La dicha en movimiento
Idea y actuación: Carolina Guevara. Dirección y vestuario: Leandro Rosati. Escenografía: Leandro Rosati y Carolina Guevara. Asesoramiento Coreográfico: Marcela Trajtenberg. Diseño de luces: Matías Noval. Música original: Mariano Travella. Asistencia técnica: Alfredo Aguirre. Fotografía: Caro Pierri. Diseño gráfico: Lorena Divano.
Idea y actuación: Carolina Guevara. Dirección y vestuario: Leandro Rosati. Escenografía: Leandro Rosati y Carolina Guevara. Asesoramiento Coreográfico: Marcela Trajtenberg. Diseño de luces: Matías Noval. Música original: Mariano Travella. Asistencia técnica: Alfredo Aguirre. Fotografía: Caro Pierri. Diseño gráfico: Lorena Divano.
Teatro La Carpintería, Jean Jaures 858. Sábado, 18 hs.
Una mujer irrumpe en la escena a través del baile. Se mueve al ritmo de su propia música, con una sonrisa en la boca, como estandarte. Desde el momento en que se produce su aparición, su menudo cuerpo llena la escena.
“Corral”, -tal como se hace llamar, por su apellido- relata la historia de su vida a lo largo de los años. Como era vivir en un pueblo del interior, con sus dimes y diretes que dejan de ser “simpáticos” al ojo citadino y es toda una carga para sus propios habitantes. Una sociedad pequeña que tiene como referente ético-moral a la iglesia y del orden a la policía, termina siendo carcelaria para quienes desean vivir su vida bajo sus propios gustos y aspiraciones. El futuro llegó, hace rato pero muchos y muchas no se percatan al respecto. O se miran para otro lado…
Un detalle a destacar es la forma en que se la convoca a esta niña/mujer. ¿Cuál es su nombre? ¿Acaso se la nombra con solo con su apellido, tal como en la escuela o lugar/institución encargada de “formar” al individuo?
Será la máxima ricotera del “vivir solo cuesta vida” la que hace que el baile sea más que una forma de expresión. Es catarsis e identidad. El emerger de una persona deseosa de darse a conocer desde sus más profundos deseos. Por eso, la neurona atenta pondrá la lupa en esos momentos imborrables –buenos y de los otros- que formarán a Corral en su personalidad. La búsqueda constante del propio ser y la forma en que éste se encuentra. Reivindicación y libertad de quien tiene tanto para dar desde SU lugar.
Carolina Guevara retoma algunos puntos de su anterior y elogiado unipersonal “Los golpes de Clara” (https://www.elcaleidoscopiodelucy.com.ar/2017/05/los-golpes-de-clara-teatro.html), para crear un nuevo espectáculo con algunos tintes de descarga y reflexión. La toma de decisiones frente a ese porvenir que ya está por venir, llega sin pedir permiso ni autorización. En ese punto es donde Guevara lleva a su “Corral” a una identificación con los espectadores desde la empatía y la complicidad. Desde ese lugar, el texto apela con precisión tanto a situaciones hilarantes como a la mueca irónica de crítica ante una coyuntura bien conocida y muchas veces silenciada.
“Corral”, -tal como se hace llamar, por su apellido- relata la historia de su vida a lo largo de los años. Como era vivir en un pueblo del interior, con sus dimes y diretes que dejan de ser “simpáticos” al ojo citadino y es toda una carga para sus propios habitantes. Una sociedad pequeña que tiene como referente ético-moral a la iglesia y del orden a la policía, termina siendo carcelaria para quienes desean vivir su vida bajo sus propios gustos y aspiraciones. El futuro llegó, hace rato pero muchos y muchas no se percatan al respecto. O se miran para otro lado…
Un detalle a destacar es la forma en que se la convoca a esta niña/mujer. ¿Cuál es su nombre? ¿Acaso se la nombra con solo con su apellido, tal como en la escuela o lugar/institución encargada de “formar” al individuo?
Será la máxima ricotera del “vivir solo cuesta vida” la que hace que el baile sea más que una forma de expresión. Es catarsis e identidad. El emerger de una persona deseosa de darse a conocer desde sus más profundos deseos. Por eso, la neurona atenta pondrá la lupa en esos momentos imborrables –buenos y de los otros- que formarán a Corral en su personalidad. La búsqueda constante del propio ser y la forma en que éste se encuentra. Reivindicación y libertad de quien tiene tanto para dar desde SU lugar.
Carolina Guevara retoma algunos puntos de su anterior y elogiado unipersonal “Los golpes de Clara” (https://www.elcaleidoscopiodelucy.com.ar/2017/05/los-golpes-de-clara-teatro.html), para crear un nuevo espectáculo con algunos tintes de descarga y reflexión. La toma de decisiones frente a ese porvenir que ya está por venir, llega sin pedir permiso ni autorización. En ese punto es donde Guevara lleva a su “Corral” a una identificación con los espectadores desde la empatía y la complicidad. Desde ese lugar, el texto apela con precisión tanto a situaciones hilarantes como a la mueca irónica de crítica ante una coyuntura bien conocida y muchas veces silenciada.
“Cuerpo de baile” pregunta e inquiere desde la seriedad de un texto que, pura risa e ironía, pone sobre el tapete el lado oscuro de los condicionamientos que vive quien “osa” salir de la norma preestablecida, sea donde sea. Aquí, allá y en todas partes.