Bafici VIII. Un país llamado Irán


Irán es un país que, luego de la revolución de 1979, encabezada por el ayatollah Khomeini, es considerado de diversas maneras, no siempre favorables por los medios y las sociedades occidentales. Más allá de la previsible óptica de estos, también se esconden muchos matices en la conformación del país. Dos documentales completamente opuestos en su concepción pero igualmente recomendables, abordan la situación iraní, después de la llegada de Khomeini al poder.

Iranian

Debate con los hijos de Khomeini

Dirección: Mehran Tamadon. Fotografía: Mohammad Reza Jahanpanah. Edición: Mehran Tamadon, Marie-Hélène Dozo, Luc Forveille y Olivier Zuchuat. Sonido: Ali-Reza Karimnejad. Productor: Raphaël Pillosio y Elena Tatti. Compañía Productora: L’Atelier Documentaire, Box Productions. País: Francia-Suiza. Año: 2013. Duración: 105 mins. Color.

La revolución islámica producida en Irán, en 1979, ha traído enormes consecuencias tanto para los iraníes que viven dentro del país como para aquellos que se encontraban fuera del mismo y/o se marcharon de su tierra natal ante el devenir de los acontecimientos. Mehran Tamadon se fue de Irán en 1984, cuando tenía doce años para recalar en París. Ahora, casi treinta años después presenta un documental tan rico como polémico.

Tamadon viajó a Irán para encontrarse con cuatro líderes religiosos y plantear con ellos un debate en torno a las condiciones de vida del país en varios aspectos como el concepto de democracia, las libertades individuales, la religión y los derechos de la mujer, entre otros. Será en la ciudad de Qum donde alquila una casa que será el escenario de la confrontación ideológica.

Si bien la idea es de muy buen tino –el documental lo es-, quizás sea el lugar que adopta el propio Tamadon el que quede difuso a lo largo de los ciento cinco minutos que dura el mismo. Al respecto, no queda claro si el nivel de confrontación propiamente dicho quedo supeditado a algún tipo de orden. ¿Por qué digo esto? Desde el momento en que se plantea la conformación de la sociedad a partir de ejemplos que propone Yahi, uno de los mulá –el más lúcido y verborragico-, por demás sencillos. Palabras más, palabras menos, Yahi afirma que “la ley que rige al país, la toman de un estrato superior, o se brinda ese poder a otra persona para que lo lleve a cabo”. La crítica al papel de Tamadon es que acepta este par de opuestos sin ningún tipo de objeción. Este par sería un esbozo de lo que podrían sostener pensadores como Locke o Hobbes pero ¿no se le ocurrió a Tamadon meter a Rousseau en la discusión de ideas “teóricas”?

Lo mismo ocurre con el papel de la mujer. Los mulá parten de considerarla “inferior” al hombre y que el uso del velo y el chador se utilizan para que “evitar que la mujer provoque al hombre y este, caiga en la tentación”. Esto nunca es puesto en duda u objetado de alguna manera por Tamadon que, con su idea de “dejar hablar”, termina cediendo no solo la iniciativa sino encerrado en una retórica que lo supera, dejando como “ganador” de la contienda a Yahi. En el comienzo mismo de la discusión, Tamadon tiene dudas en definir lo que es “secular”. Frente a la propuesta de Tamadon de “una sociedad abierta, de libertad y respeto”, Yahi contraataca diciendo “entonces, si es tan abierta tu sociedad, ¿cómo es que mi hija no puede ir a la escuela con el velo?”. Al final del intercambio, con mucha ironía y la certeza de haber ocupado el centro de la escena, el propio mulá califica a Tamadon de “fascista”. ¡Increible!

Si bien en algún momento, se puede volver un tanto lento, capta la atención inmediata a medida que los temas que se plantean son cotidianos y de fácil reconocimiento por el espectador medio. Incluso hay momentos de distensión en los que comen y charlan para después volver a enfrascarse en nuevos intercambios.

Para finalizar, y más allá de lo esbozado con respecto al papel de Tamadon en el debate en si, “Iranien” es un viaje atractivo a las ideas dogmáticas de la República Islámica de Irán a través del contacto con fervientes defensores de esa concepción de Estado. Esto, más allá de sus propias contradicciones en tanto no cumple lo que dice postular en materia de libertad individual. Tamadon no puede volver a Irán so pena de no permitirle salir del país.

N de R: Al finalizar la proyección de la película, ECDL se acercó al director Mehran Tamadon para tener una entrevista sobre el documental y plantearle nuestras ideas. Lamentablemente, no quiso hablar con nosotros.

Before the Revolution

Hubo un tiempo que fue hermoso….

Dirección: Dan Shadur Fotografía: Itay Marom, Itai Neeman Edición: Nili Feller Producción: Barak Heymann Compañía Productora: Heymann Brothers Films. Año: 2013. B&N + Color. Duración: 60 mins. Formato: HD

¿Alguien recuerda que dos países que tienen, en la actualidad, una muy mala relación como Irán e Israel fueron, hace no mucho tiempo, casi aliados, con intereses comunes? La histórica y atrapante “Before revolution”, muestra la excelente relación que tenían ambos países hasta el estallido de la revolución islámica, en 1979.  

Con una dosis de nostalgia y melancolía, el dolor de “ya no ser” es apreciable en este documental por demás ilustrativo, concebido por Dan Shadur. De manera didáctica y con momentos de alto valor histórico, Shadur (cuya familia disfrutó de las bondades del paraíso iraní) no escatima detalles para retratar una época que difícilmente volverá. Los años 60 y 70 fueron de bonanza para los israelíes de buen pasar que obtenían de la capital iraní, la posibilidad, no solo de hacer muy buenos negocios, sino un status mayor al que podían obtener en la misma Tel Aviv. En cambio, el régimen del Sha Reza Pahlevi, veía con muy buenos ojos la instalación de quienes le brindaban tecnología y conocimiento para desarrollar el país.

No obstante, el documental no omite que Teheran era casi una segunda casa para los israelíes que desarrollaban todo tipo de actividades, incluido el espionaje, el intercambio de armas por petróleo y la capacitación de la SAVAK, la despiadada policía interna del Shá, que contaba con muy buena relación con el Mossad.

La riqueza de los testimonios da cuenta de algunos aspectos que, inclusive, no favorecen a la actividad de los israelíes en Irán. Tal es el caso de un desconocimiento con respecto a los excesos que tenía el Shá para con su propio pueblo. “No era un área de nuestra incumbencia” se excusan frente a la figura de su benefactor en el marco de estas relaciones por demás aceitadas de ambos países. Incluso, consultado uno de los entrevistados, vocero del Mossad en Irán, sobre un apoyo israelí al programa atómico de Irán en esa época, se limito a decir que “fue Dios quien brindó esa ayuda”.

El documental es atractivo, con el dinamismo propio de un thriller, por las historias que cuenta y la forma en que se desarrollan las mismas. La manera en que, de un día para el otro, con la revolución en ciernes, se cambia una vida de lujos para volver al país de origen, que había quedado prácticamente olvidada en varios casos. La relación con el pueblo iraní es también analizada y tiene una perla referida a lo dicho en el comienzo de la revolución, “No lastimen a los judíos pero maten a los israelíes”. Esta diferencia es fundamental. En relación con esto y previo a la revolución, Irán no quería saber nada de relacionarse con sus vecinos árabes. Para quien no lo sabe, recordamos que la población de Irán es persa y que, al decir de sus propios habitantes, consideraban un insulto que se los considere como “árabes”.

Con un excelente material de archivo y testimonios suculentos en lo referido a la descripción de un período intrigante en las historia de los dos países, “Before the revolution” es una gema histórica, que pone la lupa –y la luz- en años que, al día de la fecha, tanto israelíes como iraníes prefieren, en un punto, no recordar.

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