de abril. Village Caballito 4. A las 18.20 hs.