Horacio Ferrer: El recuerdo del poeta del tango.

Hace algunos años, habíamos hecho una nota con Horacio Ferrer. El 21 de diciembre se conmemoró un nuevo aniversario de su fallecimiento. Nada mejor que recordar al poeta en sus propias palabras.

Había presentado “El gran Troilo”, un libro sobre la vida del legendario Pichuco, en el que se incluía dos CD. Gentil  y elegante, Don Horacio Ferrer nos recibe en la Academia Nacional del Tango. El gran dandy de la poesía tanguera pide unos minutos y se cambia a un saco, moño y flor en el bolsillo superior del mismo. En una charla distendida, recordó a Troilo, Piazzolla y dio su punto de vista de la actualidad del tango (tango electrónico incluido). Hablar con Horacio Ferrer es dialogar con parte de la historia del tango.

– Horacio, ¿cómo surge la posibilidad de hacer “El Gran Troilo?

– Hace años que quería realizar este libro. Ya tengo treinta editados y éste era una deuda que tenía con mi corazón ya que fuimos íntimos con Troilo. Decía que era el hijo que no le había dado la vida. Obró como un amigo, un padre, un mentor y un maestro que enseñaba con el ejemplo, “sin berretines de troesma”. Quedé muy triste cuando falleció porque no era una edad para morirse (60 años). Además, falleció mal, con un estado de senilidad inesperada. La cuestión fue que tardé mucho tiempo en tomar coraje para hacer el libro. Poquito a poco me fui ambientando y en el año 2007, estuve como cuatro meses como “redivivo” junto a mi. De a poco fui lo concibiendo así como la manera en que debería ser. Los cien capítulos, las fotografías y el material de los dos discos. Todo con el permiso concedido. Lo terminé y analicé mucho. Exploré mucho en mi memoria con cosas muy gratas, evocando las distintas etapas.

-¿Cuando lo conoció a Troilo?

-En 1951. Tenía dieciseis años y él tenía veinte años más que yo. Soy bastante parsimonioso para trabajar. No tengo apuro ni me apura nadie. Me gusta disfrutar de lo que hago, escribir e imaginar las cosas, los libros. Sobre todo, este en particular que quería que fuera una tomografía del maestro Troilo. Biografías hay muchas que están hechas y muy bien pero…son datos muy accesibles. Lo único que no tenían era la partida de nacimiento que fui a buscar con la ayuda de mi amigo Natalio Etchegaray. Ahí están los datos precisos de su lugar de nacimiento, nombre y apellido. El nombre de la madre lo habían escrito mal -estaba tachado y reanotado-, los testigos y los pocos familiares que él nombró en su vida, la muerte del padre. Son hechos que fui rescatando de la memoria y todo lo vivido con y en torno de él. Era él y su público, que era muy grande.

-Hubo oscilaciones en la gente…

– …cuando él empezó a evolucionar, parte del público se quedó. Como decía Piazzolla, “nosotros vamos por el ascensor y el público, por la escalera”. Este es un concepto muy gráfico. Pichuco fue por el ascensor y parte del público le pidió que siguiera haciendo lo mismo. Era un adalid de la innovación. Estaba siempre pendiente de las obras nuevas y de cómo presentarlas. La forma en que ensayaba…era un maestro. Le gustaba la perfección del sonido, la afinación y el repertorio de solistas. Formó solistas magníficos. Tuvo seis o siete pianistas de primer orden, cantores elegidos y enseñó mucho a todo el mundo con gran autoridad.

– Usted habla de que el músico va por ascensor y el público por escalera, ¿el músico se siente presionado por el público que no se siente reflejado por su obra?

– El artista en general, no solo en el músico….

– También pasa en el cine, las artes plásticas…

– Todo cambio ofrece resistencia. El público tiene intuición conservadora y cuando se convence que lo nuevo le pertenece, lo adopta. A mi me pasó de entrada. Fui aceptado de entrada a pesar de mi manera barroca y oscura de escribir. Tengo una gran fe en la emoción estética, no la emoción policial o sensiblera de decir “me atropelló un auto y hay una ambulancia….”. El arte es más profundo y sus emociones, más inexplicables. Son climas, existencias. A veces los versos de las escenas de una obra de teatro evocan en los seres cosas que estaban muy ocultas. Se revuelven y se reviven. Es fantástico ese proceso de auscultación que tiene el público respecto de la obra tal como cuando voy a ver una obra o poesía. Creo que la poesía tiene que ser dicha y no ser leída. Simone de Geos, el filósofo griego, hace veinticinco siglos, dijo una verdad concluyente: la poesía es música que habla. Yo experimento en la poesía lo mismo que en la música. Un ritmo con una melodía, un contrapunto con poliritmias. Es una manera de sentir las cosas. Hay gente que no tiene oído para la música y esto también le puede pasar a poetas que tienen una forma de escribir muy bella. Son distintas facetas del arte. Igualmente, siempre estuve con la innovación porque pienso que los copiones no hacen historia.

– ¿Cómo lo ve al tango hoy por hoy?

– Si me preguntás como lo veo hoy por hoy, es un éxito universal. Acaba de ser nombrado patrimonio universal de la humanidad. No es una cosa fácil. Nuestra “María de Buenos Aires” es una ópera que se ha dado en ciento cincuenta ciudades en treinta países de los cinco continentes. Bueno, ahí está la respuesta. Estamos llenos de estudiantes que quieren saber como se toca el bandoneón, como se frasea y se realizan los arreglos, como se investiga el tango. Tenemos muchos seminarios acá, en la Academia.

– Como se baila…

– Exacto pero no como se baila solo en la actualidad sino en los estilos a través de la historia. Para que el que baila sepa que cantidad de estéticas hubo en el baile. Creo que el tango está fantástico. Más aún con este espaldarazo. La declaratoria de patrimonio universal ya estaba cuando el tango era un éxito, desde que asomó al país, hace casi más de cien años.

– Hacía referencia a la masividad, la popularidad del tango…

– Bueno, el tango nunca fue un arte de masas sino de pequeñas capillas. Parte de un grupo de muchachos que si no tienen plata para ir, ponen una vitrola y escuchan todo lo mismo. Discuten todos los estilos, se emocionan, confrontan letras y eso. Las tanguerías son para un público muy especial. El tango es como el flamenco y el jazz. He ido a escuchar jazz en Nueva York que son…

-…pequeños reductos…

– Si, son reductos. Además, es nocturno. El tango, tocado a los rayos del sol, es el saludo de un sordomudo con muñones y sin nadie a quien saludar.

– La otra vez veníamos charlando con respecto a la difusión del tango a través de los medios de comunicación….

– El tango es un naufrago en la ciudad pero es el de mayor aliento. Esto lo escribí en “Credo de amor en tango”. Lo han matado muchas veces, ha muerto otras tantas, con unas miradas secretas y ladinas y tiene resurrecciones a imagen y semejanza de su madre Buenos Aires. Fue fundada en 1536, destrozada por los aborígenes y los incendios y refundada en 1580. María de Buenos Aires muere y su sombra es fecundada por el Duende de la noche. Nacer, morir, nacer, morir, la vida es así.

– En la poesía, usted generó una ruptura con su forma de escribir respecto a lo que había antes….

– Si, pero para romper hay que saber bien que se rompe. Picasso destruyó la pintura para crear una nueva pero él había pintado en todos los estilos. Yo había escrito en todos los estilos. A la manera de Manzi, de Discepolo, de Catulo Castillo, Celedonio Flores….

– Desconocer eso….

– Aún conociendo los estilos.porque puede ser. Tenía un profesor de literatura pero cuando uno tiene un don para escribir…Las cosas rotas se pueden recomponer de otra manera. Fijate vos, las letras son 27, considerando o no a la W y bueno. Así las notas musicales, cinco tonos y dos semitonos. Con eso podés hacer la sinfonía de Beethoven o una porquería.

– Decía en torno a la ruptura que usted había realizado con las letras de tango. ¿Cree que ahora esté pasando algo similar?

– Poetas revolucionarios no pero hay buenos poetas. No es fácil. Si ponemos a perspectiva las letras desde 1900, está Villoldo, Contursi, González Castillo, Celedoño Flores, Cadicamo, Discepolo, Lepera, Manzi, Exposito, Catulo Castillo, Eladia Blázquez y yo. Somos diez o doce en un siglo. Los innovadores no son tantos. Lo que pasa es que hay gente que hace muy buena poesía como “Las cuarenta”, un tango fantástico, un himno nacional, que sigue estando vigente…

-…Y ahora surgen otros poetas como el Tape Rubino…

– Conozco pocas obras de él. Conozco más de Alejandro Schwarman, Raimundo Rosales, Fabián Russo…ya voy, eh! Hay gente que hace muy buenas letras. Ya va a aparecer…Es como con la perspectiva de los bailarines. Está Cachafaz, el Mocho, Copes, Virulazo, Rivarola y Soto. El innovador es siempre un rara avis pero no hay que desdeñarlo. Hay gente que escribe muy bien, que baila muy bien pero hay que encontrar un tipo como Discepolo –que hizo algo que no existía para nada- o Contursi, que hizo una base fuerte con la milonga sentimental de la canción criolla de Chivilcoy y lo unió con el lunfardo. De ahí, salió el tango.

– Algo parecido hizo Manzi viniendo de Santiago del Estero…

– Claro! Fue algo fantástico. Tenía ese hábito del verso andaluz del romance, Manzi… con esa facilidad fantástica…Los innovadores son pocos, como a nivel musical como Cobian, De Caro, Bardaro, Troilo, Salgán, Piazzolla y Garelo que -creo- son los grandes directores.

– Hace un tiempo le hice una nota a Rodolfo Mederos y él me decía que “el tango te pide permiso para entrar”.

– Son experiencias personales y es totalmente válido. Le debe haber pasado eso.

– Más que nada porque, quizás a los chicos jóvenes no les llegaba tanto por una cuestión de vivencias…

– Y bueno…Todo bien pero también son experiencias vitales que son incanjeables. No podés decirle a alguien “tené un amor infortunado, como tuve yo, y después te va a caer una mina bárbara”. A lo mejor no te pasa. Son prácticas laborales, sociales y artísticas. La vida es una caja de sorpresas maravillosa. Nunca hay que decir nunca ni no a nada, excepto a la delincuencia….

– Uno piensa en el auge del tango electrónico.

– ¡Y está muy bien! Vi la película de Richard Gere, “Bailemos”, y bailan un tango electrónico que es una maravilla. Hay que abrir las puertas, las ventanas y después, se ve. Uno no puede vivir juzgando porque después uno es juzgado.

– El tango electrónico separó aguas….

– Está muy bien. Lo que pasa es que estamos a la expectativa de qué talento aparece con esto o con otra cosa. Las experiencias de tango sinfónico, al principio, fracasaron porque pensaron que solo había que poner muchos músicos. La idea sinfónica es sinfónica. Héctor Artola hizo una experiencia magnífica que quedó grabada en Odeón, con tangos clásicos como “Nostalgia” y “Mi noche triste”. Fue fantástico y todo esto fue asimilado por Piazzolla que entendió muy bien lo que habían hecho Artola y Galván. Le puso un sello y fue por un camino infinito. Con muy poco, Piazzolla hizo mucho y siempre con los instrumentos de la orquesta típica: cuerdas, bandoneón, piano, guitarra, percusión, flauta y ya está. Impresionante. Las obras pseudo sinfónicas no son sinfónicas sino orquestas de cuerda, con algunos instrumentos especiales. Asi fueron las obras que hizo con saxo pero con un gran saxofonista.

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