Lisandro Rodríguez: Toma la palabra

El pasado 29 de julio, consultado por el diario La Nación sobre los motivos por los cuales no había obras del interior seleccionadas para el Festival Internacional de Buenos Aires, su director, Federico Irazábal dijo “Entiendo los cuestionamientos, pero son criterios. Y no hay montajes del interior porque le pedí al comité curatorial que eligiera lo mejor”. El malestar fue inmediato. Quien tomó la posta para defender tanto a Irazábal como la selección de las obras fue Lisandro Rodríguez, uno de los curadores convocados. En una charla seria y distendida, con tres pavas de mate de por medio, Rodríguez respondió cada uno de los cuestionamientos realizados.

Advertencia previa: Esta entrevista responde a los cánones periodísticos. Refleja lo dicho por el entrevistado que se condice con su pensamiento. Lo especificamos antes que haya algún tipo de reclamo para que tengamos en cuenta su pensamiento y no lo que dice…

-Estamos con Lisandro Rodríguez. Va a salir tanto su palabra como su pensamiento. No voy a tener que interpretarte más allá de lo que dígas

– No, no. Va a salir lo que yo diga (risas). Te decía recién, cuando Federico Irazábal me llamó para hacer de jurado, curador, etc. De hecho era un problema. Decíamos “¿Cómo nos ponemos?”. En un punto éramos artistas que estamos eligiendo a colegas, compañeros. Me parece que está bueno que cambie el paradigma de quienes eligen, sea gente que está en el medio, que conoce y ve obras. Que la posta, al año siguiente, la tome otra gente. Abrirse a ese juego. Un desafío interesante más allá que es un trabajo pago. Eso no me convierte en un funcionario público de la gestión macrista ni en empleado de Irazábal.

-Se esbozó eso.

– Si. No me voy a enojar con lo que la gente esboza, escupe o saca chapa. Estoy tratando de hacer ver como eso, lo podemos pensar entre todos como forma del lenguaje. Como se articula con un pensamiento. No me siento funcionario ni tuve presiones en seguir una determinada línea. Tuve absoluta libertad para trabajar. Con Federico no chequeamos ni le preguntamos nada. Nos dijo “Elijan lo que quieran. Dentro de las obras que mandaron, elijan lo que quieran”. Si queríamos presentar diez obras de Quilmes, La Plata o Tucumán, lo podíamos hacer. En ese sentido, trabajamos sin ningún tipo de presión. Cuando vimos la lista dijimos “¡Qué bueno que hay cinco obras de danza! Es muy difícil con 650 obras. Se va armando criterios de formas de ver. Si uno manda una obra a un concurso (algo que hice), sé que voy a ser juzgado bajo ese criterio. No puedo estar pensando que va a tener el mismo efecto una obra que se manda en video que otra que puede ver en vivo el jurado o el equipo seleccionador. Frente a eso, uno se expone a la mirada de un tercero. Obviamente, pienso que, cuando uno manda una obra a un concurso, se mira al jurado.

-Eso es cierto.

– “¿Quien está? Uh, a este no le va a gustar”. Pero, ¿eso significa que la obra es mala? No. Incluso cuando alguien viene a ver lo que hago, puede ser que no le guste. Se puede confirmar esto pero también está la sorpresa que le haya gustado. Me parece que, en ese juego, poner en términos tan absoluto al concurso, al cómo se selecciona, es un poco engañoso para todos. Es como si fuera “una cosa o la otra”, “esto o lo otro”. Nos pasó que Bartís no había quedado en la selección. Decís que todos corren con la misma lógica, se los evalúa por igual y tienen las mismas chances. Pero en el momento de llegar el nombre de Bartís…es Bartís. ¿Influye en una selección que sea Bartís el que uno esté evaluando? Un tipo con semejante trayectoria. Resulta increíble que ahora haya que aclarar todo en cada momento.

-Muy cierto. Es lo que estás diciendo, no lo que estas pensando….

-Estoy diciendo lo que pienso. Igual hay una frase de un amigo que siempre digo y es “La casa se reserva el derecho de contradicción”. Es muy buena y la uso no para atajarme ni relativizar sino que uno empieza a tener sus contradicciones. Uno va armando su pensamiento, sobre todo en un trabajo. Hablo a través de mis puestas pero también el trabajo es hablar con un periodista o dar a conocer las obras. Eso también empieza ser parte del lenguaje del material. Uno tiene que estar atento a ver como expresa lo que piensa y no estar atento a no decir lo que piensa, que es lo que hacen otras personas.

-Por eso es el lío que se armó con lo que dijo Irazabal, lo que no dijo o piensa. ¿Te sorprendió eso?

– ¿A quien le importa lo que pienso yo de lo que piensa Irazabal?

-Fue la defensa esbozada al respecto…

– Si. Las defensas y discusiones en Facebook…Es una plataforma sumamente interesante Facebook. Uso mucho esa plataforma. Creo que, habiendo sido seleccionado jurado/curador, o como se llame, del FIBA y del INT, este año, siento una gran crisis del lenguaje. Facebook es una plataforma donde la gente encuentra modos muchos más pregnantes para expresarse que en el teatro. Ves y decís “¡Mirá todo lo que pensabas!”. ¡Qué lastima que algo de ese pensamiento y esa fricción no se pueda ver en el teatro! Es una crisis que nos pasa, a nivel generacional, donde la potencia y la violencia del lenguaje están puestas más en un espacio como Facebook más que en nuestras obras.

-A lo que iba es si te sorprendió esa virulencia…

– No me sorprendió. Si escucho a una persona -sea Irazabal o quien sea-, que dice eso que dice la nota que dijo Irazabal, te salto a la yugular. No solo por lo del interior. Si vos me preguntas “¿Por qué no hay ninguna obra del interior’” y te respondo “porque elegimos lo mejor”, es horrible. Es impresentable que te conteste eso. Es agresivo y discriminatorio. Hay un montón de cosas que se le puede adjudicar a esa frase que no está bueno. Frente a eso, entiendo la lógica reacción de la comunidad teatral del interior, porteña o de donde sea.  Ese final…la frase es una especie de falacia. Cuando Federico nos llama, no sabe que obras se presentaron. Es una trampa del lenguaje.

-Lo planteaba de un lado puramente periodístico. Acaso si lo dijo y se equivocó, ¿no podía pedir disculpas?

–  Es muy difícil eso. Vos no te equivocas por esa frase. Además, para mí, la frase es incoherente en su sintaxis. No tiene lógica. Eso es lo que pienso. Podes estar de acuerdo o no. Después, más allá de mi vínculo con Federico, lo que pienso que piensa él, como participante/seleccionador de obras, es y lo digo “Nunca Federico me dio esa bajada de línea”. Con lo cual, puedo hablar hasta ahí. Eso fue lo que hice y lo dejé claro. Federico nunca me dijo “elegí lo mejor y por lo tanto, excluí las obras del interior”. Podría haber dicho también que “haya obras de CABA y un salpicado de otras regiones”, “tiene que haber cuatro obras de danza, cuatro obras del interior, cuatro del conurbano bonaerense”, “El reglamento permite que se presenten obras de hasta veinte años atrás pero no quiero que sean más allá de hace un año y medio”, “Dentro de las dieciséis obras seleccionadas haya cinco directoras mujeres”. Nunca nos dijo nada de esto.

-Ese fue un tema que salió, que no hay directoras…

– Decile a Maricel Alvarez (N de R, junto a Rodríguez y Luciana Acuña, conformaron el comité curatorial del Festival) que sea elegida no por su obra sino porque es mujer. Ese es un terreno conflictivo. No sé si tengo las herramientas necesarias para hablarlo y atañe a algo mucho más profundo. Es muy reduccionista ponerlo en la selección del FIBA pero también comprendo el reclamo de un montón de personas que entienden la cuestión de cupo como una cuestión política y situacional. Se sabe que no está bueno el cupo pero en este contexto es necesario hacerlo.

-Hubo directoras como Mariela Asensio que se manifestaron al respecto.

– No estoy de acuerdo con Mariela pero entiendo su postura y la respeto. Por eso la escucho. También veo que Mariela dice eso y hay otras mujeres que no quieren saber nada del cupo. También está el cupo para artistas trans ya que no hay artistas trans en el FIBA. Lo que pasó fue que, con esa frase de Federico, es lógico que salte todo por el aire. No me sorprende. Yo estaría saltando pero esta frase tiene una concordancia directa con la programación de la que 1/3 es responsabilidad mía. ¿Por qué no voy a salir a decir lo que pienso sobre el trabajo? Esto se vuelve político pero no porque me vuelva un funcionario público. En este caso, me están llamando para hacer un trabajo específico con un festival que excede al gobierno de turno y un montón de cosas. Tomé el compromiso de hacerlo amorosamente pero no en el sentido que le da Macri o los políticos, sino con el compromiso ético-político-estético con mi trabajo.

-También se criticó la elección de la obra de Mariana Chaud en la que aparece Luciana Acuña.

– Si. Es un tema candente. Lo entiendo y discutamos al respecto. Pero una cosa es decir eso y otra ponerse en ese puterío de programa de chimentos. Está bien que haya saltado la gente pero no estoy pidiendo perdón al respecto. Elegimos la obra con absoluta convicción Maricel y yo. De todos modos, a veces uno peca de ingenuo por estas cosas. Ahí tengo que reconocer cierta ingenuidad en determinadas cuestiones. Puedo mostrar la obra de Mariana y estoy convencido al respecto. La elegimos de ese lugar y Luciana nos dijo “miren que ayudé un poco”. Para nosotros, estaba buenísimo el lenguaje con una conjunción de estética teatral y contemporánea, que nos representaba muy bien a Maricel y a mi. Eso por un lado. Quedó y nunca más hablamos a hablar de la obra. A tal punto, que me olvidé de esa situación…

-Ahora te la recordaron…

– Exacto. Voy a la ficha técnica de Alternativa Teatral donde veo que dice “Coreografía y asesoramiento, Luciana Acuña”. Miro la obra y no siento la mano de Luciana. Tampoco es una obra coreográfica. Entonces digo, ¿qué pesa más ahí? ¿El crédito de una convención? Eso no justifica la elección pero también está bueno empezar a pensar estas convenciones del teatro contemporáneo. La obra es claramente de un ciclo de Invocaciones. Está bien, tiene eso pero no es una obra que dirige ella. Ni siquiera actúa. Me parece una cuestión de clases crediticias. Si ella figuraba como prensa, ¿cabía esta discusión?

-Para mi, sería peor todavía.

– ¿Y la asistencia de dirección?

-Siempre va a estar la discusión si es miembro del jurado.

– Lo estoy pensando en voz alta. Veo que hay cierta verticalidad que engloba un montón de cuestiones. Creo que nos acomodamos mucho a determinadas situaciones (también me incluyo). Estamos en un momento muy sensible.

-Esta selección, con estas características, cae como la cereza del postre de lo que se vive. La gente del interior no se ve representada y parece lo de unitarios y federales. Esto más allá de las calidades…

– Lo de las calidades es sumamente aleatorio. No hace al asunto. Te puedo mostrar las 650 obras y vas a elegir obras diferentes porque te interesa, te convoca o el criterio que vayas armando. Es muy difícil. Para mí, es una discusión inevitable.

-¿Tuvieron algún criterio de selección?

– Lo sentí como un trabajo creativo. Lo viví como un ensayo. Como director, te encontras una vez y tenes un panorama, después otra vez y tenes otro. Vas seleccionando lo que es más particular. Ahí es donde decís “lo mejor”. Es muy reduccionista y elitista así como subjetiva. ¿Quién lo determina?

-El jurado a cargo en ese momento

– Pero ¿cómo podes generar consenso con algo tan subjetivo? Ahí empezamos con los criterios. Maricel Alvarez tiene una línea muy contundente y clara de lo que piensa del teatro. La verdad, aprendí mucho de Maricel y Luciana. La forma de mirar, lo que señalaban, lo que decían. El otro día, hablé con Rubén Sabadini que me decía que se veía que la programación dialogaba con este gobierno. Eso era lo que le hacía más ruido. Sentía que no había espacio para la otredad, que estaba muy cerrado a una estética determinada.

-Por eso decía que la selección del FIBA era la frutilla del postre de este gobierno y de un discurso.

– No me molesta que se ponga en tela de juicio una decisión. Lo que no está bueno es que se tome algo personal y después, que no se discuta al respecto. Con todas las personas con las que me encontré, no hablamos de lenguaje. Hay un gran problema que es el vaciamiento del lenguaje. Cuesta muchísimo hablar de eso.

Pero volviendo a Sabadini, me parecía bien lo que decía. Desde ese lugar, lo podes pegar a este gobierno. Ahí es donde vuelvo a pensar de porqué este gobierno es dueño de determinadas cuestiones. Eso por un lado. Por el otro, vi un montón de obras de las que no conocía a sus integrantes. Gran parte de la comunidad teatral porteña –que muchos son los que están discutiendo y denunciando- no los conoce. No fueron a ver sus obras. Eso es un prejuicio de lenguaje. Ven una pantalla o un tipo haciendo música contemporánea y dicen “Es muy moderno”. Son prejuicios y yo también los tengo. Cuesta porque tengo una formación más clásica teatral pero no puede negar que forma parte de la escena.

-¿Te llamó gente del interior, algún periodista al respecto?

– No. Igual, es todo muy complicado. Uno se expone a esto.

-Tu exposición fue muy importante. Hablaste más que Irazabal por lo que él dijo y que tus dos compañeras del jurado cuando se criticó la selección

– Pero no es eso solamente. Te explico. Maricel no habla en Facebook. En mi caso, suelo hacerlo. Soy consecuente con eso. Para el que no lo hace es como que te diga “venite a jugar al desierto del Sahara” y Facebook es un depositario de bosta. Entonces, hay que estar dispuesto emocionalmente. Es un gran trabajo de salud exponerse a esa situación, que todo el día te estén arrinconando. Con Lucho Bordegaray nos quedamos hasta las tres de la madrugada discutiendo sobre este tema.

También hay algo que pienso que es porqué la gente del interior va a estar interesada en Buenos Aires. La entiendo si, como posibilidad de trabajo.

-¿Y de legitimidad?

– No. La entiendo como trabajo. No me interesa la legitimidad en tanto no me brinde trabajo. Esto lo digo por mí. Trabajo por el cual te pagan, por hacer lo que querés y lo que crees. Desde ese lugar entramos en una discusión en la que hablamos de posibilidades de trabajo. No de otra cosa. Desde ese lugar, hay un reclamo legítimo de cualquier persona, viva en Formosa, Quilmes, Santa Cruz o donde sea.

-El problema es que volvemos en la frase en cuestión.

-Ahí es donde digo que hay una construcción de poder, de creer que estar en determinados lugares te convierte en algo determinado. Por un lado, es cierto, pero es muy paradójico. El teatro independiente se jacta de un montón de cosas y está en una discusión muy berreta. No se habla de lo que se tiene que hablar. Si hablásemos de lenguaje –ponele-, tenes los banners que ponemos en los halls de nuestros teatros para que venga y se saque una foto la famosa de turno, para sacar chapa con esa mierda. Eso lo hacen las salas independientes, con agentes de prensa que ponen carteles con tu apellido en una sala para veinte personas. Es una estupidez. No se habla del trabajo ni se discuten las obras. No tenemos espacio para esto. Entonces cuando aparecen cosas repudiables como esta frase, va todo para ese lado. Es como una pareja, discute y sale todo lo que tenías adentro. “Esta selección es el fiel reflejo de este gobierno”. Entonces digo “Pará la mano”. Empecemos a separar porque no todo es lo mismo. ¿Por qué le vas a dar con un caño a los jurados? ¿Por qué todos creemos que tenemos que sentarnos en el panel de “Intrusos”? Te pueden decir “hablo por medio de las obras que elegí. Después, si querés, “nos sentamos y discutimos”.

-Pero ahí estaría hablando a través de las obras de un tema que no compete como el ser jurado.

– ¿Cómo que no? Mi trabajo es ser jurado y hablo de las obras que elegí.

-Ok, te van a gustar las obras que vos haces dentro de esa línea.

– Es probable pero no hablaría de “gustar”. Tengo este criterio de selección para este festival. Es válido. Te puede gustar o no. No estoy de acuerdo que, porque no hayan salido a hablar, se las critique. Yo salí a hablar y a explicar algo muy concreto. No hace falta que lo vuelvan a explicar. Hablé por mí pero doy cuenta de una situación. Enumeré cada cosa y estoy dando a conocer una explicación respecto a lo que se cuestionaba. Ahí es donde la gente piensa que, porque somos jurados, somos funcionarios públicos y nos pueden decir lo que se les cante. Primero, no soy funcionario público y segundo, no me podes decir lo que se te cante. Tengo una vida, un laburo, vení a preguntarme cosas a una obra pero creer que, públicamente, voy a acusar y hacer un juego retórico para dármelas de inteligente….¡Pará la moto!

-Con la elección de obras de hace unos años, parece que la selección es para programadores extranjeros. No la vieron antes y ahora la pueden ver.

-Entiendo que una parte de las bases estaban abiertas a obras de otros años. Muchos programadores no habían venido y Federico sentía que en esta edición iban a venir muchos más. Por eso, quería darle la oportunidad a obras viejas para que se puedan presentar.

-Voy a poner una imagen fea. Es como un “Mercado libre” de obras.

– No. No lo veo así. Lo que entiendo es que abre (no digo que este de acuerdo) y no hay límite histórico de obras. Se podría haber presentado Bartís con “El pecado” y habría que evaluarla. Lo que sé es que él tenía ese criterio. No sé si está bueno o no. El criterio era ese y como todo, es discutible. ¿Está mal o bien? Es discutible.

-Nuevamente el tema es la explicación. Leo eso respecto de los programadores de afuera, pienso ¿el Festival sería para programadores más que para el público?

– No sé. Creo que el Festival es un espacio donde se ve teatro de distintos lugares del mundo y de nuestro país. Eso representa una sumatoria de obras. Los programadores vienen a una especie de mercado. Las obras son un producto. ¿Crees que no?

-Desearía tener una visión más romántica al respecto…

– Soy super-romantico pero digo una obra como producto. Seguramente, ahí nos meteríamos en un debate mucho más interesante que este que estamos teniendo ahora. Es producto de un ensayo, de un tiempo, de una dedicación. Pero no deja de ser un producto en el que el arte se mueve asi.

-Pero de esa manera, el festival termina más cerca del MICA que de otra cosa

– Es probable. Pero, todo el mundo se muere por viajar!

-Ah ok!

-No lo digo como juicio de valor negativo. Lo que digo es que viajar no solamente es una legitimación, chapa y toda la pelotudez sino que es un espacio concreto de trabajo. Acá hay una puja por espacios de trabajo. Esa es la legitimidad de los reclamos y está bien que sea asi. Cuando hablo de productos, hablo de que las obras seleccionadas son obras que se vuelven productos para determinadas personas que tienen el poder de hacerlas viajar a otros festivales. Moverlas, producirlas, representarlas, lo que sea. Te lo dice alguien que viajó muy poco en relación con otros colegas que produjeron menos cosas que yo o menos visibilidad. No soy una persona de viaje y estuve en los FIBA anterior con obras. Me encantaría hacerlo porque es un lugar de trabajo.

-¿Te arrepentís de esta experiencia como jurado?

– No, para nada. Es más, me gustaría tomar mucha de las cosas que estamos hablando. Es muy complicado. Ahí aparece otro tema que lo dije en las redes sociales que es el cuidar a Federico y a Marcelo. Dentro de esta gestión y con todo lo que conocemos de este gobierno, son dos personas valiosas más allá de las diferencias que podemos tener estéticas o de lenguaje. Son lugares muy difíciles de ocupar, que implican mucha política a la vez que no. Es una zona muy difícil. Se pueden encontrar un montón de cosas que se pueden denunciar, que no están muy visibles, con un trabajo muy de hormiga e interno. Esto lo conocemos muy bien en el INT y sabemos que está enquistado desde hace muchos años.

-Pero nadie lo quiere hacer.

-Me acuerdo que, cuando estaba en ESCENA, decíamos de postularnos para el INT. Todo bien pero es un trabajo muy grande, un dolor de huevos. Ok. Nadie te obliga a agarrar ese hierro caliente pero cuando aparecen personas como Federico o Marcelo Allasino, está bueno. Están haciendo un trabajo muy importante en el INT, dando batalla a una discusión con un montón de herramientas  diferentes de personas que estuvieron. En un punto, subieron la vara de la discusión y abrieron otras zonas. Está bueno poder ver otras cosas.

-Con todo este lio y tomando esto que decis que son personas valiosas, una declaración desafortunada, aclarada a medias, termina conspirando contra las buenas intenciones.

– No hablo de “buenas intenciones” sino de un laburo concreto. Te metes en la página del INT y ves la línea de subsidios, como está diseñada y como podes presentarte. Hay un montón de cosas que faltan. Haría un montón de cosas pero es muy complejo todo. Está todo hermanado a cuestiones que me exceden. Esas discusiones son muy complejas y hay que darlas. Pero no todos están dispuestos a darlas. Entrega su tiempo por un sueldo y su tiempo por eso. Tanto Alasino como Irazabal, como representantes de un equipo de trabajo, son personas que (te gusten o no) entienden el trabajo escénico. Conocen eso. En la medida que vea que hay cosas para adelante, digo que hay que cuidarlos.

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