Habíamos hablado con él hace un tiempito pero ahora fuimos por más. En paralelo a la presentación de su excelente “Siberia Country Club” –el cual sigue presentando-, Richard Coleman editó “A song is a song”, un muy buen disco de canciones que lo inspiraron a lo largo de su carrera. Coleman se toma un café y se fuma un cigarrillo con ECDL mientras deja sus impresiones del rock de los 80, Gustavo Cerati, y lo que implica ser músico hoy en día.
– Este fue un disco imprevisto completamente. No fue un disco planeado. Surge a partir de shows que hice en el verano, específicamente en enero, que se llamaba “Coleman en inglés”, un título bien osado..jajajaja. La idea de ese show fue aprovechar el verano para hacer una experiencia distinta, hacer algo nuevo en casa; aprovechar y mostrarlo. Quería hacer algo sencillo, sin involucrar a demasiada gente. Iba a estar yo y después se me ocurrió invitarlo a Body, que me acompañe en algunos instrumentos. La idea era hacer un show de interprete, que es algo que no había hecho nunca. Agarrar una serie de canciones que me gustaran y viendo, en la medida de lo posible, como cantarlas y darle una vuelta de tuerca para ponerme en el rol de interprete y mostrársela a la gente. Digamos, la única premisa que me puse fue que sean canciones que a mi me gustaran. No había una búsqueda cronológica ni de influencias…
-Algo que te representara…
– Claro…algo de mi discoteca. Discos que tengo y que he escuchado en mi vida. A partir de ahí, hice una selección. Miré cuales canciones se podían tocar. Primero solo con la guitarra y que la canción estuviera bien contenida en eso. Lo llamé a Body, para que me acompañe en algunas canciones para hacerla a dos instrumentos, con dos guitarras o guitarra y un bajo o un teclado, para darle un poco más de color al show. Me parecía que un show solo, con la guitarra, de canciones en inglés, me daba como que iba a ser medio momia. Era pedir mucho. Pensando de uno para afuera, yo mismo me iba a aburrir. Estuvimos ensayándolo durante un mes, con Body trabajando las canciones, y cuando teníamos el show listo, le dije de juntarnos el viernes en casa y de grabarlo para nosotros, para que nos quede, porque fue un laburo lindo. Para recordarlo nosotros, como un ayuda memoria, sin ninguna otra intención. Que pasó? El primer show de los dos que hicimos en el verano, se acerca Gustavo de Ultra Pop y me dice “Richard, no te parece que estaría buenísimo sacar esto en un disco?”. Le dije “Mira…yo ya lo estoy empezando a grabar….”jajajajaja. O sea, fíjate vos que tenés que hacer porque yo ya estoy con mi parte. Asi que Gustavo me propuso de hacer este sistema de colaboración, de que la gente aportara al disco antes de lanzarlo…
-Como una preventa….
– Si, si, y entonces, fuimos redondeando la estrategia. En un punto, para mi, este es un disco experimental, desde que es despojado, no compuse nada y es en inglés. Es un experimento. Una prueba y un gusto.
-La respuesta de tus fans fue buena al respecto.
– La compañía está muy contenta porque se cubrieron las expectativas. La idea era financiar el disco y se llegó al objetivo. Creo que es uno de los pocos casos que un disco está “garpado” en el momento en que está en la mano de la gente. No hay que esperar vender tal cantidad de discos para recuperar los gastos. Fue muy divertido todo, el ver como la gente se fue sumando y que figuran en los agradecimientos del disco. Hay una página en la que aparecen todos. Es algo extra y me parece que está bueno esto….si yo hubiera participado, me gustaría estar ahí. Es una devolución. Esto fue toda la idea.
-Y las canciones? Porque vas desde Allmann Brothers hasta Tears for fears, pasando por Brian Eno. La verdad, a mi me sorprendió lo de Tears for fears…
– Bueno, ese tema se cayó de la lista. No salía muy bien. Hubo temas que probamos y que les faltaba una vuelta de tuerca. A mi no me terminaba de satisfacer. El de Tears for fears lo hicimos en el verano y en el segundo show, me sentía un tanto flojo. Le faltaba más arreglo. Solo, asi, tan despojado, no me copó. Igual, eso no quita que sea una hermosa canción. La idea del disco y del show que sean lindas canciones. Que sean canciones bellas, bien construidas y que tenga los elementos que la hacen una buena canción.
–¿Y la de Eno?
– Es una…ahí hay como un chiste. El disco donde está esta canción, “Spider and I”, es “Before and after science”, que lo escuché por primera vez, en el 79, cuando tenía quince años. Fue un disco muy misterioso de descubrir y fue uno de los que más me ha influido en mi actitud hacia la música, en mi posición como artista. Un disco que está armado en un estudio, muy ecléctico que va desde canciones proto-punk hasta los primeros atisbos de la música ambiental que después desarrollaría Eno. Mucha producción y experimentación.
– Ahora con tu etapa solista, ¿se clausura a los Siete Delfines o continúan?
– Está en suspenso y es lo que quedamos. Cuando haya algún buen motivo para juntarnos, nos juntaremos pero no significa que se terminó. Yo, personalmente, llegué a un punto en que quería hacer otra cosa, tal como estábamos hablando. Estoy experimentando este camino que está bueno.
-Las grabaciones que tenías, antes que venga Gustavo de Ultra Pop, las ibas a sacar de manera independiente….
– No, eso era un registro. Si no me hubiera dicho la gente de Ultra Pop, no lo hubiera sacado. No se me hubiese ocurrido ir a ofrecérselo a alguien para que lo saque. Era un registro propio, de lo que habíamos hecho.
-El formato minimalista de las canciones, fue un desafío tuyo o las mismas canciones te propusieron ese formato?
– Fue la solución que encontré para hacerlo posible. En realidad, cuando pensaba en hacer algo en el verano, era algo mínimo, con la guitarra y ahí abrir un poquito. Pero no mucho más que eso porque sino tenía que armar una banda y era algo a lo que no me quería dedicar. No quería involucrar a tanta gente en un proyecto tan personal. Incluso sería medio contradictorio. Me gustó la idea y se fue afianzando a partir del primer show. Después me pareció que para el disco debía mantener ese formato. También para registrar el show. Son arreglos muy simples y directos, con una presencia muy importante de la voz. Los pocos instrumentos que hay se entienden todos. Ocupan un lugar en el espacio.
-Eso se aprecia mucho en el vivo, con este trabajo de ir al frente con los instrumentos….
– Es que la idea del disco está sacada del vivo. Que sea intimista, que refleje que un tipo esté tocando en el living de tu casa.
-Siempre estuviste en formato de grupo, ¿cómo es el ser solista?
– Es una linda experiencia. Es otra dinámica de trabajo. Las ideas, las ganas de hacer algo, son como antojos a veces. Es como que no tengo que convencer a nadie que es un camino interesante a recorrer y tampoco involucrarlo. Porque cuando digo involucrar, el arrastrar a alguien a una idea de uno es medio demente. En ese sentido, me está permitiendo elegir mejor los tiempos. Todo se hace de manera más simple en cuanto a los tiempos. No hay que hacer tanto preparativo. Ahora estoy en una etapa de revisión en cuanto al carácter y la personalidad de mi música. Entonces, asumir el trabajo con una banda sería contradictorio, porque una banda ya tiene un carácter. La banda se trata de eso, que tenga su propia personalidad, porque si va y viene, no es muy convincente. Al ser solista se puede experimentar de manera diferente los diversos estilos, encararlos de distintos lugares y hacer arreglos diferentes. No en formato de banda sino de trío, sexteto o solo con la guitarra. Por ese lado, le da una receptividad a la cosa que está buena.
-Si te pregunto por tu rol de productor. ¿Metiste mano en la producción o lo dejas en manos de otra persona?
– Ultimamente, estoy haciendo la producción de los discos. Comparto en algún momento este rol porque al ser yo el artista, necesito una mirada externa, un oído amigo. Sigo trabajando asi. En este disco, tenía muy claro cual era la búsqueda, el concepto del audio de producción que estaba buscando. Hablé con Eduardo Bergallo que hizo la mezcla y llegamos a formalizar la idea y llevarlo adelante. Después, también estuvo la producción en elegir los instrumentos y las canciones, ser cruel conmigo mismo al cantar y escuchar finamente si salía fluído, teniendo en cuenta que lo cantaba en inglés. Hay quienes dicen que es más fácil cantar en inglés porque suena todo bien pero también hay que cantar bien! Por ahí, tenía una toma que estaba buenísima la afinación pero había un par de consonantes que se me habían escapado y después tenía que ir a editar todo eso.
-Eso fue un desafío el cantar en inglés. ..
– Claro! Esta bueno hacer algo para superarse.
– También está que el disco lo compre el tipo que habla inglés…
– Si, seguro. Tal cual. Hice unas pruebas y se lo mostré a un amigo que no habla ni jota de castellano y me dijo que “está bueno! Suena medio sureño pero queda bien!” jajajajaja.
– ¿Con que visión pensás tu próximo disco?
– Ahora estoy como manoteando las canciones y viendo después la idea de sonido con la que voy a trabajar. Voy a mantener la misma banda con la que estoy presentando “Siberia”, eso seguro y ver cuanto puede sacar de esto.
– Existe la chance de hacer un volumen 2, de “A song….”?
– En algún momento. Hay bastante material pero mechado con otra cosa, como fue ahora. Este disco no es una “continuación de”. No lo sigue a “Siberia” sino que es un disco que sale “mientras tanto”, como para acompañar y mostrar otros materiales.
– La Rolling Stone sacó la encuesta de los 100 mejores guitarristas de la Argentina. ¿Podrías nombrar cinco guitarristas que te hayan inspirado?
– Tengo que pensar en el origen, en las primeras cosas. El primero sería mi tio Beto, que tocaba guitarra y fue la primera vez que vi a una persona tocar la guitarra. Obviamente, fuera del rock. Después, de eso, mis amigos con los que aprendimos un montón de cosas acerca del sonido y de como tocar la guitarra, como Ulises Butrón y Gustavo Cerati, en los años que estábamos tratando de cambiar la manera de tocar y la música y compartíamos todo. Después, Spinetta que era un super guitarrista, que está recontra valorado por la poesía pero era un violero del carajo. Y después el Gordo Rogatti y Luis Borda que fueron profesores mios de guitarra, en especial Luis Borda que me enseñó no tanto la técnica sino como era la relación con el instrumento. La actitud del artista con el instrumento. Era un tipo al que no solo observaba sus clases sino a él en lo que hacía.
– Recién hablaste de Cerati. ¿Qué representó él en tu vida y como vivis este momento suyo?
– Gustavo ha sido de mis grandes amigos e inspiraciones. Creo que hay algo sobre lo que uno reflexiona. Uno admira a sus amigos…Por eso es amigo. Cuando quiere a su amigo y al mismo tiempo lo admira, dice “Que hijo de puta, mirá lo que hace!”. Está esa cosa….y te gusta. También te peleas y toda esa relación. En un momento, pensé que Gustavo era como un hermano para mi. El hermano que no tuve. Eso lo charlamos alguna vez y él me decía “no soy tu hermano, soy tu amigo”. A veces uno quiere tanto a alguien que lo quiere integrar a la familia. Asi que Gustavo ha sido un gran amigo y una gran inspiración. Y sigue siéndolo.
-Siempre se habla de los 80 como la gran explosión del rock argentino. No hay un revival constante a los 80?
– Mirá, en los 80, había un revival constante a los 60. El revival es una cosa de poco vuelo. No sirve…como disciplina, como experiencia. Hacer una revisión? Para que si hay que hacer las cosas porque son inspiradoras. No es casual que se este pensando en algo que pasó hace treinta años porque es un poco, como lo más lejos que se puede ir del origen. Lo que pasa es que en los 80 el rock ya tenía un lenguaje, una difusión. No era solamente el ir probando como fue hasta los 70. Pero, no se. La verdad, hay cosas de los 80 que me encantan y otras que detesto, lo mismo que en todas las décadas. En los revivals, y lo retro, no creo. Me terminan decepcionando porque no es ni una cosa ni la otra. No todo tiempo, por pasado, fue mejor.
-Tal vez se recuerda tu obra con Fricción porque tenía un concepto más integral de la parte visual, luces….
– Si pero no se que decirte al respecto. Esa música fue grabada –por suerte- y queda como una fuente de la cual abrevar. No creo que haya hecho ni más ni menos de lo que hago ahora. En realidad, hago ahora mucho más pero no creo que sea ni más ni menos de lo que hace una banda que empieza ahora. Obvio si se pone las pilas y tiene las ganas de hacer algo, tomando al rock como un concepto, una vía de expresión artística y no solamente el rock cuadrado para zafar. Como todo, hay pibes que lo utilizan para zafar y de lo que sea, como conseguir minitas y zafar de laburar. Bueno, no está mal pero tiene un vuelo que no me interesa. Entré al rock por el lado de la experiencia artística. De darme cuenta que tenía una necesidad artística y que las herramientas que tenía para usar eran la guitarra, la composición, la voz y lo visual también, porque lo que tiene el rock es, justamente, sumar otras disciplinas.
-Podrías definir en tres palabras, muy brevemente, qué significaron Metropoli, Fricción y los Siete Delfines?
– Metropolí fue una experiencia muy adolescente. Fue de crecimiento. Había muchos choques, ganas de hacer cosas y un idealismo. Fue la primera vez que estuve trabajando en un equipo donde no todos estaban de acuerdo. Terminé superando la experiencia apartándome y eligiendo otro camino. Fricción fue un gran caldo de cultivo de ideas. Acordate que tuvo tres formaciones. Se habla mucho de Fricción y pasó todo en muy poco tiempo. Empezó a fines del 84 y en el 88, se terminó. Fue una gran apertura y el contacto con el star system, que me convirtió en un rock star. Los Siete Delfines son mi familia. De alguna manera, fue una cosa imprevista el estar tocando casi veinte años, con el mismo proyecto, aunque tampoco fueron siempre los mismos músicos. Hubo una idea y un concepto que fue siempre hacia la misma dirección. Eso estuvo muy bien. Creo que entre el primer disco de los Delfines y “Carnaval de fantasmas”….esos dos son los mejores y representan la síntesis de todo. Lo que pasó en el medio es todo como un camino. Con esos dos discos ya estoy hecho.
-En esa época de Fricción, que vos estabas mucho con Gustavo. Qué te llevó a no ser el cuarto Soda?
– Uhhh, eso lo dije tantas veces. Googlealo!
– Pero quiero algo más profundo…
– No hay nada mucho más profundo….
-El ser la segunda guitarra….
– No, no…básicamente fue algo como esto. Ustedes tres se conocen, trabajan en equipo hace mucho tiempo, ponele. Se saben todas las mañas uno del otro pero piensan que hace falta alguien más para que redondee la cosa. Y viene un pibe, se siente un rato, son cuatro y sigue sin redondear. Después viene otro y también pasa lo mismo y sigue siendo los tres. Yo era el cuarto o quinto integrante de Soda que se probaba y lo que a mi me pasaba era que realmente, cuando tocábamos de ellos o las canciones compuestas de antes, se agregaba mi participación. Era una cosa que redondeaba. Era un tema con una producción. Después cuando hacíamos mis canciones era como mis canciones tocadas por ellos. No había una unidad realmente. Con mi juventud y mi idealismo, haber observado eso a tiempo y haberlo podido decir “si seguimos acá, dentro de cinco meses esto se va a poner mal”. En ese momento estaba todo bien. Había una amistad y todo…
-Y eso podía haberla arruinado…
– Claro. A partir de ahí es cuando me hago amigo de Gustavo, cuando mantenemos esa charla. Gustavo es mayor que yo y en esa época se notaba mucho. A los diecinueve estar laburando con alguien de veintitrés es difícil. Hay un montón de cosas con las que te quedas pagando. No era que teníamos una conversación muy dinámica. No teníamos los mismos intereses fuera de los criterios de la música. Eso es lo que hace la amistad. Sin embargo, cuando dejamos de trabajar juntos en ese proyecto, ahí si nos hicimos amigos. Hablábamos de minitas y todas esa cosa.
-El renunciamiento forjó la amistad.
– Realmente fue una epifanía. Uno de los momentos más importantes de mi vida en cuanto entender algo que tenía que hacer honestamente y seguir para adelante, con lo cual salíamos todos ganando.
-Crees que hay una renovación en el rock, teniendo en cuenta que los referentes más jóvenes tienen, como mínimo, 35 años?
– No lo se porque no lo analizo. Muchas veces me lo preguntan y no se que responder. No lo veo al panorama ni fui observador de nada. No soy de escuchar bandas nuevas ni el trabajo de mis colegas, a nivel música en castellano. Por un lado, porque en realidad nunca me gustó y por eso hizo el disco en inglés….jajajajajajajaja. Más allá, en un punto, no quiero tener referencias. Hay una deformación profesional en el sentido que todo lo que escucho, entra y después, de alguna manera, vuelve a salir. No quiero procesar nada y quiero seguir viviendo en mi mundo.
–¿Con qué tipo de parámetros se basa tu trabajo como productor? Hay productores que hacen componer 40 temas al artista y de ahí recortan 12 para hacer el disco. Otros trabajan sobre el material de 12 y pulen el sonido.
– Hay muchas maneras de trabajar. Cada uno va viendo como. Se corrió mucho la gran novedad “Eh! Me pidieron 60 canciones”. Me acuerdo cuando empezó a correrse esa bola y parecía que era “el” método. En realidad, si, es cierto, para hacer un disco hay que tener material de descarte. No se. Mirá, y esto lo hablábamos con Gustavo, nosotros empezamos a hacer discos cuando teníamos ocho temas. O sea, ya estábamos para grabar un disco con ocho composiciones nuevas, porque esos temas tienen que ir a un disco y…en un disco, cabían ocho temas! Jajajajajaja. A lo sumo, nueve y después tenías que elegir cual quedaba afuera. Entonces, en ese punto, es raro. Vos escuchas el material de una banda y si ves que ya está, ya está. Pulis un poco el sonido y tratás de sacar lo mejor a esos músicos. Si ves que, de los temas que te muestran, hay cuatro que andan, que ves que son bellos, que transmiten algo y están completos y hay otros tres que están tocando algo, les decís “ponete las pilas, labura un poco más. Si hiciste cuatro canciones muy buenas, podes hacer cuatro canciones más!”. No es que se te acabó la rosca. Está bueno, desde la producción, pedirle a una banda que trabaje. Le viene muy bien la presión al músico porque despierta y estimula las capacidades. El músico, generalmente, trabaja lo menos que puede. Jajajajajajajajaja. Cuando se le aplica una dosis de presión bien dirigida, se pueden lograr cosas maravillosas y hay una satisfacción. Está bueno poner el pie ahí y decir “Dale, dale que sale más”. Eso es en beneficio de todos porque sale un disco mejor. Después, tenes que escuchar las bondades de cada banda, los elementos más fuertes y los más flojos. Resaltar los más fuertes y cubrir los más flojos. El sonido y todas esas cosas. En muchas ocasiones, es un trabajo social.
-El que seas músico, tenes una relación más estrecha a diferencia de productores que no son músicos específicamente.
– No creo que haya productores que no sean músicos. Si un productor te va solamente desde el sonido, no logra un gran resultado. Hay todo un trabajo de conocimiento, de como se hace el arte, como es un artista, que el productor tiene que tener un conocimiento humano. No conozco productores que no puedan hacer música. Lo que pasa es que, ponele, no sea compositor o no tenga una banda, pero si sabe trabajar con canciones y con la composición. Debe saber trabajar en banda y en equipo.