Radiografía social en clave de MI
Dramaturgia y dirección: Alberto Ajaka. Con Leonel Elizondo, Sol Fernández López, Karina Frau, Luciano Kaczer, Gabriel Kogan, Julia Martínez Rubio, Andrés Rossi, Gabriela Saidón, Mariano Sayavedra, María Villar y Gabriel Zayat. Vestuario y Escenografía: Rodrigo González Garillo. Iluminación: Adrian Grimozzi. Edición de sonido: Jose Omar Ajaka. Musicalización: Alberto Ajaka y Martín Laurnagaray. Operación técnica: Alex Alan De La Cruz. Fotografía: Gaspar Kunis. Asesoramiento musical: Carmen Baliero. Asistencia de dirección: Georgina Hirsch.
Sala Escalada. Remedios Escalada de San Martin 332. Lunes y Viernes, 21 hs
Hay obras que tienen un interés en abarcar tantos frentes que, en su mayoría, hacen agua por caer en pretensiones que no le van en zaga. Con “¡Llegó la música!”, Alberto Ajaka crea un nuevo universo en el que entran todas aquellas situaciones que causan escozor o ponzoña, para mostrarlas con sutil crudeza en una puesta excelente.
La excusa es un ensayo de orquesta que puede extenderse a cualquier tipo de conglomerado de personas reunidas por un fín común. Puede ser una idea, un deseo o un sueldo, pero la cuestión de las “fuerzas mancomunadas en pos de un beneficio común a futuro” es extensible a la sociedad toda. De esta forma, al estar el combo compuesto por seres humanos, cada una de las particularidades de éstos se harán carne en los vaivenes del grupete en cuestión. El dibujo de los personajes es fantástico ya que cuentan con todos los matices que puede tener una persona en tanto las diversas situaciones de la vida cotidiana como el egoísmo, la codicia, la envidia, la solidaridad, los buenos deseos, la lucha por un mundo/futuro mejor, etc. Si a esto le sumamos que estos músicos son instrumentistas de música clásica, le adosamos una conciencia superior a la media, con todo lo que esto implica en un mundo de “mediocres”. Porque la vanguardia iluminada es la que encarna los valores más puros y excelsos, e incluso se le perdone el desliz de cantar “Shostakóvich no se murió, que se muera la cumbia….”. Ellos se pueden tomar esas atribuciones, por más que de buenas intenciones este lleno el camino al infierno. Allí es donde uno se pregunta malamente “¿que tan lejos estamos de una situación similar?”. Mas aún cuando la cumbia no forme parte –ni ahora ni nunca- de la música que uno escucha….De esta manera, los músicos incluirán a una anarquista que quiere destruir todo, la sindicalista de buenas intenciones, los que están “en el medio”, e incluso aquel que viene de afuera, con los aires de quien tiene el “verdadero saber” aunque humanamente sea de otra calaña.
Con una dramaturgia rica y frenética, que lleva de las narices a un espectador ávido de aprehender los conceptos e ideas que surgen del escenario, la puesta es dinámica y entretenida. Que saltará de temas como el Estado de Israel a los cantores populares sin escalas, la hace más cercana a la realidad nuestra de cada día. No en vano se pasa de un momento rebeldía extrema a cantar la Marcha de las Malvinas a voz en cuello, con el cariz simbólico que implica semejante paso a la obediencia en pos de un objetivo “nacional” y la batuta de la disciplina se llevan las palmas bajo un gran signo de interrogación y sorpresa.
El desarrollo de la puesta, que termina siendo una fábula corrosiva y vital actualidad, cuenta con momentos sublimes como la muda interpretación de la música del gran compositor ruso o un final de película en el que la dignidad sobrevuela como consuelo del devenir no deseado de los acontecimientos.
El elenco es excelente y cuenta con una escenografía e iluminación de precisión suiza en esto de crear climas y situaciones para el desarrollo de los acontecimientos.
Al igual que lo ocurrido con “Cada una de las cosas iguales”, “¡Llegó la música!” no solo da cuenta del talento de Alberto Ajaka para llevar a las tablas un exacto mix de poesía y realidad con situaciones fácilmente reconocibles, sino que presenta un teatro provocador, que cala hondo y te lleva a lugares imprevistos de reflexión personal y crítica sincera.
“¡Llegó la música!” es una de las obras imprescindibles de este año 2012 que, seguramente, motivará una segunda concurrencia para descubrir nuevas sensaciones frente a lo vivido frente a nuestros ojos –mente…y corazón-.