Teatro: Ciclo “Mujeres de Brasil”

Este jueves 28 de julio, se realizó la primera edición del ciclo “Mujeres de Brasil”. El mismo fue realizado por el Corredor Latinoamericano de Teatro y el Grupo Dos Dois de Brasil. La sede fue el Teatro El Crisol, en Scalabrini Ortiz 567.

La idea del ciclo era poner el foco en la integración latinoamericana, fomentado la colaboración y el intercambio entre artistas siendo el teatro un vehículo de transformación social. En este caso, mujeres brasileñas toman la voz y se posicionan en Buenos Aires profundizando los lazos más allá de las barreras idiomáticas y las fronteras políticas, propiciando la unidad latinoamericana.

El ciclo tuvo tres unipersonales femeninos que iban a poder verse el miércoles y jueves pero gracias a los cortes de luz que atravesaron/atraviesan a la Ciudad de Buenos Aires, se hicieron los tres el día jueves.
Los unipersonales fueron “Talvez eu me despeça” de Beatriz França, “No me rindo”, con Ludmilla Ramalho y “Carolina, de Lorca” con Carolina Correa. Los espectáculos toman temas de candente actualidad como la política, el embarazo, el matrimonio, la muerte y el trabajo. Es un mix que investiga el teatro performativo y la autobiografía en escena.


“Talvez eu me despeça” abrió el ciclo. En este caso, Beatriz França parte de un hecho real, que fue el asesinato de la actriz Cecilia Bizzotto. Beatriz y Cecilia eran amigas por lo que la emotividad está a flor de piel. En el caso de la puesta, el público ingresa al escenario para lo que será una despedida por demás particular. Es ese interrogante siempre inconcluso del por qué se terminan las relaciones y las formas en que se producen. Porque siempre queda algo en el tintero. Un abrazo, un pedazo de torta, un diálogo, una mirada. Todas estas acciones que se resignifican ante la pérdida y que será, justamente, lo que plante Beatriz con el público.
En el marco de un espacio dominado por la ropa tirada en el piso, la puesta tiene momentos conmovedores. Hay un lavarropas y una serie de vasos que servirán para constituir el espacio. La multimedia brindará la contextualización a través de la remembranza.



En cambio, en “Me rindo”, Ludmilla Ramalho es una novia fugitiva pero no al estilo de la postulada por Julia Roberts. 
En este caso, se encuentra enfundada con el consabido vestido, detrás de un alambre de púas. De por sí, es una imagen por demás fuerte pero tocará a cada una de las personas, en su propia crianza/postura con la situación. Cómo se ubican frente a un contexto de violencia de género, #NiUnaMenos y reivindicación de derechos. 
Amén de la caída de la institución “matrimonio”, plantea la relación que se tiene con ese “otro” con el que nos relacionamos. Además, será ese traje de novia en el que se asemeja a la metamorfosis de una mariposa. Un traje castrador en pos de mantener valores arcaicos de los que saldrá una mujer para volar libre al mundo. De esta manera, el título es toda una toma de posición a través de imágenes contundentes. Mujer encadenada a un momento tan “socialmente aceptado” como el casamiento donde se deja la identidad de lado en pos de ser un individuo aceptado. La anomia al poder con la complicidad de los propios damnificados. Un síndrome de Estocolmo avalado por la Matrix en la que vivimos porque “pertenecer tiene sus beneficios”.
Con una duración exacta y una creación de sentido elocuente y poética, “Me rindo” llama a la reflexión acerca de como nos paramos frente a la situación de las mujeres.


En la misma sintonía, Carolina Correa encara su “Carolina, de Lorca”. Aquí, Correa se sumerge en su propia experiencia para reflexionar sobre la maternidad, tomando su inspiración de la Yerma de Federico García Lorca. Será esa necesidad de expresarse a viva voz asi como preguntar sobre los roles que le pide la sociedad a una mujer tras haber dado a luz pero sin resignar su propia identidad ni deseos que la constituyan como tal.
Con una iluminación sutil y la utilización precisa de imágenes para constituir un espacio donde la figura-fondo se manifiesta para la atención requerida, Correa se muestra activa y etérea. Da cuenta de las marcas y huellas (que no es lo mismo) que tiene su cuerpo. Su deseo de ser madre y dar vida (o no, lo cual sería absolutamente entendible y respetable), sus vaivenes emotivos al tiempo que se inquiere a un público tan atento como reflexivo ante lo que se escucha sobre tablas.
Vestida toda de blanco, su verba es contundentemente poética. Pregunta y describe al tiempo que no pierde su gracia en cada una de las ideas y certezas que va esbozando. En un punto, podría ser linkearse con lo que había escrito John Lennon en su himno feminista llamado “Woman is the nigger of the world”.
“Carolina, de Lorca” es una gema preciosa para ver más de una vez y reflexionar sobre lo que nos toca como individuos, seamos hombres o mujeres.

El final llega con las tres actrices saludando al público y un cartel más que elocuente en su pedido, “Fora Temer”, despertando la adhesión inmediata de los presentes.

Este ciclo fue organizado por el Corredor Latinoamericano de Teatro, una plataforma de intercambio internacional que reúne a realizadores, espacios, festivales y centros de formación teatral del continente. Su misión es fomentar el intercambio permanente de creaciones y reflexiones teatrales latinoamericanas, contribuyendo al desarrollo de una identidad teatral y cultural regional, hacia el resto del mundo.

Foto Fuera Temer: Mauricio Borzone

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