Leonardo Mensi: “El paciente tiene que ser parte del tratamiento”.

La salud, la capacitación de los profesionales y las particularidades de los pacientes son todo un mundo en sí mismo. Más aún en tiempos de posverdad donde los saberes quedan en tela de juicio, dando pie a variadas y disparatadas ideas e interpretaciones. El reconocido kinesiólogo y docente Leonardo Mensi analiza el comportamiento de los galenos y de quienes requieren sus servicios, así como de los alumnos, abriendo interrogantes que ameritan una profunda reflexión y debate.

Fotos: Cecilia Inés Villarreal

– Leo, ¿cuál es la función del kinesiólogo?

-¡Qué buena pregunta!. Es una persona que estudió una carrera universitaria de cinco años, más el CBC en la UBA. Su función es la rehabilitación y la recuperación de lo que sea, ¿no?. Ahí, en ese “lo que sea”, hay que sacar un par de cosas como lo fonoaudiológico -que no nos toca-, pero todo lo que es músculo esquelético motor -ya sea de origen neurológico, una lesión muscular, un esguince o una fractura, etcétera-, nos compete. Después, la función que nadie conoce es -que se dio mucho en la pandemia- la recuperación o el mantenimiento de la vía aérea en la gente que está en terapia intensiva. Eso se hace mucho. De hecho, creo que hoy es lo más rentable para un kinesiólogo.

-¿Si?

-Si. Igual, es poco. Lo que pasó fue que se depreció mucho lo que se gana en traumatología, en neurológico, que incluye, por ejemplo, hemiplejía, Parkinson y ELA («Esclerosis Lateral Amitrófica», enfermedad que tiene Esteban Bullrich). Hace muchos años que el kine labura en terapia intensiva acá en Argentina y en otros países, no. Y con mejor ingreso. Hacer una guardia en una terapia intensiva te da mucho más ingreso que trabajar en un consultorio

– Al día de hoy la medicina, sígue siendo un servicio como se la presentaba en otros tiempos…

– ¿A qué te referís? Por definición, es un servicio.

-Sí, pero me parece que el día de hoy, es más un comercio que otra cosa.

– ¡Pero si! De hecho, ese fue el título de la nota anterior hace como 10 años. Eso no ha cambiado.

-¿Se potenció?

– Por supuesto. Muchas veces, veo a este señor representante de las prepagas de la Cámara Argentina de prepaga, (“GB”) que siempre se queja de que están «en crisis», que «esto y lo otro», pero la variable de ajuste siempre es la misma: nosotros. O sea, los aumentos al afiliado van a la par de la inflación y a veces por arriba. En cambio, lo que se le da a los prestadores nunca, en mis 20 años que tengo recibido, se alcanzó a la inflación. Jamás. Siempre es menos. En un año de 100% de inflación, a los prestadores nos suben 50 y al año siguiente lo mismo. Hay otras variables de ajuste pero la verdad es que no les importa.

-¿Se puede salir del laberinto de las prepagas?

– No sé, pero que hay una resistencia gigantesca. Hace un tiempo, la ex vicepresidenta quiso impulsar un proyecto de reforma del sistema de salud, etc, pero se cajoneó desde el minuto uno. No hay manera de que sea viable ya que es un negocio muy grande.

-Por un lado, tenemos este proyecto que se cajoneó pero a los beneficarios de esto, el colectivo denominado “pacientes”, ¿lo ves con un ánimo real de querer cambiar el statu quo? ¿O hay algo de “status de clase” en tanto “quiero seguir perteneciendo y pagándole a una prepaga.

-Por más que quieran o no, está cada vez más difícil pertenecer a una prepaga. Hace muchos años que me cambié de este sistema. Llegó un punto que empecé a comparar las prestaciones de la obra social que daba la Universidad y la prepaga y no había ninguna diferencia. ¿Por qué voy a pagarle una empresa privada cuando, desde mi sueldo, me descuentan algo que va hacia un servicio que es igual o mejor que una prepaga muy conocida? Esto está pasando cada vez más. Casi no hay diferencia y no porque hayan mejorado las obras sociales, sino porque empeoró mucho el servicio de las prepagas. Para un prestador, a veces te conviene mucho más atender una ART que atender OSDE o una obra social porque el pago, a veces, tiene retraso.

-¿Cambió esa imagen tipo «McDonald’s» que hay de los centros de kinesiología en que se despachan pacientes a los que -parece- se les hace a todos el mismo tratamiento?

– Como bien sabes, soy docente y sé lo que se les da en las universidades, por más que sean algunas de menor valía que otras. En cuanto a lo académico, la formación es intensa. Cinco años de capacitación en que los chicos salen con la idea de cambiar el mundo. “Este es mi año”, “yo voy a ser distinto, voy a trabajar diferente” porque ven este laburo express. Al segundo año, están haciendo todos lo mismo, que es hacer algo mecánico. Una atención centrada en el mercado.

– Entonces…

– Podes hacer que la atención esté centrada en evaluar al paciente -que es lo que te enseña la Universidad- y no la patología. Siempre se dice lo mismo, «se curan enfermos y no enfermedades». Nosotros enseñamos de esa manera. Algo malo es atender una enfermedad. O sea, venís con una tendinitis y son todas las tendinitis iguales. Peor es atender en forma mecanizada y sin ninguna base científica a un montón de gente, una atrás de la otra, sabiendo que tenes un montón de herramientas. Ese chico que anda corriendo y atendiendo ocho pacientes a la vez conectando y desconectando gente, haciendo todo lo mismo, tiene una formación académica muy buena, pero termina haciendo eso porque el mercado se lo pide. Si no lo haces, te pegan un voleo de traste.

– Directamente…

– Y si…pero siempre va a haber un estudiante que lo haga ya que nadie controla nada. Puede ser un estudiante o un Auxiliar de Kinesiología, que es una carrera que no está avalada por el Ministerio de Salud. O sea, es ilegal pero los contratan igual y hacen el mismo laburo. Ven que ese trabajo es enchufar y desenchufar gente con ese aparato que no sirve para nada llamado Magneto, hacen un masajito y preguntan “¿Qué tan difícil puede ser?. Eso lo hace cualquiera». El paciente ve eso y dice “la verdad, esto lo hace cualquiera”. Ahora vos, como formador, sabes que ese pibe tiene 80.000 herramientas, pero el sistema lo cacheteó, lo durmió, lo domo y ahí quedó.

-Auxilio (no) certificado

-Ahí nombraste al auxiliar de Kinesiología…

-Si. Es una carrera corta. En Argentina, está el problema que el Ministerio de Educación no se pone de acuerdo con el de Salud. Educación dice -y no está mal- que “todos podemos aprender cualquier cosa”. Si vos querés hacer un curso de «Introducción a la cirugía cardiovascular», sólo con el secundario completo, te puede llegar a avalar el curso y dar una matrícula respaldada por el mismo Ministerio. Una Universidad Nacional puede dar un sello diciendo que este curso tiene su aval «siempre y cuando no vayas a operar»…

– El problema es que hay gente que va a operar….

– ¡Claro! Estoy haciendo un ejemplo que, por suerte, no se da pero en Kinesiología pasa eso. Hay un curso de Auxiliar de Kinesiología de tres o cuatro meses que cualquier instituto terciario que anda dando vueltas por ahí, oferta. De hecho, suelen ser de empresas de Atención Domiciliaria las que tienen sus propios institutos. Enseñan cosas básicas del cuidado de pacientes, le dan el título, festejo-festejo y después van a trabajar en forma ilegal. Esto es porque el Ministerio de Salud no los avala. No les da una matrícula para atender pacientes. Están en su derecho de aprender siempre y cuando no atiendan a nadie.

-Ahí está la cuestión….

– Obviamente que, en esos cursos, no te dicen eso. Te dicen que sí, que esto “te permite trabajar con pacientes” y bla blá. Todas las veces que hicimos denuncias, el argumento es el mismo: “Nosotros estamos capacitando a la gente. Tenemos el aval del Ministerio de Educación”. No hay nada legal después. “Si esa persona va y ejerce, bueno yo le enseñé esto como cultura general”.

– Pero si por ejemplo esa persona me atiende a mí…

– Va presa. Es denuncia penal en tanto “ejercicio ilegal de la medicina”.

-Me ganaste de mano porque te iba a preguntar si no había mala praxis…

– Si, pero para que sea «mala praxis», debes tener un título. Caso contrario, pasa a ser “ejercicio ilegal de la medicina” cuando firman con el sello de otra persona, clonado –algo que se hace mucho-. De hecho, Sergio Cassinotti, el ex titular de PAMI y de IOMA en la época macrista avaló mediante una resolución que los auxiliares de Kinesiología pudieran ejercer para IOMA y PAMI.

-¡Ah, bien! Avalando el ejercicio ilegal de la medicina…

-Si, un divino. Se juntaron todas las asociaciones para discutir al respecto. Fue hace un tiempito, en el 2017, pleno macrismo. Uno de los principales argumentos fue que las prácticas debían contar con firma y sello profesional. ¿Con qué firma el auxiliar de kinesiología? ¿Qué hacen muchas empresas de Atención Domiciliaria? Tienen a un kinesiólogo…

– El famoso traidor….

-…que pone su firma y sello y le dan una guita. Entonces aparecen tipos que facturan 800 prestaciones por mes.  No vieron a nadie pero figura en los papeles como si hubieran sido ellos. En realidad, quien los atendió fue un auxiliar. La otra -que me ha pasado- es que me hayan clonado el sello.

-¿Sí?

-Si, pero los agarré justo. Era una empresa uruguaya-argentina de Atención Domiciliaria que queda en la calle Rosario. Trabajé una sola vez allí, por un paciente y cuatro años después, cuando ya no trabajaba con ellos, me llamaron por un problema de las órdenes. “Acá tenemos un problema en lo que nos mandó”. Bueno, amenacé con abogados y me respondieron que “fue un error. Nos confundimos de Leonardo”. Pero a una amiga que le clonaron el sello y tuvo un problema judicial. La citaron a declarar ya que “usted atendió tal persona y pasó algo”. “Pero yo no tenía tal persona como paciente”. Bueno, fue a declarar y la acusadora dijo “esta no es mi kinesióloga”. Ahí se dio cuenta que estaba atendiendo otra persona en nombre de ella.

Los alumnos y los profesionales.

-Estos planteos, sobre los que estamos dialogando, ¿se los haces a tus alumnos?

– Bueno, el principal usurpador de título o el principal intruso en la Kinesiología es el estudiante de kinesiología.

-Cuando les planteas esto, ¿qué dicen?

-Se hacen los boludos. Hay un porcentaje de chicos que arrancaron como auxiliares o masajistas y hacen intervenciones que están reservadas para la incumbencia de kinesiólogo. Apenas arranca la carrera y se les dice todo el marco legal. Se sorprenden de que lo que están haciendo está mal, ¡pero lo siguen haciendo…! Lo hablamos mucho en clase. Cada tanto- ha pasado- se encuentra gente con evidencias claras de que está haciendo ejercicio ilegal y se habla del caso.

– ¿Cuál sería la sanción?

– Nosotros no podemos sancionar nada ya que no tenemos poder de policía. Debe haber una denuncia con pruebas de que hay un ejercicio ilegal de la medicina y éstas tendrían que ser de un paciente atendido porque hubo algún problema y haya quedado descontento. Si pone un cartel que dice más “masoterapia”, no es ilegal. Bueno, el masaje lo puede hacer. No está regulado y lo puede hacer cualquiera sin título. El tema es que puertas adentro no sabemos qué hace. Un masajista no puede tratar patologías. O sea, vos venís con dolor ciatálgico y no te puede decir “te saco el dolor del ciático”. Podes ir para que te relajes porque “tengo una molestia”, “una contractura”, qué se yo, pero si tenés una patología (“me quedé duro”), tiene que agarrar y decir “Tenés que ir una guardia” y entrar por el sistema médico por más que el paciente diga que no. “El masajista me saca todos los dolores”. Ok, está todo muy lindo. Tiene las «manos mágicas» pero, de ahí a que eso sea legal, hay un trecho gigantesco.

– ¿Te pasó descubrir algún alumno haciendo “ejercicio ilegal de la medicina”?

– Si.

-¿Qué hiciste como docente?

– Uno puede tomar dos posturas. Que no apruebe nunca más –algo que me parece injusto-…

– ¿Por qué sería injusto?

– Soy docente y tengo que marcar los contenidos en una materia. Debo abstraerme de todo lo que trae esa persona. Si los contenidos de la materia fueron resueltos correctamente, no tengo ningún elemento para no aprobarlo. Me ha pasado y fue hablar y concientizar. Decirle al alumno que “al momento que vos egreses, te van a pagar dos mangos. ¿Sabes por qué? Porque está lleno de estudiantes que hacen tu trabajo”.

El problema también está en quien lo contrata aunque a veces se mandan solos. En el caso que te digo, al estudiante lo contrató un kinesiólogo muy famoso. Un pirata muy reconocido. Le dijo “yo soy docente de tal universidad” -es mentira- “como docente te digo que esto te sirve para formarte” y que “está muy mal lo que dice la Universidad”. También dijo que no tenía prácticas, algo que no es así ya que la Universidad da mucho espacio para hacerlas. Ahí ves que ese es el speech del que te contrata. “Vení que te ayudo a formarte” aunque, en realidad, te mete pacientes por los que te paga tres pesos.

-Mirá que interesante….! ¿Cómo siguió lo del alumno?

-En este caso, era un chico que estaba en cuarto año. Ya conocía todo el marco legal. Por más que te digan “vení que te formo”, ya sabe que es ilegal. Le dije que “no nos tratara de estúpidos” y que no ponga como argumento que alguien vino de afuera y le dijo algo distinto a lo que le venimos diciendo hace cuatro años.

– Como diría el reconocido filósofo italoamericano Michael Corleone, “no insultes mi inteligencia”.

– ¡Exacto!

-¿Cuál sería la otra opción del docente frente a esta situación?

– Siempre soy partidario del diálogo. Hay que agarrarlo y encararlo, no ser partidario del callarse y después darle con todo en el examen. “Sabemos esto. ¿Vos sabes que es ilegal? La universidad lo sabe al igual que tus compañeros”. Le explico lo que venimos hablando hasta ahora. No se tienen todos los elementos para ejercer y en el último año, de los cinco que consta la carrera, en la universidad en la que estoy, es el más importante ya que integras todos los conocimientos. Muchos alumnos creen que se las saben todas y no es así. No tenes criterio ni estas formado. Estas inmadurísimo. A tu vieja no la vas a mandar a que la mire un alumno de cuarto año, si tuviese un problema motor. Entonces, pensalo.

Somos varios docentes en mi cátedra. En mi caso, sé que a ese alumno no le puedo tomar examen y a los otros colegas kines, no les comento lo que le pasó. De hecho, todas las veces se lo trató como un alumno más. Listo. Yo ya había hablado. Dije lo que tenía que decir.

La búsqueda de los alumnos y los pacientes

-Otra cosa, mariposa pero hablando de alumnos, la pandemia fue un momento que partió aguas en todo a nivel social y demás pero también, surgió cierto terraplanismo sobre el rol de la medicina.

– ¿Te referís a los “antivacuna”? La verdad, por suerte, no. De hecho, en la vuelta a la presencialidad, se exigía las vacunas. Es más, no recuerdo que algún alumno no tenga el calendario de vacunación completo. En nuestro caso, en ese marzo del 2020, planificamos toda la virtualidad y en ese primer cuatrimestre -el más angustioso de todos-, el contacto era permanente. Es más, nos pasamos de rosca y para el segundo cuatrimestre del 2020 vimos que estábamos manteniendo a los pibes demasiado tiempo sentados frente a la computadora. Por eso, bajamos la cantidad de horas y regulamos un poco porque le estamos incendiando el cerebro. 

-¿Qué busca el alumno que entra en la carrera?

– No se sabe. Hago esa pregunta siempre porque me tocan en quinto año, en el que ya casi están pero les falta el último golpe de horno. Arranco la primera clase de cada cuatrimestre con “¿por qué estudiaste kinesiología?”. La gran mayoría, no tenía idea de lo que era la kinesiología. Piensan que es poner un aparatito y hacer masajes. También viene gente del deporte que pensaba que era solo para esa disciplina y lesiones como esguinces. Cuando se anotan, hay un gran desconocimiento. Es como que cualquiera de los que están en este bar, diga que se va a anotar en Kinesiología porque una vez vio un kinesiólogo. Una vez que entran empiezan a conocer sus distintas labores. Ahí tenes gente que se asusta y se va.

-¿Hay mucho de eso?

– Si, si. Se da porque subestiman la carrera. Piensan “¿qué tan difícil puede ser poner un magneto o hacer un masajito?”. Entonces, entran a la carrera pero cuando llegan a Anatomía 1, Anatomía 2 o Biomecánica que son súper intensas, dicen “¿Me tengo que aprender todo esto para conectar un aparatito? ¡Ni en pedo!”.

Después tenés gente que, al revés, se anotó pensando que era algo pequeñito y dicen “¡Mirá! Puedo trabajar en pediatría, neuropediatría, respiratorio pediátrico, adultos neurología y respiratorios de adultos en terapia intensiva o en el post de la terapia intensiva, trabajar en deporte o en traumatología no deportiva. O Gerontología». Hay un montón de ramas. Es demasiado lo que hacemos porque uno se puede recuperar de 80 mil cosas distintas, desde algo cardiovascular hasta neurológico y/o respiratorio. Siempre que hay una recuperación, tenes un kine dando vueltas.

-Recién hablamos de los alumnos; ahora una pregunta sobre los pacientes. ¿Pasa que vayan y le quieran explicar al kine lo que tiene que hacer…?

-Sé a que estas apuntando pero hay que hacer una aclaración. El paciente es dueño de su cuerpo y sabe lo que está pasando. A veces te tira una data sobre las expectativas de lo que le parece que le va a hacer muy bien, Eso hay que escucharlo porque hay un efecto “placebo”, que es el de generar adherencia para el paciente. Si vos te lleva un paciente y te dice «para mí lo mejor es esto” y vos sabes que no le hace mal, pero consideras que hay otras cosas mejores, ¿que haces?

– Uno y uno…

– Claro. Es una negociación permanente. Si le decís al paciente “No. Lo que me estas diciendo no sirve. Yo voy a hacer esto…”, está perdido porque no viene a la siguiente sesión o no confía en lo que le diagnósticas. El paciente tiene que ser parte del tratamiento.

– ¡Qué grande! ¡Ya tengo el título de la nota!

– El paciente interviene en la toma de decisión del tratamiento. El Dr David Sackett sostenía que “la mejor práctica médica sale de la evidencia científica, o sea, la investigación, de la experiencia personal del médico y de las creencias y valores personales del paciente”. Entonces sale de lo que se investiga, de lo que vos sabés o -crees saber- por tu experiencia y lo que piensa o lo que cree el paciente que le va a hacer bien. De ahí sale la mejor práctica. Hace muy poco, el Dr Erik Meira, paró la mano con esta idea al sostener que “hay que darle más importancia a la investigación científica”. Sí lo pasas por el tamiz de la investigación científica, te salen 20 herramientas, 20 maneras distintas de tratar a alguien. Si a esto, le sumas tu experiencia profesional, de esas 20, habrá 10 que vos te parece que pueden andar con este paciente. Recién ahí le preguntas al paciente al respecto y lo cruzas con esas 10 elegidas. De ahí, sale la mejor práctica del paciente que forma parte siempre del tratamiento.

-Mi consulta era porque se ve bastante que una persona va a requerir un servicio y no se abre a esa ayuda que está pidiendo. Va y dice “Mis principios son estos y lo que vos me vas a dar, quiero que se acomoden a esto”.

– Bueno, eso es arte. Habilidad comunicacional, negociación…

– Por más que venga este paciente diciendo una barbaridad…

– Mirá, es centrar todo en la última parte del embudo. En el pasado, era más cabrón y/o no tenía la cabeza tan abierta a lo que decía el paciente. Venía con algo y le respondía “Bueno, pero acá, se va a hacer esto” y a la segunda sesión, ya no venía. Si viene dos veces, no se termina recuperando el paciente y va a ir a otro kine que hará exactamente lo que él quiera. La idea es atender lo mejor posible y darle las mejores herramientas a quien tenes adelante. Es negociar todo el tiempo. Si vienen con ideas prefijadas muy marcadas, que esto “es malo y lo otro, bueno”, uno trata de ser decir “Está muy bueno. Lo vamos a aplicar. Dejame evaluar tal cosa para ver si podemos encarar también esto otro, que es importante” por esto y esto. En mi caso, trato en general de hablar con una investigación realizada, mostrándole todo al paciente. Hay gente que es abierta y eso le genera un refuerzo positivo.

– Sos bastante teórico al respecto, de tener siempre “el libro” cerca…

-Si, además, soy docente e investigador, pero siempre manteniendo el pensamiento critico. Si trabajas en la ciencia médica y no tenés pensamiento crítico, terminas haciendo una práctica basada en creencias. Entonces, ¿para qué estoy en una universidad? ¿Para qué se hace una carrera científica, de investigación? Para eso, hacete el Curso de Auxiliar de Kinesiología, le tiramos alguna cuestión esotérica, una danza alrededor de ese paciente, a ver qué pasa….

-Pero poniéndome en abogado del diablo, te diría, pero si el paciente te pide eso…

-Es negocio. Volvemos a lo mismo. A ver…los kines no podemos hacer solamente lo que dice la evidencia científica, porque el paciente se aburre. O sea, la evidencia científica en lo que es terapias manuales es muy floja porque el método científico para validar terapias manuales es muy complejo. Imagínate si quiero validar un método en el que hago tal maniobra, a 400 pacientes para ver la mejora y esa maniobra tiene que ser la misma para todos. Tal como si fuera una pastillas en, cuyo caso, es más fácil. Se estima su dosis a partir de cuánto pesas, etc. ¿Cómo haces para validar una terapia manual? ¿Cuánta presión, con qué intensidad se lleva a cabo? Esto, en 400 personas distintas y diferentes operadores. O sea, si el estudio sale bien, es para que esa sola persona sea la que pueda atender a toda la población. ¿Me explico? Entonces, es muy difícil validar una terapia manual. Las usamos porque al paciente le da buen resultado al corto plazo.

-La lupa en los profesionales y las pseudociencias

-Los kinesiólogos, ¿tienen autocrítica?

– ¡No! (risas). Hablando en serio, es como todo. Creo que la autocrítica es fundamental, o sea, la ciencia es crítica. Todo el tiempo hablamos de pensamiento crítico y no criticar al otro…

-…que es diferente…

– sino criticar todo. ¿Cuál es el problema de las pseudociencias? Ahora está lleno y la gente les canta atenderse con éstas o con terapias que no tienen base científica por más que digan que sí. Las pseudociencias no aceptan críticas. Cuando algo está basado en un argumento falso o flojo, el que hace una crítica es un “contra”.

-¡El famoso “Vos sos contra mio”, del Coco Basile!

– Se hace crítica porque porque la ciencia hace crítica todo el tiempo. Sale un artículo en el que aparece una técnica muy buena y al poco tiempo, aparece un artículo criticándolo. Uno tiene que leer los dos y valorar los ambos para tomar la decisión de qué hago, con la cabeza muy abierta. Hago esto, aquello o no lo hago. Está buenísimo que tener capacidad de análisis. Siempre digo que el síntoma de muerte cerebral es la falta de autocrítica de quién se recibió hace 20 años y hace lo mismo…

– ¡Está lleno, y en todas las esferas!

– Si seguís haciendo lo mismo hace 20 años, con todo lo que avanzó la ciencia, sos un idiota. Ergo, la autocrítica pasa por ahí. Miro al Leo de hace cinco años, de cómo atendía a los pacientes y no tiene nada que ver con el de ahora. Veo cosas que hice y no puede ser pero, en ese momento, era la evidencia disponible. La medicina va mutando y mejorándose. Todo paradigma que cambia, viene para mejorar al anterior. Si me baso en lo que pasa con ciertas disciplinas, basadas en un paradigma de mediados del siglo XIX, nadie critica nada. Ahí tenemos un gran problema. No digo que no sirvan, pero carecen de autocrítica. Si uno sale y dice “para mí, tal disciplina es esto”, te responden “¿Eh? ¡Pero claro, no se puede hacer nada porque ustedes, los de la ciencia…!”.

– ¡Se enojan….!

-Lo que nosotros pedimos es que se usen las herramientas con criterio y que no se digan cosas que se hacen cuando no pasan.

-¿Por ejemplo…?

-Uno con las manos no puede censar si una vértebra está girada o no. No se puede saber si hay una víscera o el hígado está rotado o si tenés un ovario más adelante que el otro. Esto lo he escuchado y me parece horroroso.

– ¿Cómo es eso?

– Una paciente con dolor lumbar… Un kinesiólogo le dijo que le había palpado el ovario del lado derecho y estaba un poco más adelantado que el izquierdo. Eso le daba el dolor lumbar y que él, con las manos, «se lo había acomodado». Eso genera muchas cosas en el paciente. Primero, la sensación de fragilidad. Si se me gira el ovario o la vértebra, mi columna es frágil. “A cada cosa que hago, se me gira”. Esto inhibe a la persona de hacer actividades deportivas o de lo que te guste hacer. Siente un pequeño dolor y piensa “se me está girando la vértebra”. Ahí, llama al toque, al “desgirador” de vértebras, que es el único que te la puede acomodar.

-Raro…

– Veamos algunas cuestiones. No hay un solo estudio que haya podido comprobar que, primero, haya vértebras giradas y segundo, que la puedas acomodar con la mano. Es una locura, un delirio de masas increíble, pero genera un buen negocio y una gran entrada de dinero. Los profesionales que hacen ese tipo de trabajo, te cobran hoy en día, 15 lucas la consulta.

– ¡¿Cuánto?!

– Entre 10 y 15 mil pesos, depende la zona. Como es una maniobra corta, en que te acomoda lo que se desacomodó, la consulta es de 20 minutos. Es, prácticamente, una luca por minuto. Un paciente te dice “Voy a tal profesional” y pagan 15 lucas, pero si le decís de un kinesiólogo con buena formación, que te cobra 8, te responde “y vos, ¿qué haces además de ser kinesiólogo?”. Entonces, deciden optar por esas disciplinas a las que aludí.

-Entiendo…

– Es más, hay gente que trabaja muy bien, que hizo el posgrado en esas formaciones, y las utiliza con criterio. O sea, el mensaje que le llega al paciente sobre lo que está haciendo es sano. Si le decís que se le giran las vértebras, sin ninguna base… Mirá, conozco el caso de un paciente que tenía dolor de hombro y le dijeron que era porque comía harina. Le habían palpado el hígado y notaron que estaba más gordito. Entonces, ese era el motivo por el que le dolía el hombro. O sea, fue porque le dolía el hombro, le acomodaron el hígado y le dijeron que no coma más harinas….

-¡Un delirio!

– Exacto…desde todo punto de vista pero a la gente le gusta creer. Volviendo al tema “mercado”, ¿por qué se venden más antiinflamatorios ahora que el año pasado y que el anterior y el anterior…? Porque a la gente no le puede doler nada. Tenes que esta «apto», todo el tiempo. Si te duele algo, se te tiene ir al toque.

-Sino….sos un inútil…

-Claro…no servis para nada y tenes que estar bien siempre. No hay tolerancia al dolor… Es más, está mal visto. Tenes que seguir porque hay que hacer CrossFit, o seguir laburando porque no llegas a fin de mes…

-O estar flaquito/a

-Si si. Además, la gente quiere una solución ya, para “ahora”. ¿Cuál es mi principal núcleo de pacientes? Aquellos que probaron todos los “ahora” y les fue mal. “Probé esto, esto y aquello”. “Entonces, ¿por qué crees que fallaste?”. “Por esto, esto y esto. Bueno, fíjate”. La solución no iba por ahí. Si vos querés algo que tenés desde hace mucho tiempo con una solución en 40 segundos, con un clic es imposible. No existe. Por eso, de acá en adelante, nos sentamos y planificamos una estrategia con el paciente. Te diría que soy un planificador de rehabilitación. O sea, de acá en adelante, si vos haces esto, esto y esto -acorde a lo que pueda hacer el paciente-

– Tenes algo de psicólogo en tu relación con el paciente…Más que nada, por cómo viene cada uno de estos pacientes que me estás diciendo.

– Hay algo de eso. Igual, no somos psicólogos ya que sería una usurpación de título pero sí. Es hablar todo el tiempo con los pacientes que, además, son todos distintos. Viene otro de tu misma edad y sexo, que desarrolla la misma actividad física con una tendinopatía rotuliana –que es como se le dice ahora a la tendinitis- y los tratamientos son totalmente distintos. Nunca sé qué voy a hacer con él, a simple vista. Siempre cuento lo mismo una vez de cuando trabajaba acá en Floresta con un paciente que le dolía el cuello y lo solucione poniéndolo correr en la cinta. Hablando con él, me di cuenta que era una persona muy frustrada. Lo dejé hablar y me contó que antes hacía mucha actividad física pero que ahora estaba “todo duro”. Dejó de hacer muchas cosas por el trabajo y porque la pareja lo tenía un poco….

-¿”Contenido”?

– Si, por llamarlo de alguna manera. Entonces, le pregunté “tenés 10 sesiones de kinesiología, ¿qué hacías antes?” y respondió que le gustaría salir a correr. “Ok, acá hay una cinta. Venite con la ropa que ya tenes armado tu espacio”. Vino, corrió y empezó con los ejercicios de fuerza abdominales. A la segunda sesión, se le fue el dolor del cuello que tenía desde hace muchísimo tiempo. En realidad, era otra cosa. El paciente necesitaba volver a hacer actividad física. En este caso, hubo un beneficio en salud física, pero más que nada, mental ya que debía “descargar” de alguna manera.

– Te hago las dos últimas. ¿Bajó la cantidad de alumnos en kinesio?

– ¡No! ¡Al revés! Para que te des una idea, te tiró el número porque tuve que hacer un análisis de hace tres o cuatro años. Cuando empecé la carrera de kinesio en 1997, en aquel momento, tenías dos universidades que daban Kinesiología en el área metropolitana. Eran la Universidad de Buenos Aires y la Universidad del Salvador.

– ¿La USAL? Mirá vos…

– Si, y en el interior tenías la Universidad Nacional de Córdoba y alguna más que ahora no recuerdo. Creo que la Universidad Nacional del Nordeste que está en Corrientes. En este momento hay 56 lugares diferentes donde podés estudiar kinesiología en todo el país. Digo lugares diferentes porque hay universidades que tienen como cuatro anexos en varias localidades. El número es entre privadas y nacionales. También se incluye a la Universidad Nacional de La Matanza, de Hurlingham “la Jaureche”, la Universidad Nacional de Viedma, la de Tucumán, del nordeste. Universidades privadas tenés una buena cantidad.

– Disciplinas como el ballet, ¿deberían tener alguna formación en kinesiología por su relación con los ejercicios en barra?

– Primero que nada, debe tener una formación seria en su propia disciplina. Hago un paralelismo con el fútbol, porque ahí estoy más cómodo. El preparador físico de fútbol, en teoría, es un tipo que tiene una carrera hecha. Lo formaron para eso, hizo un posgrado en preparación física porque en general son profe de educación física que después hicieron un posgrado para ese deporte donde le dan todas las herramientas para entrenar y dentro de todo, que no se lesione el entrenando. Lo mismo para el profesor de danza.

-¿Y los personal trainers, que te indican los ejercicios de fuerza?

– En general, no tienen ningún título. Eso es otro mundo que es peligrosísimo. Primero que nada, el “CrossFit” es una marca registrada.

-Como los chicles…

– Exacto. Para usar la palabra “crossfit”, tenes que pagar. Lo mismo si queres tener el instructorado de ellos. Este tipo de capacitaciones son bastante magras. Tenés gente que se da cuenta que es malo y profundiza con alguna capacitación. En teoría, si tengo un lugar en el que se da Crossfit, debo garantizar que ese instructor tenga la formación correspondiente. Soy fundamentalista de esto. Cuando hay una lesión o alguien con alguna dolencia, ese instructor, profe de danza o preparador físico tiene que consultar al que sabe que, en primera instancia, es el traumatólogo. Es el que diagnostica y lo va a mandar al kinesiólogo, si es necesario. ¿Qué es lo que pasa? No avisan y creen saber cómo se manejan las lesiones. Por ejemplo, y clásico de danzas, la tendinopatía. Tiene muchas tendinitis, ¿no? Las trabajan elongando. Hoy en día, se sabe que la elongación, en casi todos los tendones, está contraindicada.

-El tema de los calambres en la planta del pie…

-Si tenes un cuerpo de danza de 15 bailarinas y todas o varias tienen contracturas en la planta del pie, tenés que hacer una autocrítica de que estuviste haciendo para que pase eso. Si hay una o dos personas que tienen ese problema, hay algo que está pasando con esas dos personas que requieren algún tipo de atención.

Soy fundamentalista del laburo en conjunto. Cada vez que me derivan un paciente deportista para atenderlo, agarro el teléfono y me pongo a hablar con el preparador físico por varias razones. Primero, porque se genera un vínculo que está muy bueno. Soy yo quien está preparando a alguien para que retorne a hacer la actividad con esa persona y está bueno, que ésta sepa cómo es el cuadro clínico. Que es lo que tiene que hacer. Segundo, para que pueda aprender el entrenamiento de ese deporte.

– O sea, ganan todos…

– Si, ya que yo aprendo y el preparador físico aprende el manejo de una lesión. Es educar y educarnos mutuamente. Esto siempre fracasa cuando el que está en ese lugar se corta solo sin tener conocimiento. O sea, que hayas tenido, como profe de danza dos chicas, con un problema y una lo solucionó de tal forma, no significa que se soluciona de la misma manera a todas. Ese es un pensamiento muy común. “Ya lo tuve y ya lo arreglé”.

-Es como las dietas…

– ¡Si! Es hacer pasar una intervención en una creencia, no en una evidencia científica. Algo que a mí me parece que pasó y lo extrapolo a todo el mundo. Es como si a mí me doliera la rodilla, y me lo solucionan con tal receta. Entonces llegaban pacientes y les digo “tienen que hacer esto porque a mí me anduvo”. Si a vos te anduvo, no es garantía que a mi me vaya bien. Hay que evaluar y buscar todas las variables posibles para saber por qué le duele la rodilla.

– La última, como docente, ¿como ves para los próximos años, la implementación de vouchers para el ingreso a la universidad y distintas formas de enseñanza?

– No tengo idea. El problema es que uno tiene que comer de esto. Trabajo un montón en la universidad ya sea en docencia, investigación y extensión universitaria. El sueldo no es tan acorde a lo que trabajo. Para que te des una idea, acá en Argentina, ser docente es menos rentable que atender un consultorio. Si la misma cantidad de horas las dedicase al consultorio ganaría más. En cambio, en Chile -que no es un ejemplo de país para nada-, un profesor de una universidad prestigiosa -como la que estoy yo ahora-, gana cuatro veces más de lo que ganaría si tuviera un consultorio.

O sea, que estamos en un límite inferior. Si a futuro, en este 2024 se perfora ese límite inferior, hay que analizar. Los docentes tenemos que vivir de algo. Hay que analizar si se sigue o no, si se limita la cantidad de horas como para sacarme el gusto de la docencia -es lo que hago y lo que más me gusta-, si se puede seguir investigando en tanto ésta requiere un financiamiento mínimo. Caso contrario, no podremos investigar investigamos ni publicar. Hay que analizar como viene todo. No saco conclusiones hasta que no vea que pasa, que va sucediendo.

-Ahora ¿como estamos?

– En un límite inferior. Estamos ahí abajito y este año fue tremendo. Como nos pasó a todos, el poder adquisitivo se fue a la mierda y ya estamos buscando alternativas. Si el año que viene para nosotros es así, bueno….Pasa lo que pasa en las universidades privadas. Hoy en día, es muchísimo más justo y sin ganar demasiado, trabajar en una universidad pública que en una privada. Estas en “blanco”, tenes obra social, aguinaldo y el sueldo por hora es incluso más alto las privadas. Entonces, ¿qué hacen las privadas? Contratan al docente que pueden, no al que quieren.

-Ahí se desbalancea todo…

– Por eso, la formación a veces es buena a veces es mala, pero no es la que sería la óptima. En ese caso, una universidad pública pasaría al mismo régimen. Estaría el docente que pueda y no, el que quiere. Tengo 20 años de docente y claro, veo una oportunidad de ejercer la docencia en otro ámbito y que pueda…no te digo comprarme un auto sino comer, voy al lugar donde pueda comer. Así de sencillo. La verdad, estamos en ese límite inferior y da un poco de miedo esta situación.

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