Dani Rosenberg. «La guerra en Gaza debe parar».

A días de estrenar en Argentina, “El desertor”, película que gira sobre un soldado israelí que abandona su compañia en el frente y vuelve a su ciudad, pone el dedo en la llaga en lo que se refiere a la invasión de Israel a la Franja de Gaza, tras el ataque del 7 de octubre. Dani Rosenberg, su director, charló en exclusiva con ECDL y analizó no solo el film sino el conflicto en sí, su pesimismo respecto a la resolución del mismo y una fuerte crítica al gobierno -y la sociedad- israelí.

– Dani, ¡felicitaciones por el film!

– ¡Muchas gracias!

– Al respecto, ¿podría ser considerado un thriller…?

– Si, seguro. Tiene el ritmo de un thriller en tanto es continuo y también cuenta con toques de comedia.

– ¿Cuándo filmaste “El desertor”?

– Entre verano de 2022 e invierno de 2023 y pudimos presentarlo en el Festival de Locarno en agosto 2023. Allí fue su premiere.

– ¿Te tomó mucho tiempo llevarla a cabo?

– Lo que nos llevó más tiempo fue conseguir el dinero para filmarla. Una vez que lo obtuvimos, la hicimos lo más rápido posible. Fueron 24 días de filmación. Todo fue hecho en Israel. Era muy importante para mí que todo fuera realizado en los sitios reales. Tal como en las calles de Tel Aviv o el sur del país, al lado de la frontera con Gaza.

– Los sonidos de las sirenas que se escuchan en el film son reales…

– Absolutamente.

– ¿Cómo fue la recepción en Israel? ¿Qué dijo la crítica?

– Acabamos de estrenarla, hace apenas un mes. Estuvimos esperando durante un año por la guerra. Creo que la reacción fue muy buena porque la gente ya puede hablar libremente contra la guerra y lo que está pasando. Ahora, en esta atmósfera, la película puede verse satisfactoriamente.

– ¿Cuánto hay de Dani Rosenberg en Shlomi, el protagonista del film?

– Soy mucho más cobarde que Shlomi (risas). Me imaginé a mi mismo huyendo del Ejército, pero no lo hice. Refleja a lo que hubiese hecho Dani Rosenberg si tenía agallas ya es lo que quería. El film es como un reflejo de mis propios deseos. Me escapé una vez. Era de noche, y después de una hora de no encontrar la ruta, volví a la base.

– ¿Shlomi es un “objetor de conciencia”?

-No creo porque recién después que empieza a correr y ve su cuerpo y sus piernas, entiende porque hace lo que hace. El porqué elige escapar. Crea distintas narrativas en su cabeza todo el tiempo. La primera es referida a sus padres, después busca a su novia, pero parece que no sabe bien lo que quiere. Sigue su intuición interna, pero al final del día, sigue siendo un chico que no quiere pelear. No desea matar a nadie ni ser asesinado. Es una persona con miedo.

– Tenes momentos del film en que sería como la editorial o tu punto de vista.

– Sí, es verdad. En realidad, es que gustó la película, pero cuando se la ve en Israel, lo “divertido” es la forma en que la gente habla de la realidad. Por un lado, siempre son «víctimas» y nunca se ven a sí mismos como la causa de algo. Simplemente, se contraataca. En segundo lugar, la forma en que normalizan la situación. Todo se vuelve normal y se sigue como si nada. Un soldado fue secuestrado y si no es alguien que uno conozca bien, seguimos como siempre. Hay una guerra en Gaza desde hace más de un año, y está bien porque «tal vez haya algo más que hacer». Si, es una descripción de la sociedad, aquí, en Tel Aviv.

– La madre de Shlomi parece ser «la voz del Estado de Israel»…

– Mira, es un personaje bastante trágico porque, por un lado, es una madre que lo quiere a su hijo. Lo ama. Por el otro, sabe que lo correcto es sacrificarlo en pos del país. Es una especie de versión femenina de Abraham. 

– Hay muchas ideas alrededor del final de la película…

– Pero es más que un cierre de la estructura de la narrativa. Es la relación con el propio recorrido de Shlomi. Incluso, a lo largo de la película, él trata de esconderse y escapar de su propia identidad. No quería ser este soldado, este héroe. Quería ser anónimo. Por eso, la pregunta de “¿cómo te llamas?” es tan fuerte. Esa es su tragedia.

– ¿Shlomi podría ser una metáfora de la democracia israelí, en tanto corre y corre, avanza sin saber lo que está ocurriendo?

– Es interesante el planteo, pero el miedo es que no sea la democracia israelí sino la existencia de Israel la que está corriendo. Intento describir ese laberinto del que no se puede escapar. Una especie de “cul de sac”, un callejón sin salida.

– Hubo alguna escena en que el devenir de Shlomi me hizo acordar a Ytzhak Rabin (N de R: Ex primer ministro israelí que firmó los Acuerdos de Oslo con los palestinos y fue asesinado por un extremista israelí de extrema derecha)

– En realidad, lo pensé mientras filmaba, porque fue una especie de circulo constante. Además, filmamos en la plaza y en el hospital al que llevaron a Rabin en sus últimos momentos. Puedo entender por qué piensas así.

Por otra parte, intento describir la violencia en la película. Cuando vivís en este mundo desequilibrado en que hay una violencia que viene de fuera, el desequilibrio también se cuela en tu interior. No podes vivir una vida normal en Tel Aviv cuando se está ocupando Gaza con una guerra. No se puede usar solo la fuerza para enfrentar la adversidad. La violencia es tóxica y llega a todas partes.

Reflexiones sobre el pasado y el futuro

– La película marca las diferencias en los pensamientos de distintas generaciones.

-Es cierto. Al respecto, en mi nueva película “Of dogs and men”, hablo de esto. Cuando más joven es la generación, hay menos esperanzas en el futuro. Esto lo puedo ver con estudiantes jóvenes ya que doy clases de cine. No creen en un futuro, aquí en Israel. No creen en la paz, ni la ven posible. Son pesimistas con respecto a vivir aquí de manera normal, sin ocupaciones ni guerras. Muchos nacieron en una realidad que lo tenía a Benjamin Netanyahu como protagonista. Crecieron y Netanyahu sigue aquí por lo que no ven otra alternativa al respecto. No pueden imaginar otra cosa.

-Esto parece ocurrir en diferentes partes del mundo. Esa idea de “nací con esto y del otro lado, nada”.

-Si, si. Cuando miro mi vida, era un adolescente en los 90, que fue un buen momento para crecer. Tenía 14 años cuando Rabin firmó los Acuerdos de Oslo. Había algo en el futuro en qué creer. Una esperanza. Ahora, no se percibe esto y es muy difícil poder vivir sin un sueño que pueda ser posible. 

– ¿No hay un replanteo a nivel social sobre el concepto de “defensa territorial”? Lo del 7 de octubre fue una catástrofe, pero ahora, hay una represalia, una revancha muy marcada…

– Es una venganza muy loca. Cuando veo lo que está pasando hoy en Gaza, siento vergüenza por Israel. Me avergüenza decir que vivo en un país que hace esto. No lo relaciono con el 7 de octubre. Lo que está pasando ahora en Gaza es una “venganza bíblica”. El gobierno es extremadamente religioso y nacionalista. Después de un año, uno hubiese esperado que la guerra termine, pero aún continúa. Pareciera que el gobierno quisiese conquistar Gaza lo cual sería horrible. Esta guerra debe parar.

– ¿Qué sentís cuando se dice que Israel está cometiendo un genocidio en Gaza?

– No soy abogado como para definir lo que es un “genocidio” o una “limpieza étnica”. Soy un padre que tiene dos hijos y creo que cada niño que muere es un crimen de guerra. En Gaza fueron asesinados 10 mil niños. Todo esto es un crimen.  

– ¿El “Dos Estados para dos pueblos” sigue vigente?

– Esa es la idea porque, entre el mar y el río, todos deben contar con sus propios derechos.  Lo que está pasando ahora en Israel es que todo ocurre de un lado, propuesto por la derecha. Cuando ves a la población palestina en Israel, después del 7 de octubre, es muy pesimista el futuro.

– ¿No es una paradoja que el país más democrático de la región sea, al mismo tiempo, el más violento?

– No sé…Quizás lo sea respecto a Yemen o Arabia Saudita pero no creo que sea 100% democrático. Hay territorios que, después de 1967, tiene gente que no cuenta con los mismos derechos que otras personas, en tanto están controlados por Israel. Por eso es que te digo que no es 100 % democrático.

-Me refería a la posibilidad de la libertad del voto, igualdad de derechos para hombres y mujeres, que incluirían al colectivo LGBTQ..

-Eso es cierto. Es más, Tel Aviv es considerada una de las capitales del movimiento LGBTQ pero está a una hora de Gaza. Es un punto que debe tenerse en cuenta.

Filmar como reflejo de la coyuntura

– ¿Los directores israelíes son como una especie de “conciencia moral” del Estado de Israel en tanto los planteos que realizan en sus películas?

– Seguro, pero no es suficiente. La gente en Israel sabe lo que pasa pero la sociedad no hace lo suficiente. Me quedo pensando sobre mis hijos y quiero que, cuando pase el tiempo, en veinte años, estar en posición de hablar con los chicos y no sentirme avergonzado de lo que hice en el 2023 y 2024. Pero aún así, no estoy seguro al respecto.

– ¿Cómo es la relación con el gobierno en tanto el subsidio a las películas que son opositoras?

– Es muy complicada porque hay fundaciones –no relacionadas con el gobierno- que consiguen los apoyos económicos. Por las temáticas que están tratando los directores, el gobierno no le quiere dar dinero a estas fundaciones. Como bien sabes, hacer películas cuesta dinero por lo que siempre buscas la forma de conseguirlo. Tenemos la Israelí Film Fund que dirige Noa Regev. una luchadora, pero quieren cerrarla por lo que el año que viene es probable que no haya películas israelíes. Algo que creo ocurre en Argentina….

-Si. El gobierno de Javier Milei no apoya a la cultura y le ha quitado subsidios al cine

– Acá pasa exactamente lo mismo. Como te digo, veremos como se harán films en Israel pero sin apoyo del gobierno.

– ¿Estuviste en Argentina?

– No. Me invitaron a ir al Festival de Mar del Plata para presentar mi nueva película “Of dogs and men” pero, sinceramente, no estaba de ánimo con lo que había pasado en Gaza. Los festivales tienen esa aura de festejo y celebración al finalizar el día y no estaba de humor al respecto. 

– Con el encierro por el Covid, muchas producciones israelíes fueron muy reconocidas, por plataformas como Netflix.

– Es difícil saberlo. Después del 7 de octubre, hubo un gran cambio en las expectativas en los productos israelíes, así como en la manera en que son vistos. No estoy seguro que la gente vea con los mismos ojos alguna comedia romántica israelí. No nos podemos escapar de la realidad. 

– Si te dan un formulario y te pregunta, “ocupación”, ¿qué pones?

– Director de cine.

– Si no eras director de cine, ¿Qué hubiera sido de tu vida?

– Arqueólogo.

– Si por la puerta de casa, entrase el Dani Rosenberg de 18 años, ¿qué le dirías? ¿Algún consejo o recomendación?

– Le diría que no espere por dinero. Siento que desperdicié años de mi vida al respecto. Por eso, no lo voy a hacer más.

“El desertor”, de Dani Rosenberg. Estreno: 9 de enero. Cinepolis Recoleta, Cinepolis Pilar, Showcase Norte, Atlas Patio Bullrich, Multiplex Belgrano, Cine Arte Cacodelphia, Cines Centro Rosario, y Cine América Santa Fé. Estreno 9 de enero.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Translate »
Scroll al inicio