De a poco, el BAFICI va llegando a su fín. La selección de películas argentinas fue de gran calidad. Esto lo venimos señalando en los últimos post y en el siguiente, abordamos dos películas más de nuestro país y le añadimos una gema llegada de Palestina. Cine del bueno, con dramas y documentales de un BAFICI que ha tenido una de las mejores programaciones de los últimos años.
Soy Ringo
La vida y la leyenda
Con Alberto Oliva, Cherquis Bialo, Carlos Irusta, Adriana Bonavena, Oscar Bonavena.
Guión y dirección: José Luis Nacci. Fotografía: Osvaldo Ponce. Edición: Julio Di Risio DA: Pablo Caraballo, Andrés Etcheveste. Sonido: Gabriela Aparici. Música: Marcelo Lousteau. Dibujos: Andrés Etcheveste, Fabián Slongo y Francisco Nacci. Producción: José Luis Nacci. Producción Ejecutiva: Mariano Leyrado y Gabriela Aparici CP: 05.22.12. Origen: Argentina. Duración: 100 mins. Formato: DM. Color: Color + Blanco y negro.
Hablar de Oscar “Ringo” Bonavena es recordar por enésima vez y de manera incasable, a un mito del boxeo argentino. Porque nunca se cansa uno de hablar de Ringo. Ya es casi cercano y se habla como si se lo conociera, a partir de todo lo dicho sobre su figura.
Canchero, de gran corazón, leal, amigo de sus amigos, corajudo, son algunas de sus características que forman parte del documental craneado por José Luis Nacci. Igualmente, Nacci parte del momento de su muerte y los porqué de la misma. O sea, empieza por el final pero con un resultado altamente favorable.
Nacci creó un documental veloz –pero no rápido-, atrapante y de fácil aprehensión pero con mucha seriedad en tanto investigación en sí. La utilización de dibujos también ayuda a que el desarrollo sea ameno y no quede anclado a viejas formulas. Los testimonios de su familia y entrenadores asi como de prestigiosos periodistas como Carlos Irusta, Ernesto Cherquis Bialo o Juan Abraham Larena, ayudan a dibujar a ese personaje entrañable que era Ringo.
La utilización de imágenes que, en algunos casos, fueron pocas veces vistas o fotos de archivos personales, permiten contextualizar el carácter de Ringo y lo que fue su carrera boxística. Su final en Reno, en el Mustang Ranch, de Joe Conforte, es explicado aunque aún permanecen dudas con respecto a los motivos de su asesinato.
Disfrutable de principio a fín, “Soy Ringo” es un homenaje exacto a una de las figuras más emblemáticas y queridas del boxeo argentino.
Sábado 12 de abril. Village Recoleta 2. A las 16.45
Omar
Más allá de la lealtad
Con Adam Bakri, Samer Bishara, Eyad Hourani, Leem Lubani, Waleed Zuaiter. Guión y dirección: Hany Abu-Assad. Fotografía: Ehab Assal. Edición: Martin Brinkler y Eyas Salman. Arte: Nael Kanj. Sonido: Hamada Attalah. Producción: Hany Abu-Assad, Waleed F. Zuaiter y David Gerson Producción Ejecutiva: Abbas F. “Eddy” Zuaiter, Ahmad F. Zuaiter, Waleed Al-Ghafari, Zahi Khouri, Dr. Farouq A. Zuaiter y Suhail A. Sikhtian Compañía Productora: ZBROS. Año: 2013. Origen: Palestina. Duración: 97 mins. Color.
Desde hace rato que se habla de la riqueza del cine israelí y su postura en contra de su propio gobierno en relación al conflicto palestino-israelí. Pero ¿que hay del lado palestino? En el caso de “Omar”, una excelente película que abre un gran abanico de posibilidades de donde tomarla.
A partir de la historia de tres amigos como Omar, Tarek y Amjad, se ve no solo la ocupación israelí sino que también pone en jaque las relaciones entre ellos –y el resto de la población palestina- en tanto su relación con el ejército hebreo. Omar cruza el muro que separa a Cisjordania del resto del país, entre tiros para ver a sus amigos y en especial, a Nadia, la hermana de Tarek. Pero los tres amigos tienen que probar su valor y lealtad a “la causa” con un acto supremo aunque también deberán sortear a la policía y el ejército israelí.
La película no es solo un muy buen drama que da cuenta de una situación política que no tiene solución hasta el día de hoy sino que también, como film en sí, es atrapante de principio a fin. El realismo de las imágenes es fuerte y elocuente. Capta en sus pequeños detalles situaciones cotidianas en una de las zonas más calientes del mundo.
Por otra parte, también hace una fuerte reflexión sobre los límites de la lealtad y la traición, siempre de acuerdo a lo que se ponga del otro lado de la balanza que el contrapeso adecuado a las mencionadas. Amor, deseo, venganza y remordimientos juegan un ajedrez en cada uno de los personajes, en especial, en Omar, quien cae prisionero de los israelíes y debe decidir cada uno de sus movimientos con la misma precisión que en el mundo de los trebejos.
Las actuaciones son de muy buen nivel, en especial, Adam Bakri que crea un Omar de numerosos matices, rico para abordar y observar. Lleva sobre sus hombros el peso de la película con la sapiencia de un veterano y la frescura de quien hace sus primeras armas en la actuación. El film es dinámico y entretenido pero no cae en un mero entretenimiento sino que llama a la reflexión a lo que pasa con respecto a uno de los conflictos más añejos y complejos del mundo actual. Está filmado de tal manera que la tensión se traslada a una platea tensa, que descifra cada palabra para ver quien es “el traidor” aunque siempre queda la incógnita respecto a quien se es leal y para quien no.
Con creatividad y elocuencia pero sin caer en el panfleto, “Omar” es una película impecable respecto de un conflicto que todo el mundo desea que se llegue a un final de manera pacífica.
Una canción coreana
Balada para An Ra
Con An Ra Chung, Jin Yi Hwang, Lidia Comaschi, Cecilia Bienatti, Víctor Ho
Guión y dirección: Yael Tujsnaider y Gustavo Tarrío. Fotografía: Rodrigo Bermudez. Edición: Jimena García Molt. Sonido: Emiliano Biaiñ y, Marcos Zoppi. Producción Ejecutiva: Laura Palermo. Compañía Productora: Conjuro. Año: 2014. Origen: Argentina. Duración: 78 mins. Color.
Anna vive en Argentina pero su nombre verdadero es An Ra. Hija de una matrimonio coreano, llegó al país de muy chica y qui se quedó. Yael Tujsnaider y Gustavo Tarrío retratan las actividades de esta mujer que trabaja en un restaurant, da clases en un coro y se da espacio para tener su propio show en un teatro de Capital Federal.
Con gracia y soltura, el documental se sumerge en la vida de Anna pero aún dando cuenta de que se trata de un film. No se escatiman los mails que se envían entre los directores con Anna y su esposo Victor, con una interacción que, en ocasiones, es un tanto tirante. En varias ocasiones, no coinciden los planteos que realiza una parte a la otra y eso se percibe en los cambios que tiene el documental en si. De esta manera, en algunas ocasiones, el cambio es tan abrupto que deja al espectador con cierto desconcierto con respecto a lo que está viendo. Pero en lo que se refiere a la vida en sí de Anna, describe con precisión la vida de una mujer pujante, dentro de su propia comunidad, en plena relación con los habitantes del país en el que reside.
Por otra parte, se aprecia la forma que un inmigrante trata de establecerse en un país que no es el suyo. Como mantener sus propias tradiciones al tiempo que busca insertarse en la sociedad argentina.
“Una canción coreana” mira dentro de la comunidad coreana, a través de una de sus hijas dilectas, con un documental agradable.