Campo minado (Teatro)

War is over


Dramaturgia y dirección: Lola Arias, Con Lou Armour, David Jackson, Sukrim Rai, Gabriel Sagastume, Rubén Otero y Marcelo Vallejo. Investigación Y Producción Sofía Medici, Luz Algranti. Escenografía: Mariana Tirantte. Composición Musical: Ulises Conti. Diseño De Luces: David Seldes. Diseño de Iluminacion y Direccion Tecnica: David Seldes. Video: Martin Borini. Sonido: Ernesto Fara. Asistente: Erika Teichert y Agustina Barzola Würth. Asistente Técnico: Imanol López. Asistente De Producción: Lucila Piffer. Asistente En Gran Bretaña: Kate O’Connor. Vestuario: Andrea Piffer. Asistente de vestuario: Federico Castellón Arrieta. Producción En Gran Bretaña: Erica Campayne


Centro de las Artes de la UNSAM (Sánchez de Bustamante 75 -CABA-). Del 10 de noviembre al10 de diciembre, de jueves a domingo a las 21 hs.


La Guerra de Malvinas vuelve a los escenarios porteños. Esta vez, a través de la nueva -y conmovedora- creación de Lola Arias que pone sobre tablas a seis ex combatientes de dicha guerra pero con la particularidad que tres son argentinos (Marcelo Vallejo, Rubén Otero y Gabriel Sagamuste) y tres son británicos (Lou Armour, David Jackson y Sukrim Rai –nepalés de origen pero servidor de la Corona Británica al ser uno de los temidos “gurkas”).


La puesta en sí, es interactiva y abarcativa en todo el sentido de la palabra. Música en vivo, teatro, imágenes, que conforman una creación de sentido absolutamente poderosa e impactante. El escenario amplio de la sala de la USAM será el teatro de operaciones en el que cada uno de los seis protagonistas contará su propia historia tanto en relación con el conflicto como en su posterior devenir. Lo que vendrá a posteriori será un vendaval de sensaciones y sentimientos encontrados que nos llevarán a diversos lugares a partir de una puesta tan sensible como contundente.
Desde el mismo momento que, cada uno de ellos se presenta al público presente, se inicia un “tour de forcé” en el que los propios protagonistas desnudan sus mundos internos y las vivencias al respecto. Pero también lo será para los propios espectadores que viajarán a través del tiempo para recordar donde y qué estaban haciendo el 2 de abril de 1982. Ese viaje constante impactará a través de las imágenes y las palabras que brotan de la puesta. 


El amplio espacio, suerte de galpón-garage devenido en escenario, cobija una puesta atrapante. Guitarras, una batería, un bajo, un vestuario, cámaras y micrófonos son algunos de los elementos que se ven a primera vista pero que, ubicados en tiempo y espacio, son fundamentales para la conformación de un texto singular y de fuerte contenido. Desde el preci(o)so instante en que los seis protagonistas se presentan (los ingleses, subtitulado mediante –gran ejercicio para el que sabe inglés, ver como se  realiza la traducción-), la guerra se mixturará con sus propias existencias ya sea antes o después del estallido del conflicto.  
Cada uno de los ex combatientes dará cuenta de sus vivencias y construirá el rompecabezas de un conflicto que tuvo diferente eco en los bandos en pugna. Historias que dan paso a una más grande. Actual campeón de triatlón, Vallejos realiza trabajos de pintura y albañilería pero fue apuntador de mortero. Armour cuenta que saltó a la fama cuando apareció en primer plano, con las manos en alto, en el momento en que los argentinos tomaron las islas al tiempo que Otero recuerda lo que fue sobrevivir al hundimiento del crucero General Belgrano. 
Dentro del recorte realizado entre los ingleses, dos de ellos vivieron la guerra para después tener vidas en relación directa en la ayuda para con el prójimo (Jackson es psicólogo y Armour es profesor de niños con problemas de aprendizaje) mientras que Rai trabaja en seguridad. Al respecto, es particular la forma en que el “personaje” Rai es tratado. Es quien, prácticamente, habla menos del conflicto y se lo lleva hacia lugares de mayor empatía.
 
La relación con su contexto político-social, amén de las razones que dieron lugar al conflicto bélico es otro punto que se tiene en cuenta. Más allá de la satirización del ex presidente de la Dictadura argentina, Leopoldo Fortunato Galtieri con una máscara junto a la de Margaret Thatcher, serán los ingleses los que harán mayor hincapié en las diferencias políticas con el gobierno conservador de la “Dama de Hierro”. En esta línea, el historiador Eric Hobsbawn dijo que “Argentina perdió la guerra pero ganó la democracia, Inglaterra ganó la guerra pero perdió con la reelección de Thatcher”.  


Uno de los puntos fuertes de la puesta es la forma en que se toma al conflicto en sí. Las batallas y los combates de los que fueron protagonistas. Un mapa ubicará donde estuvieron los protagonistas en los momentos previos a la caída de Puerto Argentino y las distancias asustan. Los otrora enemigos, ahora exorcizan sus fantasmas en un escenario, dando cuenta que la guerra no tiene absolutamente nada que ver con los hombres. Los mismos que estuvieron, trinchera y fusil de por medio, tocan una ruidosa y muy emocionante versión de “Get back” (de hecho, Otero tiene una banda de tributo a los Fabs Four con la que tocó en Liverpool), uno de los tantos clásicos de los Beatles. Ese “volver a donde una vez perteneciste”, resignificando la letra de Mc Cartney, ¿será volver a Malvinas? Porque ahí también está la forma en que cada uno tomó el conflicto. Mientras que los británicos lo toman como una guerra “menor”, en Argentina no fue así, más allá del destrato que recibieron los ex combatientes. Inclusive, la mención de los “estaqueo” de los soldados queda en un lugar en el que, palabras más, palabras menos, fue un “lo que se hizo en Malvinas, quedó en Malvinas”, respetando esos códigos –ni buenos ni malos, simplemente códigos-, que siempre están y permanecen a través del tiempo.

Cada uno de los espectadores podrá construir su propio “Campo minado” a partir de la propuesta de Lola Arias y determinados momentos por demás elocuentes. La vuelta a casa tras la finalización del conflicto, el olvido, el vivir con los recuerdos de los amigos muertos y la camaradería perdida. El reiniciar una vida en la que un mundo no comprendía lo ocurrido, con el imperdible y conmovedor el diálogo entre Vallejo y Jackson, como si fuera una sesión de terapia. Los recuerdos se toman y se unen en un patchwork de sensaciones encontradas que son el nervio motor de la puesta. La vulnerabilidad de los duros, que enfrentaron a la muerte se resignifica con cierta masculinidad en el sentir de los hechos.


Mientras suenan los aplausos frente a lo vivido –porque es una obra que se “vive”-, se puede sentir y recordar, reflexionar y pensar, sobre las guerras. Ver a los seis abrazados, al término de la función, es un bálsamo frente a la barbarie de quienes invocan reivindicaciones que implican la muerte de semejantes.  

Lola Arias realiza una puesta imperdible donde los hechos se toman como tales y se los describe en el marco de una obra de teatro sin banalizarlos. Por el contrario, los acerca al público sin caer en discursos patrioteros o didácticos. Si se emociona, no se prive de esa sensación, de ese sentimiento tan puro. Si quiere volver a leer sobre lo ocurrido (ni que hablar de volver a ver la obra), no será el único. Por el contrario, será una nueva forma de trabajar sobre esa herida llamada Malvinas.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Translate »
Scroll al inicio