Juan Vitali: “El legado de Leandro N. Alem fue firmado con su vida”.

Galán en los 80, ahora personifica a Leandro N. Alem en “Leandro y Lisandro”, una obra que relata un posible encuentro entre Lisandro de la Torre y Alem. Juan Vitali cuenta como es ser un personaje histórico, la televisión actual, la pena de muerte y  la inseguridad.
-¿Cómo surge la posibilidad de hacer “Leandro y Lisandro”?
“Leandro y Lisandro” surge de una convocatoria que me hizo Pacho O’Donnell. Esta es la tercera obra de Pacho en la que trabajo ya que había me había convocado para “El sable”, allá por el 2004, que encaraba el exilio de Juan Manuel de Rosas en Inglaterra. De Rosas, hizo Rodolfo Beban y yo hice de Echeverría. La segunda obra de Pacho que hago es “Van Gogh” y allí elegí hacer a Theo. Ahora, meterse en la piel de Leandro N. Alem es como esos laberintos que proporcionan los dramaturgos. Pacho elige dos personajes que dejaron una huella muy particular en la historia argentina, que además, decidieron quitarse la vida. Entre los dos hay compinchería por momentos y de enfrentamiento en otros. Se sacan los trapos al sol pero con mutua admiración. De la Torre lo trae a Alem cuando esta por suicidarse para que lo ayude a decidirse. Son personalidades con un legado muy fuerte en la política argentina, que han firmado con su sangre, con su vida.
– ¿Y el meterse en la piel de Leandro N. Alem?
– Y…son esos laberintos que proporcionan los dramaturgos, viste? Evidentemente, Pacho elige dos personajes que dejaron una huella muy particular en la historia argentina, que además, decidieron quitarse la vida. Por lo tanto, es un doble o triple riesgo que encarás cuando te metés con semejantes tipachos. Son personalidades que han caminado por este país, que han estado y hay escritos, con un legado muy fuerte en la política argentino. Han hecho una denuncia que han firmado con su sangre, con su vida. Son denuncias bravas las que hicieron.
– Están presentando la obra en las escuelas….
– Es una experiencia muy interesante por la que hago votos porque siga ocurriendo. Me apasiona andar de gira porque hay salas que son hermosísimas. La recepción fue muy fuerte.  Los pibes no saben quienes son estos tipos, que no son ni San Martín, ni Belgrano, que tuvieron mucha prensa. Creo que la obra les va a interesar ya que es un material que tienen que transitar y además, les traen el teatro a la escuela. De chico, fui un pésimo alumno de historia. Zafaba con la nota para no irme a marzo. Me hubiese encantado que me ayudaran a comprender la historia.  Mucho de lo que he aprendido fue gracias al teatro.  Fueron dos pero estuvieron muy fuertes. Los pibes no saben quienes son estos tipos, que no son ni San Martín, ni Belgrano, que tuvieron mucha prensa pero creo que va a ir muy bien en las escuelas. Al respecto, no puedo dejar de impactarme cuando veo el nombre de las calles. Para muchos, es solo una calle y no tenían la menor idea de quien era. El otro día fui a hacer un trámite a San Isidro y me encontré con la calle Leandro N. Alem y a una de las colectoras, le pusieron Lisandro de la Torre. Vivo en Don Torcuato y hay una arteria muy importante, que bordea el Hindú Club, que es Leandro N Alem y se encuentra con Campos, apellido del general que lo traicionó a Alem –en la obra, Pacho lo nombra- por no sacar las tropas a tiempo porque no tenía municiones. Lisandro le hace mención a esta situación y Leandro no puede creer que Campos lo haya traicionado de esa manera. Lisandro le pregunta si no sabía que estuvo horas reunido con sus enemigos y si no sabía que esto podía pasar, a lo que le responde “¿Cómo puede ser que, en nuestro país, las buenas intenciones estén emparentadas con la ingenuidad?”. Un tema que siempre se le reprocha a los radicales, que son ingenuos. Otro caso es cuando Lisandro se bate a duelo con Yrigoyen. Este tiene una actitud de avanzada porque no era buen esgrimista. Entró con una tempestad de sablazos y lo embocó, provocándole una cicatriz que lo va a acompañar por el resto de sus días. Asi, Leandro dice “Lo que usted me está contando con respecto al duelo, y la actitud que tuvo Yrigoyen, que le importó tres bledos las reglas de la esgrima, es lo mismo que nos pasó a usted y a mí en la política. Nosotros creímos que los demás iban a respetar las reglas de la República”. 

– ¿Qué opinión tenés de la televisión de hoy en día? 
– Hoy en día, los empresarios siguen apostando a determinados contenidos que les dan resultado porque la gente los mira. Entonces, ¿quién es responsable? ¿El público que mira eso?, ¿los productores que hacen lo que el público les pide? ¿Quién se juega a cambiar y a llevar algo de contenido? Se produce en Canal 11 una novela con un buen nivel actoral y un buen libro y no mide lo que se esperaba. Esto desalienta a la producción porque se llegó a que el mercado televisivo quede reducido únicamente a nuestro país. Lo que se vende afuera es solamente el formato; en cambio, Colombia, Venezuela, México o Brasil te venden el producto con valor agregado. Ahora, de productos de excelente nivel como “Simuladores”, se vende solo el formato. La industria del contenido de ficción está pasando peor momento que en el 2000 cuando se había generado el “somos actores, queremos actuar”. Se va a abrir mucho el juego con la televisión digital. Va a haber más producciones ya que se están conformando con nuevos equipos de trabajo. Se está hablando con actores para ver que haya una ley por un criterio equilibrado en la industria de la ficción y su protección porque tanto los actores, directores y técnicos, quedamos fuera del 60% de la producción nacional.
-Hace un tiempo, sufriste una situación muy fea de inseguridad. ¿Cómo ves el debate que hay con respecto a la inseguridad?
Hay que ir a las causas de la inseguridad. Está bien que se aumente el control y que haya más patrulleros pero es una medida de emergencia. Ok, pongamos patrulleros pero no vas a la causa. Entonces ¿quién toma la decisión política de ir a la causa, de ir a las villas miseria o barrios a estar con la inversión artística, cultural y educativa que es necesaria en este momento? Es un tema que lleva un trabajo de paciencia, perseverancia y convicción porque es un gran número de medidas que debes articular. Generar una cultura de trabajo en una sociedad que ha sido golpeada como la nuestra, es muy difícil. Hay que definir prioridades y efectivizar un acuerdo social, que requiere mucho de los empresarios sensibles e inteligentes junto con los funcionarios y un fuerte control popular. Estamos hablando de quienes tienen mayores posibilidades para asumir una actitud solidaria. El Estado y los que nos están conduciendo deben  cuadruplicar inteligencia, sensibilidad y acción concreta.
– ¿Te sorprendió que muchas de las caras visibles del espectáculo sean partidarias de la pena de muerte?
– Ahora que me lo preguntás, me debo haber sentido dolido con que muchas de las cabezas visibles del espectáculo se hayan mostrado partidarias de la pena de muerte. No creo que esa sea la solución pero tampoco voy a juzgar a aquellos a los que adhieren porque sino entramos en un cuadro de violencia y discusión del cual, no se saldría y hay que evitarlas. Parece que atender las causas de la inseguridad  implica apagar el incendio con cualquier cosa y asi vale todo. “Hay que matarlos a todos” o “prendan fuego a las villas”. Eso no se me ocurrió ni siquiera cuando me enfrenté a  un ladrón, de considerar que había que matarlo o prenderle fuego al lugar donde vivía. No lo sentí así lo cual esto no significa que no me produzca una profunda tristeza y sea un recuerdo difícil de sobrellevar.

-Si, seguro…
– Ahora, el tema pasa por lo que cada uno hace y  no da para charlatanear. No hay que perder la fe ni la esperanza aunque parece que perdimos la confianza entre nosotros. Tenemos que pagar peaje para recuperar esa confianza. Bueno, hablando de peaje, eso es un terrible afano. Un robo total que lo permitimos porque somos cobardes. Tendría que haber un movimiento acorde a lo que nos están robando. Tendríamos que hacer tres días de huelga de automovilistas y organizarnos como fuerza social. Se que para muchos es una idiotez pero sería una señal para los empresarios que están robando junto con sus compinches. Hace tres años comprábamos celulares como locos, ahora se venden autos pero en un año, no se va a poder andar por la cantidad que hay en la calle.
– Si por esta puerta de Caras y Caretas, entrase el Juan que empezaba en la actuación, ¿qué le dirías?
– Que hice bien en laburar en esto. Esa noche de 1975, en el Teatro de los Canillitas en Mar del Plata, hicimos “El sacudón”, una obra de Martín Donovan, un argentino que hace tiempo que anda dando vueltas por el mundo. Un día, sobre el escenario, sentí que era eso lo que quería hacer. Le diría que estoy contento por transitar este camino que me ha llevado a lugares bellísimos, a contactarme con Astor Piazzolla, Horacio Ferrer o haber trabajado con un regié italiano, un regié holandés, con Laura Escalada o José Angel Trelles. Todo eso se lo debo al escenario. Estuve en el teatro La Botonera, que compartimos en el 76, con China Zorrilla  porque nosotros hacíamos “Israfel” de Abelardo Castillo, en una cooperativa. China se transformó en mi madrina artística desde aquella época. El haber trabajado en teatros muy chicos hasta teatros en los que estuvo Toscanini o compartir trabajos con actores y técnicos, eso para mi, son premios muy grandes. Al igual que el público, con el afecto en la calle, cuando recuerdan tal obra o tal escena. Es fantástico.
“Leandro y Lisandro”. Centro Cultural Caras y Caretas. Venezuela 330/370. Sábado, 21.30 hs.

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