El periodista Eduardo Silveyra presentó su libro donde da cuenta de un estudio pormenorizado de los crímenes perpetrados por quienes tienen que cuidar a la población. Con lenguaje ameno y una investigación seria, pone la lupa sobre una fuerza responsable de una buena cantidad de crímenes cuando deberían, justamente, evitarlos.
En una tarde de calor, con una Buenos Aires casi vacía, se llevó a cabo la presentación en sociedad del libro “La gorra. Prontuario de la policía de la Ciudad” de Eduardo Silveyra. Realizada en La Usina del Pensamiento Nacional y Popular, contó con la presencia del historiador Miguel Galante y los periodistas Adriana Meyer y Ricardo Ragendorfer.
Adriana Meyer fue quien abrió las exposiciones y afirmó que “es un libro necesario”. Al mismo tiempo, señaló que, al día de hoy, “tanto limpiavidrios, manteros y músicos” son víctimas de la mencionada policía, con un fuerte componente racista. Además, destacó que “hubo una oportunidad de comenzar de cero de crear una nueva policía y repitió errores”.
Dentro del CV de la fuerza, no olvidó mencionar que en el 2008, “La metropolitana estuvo involucrada en represiones como las del Hospital Borda, el Indoaméricano y la Sala Alberdi”. Asimismo, Jorge “El Fino” Palacios y Osvaldo Chamorro, los primeros jefes de la institución fueron desplazados por su participación en casos de espionaje.
En el caso de Galante, aseveró que “la policía se vincula al ser de CABA”, remontándose esto a la época de unitarios y federales respecto a su jurisdicción. Igualmente, puntualiza que “la cultura represiva del conflicto social no cambió”.
Por su parte, Ragendorfer llama la atención respecto a la criminalidad de las fuerzas de seguridad relacionada con la política y la Justicia. Agregó que “el gatillo fácil es el único delito que no tiene fines de lucro” si bien “la policía lucra con todos los delitos, ganando con la recaudación ilegal”. Define a la policía de la Ciudad como “política al ser la policía del PRO, la mazorca de Macri”.
Silveyra contó que el libro lo escribió “a partir del crimen de Lucas, el chico que era jugador de Barracas Central”. “La investigación deriva en cantidad de crímenes y el origen del gatillo fácil, término que viene de Rodolfo Walsh y su ‘gatillo alegre”.
A partir de sus páginas, es posible linkearlo tanto con Michel Foucault y Byun Chul Han. Silveyra hace mención a “la doble moral en tanto cuestiones de género”, recordando el caso de las comisarias que se casaron en el marco de una institución tan machista pero que después, procesaron a dos mujeres por besarse en la calle. La historia de los comisarios también es para tener en cuenta y como fueron los mismos accediendo a sus cargos y la manera en que lo mantuvieron (o no).
El libro se puede adquirir por aquí (https://www.ciccus.org.ar/libro/la-gorra/) o en librerías