Hace un tiempito, se estrenó la película “La Campana”. Aquí, ECDL, a través de la gentil colaboración de Anastasia Macagni, le realizó una nota al director Fredy Torres, que cuenta sus impresiones sobre la filmación de la peli y da cuenta de su particular visión sobre el séptimo arte. Recordemos que Torres es miembro fundador de la productora Malón.
Con amabilidad, Fredy Torres se prestó para el cuestionario de Anastasia Macagni. Recordamos que Malón está conformada por las productoras Paola Amor y Florencia Fossati, mas el director de Fotografía Federico Gomez y Fredy Torres, más Martin Joab como asociado. Todos ellos son egresados de las primeras camadas de Diseño de Imágen y Sonido de la UBA. Comenzaron a trabajar juntos en en cortometraje de 1996 para Historias Breves 2 «Lineas de Teléfonos». Cada uno se fue especializando en diferentes áreas del audiovisual. Amor en montaje (es Cóndor de Plata por Aniceto) y Producción; Fossati en Producción, Gómez en Cámara y Fotografía, Torres en guión y dirección y Joab en Dirección actoral.
-Fredy, ¿a partir de que idea comenzaste a trabajar el desarrollo del guion?
-A principio de los ’90, cursando la carrera de Diseño de Imagen y Sonido, se me ocurrió escribir una serie de guiones. La idea era que estos guiones conectaran de alguna manera ciertos momentos de nuestro pasado reciente con historias fantásticas. Pensaba en una nueva forma de abordar la historia, de poder observarla a través de un prisma diferente. Algunos de aquellos guiones se convirtieron en cortometrajes, como “Líneas de Teléfonos” (Historias Breves 2, 1996) y “Fronteras” (1999). “La Campana” (2010) pertenece a este mismo concepto, y es la primera de estas historias que llega a transformarse en un largometraje de ficción. En esta oportunidad el relato articula una antigua leyenda de los pescadores del puerto de Mar del Plata (un espacio, mar adentro en donde el tiempo transcurre de forma particular), con el trasfondo de la guerra de Malvinas.
-¿Como fueron los pasos a seguir cuando te diste cuenta que el guion podía ser tu primer largometraje?
– Lo primero, antes incluso que el proyecto ingresara al INCAA, fue definir que personas podrían llevar el mismo adelante. Así formamos la productora MALONCINE, un grupo de compañeros de Universidad, que ya habíamos trabajado juntos en diversos cortometrajes (los antes mencionados) y programas de televisión. De esta manera todo cobró un carácter grupal. Paola Amor y Florencia Fossati en la producción general (Paola también en Montaje), Federico Gomez en cámara y fotografía, Martin Joab en el entrenamiento y dirección actoral, y el maestro Aldo Guglielmone en la Dirección de Arte. En principio todos contribuyeron en la re-escritura del guión, cada uno aportando desde lo específico de sus competencias. Luego, y con cada uno, fuimos definiendo los conceptos generales; el tipo de montaje, el estilo de cámara, la temperatura del color, el registro actoral, las locaciones y la reconstrucción de época. Sin duda la película les pertenece a cada uno de ellos. Con posterioridad al rodaje se sumó a nuestro equipo el músico Alejandro Kauderer, quien, luego de varias maquetas, compuso una banda original de 13 temas instrumentales. Para interpretar la misma se conformó una verdadera orquesta de músicos profesionales, y este es un valor agregado de producción. Este soundtrack completó la película realzando su sentido poético.
– En quienes buscaste apoyo a tu «locura» de tu opera prima? – como muchos te dirían en ese momento.
– Contábamos desde el comienzo con el riesgo de contar una historia fantástica, con elementos históricos. Es un género que pide al espectador cierta licencia en cuanto a la ‘impresión de realidad’, poner en suspenso lo que entendemos sobre leyes naturales. La mayoría supo entender la historia, y se dejo llevar por la magia y el misterio con el trasfondo de la Dictadura; algunos otros, sin embargo, se habrán quedado en la alegoría, y fuera del relato. A la distancia “La Campana” también es un ejercicio de imaginación, volver a esas lejanas premisas de cuando éramos niños… -¿Qué sucedería si…?
– ¿Estaba previsto filmar en Mar del Plata? ¿Como fue tu experiencia de filmar alli?
– Siempre pensé que el puerto de pescadores de Mar del Plata era el escenario ideal para este cuento mágico. De hecho, la última toma de la película es un Gran Plano General (en altura) de la banquina chica, como homenaje en parte a este maravilloso universo y a su laboriosa comunidad de pescadores artesanales. Los mismos pescadores enseñaron a los protagonistas a coser redes de pesca, entre tantos otros detalles de liturgia marinera de los que todos fuimos aprendiendo. Por otra parte contamos en la producción con la ayuda local de Karina Saralrgui, que aportó soluciones prácticas a más de algún imprevisto. Lo más difícil fue filmar mar adentro a bordo de una pequeña lancha de costa de más de cincuenta años de antigüedad. Evitar el mareo, no perder la concentración, mantener la continuidad, no caer al agua…
-¿Cuanto tiempo te llevó conformar el elenco?
– Conformar el elenco no fue fácil, fueron muchos años en los que el proyecto se perdía en mil vaivenes administrativos. El paso del tiempo, y las obligaciones de cada uno de los actores, fue modificando el reparto una y otra vez (salvo algunas excepciones, como el caso de Carlos Kaspar, que estuvo desde el minuto 0). Lo mas complicado fue el personaje de Laura, la protagonista (una niña de 14 años que transita le débil frontera entre niña y mujer). Lo efímero de esa adolescencia temprana nos hizo replantear el casting en más de una oportunidad. Siempre contando con el respaldo de Martin Joab, finalmente logramos en los últimos meses previos al rodaje conformar un elenco homogéneo y comprometido con el proyecto. Quedaron así como pareja protagónica Jorge Nolasco y Rocio Pavon.
-¿Cómo fue filmar con un consagrado como Lito Cruz?
– Filmar con el maestro Lito Cruz fue una gran experiencia, en más de un sentido. Tiene un método de trabajo que se proyecta en la intensidad de su mirada, es imposible ser ajeno a su presencia. El compromete en la acción dramática a sus compañeros de una manera absoluta. Es generoso en este aspecto, enriquece la interpretación del conjunto. También descontractura el guión, le da vida, sugiere, improvisa, sin dejar de ser respetuoso por lo técnico. Tiene una energía especial, un halo, un duende, algo que lo rodea e inspira respeto y admiración.
-¿Que podes decirnos sobre la recepción de la película?
– El recibimiento por parte del público fue excelente, pasó por varios festivales de cine, en Uruguay, Brasil y Venezuela (sumado al de Mar del Plata). Es una historia que no resulta indiferente y genera diversas lecturas e interpretaciones. Se estreno en Buenos Aires en 10 salas y complejos multisalas. La Première en el cine Gaumont fue a lleno y actualmente la película está rotando por los espacios INCAA del interior del país. Este marzo también se exhibe en un ciclo de cine al aire libre en Ciudad Konex.
¿Cuanto tiempo te llevó hacerla? Estuvo dentro del tiempo del plan de rodaje?
-Filmamos en un tiempo récord, menos de 5 semanas. Respetando al pie de la letra el plan de rodaje hecho en conjunto con el asistente de dirección Ricky Piterbarg. Esto fue posible gracias al gran compromiso de todo el equipo técnico y elenco artístico; y por sobre todo al enorme esfuerzo que realizaron las productoras Amor y Fossati, responsables de la enorme logística que implica filmar durante varias semanas fuera de Buenos Aires. Además implementamos, por momentos, un sistema de equipo de rodaje reducido (en exteriores), y de ensayos alternativos previos al rodaje, que optimizaron los tiempos de producción. Por otra parte la meteorología, fundamental para esta película, nos acompañó en todo momento.
– Contame en que proyecto estás trabajando ahora y cual es/son el/los futuro/s del/los mismo/s.
– Estoy escribiendo un nuevo guión, en el mismo género que el anterior, pero ya no referido al pasado, la próxima historia tendrá que ver con el futuro. También espero que como grupo podamos aprovechar toda la gran experiencia que nos ha dejado el realizar “La Campana”.