Sofía Viola: “No soy muy buena para seguir estructuras”

Cantante de voz poderosa y pluma tan corrosiva como irónica, vuelve a presentarse en CABA tras viajes y giras que la llevaron a Estados Unidos, México y países de América del Sur. Sofía Viola abre mente y corazón en una charla profunda y divertida para hablar de música, feminismo, el ser trovadora, el Indio Solari, su vuelta al teatro y mucho más.

-Sofía, ¿con qué nos vamos a encontrar en Café Vinilo?

– Esas preguntas…son siempre las mismas y no sé qué contestar (risas). Es un poco de todo. Vengo componiendo canciones a lo largo de este último año y también está lo que la gente pide y quiere asi como lo que yo siento. En realidad no soy muy buena para seguir estructuras. Como siempre, habrá un montón de estilos. Desde rancheras mexicanas hasta tangos, atravesando todo el continente, con algunas ráfagas de música española. Tengo muchas canciones y a veces ni yo sé que va a pasar en el concierto. Intuyo mucho a la gente, la energía que hay en esa noche. Estuve de vacaciones hace unos días, algo que no me tomaba desde hace mucho tiempo. Tengo ganas de tocar porque cuando lo haces mucho y seguido, te terminas automatizando. Van a ser especiales estos shows porque son los primeros del año. Además Café Vinilo es muy íntimo por lo que vamos a estar a pleno para contar historias de estos viajes.
-Al ser una artista tan ecléctica, ¿cómo es tu relación con los viajes?
– El viaje brinda la experiencia que crea la canción. Si me quedara en casa haciendo los quehaceres domésticos y dándole de comer a mi gato, no tendría mucho para contar. Conozco gente a la que le pasan cosas y me cuentan sus experiencias. La carretera me da todo. De hecho, me costaba encontrar los momentos para componer porque estaba todo el tiempo tomando un avión o llegando a un hotel. Entonces, estaba lejos de mí, un poco perdida y aturdida entre tanta cosa. Tras estas vacaciones, me estoy encontrando conmigo, revisando muchas cosas de mi vida personal que no tenía tiempo de ver. Pude encontrar tiempos de soledad y reflexión para ir con una energía renovada. Estuve tres años sin parar. Terminó el 2019 y cerré ese ciclo. Siento que ahora empieza una nueva etapa. Por el autoconocimiento, el descubrirme de nuevo. No tengo que tocar fondo para cambiar de actitudes en la vida. Me encuentro más madura en algunos aspectos.
Autoconocimiento y feminismo
-Participaste del ciclo “Lo personal es político” en Hasta Trilce, con Esther Díaz. ¿Cómo viviste este ciclo en el que hubo confesiones varias?
-Con Esther me sentí muy en confianza. Al toque la sentí como una hermana en un montón de aspectos de ver la vida aunque son recontra diferentes. Hay una mirada analítica de las cosas que es muy parecida, con esto de romper las estructuras desde un lugar muy brusco, una manera muy ruda. La vida te da palos y una tiene los brazos duros de atajarlos. El exponernos, de esta manera, era porque es una injusticia de nuestra sociedad. Muchas hemos sido abusadas. Para mi, esto fue una traba muy zarpada durante mi adolescencia y hasta los 21 años, en que pude destrabar todo para poder contarlo. Ahora lo puedo hacer y creo que es una herramienta de liberación y sanación. No solo para mi sino para quien escuche un testimonio. Cuando veo a alguien que dice “a ver estas minas, que salen ahora a decir que son abusadas”, es porque nunca lo fueron y no saben lo que es cargar con un trauma de semejante índole por el resto de tu vida. No se puede juzgar a las víctimas de abuso y violación porque es muy personal el tema.
– ¿Cómo ves que haya artistas a los que no le dan importancia a la coyuntura para componer?
– Creo que cada uno está en su burbuja. Hay gente que está muy cómoda y no necesita componer acerca de nada de lo que está ocurriendo en la sociedad. Entonces, es una cosa muy personal. No tengo ninguna canción que hable del #NiUnaMenos pero siento y participo de lo que ocurre. De hecho, estoy deconstruyendo algunas de mis propias canciones. Es una época de deconstrucción, seas quien seas. Analizo a la sociedad y me doy cuenta que hay mucho egoísmo. Nadie quiere renunciar a sus privilegios, por eso hay tanta desigualdad. Las mujeres no se van a quedar en la casa con los bebes y limpiándole el culo a los maridos. Van a salir a la calle a luchar tal como hacen las zapatistas, las mapuches. Si no resistimos a este sistema, nos van a seguir haciendo de todo, cómodos como burgueses por más que tengamos inclinaciones socialistas o lo que sea. Si un artista no quiere ver eso, es un mambo de su putimundo. Las letras rebuscadas que no terminan de decir nada. Por ejemplo, las letras de los Redondos pueden decir un montón de cosas pero nunca entendí nada. Para mi, el Indio Solari es uno más. Rescato, llegado el caso al Chango Rodríguez que le cantaba a los estudiantes y a la juventud, para acercar el folklore a los jóvenes. Yo le canto al tren pero no porque sea una idea romántica sino porque, realmente lo tomo.
-¿Crees que hoy hay un boom de músicas como vos, Paula Maffia, Flopa Lestani, Chocolate Remix, con nuevas propuestas y una idea de militancia que antes no había?
– Quizás estuvo siempre pero no nos dieron bola. Nos dicen “¿Cómo haces para tocar, si sos mujer, en este medio?”. No fui de las que decían “Hola, vengo a tocar….”, sino que llegaba a los gritos y me hacía mi espacio, cantando tanto para borrachos como para sobrios.
También veo una necesidad extra a la hora de cantar. Una se da cuenta que la escuchan y hay un compromiso con el trabajo y la militancia ya seas activista vegana, por la ecología, etc. Hay una corriente de pensamiento detrás. Muchas de nosotras hemos tenido madres copadas, unas familias que nos han contenido y nos dieron buenos consejos. El feminismo es super inclusivo, algo que no se dan cuenta algunas compañeras ni compañeros. Nunca me consideré feminista hasta ahora. Eso porque llevo la bandera de mi sentir, con mi abuela y mi bisabuela –que fue secuestrada-. Está re-bueno que más allá de la música, desarrollemos una línea de pensamiento a través de las letras. Somos una era de compositoras donde nosotras cerramos el puño y la letra y nos ponemos a decir lo nuestro.
-Mientras las chicas componen, los varones siguen endogámicos y atrasando años en lo que escriben.
– Si. Hay mucha comodidad en un estilo de vida y pensamiento. Cuando me doy cuenta de las cosas, no es que “Oh! Me iluminé! Soy feliz!”. ¿Sabes los traumas que tengo de mi misma por lo que pienso? No puedo dejar de mirar hacia atrás cuando crecí. Pasa con los hábitos, cuando dejas de fumar o de juntarte con gente forra que me cagó mil veces. Los hombres estuvieron muy cómodos estos años. Que tu novia te haga la comida y vos seas un rey. A nosotras no nos pasó eso. Por eso hay una rebeldía frente a esto. Si vivimos juntos, ¿qué te cuesta sacar la basura o hacerte la cama? ¿Lavar la ropa y colgarte los calzones?. ¡No te cuesta nada, hermano! Entiendo que puedas estar en tu mundo y tu burbuja pero si tenes un compañero, una compañera, vamos mitad y mitad, sino no es una pareja. Cuando me presentan a alguien y me dicen “es mi mujer”. No, ella no es de nadie. Es de sí misma. Nos ven a nosotras hablando de todo esto y se les frunce el ojete porque saben que la hija, el día de mañana, los manda a cagar. Ellas van a ver que está mal esa costumbre de papá y de mamá. O Palazzo que dice que “Nos piden que haya más baños en vez que haya más mujeres”. ¿Qué está diciendo? ¿Está comparando el cupo femenino con los baños que le falta a su festival, que está atrasadísimo? Ves a los mismos machitos de siempre diciendo lo mismo y creyendo que entendieron algo. Eso es lo peor de todo. No se trata de ser compasivo sino de ser compañero, ser igual. Eso es lo que no entienden. También hablo con compañeras separatistas y les digo “aflojen la mano. No creemos enemigos. Tengamos paciencia. Sentémonos a hablar con estos compas porque tienen que entenderlo de alguna manera”.
Presente y futuro musical
-Tu último disco, “La huella en el cemento”, es un disco más de banda, ¿no?
– Si. Son mis canciones, mis composiciones, como siempre pero quise mostrar el color de mi banda el Combo Ají. Me cuesta tanto girar con la banda que, por lo menos, quede aquí, en el disco. Me gustó plasmar ese momento, en el que están todos juntos. Tenemos una bocha de repertorio. No hubo muchas sobregrabaciones, salvo en algunos invitados pero traté e insistí que se marque el color de la banda. Tiene una cosa muy de Buenos Aires y de conurbano, también algo andino y jazzera. Esa cosa melancólica y tropical.
-¿Cómo te sentis laburando en el estudio?
– Sufro un poco. Me llegan un montón de fantasmas que no tengo nunca. Lo siento muy frío. Empiezo con “Este micrófono no me gusta” y me tengo que ir a correr un rato porque entro en crisis. También depende del tipo de producción. Cuando sé que tengo la posibilidad de grabar un montón de veces, me enferma porque me gusta poder plasmar todo de una vez. Tampoco me gusta pinchar nada. Hace poco entré a grabar con unos colegas en México y Chile, unas colaboraciones en vivo pero en estudio. Hicimos un ensayo previo a la grabación y fue todo en el día. Tres tomas y nada más porque el invitado se iba. La verdad, estuve muy cómoda.
-¿Se viene algún disco nuevo?
– No sé. Estamos viendo de hacer un próximo lanzamiento de todas colaboraciones hechas en vivo con colegas de México y Chile. Vamos a hacer unas ediciones en Argentina también. Tengo tantas canciones que podría seguir haciendo colaboraciones hasta que me muera. Estoy sacando canciones de archivo, que tengo en la compu y voy grabando sola. Después tengo temas para cada artista con el que elijo participar. En México grabé con David Aguilar, Augusto Bracho. También quiero hacer algo con el Chango Spasiuk, el Cabra o Daniel Melingo. Será cuestión de ver ahora. Me tengo que apurar antes de que alguno se me vaya de gira por ahí. Con Melingo hace bocha que tenemos buena onda y pienso en un montón de canciones para él. Es uno de mis ídolos número uno del país. Tuve la suerte de conocerlo y es un tipazo.
-¿Cuál es el límite del humor en las composiciones?
– No hay límite pero hay temas de los que no está bueno reírse. Estamos en una era susceptible por lo que hay muchos chistes que no se pueden hacer. Ahora estoy trabajando en una obra de teatro muy metededo, muy heavy. Un día me dijo Axel Krygier, “vos no tenes que hacer reir a nadie” y me quedó como un flechazo. Tampoco hay que girar todo sobre el chiste. Hay que hacerlo con código y respeto. Soy repicante en los conciertos y a veces me quiero matar con cosas que puedo decir. Todos se ríen pero me empecé a plantear eso. Hasta donde llega mi humor y no sea ofensivo. No está bueno hacer reir burlándose del que está al lado. No quiero ser Francella ni Corona.
-Contame de la obra de teatro que estás preparando.
– La estamos haciendo con una amiga que es guionista y atraviesa temáticas picantes como la del hijo no deseado, lo transgénero y la mística ancestral. La obra todavía está en bocetos pero seguro va a estar en el segundo semestre. No habrá mucho elenco. Es un desafío para mi volver al teatro. Volver a entrenar mi cuerpo, lo vocal. También en lo musical porque es lo incidental de la obra, siempre orientándome al teatro independiente. Todavía no tiene nombre la obra. Le pusimos y no me acuerdo. Quiero jugar un poco con el misterio pero como soy una bocona, termino contando todo. (risas)
Ser o no ser
-¿Te definis como cantautora?
– ¿Sabes que? Estoy en un momento que…Me defino cantautora a full pero quiero cambiar de rumbo. Puede que ser que sea trovadora…yo sola me puse ahí. Improviso una bocha y me encanta hacerlo con libertad. Pero necesito que pase otra cosa. Ser más artista por ahí y sacarme la guitarra de encima por un rato. Me invitaron a cantar con el grupo de Santiago Vazquez y me volví loca. Sentí que me empoderé de mi misma. Me vino una cosa muy armónica. De cantar estribillos y que la gente baile conmigo. Me quedé coqueteando con esa idea. Quizás haga un set sola o con alguien más, más electrónico pero desde una parte más lúdica. Sobre todo el baile y moverme, algo que no puedo hacer con el instrumento encima. Siento que terminó el año y ahora se viene una etapa nueva.
-Si no eras música, ¿qué hubiera sido de tu vida?
– ¡Que linda pregunta! Me gustan mucho las plantas. Sería una señora del campo y tendría una huerta. También sería medio curandera. Después me encanta lo textil, la pilcha, bordar. Tendría un telar y haría manualidades, cerámica. Es mi lugar de lo artesanal. Imagino que hubiera sido medio botánica o algo asi, con las plantas o irme a lo textil.
-Si por donde estas ahora, apareciera la Sofía Viola que estaba haciendo “Medios locos” a los once años. ¿Qué le dirías?
– ¡Me encantan cuando me hacen estas preguntas! Le diría que se cuide del medio, de los excesos. Quería ser famosa y eso pero con los años me di cuenta que no. Le diría que vaya a su tiempo, que nadie la apure. Que fluya. Que preste atención a todo. Que vaya con las antenas paradas. No hace falta triunfar o cosa por el estilo, desde la fama y el estrellato de la televisión sino que el éxito está en la calma de ser dueña de su tiempo.
Sofía Viola en Café Vinilo, Gorriti 3780. Jueves 16 y 23 de enero. A las 21 hs.

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