Al ritmo del 2×4
De Gonzalo Orihuela. Con Julián Rodríguez Orihuela (Coordinador musical y actor), Solange Chapperon (Bailarina y asistencia coreográfica), Pablo Rodríguez (Bailarín y multiinstrumentista), Juan Fossati (Bailarín, bandoneonista, pianista), Natalia Fures (Bailarina, pianista y guitarrista), y Mayumi Urgino (Violinista). Creador, productor, director y técnico: Gonzalo Orihuela. Reemplazos y Contrabajo: Julian Hahn). Reemplazo bailarín: Pablo Alvarez. Diseño de Iluminación: Claudio Alejandro Del Bianco. Diseño de sonido: Anibal Tonianez. Diseño gráfico: Guapo, -Esteban Ibarra-.
Teatro Del Abasto. Humahuaca 3549. Martes, 20.30 hs.
Oscuridad. Desde la profundidad del escenario, aparece la banda, tocando arriba de una pequeña superficie móvil, que llega cerca de las localidades. Un contrabajo se ubica al fondo, como un chiquilin que mira de afuera. Un micrófono libre será utilizado para relatar las sensaciones que se sucederán como parte de la puesta. Ciertos guiños relacionados a la idiosincrasia tanguera pero extendidos más allá de la Reina del Plata, enmarcan algunas situaciones relacionadas con la identidad del protagonista de la historia que se relate. Podrá ser un hombre o una mujer, pero siempre atravesados por el tango y su impronta.
Allí es donde aflorará la propia personalidad de grupo Kambras, creador del espectáculo. Ellos crean su propio mundo, más allá de su apego a ciertas convenciones tangueras. Hay una resignificación al respecto que, por su no-proximidad a las mencionadas reglas, terminará mirando más hacia afuera que al propio lugar de surgimiento del tango como una cultura en si misma.
En este caso, se toma al tango como ya sea de salón o de escenario. Se destaca la gran plasticidad en las coreografías como en la interpretación musical. La instrumentación es ecléctica y los arreglos son de calidad. Si bien al día de hoy, un bajo o una guitarra eléctrica no sorprenden tanto en la escena del tango, su presencia despierta la curiosidad y establece relaciones con estilos más contemporáneos, alejado de los cánones tradicionales del tango.
La dramaturgia se encuentra destinada al servicio del espectáculo visual y sonoro. Situaciones que funcionan como disparadores, para lograr el nexo adecuado para el ingreso de la música y la danza.
“Cram” es un espectáculo para un público abierto a la danza, con un formato quizás, for export, que no será del agrado de los puristas del género pero si, de un auditorio que busca nuevos sonidos que reverdezcan los laureles de estilos tradicionales.