Hijo de los barcos
Dramaturgia, dirección y actuación: Giampaolo Samá. Voz en Off: Miriam Odorico. Vestuario y musicalización: Giampaolo Samá. Diseño de luces: Dana Barber. Fotografía: Joan Tous. Asesoramiento de vestuario: Nancy Núñez Suh y Julio Suárez. Producción ejecutiva: Daniel Cinelli.
Teatro de la Comedia. Rodriguez Peña 1062. Domingos, 18 hs.
Ubicado en el centro del escenario, un cocinero desarrolla su tarea en alta mar. Es italiano y cocina lo que sería un rico tuco. Él habla. Cuenta y relata historias que pueden ser las de cualquiera de nuestros abuelos mientras el barco se bambolea de un lado al otro. ¿Estará navegando a través del mar de su propia historia o la de su colectividad? Metáfora exacta para la puesta, Giampaolo Samá pondrá cuerpo y alma a un relato sensible, histórico y descriptivo que no cae en clichés y estereotipos. El texto es disfrutable de principio a fin, con personajes entrañables y situaciones que todos hemos escuchado de nuestros abuelos pero sin el dejo romántico con que las dotaban ellos, para hacer más digerible el dolor que sufrieron ellos. Ellos vinieron a “hacerse Lamerica”, a trabajar y a encontrar un hogar donde echar raíces para crecer y vivir en libertad.
El sueño por la libertad y el trabajo atraviesa la obra ya que forman parte del equipaje con el que vienen los personajes interpretados por Samá. Con sabiduría, retoma los vaivenes que tuvieron los recién llegados a estas tierras para construir una historia que llega al corazón. Tiene el gran tino de no omitir esos grises que brindan los matices entre los blancos y negros con los que fácilmente se cae en muchas de estas historias. Los presenta como hombres y mujeres con sus virtudes y defectos, sus deseos y sus miedos para con lo que les deparará el futuro.
Por otra parte, es para destacar el trabajo de construcción de la identidad de un pueblo (el argentino) que se ha nutrido de todos los inmigrantes para construir su ADN personal, único e intransferible. Mal que le pese a muchos, es asi y lo será hasta el fin de nuestros días. Samá dice “venimos a Argentina a trabajar” y a ser argentinos, sin resignar su raíz italiana.
Giampaolo Samá logra una muy buena actuación. Mantiene la atención todo el tiempo, con esos “impasse” que retroceden para tomar impulso y continuar con una puesta disfrutable de principio a fin.
“Lamerica” es de esas puestas que se deben recordar siempre cuando el insulto fácil sale de los labios de un impávido que tiene el tupé de insultar a aquellos que, varias décadas antes, permitieron con su llegada, la creación de una Nación en la cual vivimos todos.