María Viau. «Ser actriz es un acto de fe y hasta de revolución»

Capaz de llevar a cabo más de cuatro obras –y más- al mismo tiempo, María Viau se consolida como una actriz tan versátil como comprometida en sus trabajos. Pasional y energética, la joven actriz de cabellos color fuego habla de todos los temas sin pelos en la lengua. Teatro, política, participación y lo que significa ser actríz, en un presente de plenitud y un futuro tan rico como promisorio.

-María, ¿Cómo fue reestrenar «Te voy a matar, mamá»? 
– Hacer ¨Te voy a matar, Mama¨, es siempre un placer y principalmente un desafío. Y mas una segunda temporada, donde las apuestas siempre se redoblan. Abordar el trabajo de un unipersonal por primera vez ha sido profundamente enriquecedor en todas sus aristas! Siempre concebí el teatro como un trabajo en equipo, donde mis pares escénicos son fundamentales para que la obra se construya y este por delante. Pero en esta oportunidad el camino era muy diferente. Un nuevo recorrido, donde al comienzo la falta, la ausencia de un compañero ¨a quien no poder hacerle un pase¨ fue causa de una crisis y reestructuración muy grande. ¡Fue pasar del fútbol al tenis! jajajaja Confieso que fue una crisis maravillosa, sumamente caótica y recordé algo que siempre nos decía Mecha Alas, una mujer brillante que tuve como docente de Ritimica en el conservatorio “Se crea a partir del caos”. Y así fue y sigue siendo. Me entregue a la manos de Herminia Jensezian – la directora- y juntas fuimos dándole forma y profundidad a este hermoso texto de Eduardo Rovner. 
Finalmente uno termina comprendiendo que, aunque en la escena se está solo, en la totalidad hay un grupo de trabajo -Pablo Mascareño, Pablito Lancone, Eduardo Rovner, Herminia Jensezian- que sostienen y mueven el barco siendo el espectador quien completa este ritual. Herminia es una directora muy lúcida, muy clara con lo que busca y en consecuencia con lo pide. Muy cuidadosa del actor y sumamente exigente, cualidades que uno agradece, sin duda. Retomando la idea principal, hacer ¨Te voy a matar, Mama¨ es un gran desafío. Nosotras continuamos encontrándonos todas las semanas para ensayar y seguir tallando y detallado, desmembrando y construyendo este espectáculo, producto también de un texto que habilita a seguir descubriéndolo. En este viaje nos encontramos, en plena creación aún, explorando… 

– ¿Que tomaste para crear el personaje de Florencia, en “Te voy a matar, mamá”? 
– Florencia tiene una cualidad que la destaca por sobre todas sus características y tiene que ver con la espontaneidad, es un personaje muy honesto.. Las ideas la irrumpen y va por ellas. Es un bellísimo personaje muy comprometido con lo que le sucede en el momento. Y algo de este «presente continuo» es en lo que insistimos junto con Herminia. Cuando hablo de un personaje honesto me refiero a un personaje transparente, casi «sin filtro», lo que piensa o siente lo dice o lo hace, no se cuestiona la moralidad de las cosas. En este sentido no hemos ido tras la psicología del personaje en función de preguntarnos porqué esto o aquello. Sino en encontrar justamente ese espacio de absoluta honestidad sin juicio alguno. Un personaje de una convicción conmovedora a pesar de lo disparatado que pueden ser algunas situaciones, no hay medios, no hay casi lugar a dudas, lo que no significa que no tenga contradicciones… claro que las tiene, sino sería un personaje omnipotente y en este sentido – a mi criterio- sería un embole, lineal y monótono.
Por otra parte Eduardo nos presenta escenas que atraviesan diversas etapas de la vida de una persona, y también buceamos en esos mares. Agradezco que Florencia no sea un personaje acabado, siempre nos regala la posibilidad de nuevas aristas, de nuevos colores. 

– ¿Fue difícil trabajar con una obra que había sido estrenada hace poco menos de tres años, con éxito? 
-No, en absoluto. No tuve el placer de ver esa puesta, y en algún sentido lo creo mejor porque no estoy condicionada por otro imaginario. Creo que aunque el texto es el mismo, tanto las actrices, como la dirección, como la puesta son muy diferentes y ahí radica lo interesante del teatro. Cada espectáculo es único, tiene que ver con el universo de quienes lo realizan.
De hecho quienes vivenciaron los dos espectáculo recalcan esta diferencia, sin ningún tipo de adjetivación calificativa, sino simplemente diferente. 

– ¿Qué te dice la gente cuando termina la obra? 
-Tenemos una gran recepción del público y estamos muy agradecidos por ello. La obra, y esto es arte de Eduardo, tiene escenas que permite que el espectador se identifique con Florencia – mi personaje- o con el personaje de la madre. Lo sorprendente es que excede la cuestión de género, porque me ha sucedido que hombres me han dicho : ¨ahí lo ví a mi padre ¨ o ¨ yo era así en tal situación ¨. Esta relación filial, este vinculo tan complejo como es el de los padres con sus hijos y viceversa, habilita muchas reacciones porque finalmente quien termina completando esa lectura en relación a su competencia y sensibilidad es el espectador. La obra aborda estas temáticas con el humor que lo caracteriza a Eduardo. Sin ir mas lejos, la última función sucedía que mientras dos espectadores se reían a carcajadas, otros los callaban. Una vez un espectador se acerco a preguntarle a otro, con mucho respeto; ¨de que se ría tanto, porque lo que estaba sucediendo no era causa de risa¨ o ¨voy a llamar a mi mama a decirle que la quiero¨ . Y esto es extraordinario. Mismo también, aquellos que te acompañan de tal modo que van comentando lo que les sucede ¨Ay pobre Florencia ¨, ¨Tremenda la madre ¨, y en el final, con ese giro dramático tan delicioso escrito por Eduardo, la gente queda muy conmovida, porque – y esto es lo que mas me interesó cuando me convocaron al proyecto- la obra viene en una dirección y cinco minutos antes se genera un quiebre que resignifica todo lo anterior.
Cuando termina y durante la obra la gente dice mucho y eso lo celebro. Que el teatro provoque – como nos decía Marcelo Savignone-  es maravilloso, es una tarea cumplida!
Por otra parte también hemos tenido siempre bellísimas criticas que acompañan el trabajo y eso también se agradece. 

– ¿Qué es «Noches rusas»? 
– Es un gustazo que nos damos. Surgió a partir de una madrugada de diciembre charlando con Martin Ortiz – director- que me dice «Hagamos alguna obra corta de Chejov». En lo personal Anton es un autor al que no puedo negarme. Le dije “Y hagamos…” . A los dos días me escribe diciéndome que pensó en dos obras y que armó los elencos. Ensayamos en febrero y estrenamos en marzo. Pensé “este chabón está loco. Ni a palos me pierdo compartir esta demencia”. Y así fue que apareció esta aventura de hacer un Díptico Chejoviano, que incluye “El Oso” y “Pedido de Mano”, con dos elencos maravillosos, de actrices y actores talentosos, como David Paez, Cesar Andre, Mario Petrosini, Fernanda Cantarella y Marcela Frainman. Cuando aparecen estos “espontáneos” uno se siente pleno 

– ¿Cómo fue el proceso de trabajo de la puesta? 
-Corto, intenso, hilarante. Fueron muy pocos ensayos, de mucho juego, mucha propuesta y de ruptura. Hacemos dos Chejov al que no le tenemos ningún prurito ni exceso de respeto. Martin es un gran director y a pesar del corto tiempo nos ha dado mucha libertad para delirar y la hemos pasado muy bien. Siempre es un placer trabajar con nuevos compañeros, porque uno aprende y se expande. 

– Llegaste a tener el año pasado, tres obras en cartel -si es que no me quedo corto-. ¿Cómo es esa vorágine de trabajo? ¿los diferentes personajes? 
-Jajaja, si… y más!!! Estuve participando de proyectos bellísimos como “Ivanov” de Chejov, dirigida por mi queridísimo Daniel Suarez Marzal y Roberto Aguirre, “La mujer que queria otra cosa” de Andrea Urman, dirigida por Mariano Dossena, el unipersonal “Te voy a matar, mama” , “La vida compartida ¨ de Pablo Caramelo, “La Malasangre”. Teatro Integrado bajo la dirección de Mauro Molina, que también dirigió “Muñecas rotas” y ¨La herencia maldita”. Algunos de los cuales vuelven a la cartelera este año.
Justamente el otro día hablaba sobre esto con un gran amigo. Están quienes me dicen que no está bien hacer tantas cosas simultáneamente, que debiera enfocarme en una cosa por vez. No comparto la idea que la calidad esté relacionada con la cantidad de las mismas. Me dicen “no se puede hacer todo”. Pero, “¿Por qué no?” Si a esta edad no intento llevarme el mundo por delante ¿a qué edad lo voy a hacer?
Hay algo mas profundo que subyace en esta cuestión que es del orden del deseo. Esa vorágine que nombras, es una locura maravillosa que esta sustentada, sostenida y construida  a partir de un deseo y una voluntad muy grande que es la de actuar y hacer teatro. Actuar para mi es estar lo mas cerca de la inmortalidad posible. Porque habitar todos esos espacios son finalmente de un entrenamiento actoral muy grande. La posibilidad de salir y entrar en universos, energías, poéticas, estéticas diferentes hace que – en lo personal- me mantenga activa y permeable. Que pueda ponerme en jaque actoralmente, encontrar nuevas limitaciones que funcionan como nuevos desafíos, crecer, expandirme. Los espacios de trabajo son también espacios de reflexión sobre mi quehacer teatral y poder circular en diferentes al mismo tiempo me enriquece.
Esa vorágine, esa adrenalina es de lo mas sublime es lo mas parecido a estar saltando y transpirando en el pogo de ¨La aplanadora¨, te cansa, si, mucho pero el nivel de excitación, de encuentro te atraviesa y uno sale mutado deviene constantemente. El agite, la felicidad… ¿Me explico? 

– ¿Cómo recordas a “La vida compartida”? 
– Es de mis predilectos amores. Una obra en la que creo a ciegas y por ello estoy feliz de haber vuelto por algunas funciones. Pablo Caramelo – director y dramaturgo de esta puesta – también es actor- es una persona que a mi me ha sabido atravesar artística y humanamente. Fue docente en mi ultimo año de carrera y nos ha hecho una pregunta fundante, allá por el 2008: «¿Ustedes son estudiantes de teatro o actores-actrices en formación?» Se entiende que no es solo un juego de palabras. En mi fue anclar, esclarecer un espacio, un lugar, una identidad, hasta… un «ser». Ese interrogante abrió… y sigue abriendo. Por eso cuando nos volvió a convocar para «La vida compartida», sin dudarlo le dije que SI. Sumado a esto volvía a trabajar con compañeros que admiro y quiero mucho como: Cesar Riveros, Federico Iglesias, Luciana Serio, Diego Lopez y la genia de Biby Alflalo.
En los que respecta a la obra en si, comulgo con las hipótesis propuestas y la búsqueda ha sido muy interesante. Abordar esos textos ampulosos y barrocos en el contexto teatral actual, sin duda es un desafío, ir hacia la degradación de la palabra y el vaciamiento de la misma puestos en voces y cuerpos jóvenes que funcionan en conjunto como un coro griego, donde el anonimato permite habitar diversos personajes-lugares que van quebrándose hacia el despojamiento absoluto.
La recuerdo y la vivo con mucho amor, es un equipo de trabajo que me conquista en cada encuentro, por lo artístico y por lo humano. ¡¡¡¡Viva Perón, carajo!!!!!


– «La vida compartida» tiene una fuerte carga de política/militante. ¿Cómo te paras frente a la situación «el actor debe opinar de politica o no?». 
-Soy partidaria de la idea que todo teatro es político. Creo que acá debiéramos definir que entendemos por política. Cuando uno se sube a escena, más allá del carácter de divertimento que pueda poseer la pieza, hay un «algo» que se dice con ella. Allí el actor-actriz puede comulgar en mayor o menor medida con ese mensaje, pero no puede estar ajeno a él, sea cual sea.
En lo personal, mi espacio de militancia es el teatro. Es desde donde elijo dar ciertas luchas. De hecho, soy parte de una compañía estable que se llama «Grupo caníbal» dirigida por Mauro Molina cuya premisa de trabajo es abordar desde el arte, temáticas sociales. Venimos trabajando junto a Matias Stella, Yannick Du Plessis, Zuleika Esnal, Valeria Tercia, Andrea Guerrieri, Mauricio Borzzone hace ya 5 años y ahora se sumaron Javier Pedersoli y Gabriel Yamil. Hemos montado espectáculos como «Muñecas Rotas» una adaptación de Mauro del libro el desván de Patricia Suarez, que habla sobre la trata de personas. Hicimos “La Herencia Maldita o la balsa de los caníbales” de Augusto Boal, que toma a la familia como una metáfora de la sociedad cuya critica apunta directo a como el capitalismo consigue que las personas devengan en “caníbales” en función de perseguir el único valor que hoy se respeta que es el dinero. ¨Magdalena¨ que habla acerca del rol de la mujer, situada en los años 50 pero sumamente actual en esta lucha de géneros. Y actualmente nos encontramos haciendo nuestra última propuesta ¨Eso que vos y yo llamamos Plenitud¨ donde abordamos el tema de la eutanasia y el derecho de elegir la propia muerte.
“La vida compartida” también me invita a satisfacer allí este espacio, donde se conjugan dos necesidades; la militancia y la artística. Porque no solo hay posicionamiento acotado de la política donde los jóvenes por decirlo de alguna manera son carne de cañón para que esta maquinaria funcione, sino también una critica hacia nuestro que-hacer teatral.
Es cierto que también la política se desarrolla en diversos ámbitos. Otros espacios donde también logro fusionar estas aristas, tiene que ver, por ejemplo, con mi trabajo en el Teatro Argentino de la Plata en el área de Integración por el Arte del Instituto Cultural de la provincia de Buenos Aires donde trabajamos con personas con capacidades diferentes, salud mental o problema motrices. Allí se montan espectáculos y se realizan funciones en toda la provincia; un trabajo sumamente interesante y desafiante. El último año estuvimos realizado una puesta bellísima a cargo de Mauro Molina y Jose Guevara de la ¨Malasangre¨ de Griselda Gambaro, texto dificilísimo que me permite trabajar con actores y actrices del carajo.
También estoy trabajando en Corredor Latinoamericano de Teatro, una plataforma de intercambio y colaboración teatral que se constituye a partir de redes (Red de realizadores, red de festivales y espacios, red de formación e investigación, red de integración) y que tiene sus sedes en Argentina, Chile y próximamente en Colombia. Una plataforma que surgió a partir de la reflexión de los circuitos teatrales y las nuevas necesidades que aparecen para todos aquellos que realizamos esta actividad y que nos interesa encontrar una identidad latinoamericana, no solo en los puntos de contacto sino también en sus diferencia. Con el CLT gestionamos diversas actividades durante el año pasado en los dos países y para este año tenemos una agenda muy interesante a desarrollarse en toda la argentina. Porque parte de nuestra premisa de trabajo tiene que ver con federalizar  la actividad, nos encontramos organizando un Festival Internacional de Unipersonales en Salto, un Festival de Teatro de Integración e Inclusión en Pilar y La Plata así como una nueva edición del Encuentro dramaturgia Internacional Estudiantil (EDIE) en CABA. Actividades de formación en el Noa argentino, y muchas otras en función de construir una red de intercambio con los teatristas latinoamericanos.
Formo parte de una serie web ¨Lado C¨ creación de Juan Dujo y Benjamin Landaburu, cuyo objetivo es concientizar sobre temas referidos a la discriminación y a la defensa de los derechos humanos y especialmente de la comunidad LGBT. Visibilizar a las minorías en un contexto de humor, donde el espectador pueda sentirse identificado con lo que les pasa a los personajes sin tener la sexualidad o el género como impedimento. Poder acompañar las luchas de diversidad e inclusión sexual. Desde este proyecto nos hemos sumado al mensaje de repudio hacia la ley de Rusia e hicimos una campaña de prevención VIH (#ChequeáStock).
No se si es que el actor-actriz «debe» opinar de política o no. Creo que la política es inherente al ser humano al estar insertado en una sociedad. Como trabajadores de la cultura es necesario no ser ingenuos con esto. Tenemos, en mayor o menor medida una conciencia política, una ideología, y sobre todo una gran herramienta como es el arte. Una herramienta transformadora que queda a merced de quien y como se la use! 

– ¿Se vendrá, en algún momento, una María Viau directora o dramaturga? 
-Seduce la idea… mmmm… Uno siempre coquetea con esos espacios…Esta es una pregunta que siempre me hace mi viejo, jajaj! Escribo, es cierto, pero aun no me he animado. Por otro lado me tienta mas la dirección aun así no es el momento. Respeto profundamente ambos espacios, creo que de hacerlo lo haría un poco de oído y no se si me interesaría hacerlo de ese modo.
Mi formación central es la actuación y es mi esqueleto, y por ahora prefiero seguir profundizando ese espacio. Pero quien sabe hay un salvaje que habita en mí con el que dialogo a diario que tal vez, en algún momento, me empuje brutalmente a eso. 

– Si María Viau no era actriz ¿qué hubiera sido? ¿Tenías otra vocación cuando eras chica? 
-Hubiera sido Psicóloga seguramente, carrera que abandone cuando me llego la hora de hacerme cargo de lo que realmente quería. Cursaba el IUNA y la UBA simultáneamente, mas un trabajo y esas yerbas hasta que en un momento mi viejo -tan inmenso- me sentó del forro del orto y me pregunto que quería hacer. Actuar, respondí sin dudarlo. A lo que sonriendo me tiró «¿Por qué no te dejas de joder con las otras huevadas y haces lo que te hace feliz?«.
Claro, mi viejo es un tipo sabio que a fuerza de trabajo siempre – a su manera- hizo lo que quiso, el ha sido de los primeros y mejores esquiadores de agua que tuvimos en Argentina, donde el contexto del esquiador y de la actuación se empatan, ninguno te da constancia ni seguridad económica pero si libertad espiritual. El resto depende de uno, de como uno articule y logre armarse y sostenerse.
Mi viejo, mi vieja que es puro amor, están ahí creyendo en mí incluso cuando ni yo creo. Mi familia toda, mis hermanos -Luis y Javi-, son pilares necesarios en esto que hago, mi refugio… que te puedo decir, soy canceriana, la familia también es vocación, pero esto me lo enseño mi mamá. Y el teatro también es familia!
Perdon, me corrijo, creo que no hubiera sido otra cosa… siempre tuve en claro mi vocación, lo que no tuve siempre fue el coraje de ir por eso. 

– ¿Qué estas preparando para este año? 
-Estoy en funciones actualmente con 4-5 proyectos y aprovecho para pasar el chivo, ja!
Estamos haciendo ¨Noches Rusas: Diptico Chejoviano¨ dirigido por Martin Ortiz en el Crisol Teatro, los domingos a las 18hs. Integramos esta locura: Cesar Andre, David Paez, Mario Petrosini, Fernanda Cantarella y Marcela Frainman.
El sábado, a las 23 hs, en el Tadrón Teatro hacemos ¨Te voy a matar, mama¨ de Eduardo Rovner, dirigido por Herminia Jensezian. Yo solita en escena!
Los domingos a las 20:30 salimos con “Trunco” de Maxi Sarramone en el Beckett Teatro. Con un gran equipo integrado por Leticia Torres, David Paez, Esteban Fiocca, Nicolas Silbert, Rocio Orlandino, Paula Zelis e Ingrid Nessier.
Hasta aqui mi grilla actual.

Próximamente se viene “Eso que vos y yo llamamos plenitud ¨ dramaturgia y dirección Mauro Molina, con un elenco zarpado: Gabriel Yamil, Javier Pedersoli, Valeria Tercia, Mauricio Borzzone…obra que amo amo amo amo!!!!
Y por empezar a ensayar varios proyectos: entre ellos una texto bellísimo de Luis Quinteros “Dejarse Ir”  dirigido por Molina – si, es mi director fetiche, confieso de los mejores directores con los que ojalá pueda trabajar siempre-.
“Noche de ronda” un texto no estrenado de Eduardo Rovner, también dirigido por Herminia Jensezian, reincidimos en este trío que nos llena de felicidad.

¨Jugar con Fuego¨ Strindberg. Dirección Jorge Azurmendi. Ciclo homenaje al autor. Con Ariel Perez de Maria, Nieves Ventura y Fabio Aste, que irá los lunes de mayo, a las 21 hs.
¨Ensayo sobre el temor que me da ser una princesa¨ de Paula Canela y Gonzalo Facundo Lopez, junto con Maruja Bustamante, Iride Mockert y Sofia Wilhelmi. Los jueves de Julio en Espacio Matienzo. 

Después, un hermoso compilado de Shakespeare ¨Euforia Y Deseo¨ dirigida por Maria Eugenia Heyaca y otro proyecto mas verde “El carnaval es capaz de cualquier cosa¨  un texto hilarante de una talentosisima actriz y amiga Zuleika Esnal.
Estoy con tres proyectos de series web: “Lado C” creación de Benjamin Landaburu y Juan Dujo,  “Morbo” una creación de Florencia Orellano, Benjamin Landaburu y Alan Gejtman y “Casual sex night” una creación de Juan Manuel Rodil, donde tengo el placer de volver a actuar con mi querido amigo Juan Ignacio Cane.

Rock & Love ajjajaja!!!!


– Estuviste en Chile hace poquito. ¿Cómo fue la experiencia? 
-Superlativa! Chile me ha regalado dos de las experiencias mas significativas en mi vida personal y teatral. En esta ultima oportunidad hemos viajado con el Grupo Canibal y las cuatros obras a participar en diferentes festivales. Hemos estado en La Feria De las Artes Escénicas del Maule en Talca, organizada por la compañía Teatropello a cargo de Antoñio Fuentes Cancino, un festival que se desarrolla en uno de los barrios  y es de carácter comunitario. La experiencia allí ha sido in-crei-ble! De parte de los compañeros que organizan el festival como el público que se presenta a ver los espectáculos. Sucede que uno viaja y se conecta con otras formas y todo se pone en perspectiva, en el sentido de que se revalida algo que a veces en este medio se pierde de vista. El encuentro con la gente es conmovedor hasta los huesos. Después hemos participado de la Trilla de las Artes, otro festival que se realiza en un anfiteatro al aire libre en las montañas en Llongocura. Eso ha sido transformador, de ahí no se vuelve… ver llegar a la gente allá a los lejos en caballo, o personas que han caminado una hora para ese ritual es la carne del teatro… eso, esa experiencia fue la carne del teatro. Y por ultimo participamos del Santiago Off, donde hemos actuado en el GAM (Centro Cultural Gabriela Mistral) y en la Comuna del Bosque, donde hemos podido intercambiar con elencos de otros países y nutrimos de esa pluralidad expresiva. Creo que viajar haciendo teatro es la experiencias por la que todos los artistas tendríamos que transitar.

 – ¿Cómo son tus cinco minutos después de bajar de escena? 
-Son iguales a los cinco minutos después de un polvo con todas las variaciones a las que nos invita esta comparación, no?. Hay encuentros sexuales sumamente lujuriosos, salvajes, primitivos, y uno termina con esa adrenalina en la que por esos momentos todo lo puede. Están los otros mas románticos, mas suaves pero no por eso menos profundos ni placenteros. Están aquellos que conjugan ambos, y están los que son un garrón. Porque siendo honesta no todos los polvos son buenos ni todas las funciones son orgásmicas.

Trabajamos con nuestro cuerpo, nuestro imaginario, nuestra humanidad y es indivisible del momento que estemos pasando. Depende también de con quien uno garche, donde y como. Depende de la obra que uno este haciendo y lo que deposite también en ella. Porque corriéndonos de esta metáfora libidinosamente clara, también esta todo lo que uno apuesta allí, los riesgos, las propuestas… esos 5 minutos después siempre son en función de como se articula todo lo anterior. 

– Si por la puerta del Tadrón, entrase la pequeña María que recién empezaba a estudiar teatro, ¿qué le dirías? 
– Va a sonar un poco romántico pero bueno mi faceta cursi obliga. Le diría lo que me digo siempre: no pierdas nunca la capacidad de juego y el goce. Tal vez le diría que sea menos seria y que confíe… que cuando hay AMOR en lo que uno hace y prepotencia de laburo, el resto se acomoda solo.
Como dice David Ackert uno lidia con mas rechazos en un año que la mayoría de las personas en toda su vida, y es tan cierto esto que uno aprender a resignificar conceptos como éxito y fracaso. La frustración se vuelve motor y esos conceptos exitistas se vuelven relativos, porque cuando uno tiene las manos cansadas de golpear puertas, golpea con la cabeza, con las rodillas, cuando estas duelen también se golpea con la sonrisa, con la voz y cuando ya no queda nada, se sigue con el espíritu…
El sistema que habitamos es salvaje. Las reglas del juego, en algunas ocasiones, son perversas y los modos de producción, en ocasiones, muy confusos. No creo en los espacios cerrados, ni las circulación concéntrica sino por el contrario, creo que hay que abrir, habilitar y habitar. Creo que en el arte hay espacio para todos y debiéramos trabajar en conjunto, democratizar información, abrir camino a las nuevas generaciones, solidarizamos con el compañero, construir en equipo, por eso hablé del amor. Del amor en todas sus caras. El amor a lo que uno hace, al otro, a uno mismo. Me tiene los ovarios de moño los comentarios de la índole «no te puedo pasar este o tal contacto» o «si te lo paso no se lo des a nadie». Me pregunto ¿¿Por qué no??. Es ridícula esa  apropiación de la información como una especie de santo grial, que lo único que hace es seguir legitimando un circuito donde el otro se vuelve «amenaza». Como si por debajo latiera la idea que el otro pudiera robarme un espacio. No, no y no. ¡De ninguna manera! Estoy convencida de hay lugar para todos, pero si fuera cierta la premisa de que no hay lugar para todos entonces tenemos la obligación ética – no moral- de  inventar esos nuevos lugares. Sin duda, ser actriz o actor,  es un acto de fe y hasta de revolución. 

 “Te voy a matar, mamá”. Tadrón Teatro. Niceto Vega 4002. Sábado, 23 hs.
“Noches Rusas”. Teatro El Crisol. Scalabrini Ortíz 657 Domingo, 18 hs
“Trunco”. Beckett Teatro. Guardia Vieja 3556. Domingo, 20.30 hs

0 comentarios en “María Viau. «Ser actriz es un acto de fe y hasta de revolución»”

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Translate »
Scroll al inicio