No obstante, a partir de las diferencias entre ambos se construye una puesta austera y de fuerte contenido histórico. Será el revisionismo histórico, puesto en las voces de los políticos, quien dará su palabra con respecto a situaciones que no quedaron muy claras en las vidas de ambos, como ser las fallidas revoluciones de Alem y el asesinato de Enzo Bordahabere cuando esa bala estaba destinada a De la Torre.
Este revisionismo da cuenta de hechos que no tuvieron que suceder ya sea por impericia propio u oportunismo ajeno pero que ninguno de los personajes se hace cargo más allá de lo necesario. Las acusaciones de cobardía, ceguera política y pertenencia de clase van y vienen entre ambos personajes con un poco de razón en cada una de ellas más allá del chicaneo propio de la puesta.
Mario Alarcón es un Lisandro De la Torre atormentado, dubitativo, con arranques de ira mientras que Juan Vitali da cuerpo a un Alem bien de su época, temperamental e inocente.