Hace poco, estuvimos en la presentación de “La gorra. Prontuario de la Policía de la Ciudad” (Ediciones Ciccus), el revelador libro del periodista Eduardo Silveyra. Mañana de lluvia en el horizonte y café de por medio, Silveryra se prestó a una charla que fue más allá de su libro para internarse en la función de los medios, las redes sociales, la creación de sentido común y como afecta a una entidad hace de todo menos la función que le corresponde, combatir el crimen.
-Eduardo, contame cuando surge la posibilidad de hacer “La gorra”
– Todo nació a partir del crimen de Lucas González, el pibe de Barracas que mató la Policía de la Ciudad. Ahí empecé a ver las notas que iban saliendo y descubrí otros casos. Pude comprobar una sistematización por parte de la policía en la persecución y muerte de pibes de barriadas populares. Esa fue la idea y después se fueron sumando otros elementos, como que los jefes que fue teniendo la policía de la Ciudad estuvieron cuestionados como el Fino Palacios en la Metropolitana, Osvaldo Chamorro o Carlos Kevorkian. Este último es un caso especial. Tenía 50 años de actividad en la fuerza, algo bastante inusual porque la carrera de un policía no es tan extensa…Empezó en la época de Onganía y vio pasar gobiernos y dictaduras.
– ¿Cuánto tiempo te llevó escribir el libro?
-Arranqué en noviembre del 2021. Estuve juntando material y escribiendo unos cuatro o cinco meses. Después se extendió por el tema de la corrección y ese tipo de cosas. Además, se sumó el problema de la falta de papel.
– ¿Que repercusión viene teniendo el libro?
-Bien. Salió hace poquito y ha despertado bastante interés. La gente pregunta y quienes lo han leído, brindaron muy buenos comentarios. Con respecto a los medios, se está generando una fuerte movida por lo bajo, que se han interesado como La Retaguardia, Socompa, la revista Zoom o ustedes mismos.
-Se esboza la idea que “se dejó pasar una chance de crear una policía desde cero” ya que se volvieron a cometer los mismos errores de antes…
-No es que lo diga de manera particular. También lo dice Adriana Meyer. La vieja policía federal… Estaba la Escuela de Oficiales –ex Ramón Falcón, actual Pirker- y la de Suboficiales. Los que entraban en la de suboficiales, no pasaban más de sargento. Una de las particularidades de la Policía de la Ciudad es que tiene la Escuela de Oficiales. El que entra ahí, es por esfuerzo y meritocracia, término que pega fuerte y bien para esta fuerza y el contexto. Esto la convertía en más “democrática”. Cualquiera que ingresa, podría hacer carrera, pero no fue así. Por más que exista esta chance, es tan corrupta la policía que solo haces carrera si entras en una componenda propia de una mafia.
Casos y particularidades
– ¿Hubo algún caso que te haya sorprendido más que otro?
– No diría un “caso” sino que es toda una serie de casos por demás sorprendentes. Entre ellos, la desaparición del policía Arshak Karhanyan de origen armenio. Después, hay un crimen que comete una pareja de policías. Una policía en complicidad con su pareja. Al policia lo deslindan. Es el crimen que comete una policía contra una pareja de jubilados en Parque Avellaneda, a los que mata para robarles una suma importante de dinero, para mandar a su hija a Disney, de viaje.
También está el del policía en que la mujer aparentemente se suicida, en Berazategui. La lleva a una sala para que la atiendan, el médico no estaba y parte con la mujer moribunda o muerta para La Plata. En el camino, atropella a un delivery. Este es otro caso bastante sorprendente. Un año después, este policía aparece en esa misma comisaría, semidesnudo, drogado y sacado, muriéndose ahí. Estaba de servicio en ese momento. Uno se pregunta como una persona con dos muertes encima estuviera trabajando, con un fuerte problema de adicciones varias
-Tocas el caso de Arshak. El silencio al respecto termina haciendo más ruido…
-Si, es cierto….
-También estuvo con la pericia de Nisman…
-Si. Eso fue al principio. Cuando egresa de la escuela de suboficiales de la policía, estaba en la división de informática. Le mandan a hacer un peritaje que tenía que ver con la causa Nisman. Aparece un número de personas en un video que está peritando. Un jefe le pide que altere el número de personas que aparecen en la grabación. Se negó a alterar ese número y esto lo puso en contra con sus jefes que se lo sacan de encima. Lo que cuenta su abogado, Juan Kassargian, es que no cree que haya desaparecido por lo que vio en la causa Nisman. Después de haber sido verdugeado un poco por esto, fue trasladado a la división Exposiciones, en la que hacen desde procedimientos en la vía pública hasta allanamientos. Participa de un allanamiento donde se secuestran 70000 dolares que desaparecen de la repartición.
-La madre de Arshak creía mucho en el rol de la policía en tanto la defensa de la justicia y la ley….
– Bueno, eso tiene que ver con el origen. La mamá fue educada en la Armenia soviética. Creía que la policía estaba conformada por personas honorables, de conducta intachable. Lo que pasó con su hijo, desmintió ese concepto. Al día de hoy, no creo que la causa tenga avances. En su caso, debe haber alguien de muy arriba que esté implicado. Arshak debe haber visto algo que no debería haber visto. Estuvo en el erróneo, en el momento equivocado.
Mirada externa e interna
–En el día de la presentación, había gente del Mapa de la Policía. ¿Qué opinión tenes de esa iniciativa?
-Muy buena. Más allá de la visión cotidiana que uno tenga, la policía se la pasa cometiendo arbitrariedades en todo momento. El trabajo del Mapa de la Policía visibiliza todos estos atropellos que tienen que ver con apremios ilegales y gatillo fácil, propio de una fuerza de ocupación como es esta policía.
-La construcción de la propia imagen de la policía de la ciudad es paradojal. Se autopercibe abierta, con una comisaria casándose con una mujer pero es muy hermética para adentro y arresta y reprime a minorías, tal como fue el caso de la pareja de mujeres casadas que se estaba besando en Constitución.
– Lo que hay es una doble vara que no pasa solo aquí. Es propia del neoliberalismo que, cuando te afecta a vos, tenes una medida pero si afecta a otro, la vara es de otra manera. Esto se replica en todos los estamentos tocados por las políticas del neoliberalismo, tal como lo económico y lo político. Lo que pasó no es un hecho aislado.
-Si bien vienen del mismo signo político, ¿cambió algo la policía de cuando pasó de Macri a Larreta?
-Para nada, es la misma. La veo a la Policia de la Ciudad como un ejército de ocupación que sirve, en gran medida, para aplicar políticas neoliberales. No descubro nada nuevo con esto. Sea Macri o Larreta, tiene el mismo sentido de operatividad. La policía de la Ciudad opera como una fuerza de ocupación digitalizada, con la impunidad y el amparo de la Justicia.
-¿Te quedó algo por sacar en el libro que no pudiste?
-No. En ese sentido, estoy conforme. Lo que dejé de lado me pareció superfluo en ese momento. Ahora el libro ya está escrito y publicado. El tema es que es una policía tan arrolladora, que siempre descubrís algo nuevo. Siempre da material para la escritura todo el tiempo. Sería un libro sin fín.
Seguridad y corrupción
– ¿Por qué crees que, al día de hoy, gran parte de la población de CABA –con acceso de medios y a la comprensión de las noticias de los desastres de la Policia-, siga exigiendo seguridad por parte de una fuerza absolutamente corrupta?
-A ver…Creo que el tema de la seguridad, desde el enfoque neoliberal, es un objeto de deseo. Parece que alguien sin seguridad no puede ser feliz. Uno de los objetivos es ese. Estamos ahora tomando un café, sintiéndonos «seguros». Es el nuevo fetiche, tal como hablaba Marx en otras épocas, de la mercancía. Un sistema para crear modelos de opresión.
– Bordeamos el modelo del panóptico de Foucault….
– Si, y ahora Byung-Chul Han con sus relecturas y apuntamientos de Foucault, no podría haber sido posible mi libro. Está todo muy enraizado.
-También hay una “naturalización” de una seguridad egoísta. “Protéjanme a mi y al otro que lo maten”.
-Los medios hegemónicos crean un “sentido común” que apunta a establecer este tipo de conductas. El egoísmo está muy presente en el neoliberalismo, que está centrado en la satisfacción de los proyectos personales, deslindando cualquier proyecto colectivo.
-¿Crees que en algún momento habrá una policía que no sea corrupta?
– No sé…(piensa y rie)
-Te tengo que hacer esta pregunta….
-Depende de lo que la sociedad y el Estado sean capaces de construir. No soy un técnico pero sería lo mejor.
-Te cambio la pregunta. ¿Interesa una policía que no sea corrupta?
– Mirá, Cioran –a quien me encanta citar- afirmaba que “todas las policías son de derecha” y “tienen una posición represiva”. Más allá de esto, creo que las policías son el reflejo de la sociedad en que vivimos. Si vivimos en una sociedad volcada al consumo, a proyectos individuales, que el otro no existe, la policía va a ser eso.
-Me estas tirando el título de la nota, “la policía es el reflejo de la sociedad”.
-Y si…
Periodistas y redes sociales
-Al día de hoy, ¿crees que hay periodistas especializados en la materia o son más comentaristas?
– Todavía hay periodistas serios, otros que no lo son, al servicio de causas por demás deplorables. Hay periodistas serios. Igualmente, no existe más la sección “policiales”. Fue “seguridad” y ahora es “sociedad”. Fijate lo que pasa en Clarín al respecto, donde aparecen todos los casos respectivos a lo policial. Después está el show con la replicación de una noticia. Esto es parte del sistema, el montar la nota. Es un poco lo que está pasando ahora con el caso de Fernando Baez Sosa, con Burlando haciendo un show y los medios creando un sentido común. Quizás sea feo decirlo, pero parece ser que, si no hay cadena perpetua para los ocho rugbiers, no hay justicia. Es muy difícil luchar contra eso.
-¿No sería esa la función del periodista?
-El periodista debe investigar, pero no ejerce justicia.
-El tema es cuando el periodista investiga y choca contra el “sentido común” de la gente.
– Eso es toda una construcción de poder mediático. Podés mostrar y visibilizar lo que investigaste, pero nunca sabes bien hasta donde llega y como cala en la sociedad. Por ejemplo, escribo un libro en una editorial independiente donde investigo y denuncio, pero la editorial tiene una tirada limitada. Entonces, ¿cómo haces para plantarte sobre el poder mediático de Clarín/TN que está en todos lados?
– ¿Cómo ves el rol de las redes sociales en torno a la información?
-Están creadas para propagar información. Lo que uno tiene que preguntarse es si la información es la verdad. Creo que no. Una cosa es la información y otra la verdad. En realidad, lo que crean las redes sociales son grandes enjambres donde, a veces, se nuclea y centraliza cierta información que, en ocasiones es real y otras mentiras. Pero no se construye la verdad desde ahí, solo se construye “sentido común”. Byung Chul-Han habla de esto con su idea de “infomatas”, un ser ligado totalmente a las redes sociales recibiendo información todo el tiempo. ¿La información es la verdad? Creo que no. Es solo información.
-Si no eras periodista, ¿qué hubiera sido de tu vida?
– No sé, aunque soy escritor de origen. Creo que el ejercer el periodismo tuvo que ver con lo que quise hacer siempre, escribir, mostrar y visibilizar ciertas cosas. La praxis te va llevando
– ¿Tenes modelos dentro del periodismo?
-Muchos, en general de la vieja escuela. Ahora hay grandes maestros como Ragendorfer, Adriana Meyer, Irina Hauser.
-Si por este bar, entrase el Eduardo de 19 años, ¿qué le dirías?
– “¿Qué haces? ¿Cómo estás?”
– ¿Le darías algún consejo o recomendación?
– No. Que haga lo que quiera, tal como terminé haciendo siempre.
Martes 14 de febrero. “La gorra. Prontuario de la Policía de la Ciudad” (Editorial Ciccus) en Casa Cultural Pepa Noia. Brasil 444. A las 18.30 h.